Alemania - Huelgas: balance y perspectivas [1]
Manuel Kellner *
Traducción de Viento Sur
La tendencia se confirma: en lo que
llevamos de 2015, Alemania ha conocido más jornadas de huelga que las que hubo
en 2014 (un año en el que, es verdad, escasearon bastante las huelgas) e
incluso en 2013. En Correos, 32 000 personas han participado en la huelga de 4
semanas y en la educación [maternal] han sido 23 000 las que se han movilizado,
también durante cuatro semanas, sin tener en cuenta las huelgas previas de
advertencia [las huelgas de advertencia son obligadas en Alemania antes de
lanzar las huelgas definitivas. Ndt]. En el ferrocarril, la iniciativa de la
GDL, el sindicato representativo de los conductores de tren así como de una
buena parte del personal que "de ruta" ha obtenido un éxito
innegable. En la prensa es Grecia quien ocupa portada de los periódicos, pero
en Alemania los conflictos sociales aumentan. Los "griegos" de aquí,
las y los desposeídos y desheredados empiezan a moverse.
Una parte del movimiento sindical se
esfuerza para encontrar el camino que le lleve a la ofensiva, y los continuos
ataques del a patronal, secundados por los políticos a su servicio, sitúan a
los sindicatos ante la opción de capitular sin más o de resistir. Incluso, de
volver a la senda de una cultura de confrontación basada en la acción
solidaria. No es por casualidad que las y lo asalariados de las empresas en
vías de privatización sean la punta de lanza de lo que podría constituir la
renovación del sindicalismo de lucha.
La victoria del GDL [sindicato
crítico del ferrocarril]
El proceso de privatización del
ferrocarril ha conllevado numerosas pérdidas para la gente asalariada a lo
largo de varios años; sobre todo en lo que respecta a las condiciones de trabajo.
Debido a la escasez de personal, las horas extraordinarias han explotado desde
hace varios años. El conflicto en este sector estalló en el verano de 2014 y ha
continuado hasta julio de 2015. A lo largo de todo este tiempo, el gobierno
federal ha hecho todo lo posible para que se adoptada una ley (la
Tarifeinheitsgesetz) cuyo objetivo es dificultar la actividad de los sindicatos
minoritarios (que existen al margen de la Confederación General Alemana, la
DGB), negándoles el derecho a firmar acuerdos colectivos y a actuar en
consecuencia. En realidad se trata de un ataque en toda línea al derecho de
huelga.
Esa ley, aprobada por el Bundestag
(parlamento) y más tarde por el Bundsrat (senado), ya entró en vigor tras ser
firmada por el presidente de la República, Joachim Gauck. La dirección del
ferrocarril (Deutsche Bahn AG) quiso apoyarse en ella para dejar fuera de juego
al GDL que reivindicaba su derecho a poder firmar acuerdos que no sólo que
afecten a los conductores de tren sino también a otros sectores de la Deutsche
Bahn AG. A pesar de que la Ley entró en vigor el mismo día que concluyó el
conflicto, el GDL logró imponerse.. En efecto, el acuerdo con la dirección de
la Deutsche Bahn fija que dicha ley ¡"no se aplicará"!
El resultado de la mediación [en
torno al conflicto planteado por la GDL] que se dio a conocer el 1 de julio fue
aceptado por el GDL. En el mismo, si bien los incrementos salariales (3,5 % a
partir del 1 de julio más un 1,6 % a partir de enero de 2016) parecen modesto
en relación a la reclamación inicial del 5,5 %/1 (al respecto, la GDL estaba
obligada a aceptar el acuerdo firmado previamente en la Deutsche Bahn AG (DB
AG, la compañía de ferrocarril) y el EVG -federación de transporte de la
Confederación General Alemana, DGB), pero las reivindicaciones más importantes
se referían a las condiciones de trabajo y a la reducción horaria. El GDL
reivindicaba la contratación de nuevo personal y una reducción de dos horas
semanales para contrarrestar la continua intensificación del trabajo, que ha
adquirido dimensiones dramáticas desde que se inició el proceso de
privatización
Gran parte de los beneficios de la DB
AG se realizan a costa de destruir empleo. Ya en 2011, el GDL exigió la
contratación de nuevo personal y realizó huelgas para imponerlo, pero apenas
obtuvo resultados: el pago de una prima y la promesa de que, en el futuro, la
DB AG permitiría a la GDL firmar contratos para todos sus miembros; una promesa
de la que la dirección de la DB AG se desdijo de forma desleal poco después.
En 2015 la GDL ha intensificado la
presión. Ha sido la huelga indefinida emprendida en mayo la que ha hecho
recular a la dirección de la DN AG, aceptando definitivamente el derecho de GDL
a firmar contratos para todos sus miembros así como una reducción del tiempo de
trabajo de una hora a partir del 1 de enero, la limitación de las horas extras
a un máximo de 80 y la contratación de 300 conductores de tren y de otras 100
personas para el personal "de ruta". A ello se añade la equiparación
de los conductores de los switcher [locomotoras de maniobra] con el resto de
conductores.
