Las infecciones con hongos, se intensificarán por el calentamiento global
Las infecciones con hongos, se intensificarán por el calentamiento global
por Adán salgado Andrade
El calentamiento global, está generando eventos climáticos cada vez más impredecibles e intensos, como largas sequías, poderosos huracanes y tornados, lluvias torrenciales, altísimas temperaturas, megaincendios forestales, derretimiento de polos y glaciares, además de profundizar la pobreza, pues esos eventos son muy destructivos, acabando con recursos naturales y dañando infraestructura urbana y rural de todo tipo, lo que pauperiza a las víctimas (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/09/los-impredecibles-y-cada-vez-mas.html).
Por supuesto que tantos cambios, inciden también en la propagación de especies y la evolución de algunas, como las bacterias, virus y hongos. Ya, muchas bacterias, es prácticamente imposible combatirlas con los antibióticos de los que disponemos (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2018/12/la-fortalecedora-evolucion-de-bacterias.html).
Y lo vemos con las múltiples variantes que el covid ha tenido, desde que surgió. Ahora, ya están con la Omicrón que, dicen, puede ser más contagiosa o más letal (ver: https://www.who.int/news/item/26-11-2021-classification-of-omicron-(b.1.1.529)-sars-cov-2-variant-of-concern).
Pero los hongos microscópicos que ocasionan varias enfermedades, se estima que evolucionarán y se adaptarán más rápido, dentro del calentamiento global, como expone el artículo del portal Wired, titulado “Es tiempo de que le temamos a los hongos”, firmado por Rose Eveleth, quien agrega que “los humanos, están protegidos desde hace tiempo contra las infecciones micóticas, gracias a nuestra buena sangre caliente. Pero el cambio climático, podría arruinar eso” (ver: https://www.wired.com/story/fungi-climate-change-medicine-health/).
Inicia Eveleth diciendo que hay muchas cosas que podríamos temer en nuestra vida diaria, como sufrir una enfermedad o una infección, por mala comida, “pero a lo que menos tememos es a los hongos. Y eso, desafortunadamente, está cambiando”.
Luego, refiere que en el 2009, “un paciente en Japón, desarrolló una nueva infección por hongos en sus oídos. Era una cepa muy transmisible de Candida auris, hongo que era desconocido previamente para la ciencia (y resistente a las drogas disponibles para combatirlo), pero, en pocos años, comenzó a surgir en Venezuela, Rusia, Irán y Sudáfrica”.
Lo peor fue que, se pensó, serían casos relacionados, “pero cuando secuenciaron los casos, se sorprendieron los investigadores de ver que estas nuevas cepas, no se relacionaban entre sí. En vez de ello, vieron múltiples infecciones independientes, ocasionadas por un hongo desconocido, que estaba surgiendo en todo el mundo al mismo tiempo. Alrededor de un tercio de las personas que se contagian con el Candida auris, mueren por la infección dentro de los 30 siguientes días y ha habido miles de nuevos casos en 47 países. Algunos científicos, piensan que esto es sólo el adelanto de lo que vendrá”.
Señala Eveleth que nuestra fisonomía ha evitado que nos peguen fuerte las infecciones por hongos. Entrevistó al doctor Arturo Casadevall, quien le dice que si fuéramos árboles, serpientes, anfibios, corales o insectos “las infecciones micóticas, estarían en el primer sitio de nuestras preocupaciones”. Como son de sangre fría esas especies, son más fácilmente atacadas. Cita el ejemplo de que en años recientes, una infección Batrachochytrium dendrobatidis, o chytrid, ha diezmado a los anfibios del planeta. Algunos científicos estiman que ese mal “ha declinado la población de unas 500 especies de anfibios, es decir, que correspondería a uno de cada 16 especies conocidas”.
Eso explicaría porqué, por ejemplo, cada vez hay menos ranas, sapos o ajolotes. Y esa sería otra infamia que estamos haciendo con el cambio climático, pues, como ya señalé, el calentamiento global, ha llevado a que parásitos de todo tipo, se dispersen más fácilmente.
Independientemente del cambio climático, el hecho es de que los hongos andan en todas partes. De acuerdo con Andrej Spec, experto médico en hongos, de la Washington University School of Medicine, cada que se aspira, “se inhalan entre 100 y 700,000 esporas de hongos. Llegaron a la Estación Espacial Internacional. Están en todos lados”.
¡Vaya cifra tan sobrecogedora! Y seguramente, cuando pasamos por zonas infectas, como cerca de basureros, zonas polvosas, atestadas avenidas llenas de excrementos de perros… debe de ser mayor el número de esporas que se van a nuestros pulmones!
He sabido de personas que contrajeron una infección fungal permanente, por haber incursionado en cavernas, en las que abundaba el guano, el excremento de los murciélagos, que tiende a almacenar varios hongos y bacterias (debería de irse a esos sitios con protección adecuada, como buenos cubrebocas).
Pero lo que nos salva, como señala Eveleth, es que tenemos la temperatura de la sangre elevada, de 37º C, “aunque ya nos hemos ido enfriado, pues ahora está entre 36.4 y 36.6. De todos modos, es un ambiente caliente, que no soportan la mayoría de los hongos. Casadevall estima que 95% de esos microorganismos, no aguantan, por fortuna, esa temperatura”.
Vaya, pues agradezcamos esa característica.
