Chile - Entrevista a Marcel Claude

Posted by Correo Semanal on domingo, febrero 03, 2013


Marcel Claude, un Candidato que Surge desde los Movimientos Sociales: “Asumo esto como un mandato y no un privilegio”

Fuente: El Rastro
01. Feb, 2013 

El economista descarta como plan B presentarse por un cupo al Parlamento y dice que “ningún candidato está planteando una asamblea constituyente directa, nacionalizar el cobre y terminar con las isapres y las AFP”. A su juicio, las primarias son “esquizofrénicas”, donde se quiere instalar una “idea mercantilista” de que cualquiera puede votar, tal como cualquiera puede comprar un detergente, independientemente de su posición política, “es absolutamente extraño que puedan participar electores de derecha en primarias de izquierda”.

Por Guillermo Arellano, Especial para Rastro Noticias.
 Para los que tienen memoria de corto alcance, Marcel Claude de 55 años ha tenido una larga trayectoria en la arena pública. Primero, como jefe de las cuentas ambientales del Banco Central –en 1995– cuando denunció la explotación irracional del bosque nativo, los recursos mineros y pesqueros. Luego demandó al Estado chileno ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por libertad de expresión –la cual ganó en el 2006.  Estuvo procesado por injurias y calumnias a raíz de una demanda del entonces presidente del Senado, Andrés Zaldívar, cuando Claude lo acusó de corrupción por tramitar a favor del grupo Angelini la ley de pesca, juicio que también ganó. Fue panelista del desaparecido programa “El Termómetro” donde le dio duro al modelo económico y durante el 2011 y 2012 volvió a la palestra en el programa “Síganme los buenos”, que transmite el canal de TV cable Vive Deportes bajo la conducción del periodista Julio César Rodríguez.
En tal espacio se dedicaba a analizar y criticar los hechos más importantes de la contingencia nacional, sobre todo los ligados a la economía y los conflictos derivados del caso La Polar, el litio, el cobre, la reforma tributaria, las isapres y las AFP.  Los que acumulan más años en el carné de identidad (no tantos en realidad) lo recuerdan muy bien como el profesor de la Universidad de Chile que generó una gran polémica con Andrés Zaldívar y su hermano Adolfo, en ese entonces presidente de la Democracia Cristiana. “Los acusamos y demostramos estos actos de corrupción en los tribunales, debido a las relaciones ‘incestuosas’ que tenía su familia con el grupo Angelini y por la forma cómo operaban dentro del Congreso para que se aprobara una ley que le iba a entregar los recursos pesqueros a los grandes grupos económicos”, se apura en aclarar al inicio de esta entrevista.
Recuerda que a propósito de la movilización estudiantil de 2011, junto a otros intelectuales, como el historiador Gabriel Salazar, “ejercimos un rol importante en seminarios, encuentros y debates”. Uno de esos encuentros se efectuó en la Universidad de Playa Ancha, “donde se juntaron 3 mil estudiantes en una aula magna donde antes di conferencias, pero que nunca se llenaron”. Y “como no cabían todos, a alguien se le ocurrió sacar a la calle la conferencia. Y el resultado fue impresionante. Lo mismo pasó en Concepción, en donde llenamos dos veces el gimnasio. En Valdivia y en Antofagasta el encuentro con los estudiantes no fue menos épico”, añade.
En su opinión, ahí “se gesta o se decanta esta candidatura”. “Estos diálogos siempre terminaban en cuestiones políticas, la necesidad de cambios e incorporarse al trabajo político. Así fue forjándose esta idea de una candidatura presidencial, a partir de la demanda de estudiantes movilizados que insistentemente preguntaban y pedían que levantara la candidatura. Luego vinieron dirigentes sociales, sindicales, como por ejemplo, Luis Mesina, presidente de la asociación de trabajadores bancarios, la CONFEMIN, el movimiento por la defensa del agua MODATIMA, entre otras agrupaciones. Mi respuesta ha sido siempre la misma, yo asumo este mandato, pero, no solo. Un presidente aislado en La Moneda, no le sirve al país”.

