Chile - A 40 AÑOS DEL GOLPE NUESTRA MEMORIA ESTÁ LLENA DE FUTURO
Karol Morales
Mural del artista Mono González
A 40 AÑOS DEL GOLPE
NUESTRA MEMORIA ESTÁ LLENA DE
FUTURO
A 40
años del golpe. Esta es, sino la más, una de las frases más escuchadas, leídas
y pronunciadas por estos días.
A 40
años del golpe miramos a nuestros hermanos y hermanas que lucharon en
dictadura, tal como hoy luchamos nosotros, y fueron duramente castigados por
ello. A aquellos que por organizarse en sus sindicatos, en sus poblaciones, en
sus universidades, en sus calles, fueron asesinados, perseguidos o
desaparecidos. Y les prendemos velas, visibilizamos sus imágenes, les
conmemoramos en actos y manifestaciones.
A 40
años del golpe, recordamos los sucesos de aquellos 40 años atrás, y sus años
venideros. La tv muestra imágenes y relatos de la tortura y la persecución.
Algunos piden un perdón obligado por las circunstancias, un perdón que más que
eso tiene sabor a justificación. Justificación de lo que hicieron y de lo que
no. Justificación.
Y he
allí uno de los elementos centrales en este debate.
Los
defensores de la dictadura hablan de “régimen”, del “presidente Pinochet”, de
que “todos sufrimos”, de que el “dolor no les pertenece sólo a algunos” y que
“tenemos que validar el dolor de los demás”, que “ninguna verdad es la verdad”. Hablan de que “no sabíamos
qué estaba pasando”, “hicimos lo que pudimos”, entre tantas otras cosas.
Es
evidente que todo ello implica un desconocimiento
sistemático de la dictadura como tal,
como el proceso donde el Estado ejerció violencia política hacia UN sector de
la sociedad, mientras el otro miraba cómplice de aquella vergüenza. ¿Qué
posibilidad de “reconciliación” puede haber en esas condiciones? ¿Qué
posibilidad de reparación? Y si ello no es una incitación a la rabia, cuyas
manifestaciones luego puedan reprimir, tildar de terroristas y perseguir, ¿qué
es?
La
“conmemoración” se ha plagado de discursos legitimadores no sólo del golpe como
necesario para el restablecimiento de la “normalidad” de los privilegios de los
poderes económicos del país, ni de la complicidad de quienes lo permitieron y
avalaron. La legitimidad que estos
discursos otorgan es a la instalación del modelo económico y social imperante
en nuestro país, cuestión que defienden sin vergüenza y en horario prime.
Y
para ello la tv muestra la crudeza de la dictadura, de la tortura, y el actuar
“revolucionario” de aquellos que lucharon por el fin de la misma, poniendo como
moneda de cambio la mantención de las bases del modelo instalado a sangre y
fuego. ¿El efecto esperado? La validación de la salida pactada como única
posible. La relegitimación de la política del consenso, que nos obligó a
consensuar un proyecto país con quienes nos arrebataron la dignidad y la vida
(sí, la dignidad y la vida). La misma política que selló la subordinación de
nuestras necesidades, nuestros derechos y nuestros sueños a las ganancias del
capital nacional y transnacional asentado en el país.
Y por
supuesto, los mismos protagonistas de esa historia son quienes se preparan para
recoger los frutos de esta nueva siembra. ¡Qué fecha más útil para la
recomposición de una concertación desgastada y sin proyecto futuro! ¡Qué fecha
más útil para la renovación del consenso! ¡Qué fecha más útil para copar las
sensibilidades de quienes rechazamos tajantemente la dictadura militar y sus
efectos en la vida social, política y económica que vivimos hoy! ¡Y qué fecha
más útil para revivir el miedo a la repetición de la historia, amenaza que se
alza inminente si osamos continuar profundizando nuestra crítica y movilización
activa por una vida justa y digna para nuestro pueblo!
Esto
es lo que están instalando con la conmemoración. Esto está detrás de tanta
pantalla con imágenes y relatos de la dictadura militar. Y esto es, a toda
costa, lo que debemos evitar que ocurra en este nuevo 11 de septiembre.
