Los genocidas calculan alimentos suficientes sólo para mantener vivos a gazatíes

Posted by Adán Salgado Andrade on lunes, agosto 04, 2025

 

Los genocidas calculan alimentos suficientes sólo para mantener vivos a gazatíes

Por Adán Salgado Andrade

 

Consideren que sólo nos alimentáramos con las calorías mínimas requeridas para sobrevivir, 1,200 para mujeres y 1,500 para hombres. Eso sería lo menos que tendríamos que ingerir para que no muriéramos y que nuestro organismo todavía pudiera seguir funcionando, digamos, al límite.

Justamente eso es lo que los genocidas judíos están aplicando en Gaza, no sólo en la actualidad, sino desde hace años.

El artículo de The Guardian titulado “Las matemáticas del hambre: cómo Israel provocó hambruna en Gaza”, firmado por Emma Graham-Harrison, expone tal lamentable, mezquina situación, agregando como subtítulo que “Israel controla el flujo de comida en Gaza. Ha calculado cuántas calorías los palestinos requieren solamente para mantenerse vivos. Sus datos muestran que sólo una fracción ha sido permitida” (ver: https://www.theguardian.com/world/2025/jul/31/the-mathematics-of-starvation-how-israel-caused-a-famine-in-gaza).

Abre el artículo con la foto de Lana Salih Juha, una niña de tan sólo cinco años, con desnutrición severa, con los huesos marcándose por todo su cuerpo, así como, en su momento, los cuerpos de judíos encerrados en campos de concentración nazis se veían, todos cadavéricos. Probablemente, los actuales judíos sigan usando esas épocas obscuras como pretexto para ocasionar el inhumano genocidio que estamos contemplando desde hace casi ¡dos años! No es una guerra, como se le ha tratado de llamar, sino un inhumano, terrible genocidio.

Se define como genocidio (del latín, genos, y cide, crimen), de acuerdo con la ONU, a “la deliberada, sistemática destrucción de un grupo nacional, étnico, racial o religioso y puede incluir actos como el asesinato de miembros del grupo, provocando serios daños corporales o mentales, imponiendo deliberadamente condiciones de vida calculadas para llevar destrucción física, imponiendo medidas para prevenir nacimientos o transfiriendo por la fuerza a niños de un grupo hacia otro, todo con la finalidad de destruir a ese grupo completa o parcialmente” (ver: https://www.un.org/en/genocide-prevention/definition).

En efecto, en el caso de Gaza, se están empleando tanto balas, bombas tanques… para asesinar a palestinos, pero también la destrucción de infraestructura de todo tipo (viviendas, oficinas, escuelas, hospitales, agua potable, alcantarillado…), pero ya también a la hambruna, por la cual, hasta el 30 de julio del presente año (2025), han fallecido más de 150 personas, sobre todo, niñas y niños. Ya dos grupos de activistas israelís, B’Tselem y Physicians for Human Rights-Israel, han denunciado que Israel está cometiendo un abierto genocidio en Gaza (ver: https://apnews.com/article/genocide-israel-gaza-human-rights-palestinians-reports-5dc7c99fb0a3e7416564c78986ce7f5f).

Dice Harrison que “las matemáticas de la hambruna son simples en Gaza. Los palestinos no pueden salir del territorio, la guerra ha acabado con la agricultura, además de que la pesca está prohibida. Así que prácticamente todas las calorías que su población ingiere, deben de ser llevadas desde el exterior. Israel sabe cuánta comida se requiere. Ha medido al hambre en Gaza por décadas, inicialmente calculando los cargamentos suficientes para ejercer presión, pero evitando las muertes por hambruna”.

Cita a Ehud Ólmert (1945), primer ministro judío en el 2006, quien señalaba que “la idea es poner a dieta a los palestinos, pero no matarlos de hambre”. ¡Nada más vean qué grado de perversidad!

Si se les proporcionaran 2,279 calorías, ha calculado Cogat, “la agencia israelí que todavía controla las entregas de ayuda a Gaza”, cada gazatí necesitaría 1.836 kilogramos de comida. “Pero actualmente, las organizaciones humanitarias, tan sólo piden 62,000 toneladas métricas de comida deshidratada y enlatada para cubrir las necesidades básicas de 2.1 millones de personas cada mes o alrededor de un kilogramo de comida, por persona, por día”.

