Uruguay - ¿Quiénes son los niños pobres en Uruguay?

Posted by Correo Semanal on martes, junio 16, 2015


Depende de cómo se mida

¿Quiénes son los niños pobres en Uruguay? En las últimas semanas el bienestar de los niños ha sido objeto de discusión en la opinión pública, a raíz de la publicación de datos sobre inseguridad alimentaria y su vínculo con las políticas sociales, surgidos de una encuesta a la primera infancia.
Jimena Castillo y Karina Colombo *

Brecha, Montevideo, 12-6-2015

En primer lugar, las características de la sociedad en el mediano plazo se explican a partir de lo que acontece en la infancia. Los niños provenientes de hogares pobres presentan un mayor riesgo de realizar una transición hacia la juventud y adultez con rasgos de vulnerabilidad, aumentando así su probabilidad de convertirse en adultos pobres. En segundo lugar, la infancia constituye un período clave en la vida de las personas para su desarrollo físico y cognitivo, ya que las privaciones experimentadas en la niñez difícilmente puedan ser compensadas con logros futuros, traduciéndose en carencias a lo largo de toda la vida. En tercer lugar, los niños se presentan naturalmente como una población vulnerable al ser sujetos dependientes de sus adultos a cargo para la provisión de necesidades, formando parte así de la población que necesita de cuidados.
En los últimos 20 años en Uruguay se ha constatado una fuerte brecha entre la pobreza en los niños y el resto de la población, realidad compartida con el resto de los países de América Latina. Pese a la importante reducción global de la pobreza monetaria en el período 2004-2014 en nuestro país (desde 39,9 por ciento a 10,1), en este último año afectaba 10 veces más a los niños de 0 a 5 años que a las personas de 65 años o más. Uno de cada cinco menores de 18 años eran pobres.
Si como sociedad acordamos que el bienestar de los niños es un aspecto crucial y que las políticas sociales deberían priorizarlos, la manera en la cual se mide su bienestar dista de ser trivial. La definición del concepto de pobreza y de su metodología de medición tiene especial importancia, dado que determina la forma en que nos aproximamos al fenómeno y su alcance.
En Uruguay la pobreza ha sido mayoritariamente analizada con un enfoque monetario, lo cual implica que una persona se define como pobre si vive en un hogar en el cual el ingreso no supera la línea de pobreza, es decir que no posee el poder adquisitivo necesario para adquirir en el mercado una canasta de bienes y servicios básicos. Si bien esta es la metodología oficial para medir la pobreza en nuestro país, presenta algunas limitaciones, sobre todo en lo que respecta a la medición de la pobreza en niños. Algunas de estas son: dejar en segundo plano bienes y servicios sociales provistos por el Estado, tales como educación y salud; y considerar únicamente el poder adquisitivo necesario para acceder a una canasta mínima, no asegurando que todas las personas efectivamente la consuman, en particular aquellos que no controlan la asignación de recursos dentro del hogar.
Frente a estas cuestiones han surgido enfoques que problematizan la medida monetaria y sustentan la utilización de indicadores que permitan dar cuenta de los logros y condiciones de vida de las personas. Este tipo de mediciones son denominadas en las ciencias sociales medidas de pobreza multidimensionales, y su utilización para evaluar el bienestar en niños es un hecho consensuado en el ámbito académico. Éstas consideran un conjunto de dimensiones relevantes además del ingreso (o incluso excluyéndolo), diferenciándose así de la medición monetaria que considera únicamente el acceso a medios o instrumentos que permitirían un adecuado nivel de vida, siendo que personas que viven en hogares con iguales niveles de ingresos pueden alcanzar logros muy diferentes. Asimismo, permiten considerar dimensiones y logros específicos de la etapa de la vida en la que se encuentran las personas, por ejemplo, la asistencia educativa en adolescentes o la cobertura de la seguridad social en la vejez. Estos elementos cobran especial significado en los niños, para poder responder preguntas tales como: ¿Todos los niños de hogares con ingresos por encima de la línea de pobreza logran buenos resultados educativos?, ¿aquellos que viven en hogares pobres por ingreso presentan además problemas de salud?, ¿sufren de trabajo infantil?, ¿sus viviendas cuentan con agua caliente?, ¿juegan lo suficiente?
