“El genocidio es un problema actual”
Fuente: www.pagina12.com.ar
El mundo | Jueves, 24
de abril de 2014
Claire Mouradian,
profesora de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en París
“El genocidio es un problema actual”
Hoy se cumplen 99
años del exterminio del pueblo armenio a manos de las autoridades otomanas, que
comenzó en 1915 y que terminó con la vida de un millón y medio de personas. La
experta explica por qué algunos países no lo reconocen.
“El no reconocimiento del genocidio armenio está relacionado con
intereses económicos.”
Existen grupos de extrema derecha en Turquía que
quisieran exterminar a los armenios que quedan. Así lo aseguró Claire
Mouradian, profesora de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en
París y experta en el genocidio armenio. “Todavía quedan grupos que dicen
abiertamente que el trabajo no fue terminado. El genocidio no es sólo un
problema del pasado, es un problema actual. Hay países, como Estados Unidos,
que no quieren confrontar con Turquía”, sostuvo. Como cada 24 de abril, hoy se
conmemora en todo el mundo un nuevo aniversario del exterminio del pueblo
armenio a manos de las autoridades otomanas, que comenzó en 1915 y que terminó
con la vida de un millón y medio de personas. “El no reconocimiento del
genocidio armenio está relacionado con intereses económicos y estratégicos.
Turquía es miembro de la OTAN, es un actor clave en la región”, explicó
Mouradian sobre el hecho de que pocos países reconozcan el plan sistemático de
aniquilación física y cultural de los armenios entre 1915 y 1923.
Estados como Argentina, Chile, Rusia y Canadá
reconocen el genocidio armenio. Sin embargo, otros como Alemania, Estados
Unidos, España e Israel no han tenido hasta la fecha un pronunciamiento
concreto. El caso más llamativo es el del Estado judío, creado tras el Holocausto.
“Hay israelíes que están luchando por el reconocimiento del genocidio armenio.
De hecho, los primeros en prestar atención al genocidio armenio fueron los
judíos, dentro y fuera del imperio otomano. Pero el Estado de Israel no lo
reconoce, porque su posición en Medio Oriente es complicada y existen intereses
comunes con Turquía. Esto no significa que los israelíes, o algunos israelíes
no lo reconozcan. No todo es blanco y negro. Lo mismo pasa en Turquía”, destacó
Mouradian. “No condeno a las generaciones jóvenes, porque en los libros
escolares está escrito lo que el Estado quiere que aprendan. Pero muchos saben
lo que pasó. Quedan iglesias armenias. En épocas del imperio, había casi dos
millones y medio de armenios. Estaban en las principales ciudades del imperio.
Ahora hay más información, más debate”, agregó.
Mouradian, que participó este mes del Congreso
Internacional sobre Genocidio Armenio organizado por la Universidad Nacional de
Tres de Febrero, señaló que Turquía debe asumir su responsabilidad ante lo
ocurrido. “Los turcos les quitaron todo a los armenios y deberían devolverles
todo. Casas, bienes, iglesias, cuentas bancarias. En el tratado de Sèvres de
1920, cuando se hizo una repartición del imperio otomano y se crearon nuevos
estados, se condenaron los crímenes de guerra y se elaboró una lista de
reparación. Era una lista precisa. Los herederos del imperio otomano no quieren
hacerse cargo de esas deudas”, aseveró, y dijo que Turquía no quiere aceptar
este legado por una cuestión económica y de imagen. “Aceptarlo implica
reconocer cómo fue construida Turquía. Les hicieron creer a los turcos que
están allí desde siempre y que los armenios nunca existieron. Eso es
negacionismo puro”, añadió.
El genocidio armenio, en plena guerra mundial,
respondió a un intento por reconfigurar un imperio en decadencia, según
Mouradian. “Hubieron distintos intentos de salvar al imperio otomano, que
estaba el declive. El primer intento era darles iguales derechos a quienes
vivían en el imperio. Hubo algunos cambios en la Constitución para reconocer
los mismos derechos a musulmanes y no musulmanes. Finalmente no prosperó y el
imperio seguía desintegrándose. Se decidió aplicar la islamización y a eso le
siguió la creación de una nueva nación: Turquía. Había armenios, búlgaros,
kurdos, albaneses y árabes. Se trataba de una creación artificial. Entonces
decidieron turquizar a los no musulmanes”, contó. Los armenios eran
considerados el componente más peligroso dentro del imperio porque –según la
experta– eran cristianos y tenía contacto con los rusos a través de sus
fronteras, principal enemigo de los turcos. Además, debido a masacres previas,
se habían constituido movimientos armados y vivían en comunidades muy
compactas.
“Los armenios ocupaban un buen lugar en la estructura
económica del imperio, por lo que representaban un obstáculo para la
turquización de la economía. Pero eran el primer eslabón. Los griegos, los
caucásicos y los judíos también fueron un objetivo para los turcos. Hicieron
una ingeniería territorial y demográfica”, prosiguió Mouradian. Talaat, el
ministro del Interior del imperio, fue el que planificó el genocidio, el que
vigiló pueblo por pueblo la actividad en la península de Anatolia y organizó el
desplazamiento de los distintos grupos. “La idea era desplazarlos para que no
constituyeran un grupo homogéneo y poder asimilarlos, convertirlos en turcos.
Al final de la Primera Guerra Mundial, la mitad de la población de Anatolia
había cambiado”, apuntó la experta francesa de origen armenio.
Una de las consecuencias del genocidio fue la gran
diáspora armenia. “La mitad de la población armenia desapareció. Pero la
consecuencia más notable fue la creación de una gran diáspora. Por eso hay
armenios en Argentina, en Brasil, en Estados Unidos, en Francia. Es un problema
para los turcos, porque adonde vayan siempre hay armenios. Un efecto bumerang”,
bromeó Mouradian. Más allá de que los perpetradores del genocidio estén
muertos, la investigadora consideró que el exterminio es aún un tema caro para
los turcos. “Es difícil admitir que tus ancestros son asesinos, que tu casa fue
usurpada, que tu pasado no fue tan glorioso”, reconoció.
Entrevista: Patricio Porta
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