Y es lo que afecta, por ejemplo, a los animales que hibernan, “pues deben de reducir sus temperaturas corporales. Es lo que ha sucedido con los murciélagos, que recientemente han sufrido fuertes declinaciones en sus números, debido al llamado síndrome de la nariz blanca, que los infecta cuando hibernan, pues están más fríos que de costumbre”.
Dice Eveleth que es una teoría que sostiene Casadevall, “quien argumenta que quizá nuestra naturaleza de ser de sangre caliente, se haya dado, justamente, pare prevenir la clase de infecciones fungales que borran a las poblaciones de sangre fría”.
Pero también señala Eveleth que “ser de sangre caliente, tiene su gran costo. Y ese es el de que debemos de estar comiendo constantemente. Animales de sangre caliente, comen más alimentos en un solo día, que el que ingeriría un reptil de sangre fría en un mes”. Eso explicaría porqué los reptiles, como las serpientes, pueden pasarse semanas sin comer. Pero, como vimos, tiene su costo ser de sangre fría, pues son más atacadas por esas persistentes infecciones fungales.
Es una de las razones, le señaló Casadevall a Eveleth, por la cual, los dinosaurios, a pesar de haber permanecido millones de años en el planeta, antes de ser extinguidos por el meteorito, hace 66 millones de años, no pudieron resurgir, “pues por su sangre fría, no resistieron las infecciones de hongos, que ya, desde ese entonces, se daban”. Aunque es una teoría difícil de probar, dice Spec, pues “no hay fósiles con los que pueda comprobarse, pero pudo hacer sido así”.
Hasta ahora, nos hemos, digamos, salvado de que más hongos nos ataquen, pero eso va ir cambiando “gracias” al calentamiento global. Entre más se caliente el ambiente, los hongos se irán adaptando. “Por ejemplo, en África, que tiene más sitios calientes, los índices de infecciones ocasionadas por un hongo llamado cryptococcosis “que pueden ser mortales para gente con SIDA, han crecido 30 por ciento, comparadas con los incrementos en lugares más templados, que han sido entre 5 y 10 por ciento. Pero cuando más lugares del planeta, por efecto del calentamiento, eleven sus temperaturas a la equivalente que tiene el cuerpo humano, los hongos, se irán adaptando y será cosa de poco tiempo en que seamos más propensos a que nos ataquen”.
Y eso lo que piensa Casadevall, que debe de estar sucediendo, al irse incrementando las infecciones fungales, por esa alza de la temperatura. “Estima que por cada grado que se incremente la temperatura mundial, la barrera termal que nos separa de infecciones fungales, irá decreciendo 5 por ciento”.
¡Pues sí que estaremos mal, pues se estima que, de no hacerse nada – como no se está haciendo –, la temperatura global se incrementará 4 grados en pocas décadas! (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2021/08/la-crisis-climatica-es-irreversible-y.html).
Así que seremos pasto de oportunistas hongos, que verán en nuestros cuerpos el hábitat ideal.
Lo peor es que se tienen pocos medicamentos para combatir infecciones fungales. Sí, existen para el pie de atleta u otros hongos que salen en los pies, por humedad, pero no hay muchos – incluso, infecciones que les dan a los nadadores, que adquieren en albercas, muchas veces, son difíciles de combatir.
Pero el problema adicional, dice Eveleth, es que se ha dado poca importancia a las investigaciones de infecciones fungales. En África, el mencionado cryptococcosis, mata a más africanos que la misma tuberculosis “y sólo se le dedica un uno por ciento del dinero que se dedica a investigar medicamentos contra la tuberculosis”. Por otro lado, dice, son infecciones difíciles de identificar por los doctores y, cuando lo logran, es demasiado tarde. De todos modos, como dije, no hay muchos medicamentos para combatirlas.
Y ya son un problema mundial las infecciones por hongos, “pues globalmente, más de 300 millones de personas, contraen una grave infección por hongos y de ellos, 1.5 millones, fallecen”.
Es algo en lo que se ha insistido, pues, justamente, por el calentamiento global, las frecuentes inundaciones dejan húmedas a las viviendas que afectan, lo que permite que se reproduzcan hongos. Cuando los habitantes regresan para habitar de nuevo sus casas, enfrentarán a esos hongos, que se han estado reproduciendo muy bien en las zonas húmedas, como paredes o pisos. Dependiendo de qué tan sensibles sean esas personas, pueden desarrollar infecciones respiratorias, de leves a graves (ver: https://www.wired.com/story/floods-have-swamped-the-us-the-next-health-problem-mold/).
Spec dice que con esas infecciones, “muchas veces, no puede hacerse nada. Se dan en músculos, en huesos, pues los pacientes sufrieron heridas. Así que sólo recomiendo cuidado en sus casas, pues terminarán muriendo, de todos modos”.
Casadevall enfatiza que la única alternativa es que se invierta más en investigación. Pero en este sistema capitalista salvaje, si una inversión no da resultados en poco tiempo, sobre todo, para obtener fuertes ganancias, no interesa.
Dice Eveleth que “si algo nos ha enseñado la presente pandemia, es lo poco preparados que estamos para esos males masivos. Sí, ya sabemos más del coronavirus, pero poco de los hongos. Van a ir creciendo las cosas que nos puedan matar”.
Seguramente cuando, en pocas décadas, surja un súper virus que nos aniquile rápidamente, entonces, dirán los poderes fácticos que nos dominan que “¡Ay, no hubiéramos dejado que se calentara tanto el planeta!”.
Pero, como sabemos bien, el hubiera no existe.
Contacto: studillac@hotmail.com
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