A 40 años post golpe
la memoria no pasa por "recordar a los caídos" sin más, sino por
recordar el proyecto histórico y las razones por las que fueron asesinados u
obligados a buscar medios extremos para preservar la vida de sus familias. Esas
razones siguen plenamente vigentes: la dignidad, el bienestar y una sociedad de
derechos para nuestra gente.
Lo que la dictadura no
resuelve con pedir perdón no son sólo las muertes pasadas, sino los efectos
diarios de un sistema económico y social excluyente, fuertemente desigual y
mercantilizador de nuestra existencia, reduciéndonos de seres humanos a
consumidores.
La memoria hoy es un ejercicio de lucha por el futuro. Ello es lo único que puede reivindicar las vidas de
quienes murieron por ese mismo proyecto, con mayor sentido incluso hoy. Ese es
el ejercicio de memoria que necesitamos, no el de la tv que cristaliza en las
violaciones a los DDHH la existencia de la dictadura, invisibilizando que su
razón primordial de ser es el establecimiento de la sociedad que vivimos hoy.
Nuestra conmemoración no es sólo
una lucha por la justicia de los tribunales, sino por la justeza de nuestros
planteamientos, por la legitimidad de nuestras demandas, por la urgencia de
nuestra dignidad.
Como dijera Salvador
Allende “(…) podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni
con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.”
Y esa
historia, hoy más fuerte que nunca, debemos tomarla en nuestras manos. Debemos
decir fuerte y claro que la historia que cuenta la tv NO ES nuestra historia.
Nuestra historia comienza mucho antes, nuestra historia es de fuerza y
rebeldía, las imágenes que recordamos son las de nuestros compañeros y
compañeras, nuestras familias luchando en las calles, levantando la frente y
alzando la voz, saliendo a trabajar más temprano y con más fuerza, defendiendo
sus lugares de trabajo, organizando las poblaciones.
Esta
es nuestra historia. Y eso es lo que conmemoramos hoy: que ese sueño SI ES
POSIBLE, porque ya hemos empezado a construirlo, y que quienes se interponen
son justamente los mismos que validaron el golpe, y los que sellaron nuestro
futuro dándole la mano a los dictadores. Allí se inscriben la Alianza y la
Concertación, Matthei y Bachelet.
Mención
aparte para los compañeros y compañeras del Partido Comunista, que equivocan el
camino al creer que una alianza con las burguesía nacional puede permitirnos
avanzar en las reformas sustanciales para el avance del movimiento social, toda
vez que ella ha realizado sus intereses en el actual modelo económico y
político. Por esta vía, las puertas están cerradas. Confiamos en la convicción
y el arraigo transformador de sus bases militantes, quienes sabrán recobrar el
camino de una alternativa autónoma una vez que se desvele dicha imposibilidad.
Por
nuestra parte, nos queda hoy construir nuestra propia alternativa, que dé
continuidad y profundidad a las luchas que ya hemos levantado, a la exigencia
de las reformas que permitan nuestra plena participación en las decisiones que
afectan nuestra vida, a la exigencia del fin al lucro con nuestros derechos,
tanto en educación, salud, vivienda y previsión, a la construcción de una vida
donde las personas sean el centro del interés, no las ganancias. Y eso, lo
levantamos desde todos los espacios donde actuamos.
Hoy,
aprovechamos el escenario electoral para defender nuestras luchas desde esa
tribuna, pero diciendo claro cuáles son los ejes que la articulan, sin alianzas
con quienes se han empeñado en mantener y profundizar el modelo. Desde el Movimiento
Tod@s a La Moneda, ocupamos ese espacio y disputaremos el sentido común que nos
han impuesto.
Desde
nuestras calles, barrios, centros de estudio y trabajo, fortaleceremos nuestra
unidad y organización por las transformaciones profundas a que aspiramos.
Desde
todos los frentes, diremos con tesón: ¡NOSOTROS NO OLVIDAMOS. POR ESO, SEGUIMOS
ADELANTE, CON TODAS LAS FUERZAS DE LA HISTORIA!
¡ARRIBA LAS Y LOS QUE LUCHAN!
Karol Morales
Red Libertaria
twitter:
@libertariosred
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