Aún ante la evidencia de las pavorosas cifras, los genocidas dicen que la hambruna no existe y que son simples invenciones “propagandísticas”, además de que culpan de que Hamas se roba los cargamentos, “sin evidencia” o de que las fallas de la ONU son las causas de que bultos de comida estén esperando en la frontera para ser entregados (obvio, es una mentira, pues los militares judíos impiden regularmente el paso de camiones hacia Gaza).

Y con tal de que se simule que están buscando llevar alimentos, se creó, bajo los auspicios de Estados Unidos, a la Gaza Humanitarian Foundation, GHF, un tramposo mecanismo de “ayuda alimentaria” que lo único que ha logrado (además de una insuficiente entrega de alimentos), es que muchos de los famélicos gazatíes que tratan de conseguir alimentos en los centros del GHF, hayan sido asesinados.

La ONU calcula que, hasta el momento, casi 1,400 gazatíes han perecido por balazos de los militares, los que buscan cualquier motivo para matarlos (ver: https://news.un.org/en/story/2025/08/1165552).

Por ello es que muchos gazatíes no quieren arriesgarse a buscar alimentos, pues pueden morir. Ya hay varios testimonios de gazatíes asesinados frente a sus familias, como el de una madre que, por buscar comida para sus famélicos hijos, fue asesinada (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2025/06/una-nina-y-un-nino-palestinos-vieron-su.html).

Están los mezquinos judíos empleando a la hambruna como arma, tanto para matar de hambre, como para matar a muchos que intentan buscar alimentos (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2025/05/la-hambruna-otra-arma-que-emplean-los.html).

Señala Harrison que incluso si todos los sistemas de ayuda, incluyendo al GHF, funcionaran correctamente, “sólo se permite la entrada de alimentos mínimos para que no mueran”. Asi que es deliberado que no dejen entrar mayor ayuda que la que evite que mueran masivamente de hambre.

Señala cifras de los propios genocidas de cuánta ayuda de la necesaria es requerida. En marzo, ni en abril, se permitió la entrada de alimentos, para, según, presionar a Hamas, con tal que se rindiera y soltara a los secuestrados que todavía, se cree, están vivos (aquí, debo señalar, como ya lo he hecho en otros artículos, que pareció un montaje el “ataque”, por parte de Hamas, del 7 de octubre del 2023, que asesinó a más de mil judíos que asistían a un concierto y aprehendió a varios rehenes, pues, curiosamente, los sistemas militares judíos de alerta, no estaban funcionando. Yasser Arafat (1929-2004), justamente se refería a Hamas como ‘la criatura de Israel’”. Ver: https://www.tbsnews.net/hamas-israel-war/how-israel-went-helping-create-hamas-bombing-it-718378).

Y en mayo, sólo permitió 32 por ciento de ayuda alimentaria, en junio, 60 por ciento, casi lo mismo en julio.

Es claro que el intento es que sobrevivan como puedan, con algo de lentejas, un poco de harina para que hagan pan o algunas latas. Insisto, imaginen ustedes tan sólo que no comieran en un día. Y ahora, extrapólenlo. Seguramente, muchos tendríamos condiciones que nos provocarían la muerte en pocos días de ayuno. Así están en Gaza, sobreviviendo como cadáveres vivientes la mayoría. Serán los niños, sobre todo, una generación de personas que sufrirán toda su vida del daño psicológico del genocidio y del daño físico por la hambruna. No serán, digamos, normales. Quedarán como una generación perdida, sin futuro (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2025/01/escombros-y-casas-ruinosas-esperan-el.html).

Por la presión internacional, han accedido los judíos a una mínima ayuda extra, que no es suficiente, de todos modos. Varios países han tomado la iniciativa de llevar ayuda con paquetes arrojados en paracaídas desde aviones, “pero no basta, además de que resulta más caro ese método, que el de permitir la entrada de camiones. Y es hasta peligroso, pues muchos paquetes han matado a gazatíes por golpearles la cabeza”, señala Harrison.

