BACHELET NO VUELVE

Posted by Correo Semanal on lunes, diciembre 19, 2011


Por German Westphal Montt


Bachelet no vuelve. Si volviera, pondría en serio peligro el puesto que tiene asegurado en la historia como primera Presidenta mujer con más de un 80% de adhesión popular cuando terminó su mandato pues, entre otros, tendría que dar cuenta, por ejemplo, de la Planta Campiche y la Privatización del Mar Austral, dos atentados contra el mejor interés de todos los chilenos que como Presidenta de la República tenía la obligación de defender y proteger. Para ello bastaba que hubiera dicho que no.

Aunque iniciado bajo el gobierno de Lagos, a estos dos botones de muestra, también cabe agregar en la misma línea el proyecto Pascua-Lama de Barrick Gold, otro desmadre en el cual Bachelet tiene responsabilidad con consecuencias desastrosas para el interés superior de Chile.

Y nada de esto es cuestión de detalle, un pelo de la cola o de importancia mínima, sino que todo lo contrario. El daño al patrimonio nacional causado por las decisiones de Bachelet en estos tres temas, incluido el daño al medio ambiente, además de la expoliación de Chile, es de una magnitud mayúscula, pero por lo visto nada de esto importa, todo ello está fuera de debate, opacado por la putativa cercanía a la gente de la ex Presidenta, en circunstancias que, según demuestran los ejemplos dados, más lejos de la gente y sus intereses permanentes a nivel nacional, no podría haber estado.

Además de esta razón --el riesgo en que pondría su sitio en la historia--, hay por lo menos dos más, estrechamente relacionadas:

Primero, el despelote que tiene la Concertación no es nuevo y es un despelote estructural que no es manejable pues obedece a profundas diferencias ideológicas de naturaleza polárica que a estas alturas han desbordado el marco de la conveniencia política instrumental. De hecho, Bachelet no lo manejó cuando fue Presidenta, especialmente cuando se agudizó a raíz de la última presidencial. Ella no es de las que se moja el potito pues se sabe políticamente incapaz. Bachelet no es ningún Lagos ni ningún Insulza y esto lo tiene o debería tener claro.

Segundo, la revolución de aspiraciones que generaría su candidatura a nivel político y social sería también inmanejable, especialmente en el contexto de los movimientos ciudadanos con los cuales tendría que lidiar y que no se podría pasar por el arco como en su época hizo con el movimiento de los pingüinos.

La única forma en que Bachelet podría efectivamente superar estas dos grandes dificultades sería lanzando una campaña presidencial con un solo gran tema: "Por un Congreso por una Asamblea Constituyente". Si impusiera este tema como una condición sine qua non para su candidatura y recorriera el país captando y endosando candidatos parlamentarios de base, sería una oportunidad única para ella y el país. Única porque no habría otra dentro de la institucionalidad vigente. Además, todas las críticas que se le puedan hacer a su gestión anterior, que son muchas tanto desde la perspectiva de la derecha como de la izquierda, quedarían relegadas al plano de lo trivial frente a la magnitud e importancia del proyecto y ella se proyectaría como la gran Presidenta de Chile ya que de seguro que habría doblaje en la mayoría de los distritos parlamentarios.

Sin embargo, como Bachelet carece de espinazo político, es muy difícil que vaya a hacer nada de esto y lo más probable es que se quede donde está con la secreta esperanza de hacer carrera en la ONU y tal vez llegar a la Secretaría General. Para allá es donde va todo su trabajo, haciendo lo que sabe hacer mejor: su "estoy contigo", que en lo relativo a las mujeres es ciertamente loable y genera consensos, sin los inconvenientes de tener que manejar ningún conflicto político grave.