Un resultado más que respetable,
porque el GDL tenía enfrente al gobierno federal (es decir, al conjunto del
establishment político), a las organizaciones patronales, a la dirección del
sindicato DGB y a los medios de comunicación con su propaganda odiosa y las
difamaciones contra el presidente del GDL, Claus Weselsky.
Malos resultados en Correos
En abril de 2015, la dirección del
Servicio Postal (DPDHL AG) creo 49 sociedades regionales, los DHL Delivery. Lo
más curioso es que en estas sociedades no se permitía aplicar los acuerdos
concluidos por la DP AG con el sindicato de servicios Ver.di, sino que a la
plantilla se le aplicaban acuerdos vigentes en el sector de paquetería y
logística [privada], mucho peores. Los distribuidores de paquetes que trabajan
en estas sociedad ganan un 20 % menos que quienes trabajan para DHL.
Pero ¿cómo reclutar personal para
trabajar en condiciones tan poco atractivas? Es sencillo: con el medo y el
chantaje. A quienes distribuyen paquetes para DHL con contratos eventuales se
les ha "propuesto" nuevos contratos indefinidos (es decir, acabar con
su eventualidad) en las sociedades regionales de DHL Delivery. La
"alternativa" era el paro y el estatuto de "Harz IV" [que
regula las condiciones en el desempleo]; es decir, la miseria.
También se trataba de una provocación
al sindicato Ver.di, que está bien organizado en Correos. La respuesta del
sindicato fue reivindicar una reducción del tiempo de trabajo de 38,5 a 36 horas
semanales. ¡Evidentemente no se trataba de una respuesta adecuada a la
provocación que suponía la creación de sociedades regionales DHL Delivery! De
ahí que las convocatorias de huelgas de advertencia que se realizaron en mayo
no tuvieran mucho seguimiento. Además, no se intentó implicar al personal
afectado de forma sería.
Sin embargo, a finales de mayo y
principios de junio hubo una serie de huelgas de advertencia en torno al
aumento salarial del 5,5 % que tuvieron un mayor seguimiento. La dirección sindical
sectorial de Ver.di declaró que estaba dispuesta a dejar caer todas las
reivindicaciones salarias y sobre reducción de tiempo de trabajo ¡si la DPDHL
AG pagaba salarios normales a las casi 20 000 personas contratadas por las
sociedades DHL Delivery! La negativa de la dirección a esta propuesta condujo a
los responsables de Ver.di a desencadenas una huelga ilimitada a partir del 10
de junio.
Hay que señalar que la afiliación de
Ver.di en el sector no fue consultada, ni para definir las reivindicaciones ni
en relación a las medidas de presión a adoptar. Sólo un puñado de responsables
sindicales, en su mayoría liberados del sindicato o representantes del
personal, lo decidió todo. La propia acción estaba lejos de constituir una
huelga activa que agrupara a todas y todos los huelguistas, ofreciéndoles la
posibilidad de agruparse entre ellos.
sus malos contratos mientras que los
6 750 asalariados y asalariadas que continúan en DP DHL conservan los contratos
en vigor en Correos, que son mejores. No habrá despidos hasta 2019. En materia
salarial, habrá una prima de 400 euros en octubre así como un aumento del 2 %
en 2016 y del 1,7 % en 2017. En lo que respeta a la jornada laboral, no hay
cambios.
El balance positivo realizado por los
responsables sindicales resulta poco creíble. El balance de la dirección de la
DPDHL AG es mucho más positivo: tras el conflicto, podrá continuar con su
objetivo declarado de incrementar los beneficios de 3 a 5 mil millones de euros
de aquí al años 2020, poniendo en competencia a las sociedad que producen sus
beneficios, con salarios de miseria y precarizando las condiciones laborales.
Educación: ¡el conflicto aún no ha
terminado!
El resultado de la huelga a
principios de julio se corresponde bien con las debilidades de esta forma de
impulsar la lucha: las sociedades DHL Delibery se mantienen (aunque habrá otros
intentos de "subcontratación" hasta 2018) y la gente continua con
Desde principios de abril, el
personal de la educación maternal así como las y los asistentes sociales organizados
en Ver-di se pusieron en movimiento exigiendo esencialmente un reconocimiento
mayor y, en consecuencia, un incremento de la remuneración de su trabajo así
como la mejora de sus condiciones laborales. Hay que partir del hecho de que el
personal de educación maternal está mal pagado porque se considera que su
trabajo es "femenino" en el sentido patriarcal del término. Además,
desde hace años se le exige un trabajo cada vez más cualificado e intenso
(integración, inclusión, preparación en la escuela infantil, etc.) con un
personal muy escaso.
Durante las cuatro semanas de huelga
indefinida (tras una serie de huelgas de advertencia masivas) que se
desarrollaron desde mediados de mayo a mediados de junio, las campañas
mediáticas impulsadas para movilizar a los padres y madres contra el personal
en huelga no funcionaron. Por el contrario, hubo numerosas iniciativas no solo
para auto-organizar las guarderías sino también para impulsar la solidaridad
con las y los educadores. En el debate público, se reconoció la legitimidad de
las reivindicaciones, lo que constituye un avance innegable si tenemos en
cuenta que hace seis años que las y los trabajadores de este sector estaban
casi a contra-corriente. Ahora mismo, la reivindicación de equiparar sus
salarios a la de los sectores asalariados que tienen una cualificación similar
en el sector público (lo que supone un incremento salarial medio del 10 %) está
ampliamente reconocida como legítima.