“Mal menor”

Con un ambicioso programa, el fundador de la OGN Terram y del fenecido Diario Uno plantea “cambios que no son menores: volver a nacionalizar el cobre, terminar con el sistema de isapres y AFP, vamos a instalar la educación pública, laica, universal y gratuita, así como el eficaz ejercicio del derecho a la salud en hospitales públicos sin pagos extraordinarios y con sólo el descuento del 7% que se hace para quienes hoy trabajan. Convocaremos a una Asamblea Constituyente, pero no como la que quieren los parlamentarios, que es a su pinta, sino crear una Constitución que surja de la discusión de cada uno de los chilenos. Una Carta Constitucional discutida en los centros de estudiantes, en los sindicatos, en los barrios. Esto es democracia directa, luego vendrá el trabajo de síntesis en el que podrán participar los especialistas para lograr un cuerpo jurídico que deberá ser refrendado en un plebiscito”.

La suya es la octava precandidatura, sin contar a Bachelet, donde ha sido común oír cosas parecidas a las suyas. Cambios al sistema o que el sistema sea más humano, más inclusivo y menos desigual. ¿En qué matiz usted se distancia del resto?

Ningún candidato está planteando una asamblea constituyente directa. Orrego sostiene que los cambios tienen que ser dentro del sistema, Allamand dice que la asamblea constituyente está completamente fuera de lugar. No he escuchado a nadie que vaya a nacionalizar el cobre o terminar con las AFP ¿Qué señalan?, que no funcionan bien que se deben hacer ajustes para mejorar el sistema privado de pensiones, pero, claro, es absurdo defender a las AFP con el 60% de los pensionados ganando 150 mil pesos mensuales. Eso es usurero y perverso y hay que eliminarlo de la faz de la tierra. Queremos un sistema solidario, organizado desde el Estado y en el que a los pensionados se les asegure al menos el 60% de su último sueldo, cuando éste sea decente obviamente. La sociedad chilena tiene que hacerse cargo de la vejez. Nadie ha planteado terminar con el negocio altamente lucrativo de las isapres, nosotros sí…

¿Y Franco Parisi? Él ha repetido sus críticas a las AFP y a las isapres y ha denunciado cuánto lucran. ¿Está en una misma línea a la suya?

Él no plantea el término de las AFP. Las critica ¿cómo no? si hoy es políticamente correcto, porque hoy sería vergonzoso defenderlas.

¿Es arma electoral?

Evidente.

Como sea, en marzo se viene con todo la campaña. ¿Cómo será la batalla contra Bachelet, que sin duda es el ícono a vencer, tomando en cuenta que habrá tres candidatos más en un circuito que va a estar dominado por la Concertación?

Yo veo esto como un corral en el que están todos los “animales” encerrados. Ahí están Bachelet, Golborne, Allamand, Parisi, etcétera. Pero fuera del corral, que es bastante más grande, hay más animales. Esos candidatos se disputan y se quieren repartir la votación del corral. Pero para desgracia de ellos, ese potrero tiene solamente el 40% de los votantes. El resto quiere estar afuera y otros no quiere seguir metidos ahí, tienen un espíritu libre y la clase política no ha sido capaz de domesticarlos. La tarea nuestra es llegar mayoritariamente a los que están fuera, que no votan. Y si podemos sacar gente del corral lo vamos a hacer. Hay mucha gente que vota por el mal menor, y hoy ese mal menor es Bachelet. Pero cuando aquellos que históricamente han votado por la Concertación –el mal menor– se den cuenta que nuestras propuestas no son muy distintas a las que originalmente había ofrecido la Concertación –y que nunca cumplió– van a terminar apoyando esta candidatura. No hay menos frustración en la base concertacionista –y con justa razón– que en los otros ciudadanos que no militan.

