Argentina - DERECHOS HUMANOS: Secuestro de Puthod
Con Cristina sigue la impunidad
Juan Puthod estuvo detenido-desaparecido durante la última dictadura militar. El pasado martes fue nuevamente secuestrado por 28 horas, y sometido a un interrogatorio acerca de su militancia en los derechos humanos. Él vincula a la Policía Bonaerense en el hecho.
Juan Puthod estuvo detenido-desaparecido durante la última dictadura militar. El pasado martes fue nuevamente secuestrado por 28 horas, y sometido a un interrogatorio acerca de su militancia en los derechos humanos. Él vincula a la Policía Bonaerense en el hecho.
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Fuente: El Socialista
Federico Ramoi
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Puthod fue secuestrado hace treinta y dos años, el 27 de marzo de 1976. Estuvo desaparecido tres meses y luego preso hasta el 9 de julio de 1981. En ese entonces tenía tan sólo 17 años cuando fue sometido a todo tipo de torturas, desde el “submarino”, la picana, hasta tener que presenciar cómo, a su lado, violaban a una detenida todos los días.
Actualmente, Puthod es testigo en causas de crímenes de lesa humanidad. También participa, en la Casa de la Memoria de Zárate, de la preparación de un acto en homenaje a los militantes montoneros Cambiasso y Pereyra Rossi, asesinados por la policía. Uno de los responsables de esa masacre fue el recientemente liberado ex comisario Luis Patti.
El martes estuvo secuestrado más de un día por un grupo de tareas que lo mantuvo encapuchado, atado, bajo amenazas y golpes, mientras lo sometían a un interrogatorio acerca de su actividad militante y del acto homenaje. El nivel de impunidad con el que cuentan estos sectores es indignante. “Vos morís o vivís cuando queremos. Tu vida sigue en nuestras manos”, le dijeron. Puthod mencionó que sus captores siempre estuvieron tranquilos y que decidieron liberarlo para no convertirlo en un “mártir”. No tenían de qué preocuparse: la búsqueda oficial fue más que ineficiente, y los mismos funcionarios estaban sorprendidos por su aparición. “Políticamente, el hecho fue celebrado puertas adentro, más allá de que no fue localizado por la policía, sino que la liberación corrió por cuenta de los secuestradores” (Clarín 2-5). Es que el “despliegue” policial fue de 250 policías, cuando, por ejemplo, para reprimir a los trabajadores de la textil Mafissa de La Plata, se utilizaron 500.
Actualmente, Puthod es testigo en causas de crímenes de lesa humanidad. También participa, en la Casa de la Memoria de Zárate, de la preparación de un acto en homenaje a los militantes montoneros Cambiasso y Pereyra Rossi, asesinados por la policía. Uno de los responsables de esa masacre fue el recientemente liberado ex comisario Luis Patti.
El martes estuvo secuestrado más de un día por un grupo de tareas que lo mantuvo encapuchado, atado, bajo amenazas y golpes, mientras lo sometían a un interrogatorio acerca de su actividad militante y del acto homenaje. El nivel de impunidad con el que cuentan estos sectores es indignante. “Vos morís o vivís cuando queremos. Tu vida sigue en nuestras manos”, le dijeron. Puthod mencionó que sus captores siempre estuvieron tranquilos y que decidieron liberarlo para no convertirlo en un “mártir”. No tenían de qué preocuparse: la búsqueda oficial fue más que ineficiente, y los mismos funcionarios estaban sorprendidos por su aparición. “Políticamente, el hecho fue celebrado puertas adentro, más allá de que no fue localizado por la policía, sino que la liberación corrió por cuenta de los secuestradores” (Clarín 2-5). Es que el “despliegue” policial fue de 250 policías, cuando, por ejemplo, para reprimir a los trabajadores de la textil Mafissa de La Plata, se utilizaron 500.
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Hay que desmantelar el aparato represivo
El ex presidente Kirchner llamó a Puthod para ponerse “a su disposición”. Este gobierno basa su política en meros gestos: baja un cuadro de la ESMA, pero sostiene la impunidad al no derogar los indultos de los genocidas; dice estar por la “memoria”, pero prepara un nuevo Punto Final a las causas contra los represores; y en vez de evitar que le ocurra esto a los testigos de los juicios, hace llamados telefónicos. Lo que hay que hacer es dejar de apañar a los represores que siguen activos en las fuerzas de “seguridad”. Los organismos de derechos humanos denuncian que hay más de 9.000 policías que cumplían funciones durante la dictadura, que siguen activos en la policía de la provincia de Buenos Aires, y este gobierno sigue sin hacer nada al respecto. Hasta el mismo Puthod apuntó contra la Bonaerense. Los querellantes en la causa López lograron que se apartara a esta fuerza de la investigación. Inclusive ahora, han amenazado también a Hebe de Bonafini y a la abogada Verdú, de la Correpi. Los únicos que parecen no saber sobre las bandas criminales integradas por policías, el gatillo fácil, el secuestro de Gerez y la desaparición de Jorge Julio López, es el matrimonio presidencial.
¿Cómo puede ser que a 32 años del golpe genocida, los testigos sean obligados a exponerse por tener que volver a testificar, cuando ya está probado que hubo un genocidio y un accionar terrorista desde el poder del Estado?
Hay que seguir reclamando para que se invierta la carga de la prueba, es decir, que todos los militares sean declarados culpables y sean ellos los que deban demostrar su inocencia. Debemos mantener la movilización reclamando por la aparición con vida de Julio López y por una comisión investigadora independiente conformada por los familiares y organismos de derechos humanos. Y por supuesto, seguir luchando por juicio y castigo a todos los culpables de la represión de ayer y de hoy.
Hay que desmantelar el aparato represivo
El ex presidente Kirchner llamó a Puthod para ponerse “a su disposición”. Este gobierno basa su política en meros gestos: baja un cuadro de la ESMA, pero sostiene la impunidad al no derogar los indultos de los genocidas; dice estar por la “memoria”, pero prepara un nuevo Punto Final a las causas contra los represores; y en vez de evitar que le ocurra esto a los testigos de los juicios, hace llamados telefónicos. Lo que hay que hacer es dejar de apañar a los represores que siguen activos en las fuerzas de “seguridad”. Los organismos de derechos humanos denuncian que hay más de 9.000 policías que cumplían funciones durante la dictadura, que siguen activos en la policía de la provincia de Buenos Aires, y este gobierno sigue sin hacer nada al respecto. Hasta el mismo Puthod apuntó contra la Bonaerense. Los querellantes en la causa López lograron que se apartara a esta fuerza de la investigación. Inclusive ahora, han amenazado también a Hebe de Bonafini y a la abogada Verdú, de la Correpi. Los únicos que parecen no saber sobre las bandas criminales integradas por policías, el gatillo fácil, el secuestro de Gerez y la desaparición de Jorge Julio López, es el matrimonio presidencial.
¿Cómo puede ser que a 32 años del golpe genocida, los testigos sean obligados a exponerse por tener que volver a testificar, cuando ya está probado que hubo un genocidio y un accionar terrorista desde el poder del Estado?
Hay que seguir reclamando para que se invierta la carga de la prueba, es decir, que todos los militares sean declarados culpables y sean ellos los que deban demostrar su inocencia. Debemos mantener la movilización reclamando por la aparición con vida de Julio López y por una comisión investigadora independiente conformada por los familiares y organismos de derechos humanos. Y por supuesto, seguir luchando por juicio y castigo a todos los culpables de la represión de ayer y de hoy.
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