Por eso es que familias enteras están sufriendo hambruna, viendo cómo mueren lentamente cada día. Es el caso de la familia Khalidi. Son cuatro chicas, Sabah, de 12 años, Saba, 11, Zeina, 10, Ammera, dos, y dos niños, Mohammed, de 7 años, y Yousef, de 13. Todos están muy delgados. Su madre, Umm Youssef, se arriesga de vez en cuando a ir a los centros de GHF para conseguir comida. “Lo hago por mis hijos, que, mire cómo están de flaco, casi se la pasan acostados, para no debilitarse más de lo que ya están. Antes de esto, ellos eran buenos estudiantes, sacaban buenas calificaciones, pero mírelos ahora. Tratan de vender pulseritas de plástico, pero pocos las compran. Por ellos, me arriesgo, a pesar de que me pueden matar. Y como mi esposo está paralizado por un bombazo, debo de ir sola. Pero, de verdad, esto no está bien, deben de saber esto las autoridades de todo el mundo, para que nos ayuden, pues nunca habíamos sufrido hambre como ahora” (ver: https://www.theguardian.com/world/2025/jul/23/we-faced-hunger-before-but-never-like-this-skeletal-children-fill-hospital-wards-as-starvation-grips-gaza).

Otro testimonio es el de Jamil Mughari, de 38 años, cuya esposa fue asesinada por las bombas y tiene cinco hijos, todos menores de doce años. “Todos mis hijos han perdido casi la mitad de su peso. Mi hija de cinco años, ahora pesa sólo once kilos. Mi hijo Mohammad es puro hueso. Todos mis hijos están así. Yo solía pesar 85 kilos y ahora nada más peso 55. Me hicieron hace poco una cirugía abierta de corazón y eso me hace más difícil salir por comida, pero debo de arriesgarme. Lo hago por mis hijos, ellos son los únicos que me hacen aferrarme a la vida. Y no sé si por reconocernos como Estado, nos ayude, no veo la diferencia, la verdad. Yo lo que deseo es que ya termine esto y que nos ayuden, por favor, porque ¡estamos muriendo!” (ver: https://www.theguardian.com/world/2025/aug/02/gaza-famine-starvation-crisis-israel).

Tanto sufrimiento, de todos modos, no ha evitado que se estén formando pandillas de gazatíes que, en efecto, son ellos y no Hamas, los que están robando los cargamentos de comida (incluso, el genocida Benjamín Netanyahu – 1949 –, ha reconocido recientemente que se han valido de esas pandillas para ayudar al genocidio). Y esas pandillas lucran con los alimentos, los venden, no los regalan, como deberían de hacer si tuvieran un poco de ética, pero no la tienen (ver: https://www.theguardian.com/world/2025/jun/29/medical-staff-struggle-gangs-fight-aid-supplies-gaza).

Otros camiones son asaltados por desesperados, hambrientos gazatíes y eso también impide que la ayuda llegue a los centros de distribución (ver: https://www.theguardian.com/news/2025/aug/01/the-crunch-how-desperate-palestinians-are-struggling-to-find-food-and-aid-in-gaza-ntwnfb).

Y sumen a todo eso que los hospitales casi no pueden ayudar a la gente, pues no cuentan con alimentos suficientes, ni siquiera para el personal, como médicos y enfermeras (ver: https://www.youtube.com/watch?v=my7UIX9Z0bs).

Esa es la terrible situación de la hambruna en Gaza, que agrava más la terrible situación de un genocidio que lleva ya casi dos años, ante la indiferencia de países que podrían realmente forzar a Israel a detenerlo, tales como Estados Unidos o Inglaterra. A, pero, eso sí, le han proporcionado todas las bombas, balas, tanques y bombardeos con que los genocidas han asesinando a más de 60,000 gazatíes.

Hay hambruna en otros países, como en Sudán, por ejemplo, o en Somalia, pero en el caso de Gaza, es una situación creada por genocidas, con toda la intención de seguir asesinando a gazatíes.

¡Malditos sean los judíos!, como decía el gran Hugo Chávez (1954-2013).

 

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