Chile - LLAMADO A UNA INICIATIVA HUMANITARIA PARA CONTRIBUIR AL TÉRMINO DE LA HUELGA DE HAMBRE DE HECTOR LLAITUL Y RAMÓN LLANQUILEO
La huelga de hambre
es un recurso extremo al que recurre alguien al ver que el diálogo razonable no
opera.
Esta es la
situación en que se encuentran ahora los dirigentes de la Coordinadora Arauco
Malleco (CAM) Héctor Llaitul y Ramón Llanquileo, quienes desde el día 14
de noviembre de 2012 se encuentran empeñados en conseguir una reconsideración
de su situación legal después de una sentencia por homicidio frustrado.
La revisión
de esta sentencia por parte de la Corte Suprema ha logrado que se
reconocieran diversos factores, con resultado de reducción de penas, pero
creemos que con esto no se toca la esencia del reclamo que los
huelguistas están dirigiendo al Estado chileno y a la sociedad chilena, al
costo de su salud y eventualmente de sus vidas.
Este reclamo
se refiere a la necesidad perentoria de que Chile reconozca algo que está
plenamente documentado y que muy claramente lo ha expresado el recién laureado
con el Premio Nacional de Historia, Jorge Pinto Rodríguez en entrevista
en El Mercurio del día 2 de septiembre de 2012, donde afirma, refiriéndose a la
CAM: “considero que sus demandas son legítimas, porque se inspiran en esa larga
historia de abusos, atropellos y expropiaciones de tierras que tanto
empobrecieron al Mapuche”.
El “problema
Mapuche” entonces no es un tema simplemente policial o jurídico; es un
tema político que implica reconocer que los Mapuche están embarcados en una
causa que brota de la ocupación abusiva que hizo Chile de su territorio al sur
del Bío-Bío, ocupación de la cual Chile hasta ahora no ha estado dispuesto a
dar razón ni reparación.
Esto
implica que ni Llaitul ni Llanquileo puedan ser tratados como delincuentes y mucho
menos como terroristas y al mantenerlos en esa condición se hace que cada día
sea más difícil llevar adelante el diálogo que está pendiente entre la Nación
chilena y el pueblo Mapuche. Por lo tanto ponemos a consideración
del país un camino de paz y de justicia bajo los siguientes predicamentos:
1.-
La libertad inmediata e incondicional de Héctor Llaitul y Ramón Llanquileo como
forma de terminar con la huelga de hambre.
2.-
Creación de una instancia de diálogo entre el
Estado chileno y los representantes legítimos del pueblo
Mapuche.
3.-
Definición de una agenda común que pueda desembocar en
un acuerdo que considere la autodeterminación y formas de
representación y autogobierno del pueblo Mapuche.
4.-
Recuperar para las comunidades los territorios Mapuche que en su gran mayoría
se encuentran en manos de las forestales y reconocimiento del Tratado de
Tapihue de 1825, vigente y no respetado por el Estado Chileno, aplicándose el
principio "pacta sunt servanda "; vale decir, los tratados
se deben respetar tal como ha sido la línea de Chile para todo conflicto
internacional.
5.-
Promover con urgencia una ley de indulto general a los presos
por este conflicto territorial y, en lo inmediato, la consagración del
debido proceso en las causas judiciales, término de la actual prisión
preventiva prolongada e ilegal y acceso real a la defensa y a la Justicia
para todos los integrantes de los pueblos originarios detenidos y
procesados por defender sus tierras.
6.- Pleno
respeto al Convenio 169 de la OIT, firmado y ratificado por Chile a fin que los
pueblos originarios sean efectivamente consultados sobre las políticas y
programas sociales y de inversión que les conciernen.
7.- Resguardo
de la integridad física y psíquica de la niñez mapuche y cumplimiento de todos
los compromisos establecidos por el Estado chileno ante el concierto
internacional en materia de Derechos Humanos.
Nos parece que todo
intento de diálogo por parte de algún organismo del Estado u oficina del
Gobierno, por bien intencionado que sea, no llegará a buen puerto sino
considera estos puntos, porque no se hace cargo de la demanda principal del
movimiento y de la reparación del daño causado con la criminalización de estas
demandas.
Tarde o temprano el
país y el gobierno de turno tendrán que tener el valor de caminar en esa
dirección.
Santiago, 27 de diciembre de 2012 a 43 días del comienzo de la
huelga de hambre.
Firman el presente
llamado:
§ Jorge Pinto Rodríguez, Premio
Nacional de Historia 2012.
§ Luis Álvarez Figueroa, Pastor
Presidente Iglesia Evangélica Luterana en Chile.
§ José Balmes Parrón, Premio Nacional
de Arte 1998.
§ Juan Pablo Cárdenas Squella, Premio
Nacional de Periodismo
2005.
§ Raúl De la Puente Peña, Profesor de
Estado, Presidente Nacional de la ANEF.
§ Viviana Díaz Caro, Premio Nacional de
Derechos Humanos
2011.
§ Andrés Fielbaum, Presidente de la
Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, FECH.
§ Sergio Grez Toso, Historiador y
Académico de la Universidad de Chile.
§ Juan Guzmán Tapia, Jurista, ex Juez de
la República.
§ Enrique Paris Mancilla, Presidente
del Colegio Médico de Chile
§ Armando Uribe Arce, Diplomático,
Premio Nacional de Literatura 2004.
§ Diego Vela Grau, Directiva Federación
de Estudiantes de la Universidad Católica – FEUC.
Pastoral Mapuche
Comisión Ética Contra la Tortura
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