La patronal del sector, la asociación
de empleadores comunales, no estaban dispuestos ni siquiera a discutir esta
reivindicación con Ver.di (ni tampoco con el GEW, sindicato de profesores de
escuela de la DGB y de DBB, el sindicato de la función pública estatal) y solo
quería negociar eventuales cambios para determinadas categorías; sobre todo las
de la dirección de las guarderías.
A principio de junio, la asociación
patronal de los municipio solicitó de forma unilateral la mediación -a lo que
formalmente tiene derecho-, forzando a las y los huelguistas a detener la
huelga (tal como lo exige Ley). Tras dos semanas de mediación, los mediadores
han concluido lo siguiente: un incremento salarial de sólo un 3,4 % de media
que privilegia fundamentalmente al personal de dirección, ya que las y los
educadores y el resto de personal asalariado no obtienen un aumento mas que
entre el 1 y el 3 %.
Aparentemente, los responsables de
Ver.di estaba dispuestos a aceptar ese resultado. Pero en el sector la gente
afectada tomó cartas en el asunto y discutió en las reuniones de delegados y
delegadas no solo las reivindicaciones sino también las modalidades de acción
sindical. En estas reuniones, que tuvieron lugar a finales de junio, casi todo
el mundo se posicionó en contra de las conclusiones presentadas por los
mediadores. No solo en relación a los insuficientes incrementos salariales
sino, también, por el excesivo tiempo de extinción del acuerdo: 5 años.
Ahora se realizará una consulta entre
el personal afectado que durará hasta principios de agosto y, probablemente, el
13 de agosto se reanudarán las negociaciones con la patronal. Si estas no
llevan a buen puerto, es muy probable que en otoño se vuelva a la huelga.
Los pilotos de avión
Otro conflicto que está lejos de
concluir es el que se viene desarrollando entre la dirección de Lufthansa y el
sindicatos de pilotos "Cockpit". El telón de fondo de este conflicto
es el proyecto de la dirección de Lufthansa para la nueva compañía de bajo
coste Eurowings, con el fin de competir mejor con otras compañías aéreas de
bajo coste. Una ve más, la "astucia", se basa en pagar menos a la
gente asalariada y hacerles trabajar más y durante más tiempo. Evidentemente,
estas medidas afectarán a pilotos pero también el resto del personal de vuelo.
La dirección de Lufthansa respondió
de forma arrogante a los portavoces del Cockpit, diciendo que la creación de
una nueva compañía aérea de bajo coste era una competencia exclusiva de la
empresa y que no podía formar parte de la negociación colectiva. Pero como esta
decisión afecta ampliamente las condiciones de trabajo de todo el personal,
Cockpit declaró que durante el verano, en pleno periodo de vuelos turísticos,
impulsará movilizaciones.
Democracia sindical, democracia en
las luchas
El balance de estos conflictos parece
mostrar que existe una correlación entre la forma de conducir las luchas y la
calidad de los resultados obtenidos. Los malos resultados del conflicto en
Correos están relacionados con que la forma como se elaboró la plataforma
reivindicativa y se decidieron los métodos de acción. Además, la forma pasiva
de impulsar la acción, dificultó movilizar al personal.
Pero el pequeño GDL, que desde un
punto de vista político es más bien conservador (su líder Claus Weselsky fue miembro
de la cristianodemócrata CDU y proviene de una asociación profesional de un
sector privilegiado de trabajadores: los funcionarios estatales), actuó de
forma totalmente diferente. Este sindicato apenas tiene aparato y ello le
obliga a consultar a la afiliación a la hora de tomar decisiones y actuar.
Claus Weselsky no es un "jefe despótico" como lo han querido
presentar los media.
La afiliación de GDL está organizada
en secciones locales que se reúnen a menudo para debatir sobre la situación,
las reivindicaciones y las estrategias de lucha. En el gran sindicato Ver.di,
cada sector ha desarrollado su propia cultura. En Correos, existe un modelo
autoritario, que excluye la participación, lo que hace de los afiliados y
afiliadas un elemento pasivo. En el sector de educadores y de trabajadores
sociales, es el personal afectado el que, en última instancia, decide las
reivindicaciones, las acciones y la aceptación o no de los resultados
propuestos. Debido a ello, la movilización es mejor y las actividades para
popularizar sus objetivos convincentes. Es la dinámica que es la que impulsa la
izquierda sindical en el sindicato Ver.di de Alemania.
* Manuel Kellner, redactor del
periódico SOZ.
Nota
1) Para este artículo me he basado
fundamentalmente en la información de Helmut Born, presidente del Comité de
Kaufhof en Dusseldorf y dirigente de la izquierda sindical en Ver.di; miembro
también de la ISL
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