La Encuesta de Situación Nutricional de los Niños permite responder a este tipo de preguntas. Fue elaborada por el Instituto de Economía de la Universidad de la República, y es representativa de aquellos niños que cursaron primer año de escuela pública en 2004 en el área metropolitana y capitales departamentales del Interior (aproximadamente 32 mil niños), generación que transcurrió los primeros años de su infancia durante la crisis económica del 2002. Con este objetivo presente, se analizaron las trayectorias del bienestar entre 2004 y 2011 utilizando una medida de pobreza multidimensional específica para los niños, que considera las siguientes dimensiones: salud (desnutrición), cuidado (niños que no viven con ninguno de sus padres), participación e información (acceso a bienes y servicios de comunicación), educación (asistencia y repetición), trabajo infantil, condiciones habitacionales (hacinamiento y servicio sanitario), elementos básicos de confort (calefón y heladera) y actividades de recreación. Las dimensiones evaluadas combinan logros asociados al niño (por ejemplo una adecuada nutrición), con recursos a nivel del hogar, relevantes para que el niño alcance niveles aceptables de bienestar.
Las dimensiones que presentan niveles más altos de privación son: educación, condiciones habitacionales y elementos básicos de confort. En 2011, en un contexto de crecimiento de los ingresos de los hogares, 41 por ciento de estos niños había dejado de asistir a la educación o había repetido al menos un año, 26 por ciento vivía en condiciones de hacinamiento o en viviendas sin baño o sin cisterna, y 23 por ciento residía en viviendas sin heladera o sin calefón. Considerando todas las dimensiones en su conjunto, casi el 27 por ciento de los niños eran pobres multidimensionales, es decir que presentaban dos privaciones simultáneas o más. Asimismo se verifica que aquellas dimensiones asociadas al hogar, como por ejemplo las condiciones habitacionales, no evolucionaron de la misma forma que aquellas específicas del niño: mientras los logros del hogar acompañaron la mejora en los ingresos, las segundas no presentan una tendencia común. Esto cuestiona la utilización de medidas monetarias a nivel del hogar para evaluar el bienestar de los niños, y resalta la necesidad de considerar capacidades específicas relativas a la niñez.
Además se evaluaron las discrepancias entre la medida de pobreza monetaria y la de pobreza multidimensional, confirmando lo ya encontrado en estudios anteriores: existen diferencias importantes entre ambas medidas. En 2011 las medidas discrepaban para un 37 por ciento de los niños, es decir, una medida los identificaba como pobres y otra como no pobres. Asimismo uno de cada cuatro niños vivió en hogares con ingresos insuficientes en 2004 y 2011, y no fue pobre multidimensional en ninguno de estos años. Esto nos indica que la pobreza monetaria no debería ser utilizada como sustituta de una medida de pobreza multidimiensional en niños, dado que su bienestar no se encuentra determinado únicamente por el ingreso de los hogares.
La importancia de contar con un panorama más afinado de la situación de la infancia implica que nuestro país debería realizar esfuerzos adicionales para mejorar la información vinculada al bienestar en la niñez, así como avanzar en las discusiones conceptuales asociadas a la medición de la pobreza de forma multidimensional. Varios países de América Latina (por ejemplo México y Colombia) ya cuentan con medidas oficiales de pobreza multidimensional para complementar el monitoreo y diseño de las políticas públicas. Nuestro país necesita continuar avanzando en esta dirección.
* Licenciadas en economía de la Universidad de la República. La presente columna es producto de una investigación realizada como tesis de grado para la obtención del título de licenciado en economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración.