Caída del comercio mundial marca el fin del modelo basado en las exportaciones

Posted by Correo Semanal on martes, septiembre 17, 2013

Marco Antonio Moreno

El Blog Salmón







A cinco años del estallido de la crisis financiera global la economía se mantiene en estado crítico y con un serio recrudecimiento en el declive del comercio mundial. Los temores a una década perdida se hacen muy reales cuando vemos esta gráfica de las importaciones y exportaciones europeas, que dan cuenta del estancamiento de la actividad comercial que pese a los vítores e inyecciones de dinero aún está por debajo de los niveles del año 2008. La caída del comercio mundial pronostica el fin del modelo basado en las exportaciones.

De acuerdo con el informe anual entregado este jueves por la UNCTAD (Organización para el Comercio y el Desarrollo de las Naciones Unidas) en Ginebra, la actividad del comercio internacional se ha estancado. Esto demuestra que ya no se trata solo de una crisis financiera, sino que es una crisis estructural que involucra toda la economía mundial. El informe de la UNCTAD afirma que los países deben introducir cambios fundamentales en sus estrategias de crecimiento, con el fin de adaptarse a este cambio estructural. En rigor, y gracias a la ayuda del sistema financiero, las economías se hicieron demasiado dependientes de las exportaciones (la demanda de divisas beneficia a la banca) y ahora deberán dar un paso atrás a este modelo y permitir un mayor protagonismo de la demanda interna y el comercio regional.
Como se aprecia en la gráfica, el intercambio de bienes se derrumbó tras la quiebra de Lehman hace cinco años, y luego del repunte experimentado con las iniciales respuestas de los gobiernos, los planes de austeridad terminaron por hundir al conjunto de la economía. Esto contradice las tesis de Alemania de que la economía europea se encuentra en la senda de la recuperación y ha dado vuelta la página. Alemania oculta información y es probable que ésta se dé a conocer una vez que termine el proceso electoral. Lo cierto es que el repunte de Alemania en el segundo trimestre se debe en gran parte a las elecciones. 

El derrumbe de un modelo económico


Antes del estallido de la crisis la demanda boyante parecía justificar la adopción de modelos de crecimiento orientados a las exportaciones. Muchos países competían por exportar más y acumular la moneda de reserva, apostando así a su propio crecimiento. Esta expansión se basaba en la demanda global y el auge del comercio externo, que obedecía a patrones de financiamiento insostenibles, que terminaron colapsando. El cambio estructural debe apelar a una nueva estrategia de crecimiento que favorezca el desarrollo interno y apele al factor más clave y central (y que es el más olvidado en las cumbres, debates y análisis de la situación actual), que es la creación de empleo. Como señalábamos en Los canales de contagio de la crisis, no ha sido necesario establecer barreras de proteccionismo para blindar a las economías de la inundación de productos importados. El derrumbe del modelo hegemómico-financiero basado en las exportaciones lo hizo sin preguntar a nadie.
El informe de la UNCTAD señala que los países desarrollados deben hacer frente a las causas fundamentales de la crisis, que resume en estos cuatro puntos: i) la disminución en la función económica del Estado, ii) el aumento de la desigualdad, iii) el papel predominante del sector financiero desregulado y iv) el rol global del sistema financiero en la creación de los desequilibrios mundiales, dado que las economías emergentes se hicieron fuertemente dependientes de sus exportaciones. La caída del comercio obligará a estas economías a tener un rol más centrado en la demanda interna y regional. Dice el informe:
A diferencia del crecimiento impulsado por las exportaciones, las estrategias de demanda dirigidas pueden ser realizados por todos los países al mismo tiempo y sin efectos de empobrecer al vecino… si muchos países en desarrollo logran coordinadamente ampliar su demanda interna, sus economías podrían convertirse en los mercados de la otra y estimular el comercio regional… Por lo tanto, cambiar el enfoque de las estrategias de desarrollo de los mercados internos no significa minimizar la importancia del papel de las exportaciones.
Al adoptar una estrategia de crecimiento con un papel más importante para la demanda interna, los países deben lograr un equilibrio adecuado entre el aumento del consumo de los hogares, la inversión privada y el gasto público. El fomento de la capacidad adquisitiva de la población es un elemento clave en este sentido. Esto se puede lograr a través de una política de ingresos, con transferencias sociales específicas y planes de empleos del sector público. La creación y redistribución de ingresos para las familias de ingresos medios es fundamental para esta estrategia de desarrollo, ya que los hogares tienden a gastar una mayor proporción de sus ingresos en el consumo, en bienes y servicios producidos en la región.
El aumento de la demanda agregada que generaría este desarrollo interno, podría proporcionar un incentivo para invertir en la expansión de la capacidad productiva y en la adaptación a los nuevos patrones de demanda local. Esto requeriría de inversión, lo que podría ser un canal de flujo para el sistema financiero. Pero la UNCTAD sugiere que sean los bancos centrales de cada país los que abran el horizonte, y no se limiten sólo al control de la inflación, sino que adquieran un rol central en el cuidado del empleo y el financiamiento de la economía real. Los bancos centrales pueden contribuir al crecimiento haciendo participar a una red de instituciones financieras especializadas en la canalización de crédito, que justamente porque son “demasiado grandes para caer”, pueden también ser objeto de severos controles y regulaciones. El cambio de eje en la orientación de la economía que plantea la UNCTAD es clave y confirma el fin del paradigma monetarista que señalamos hace cinco años. Se pide, en todas sus palabras, que los bancos centrales abandonen como único objetivo de política las metas de inflación y den importancia al tema del empleo, dado que sin empleo no hay demanda. Este hecho sin duda, marca el inicio de una nueva etapa en los bancos centrales y su política económica basada en “metas de inflación”.