Falsa blancura

¿De qué forma pretende influir en el actual contexto de precampaña presidencial?

Queremos cambiar la lógica de cómo se entiende la representación y el candidato. Aquí no se trata de elegir a un monarca o a un semidios. Nosotros estamos eligiendo al primer servidor público y al que menos autonomía debe tener para decidir sobre las grandes mayorías, porque recibe un mandato del pueblo chileno para ejercer la voluntad popular de las mayorías. Yo no estoy yendo al supermercado a decir: yo soy el mejor detergente, así que cómpreme, porque lavo mejor la ropa y la dejo más blanca. Esa es la lógica de Parisi y de todos mis rivales, que se están vendiendo como detergentes. Ellos recogen, más o menos, cuál es el sentir popular hoy en día, qué es lo que quiere la gente, lo convierten en un producto, un slogan publicitario y lo venden. Después en el poder se sientan con los empresarios y les preguntan qué es lo que deben hacer. A mí no me interesa eso.

 Lo curioso es que la mayoría de los candidatos se autoproclamó.

Para nosotros, el que se autoproclama como candidato, simplemente no cumple la lógica de la soberanía popular y de la representatividad. El líder que encabeza un proyecto de transformación es alguien nominado y proclamado, no porque se le ocurrió o porque es bonito o dice cosas lindas. Es una trayectoria, hay una historia que dice relación con su vinculación, trabajo, y compromiso histórico con la cuestión pública que define al candidato como algo natural sin necesidad de que éste se exhiba o auto proponga. En esta candidatura no ha habido autoproclamación, porque a nuestro parecer, el candidato debe estar sustentado en un conglomerado político donde estén las organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, partidos no vinculados al modelo económico y no comprometidos con el neoliberalismo ni con las multinacionales o el capital privado.

También están aquellos candidatos que cuando llegan a un tope o se dan cuenta que su alternativa no es viable o quieren negociar, como plan B terminan presentándose por un cupo al Parlamento. Si eso llegase a suceder, ¿usted va a ser uno de esos competidores?

Nosotros vamos a llegar hasta el final. Como no es una candidatura típica y no está en la lógica de instalarse en el poder institucional tal cual está hoy, negociar para ir al Parlamento no es alternativa. Aquí nosotros queremos construir otro poder, queremos decirle a los “dueños” del país y sus alcahuetes que, a partir de ahora, tendrán que contar con el pueblo de Chile. Y eso es algo distinto. Por lo mismo, en cualquier escenario vamos a ganar. Sin hacernos los agrandados y blufear con nuestras reales posibilidades, tenemos que saber que acá hay una enorme deslegitimidad de la clase política y los partidos, en el que un 64% no está ni ahí con la Concertación, la Alianza, la izquierda o la derecha. No es menor. No estamos jugando en un escenario en el cual todas las posibilidades las tengan ellos. De hecho, poseen menos posibilidades de las que pueda tener un conglomerado de ciudadanos que se levante y logre algo que sea creíble. Y en esto estamos bien posicionados.

¿Y si no ganan?

Vamos a construir una nueva fuerza política en Chile. Esa es la meta, no el Parlamento. No me interesa ser un payaso más del circo y más encima en este Congreso. Si yo voy a ser diputado, senador, presidente o lo que sea, quiero que sea en un contexto de real participación democrática. O llegamos a La Moneda o formamos una fuerza del 20 o el 30% que sea capaz en las próximas elecciones de tomarse el poder y cambiar el país. Es por ello que sí o sí nosotros vamos a obtener una importante victoria política.

¿Cuál es el piso mínimo, el 5% que sacó Jorge Arrate o el porcentaje que obtuvieron Tomás Hirsch o Gladys Marín en sus campañas?

Yo creo que hoy no es posible plantearse en ese escenario. Esas candidaturas fueron antes del 2011.  Ahí cambió el pensamiento político de los chilenos, esa fue la gran trasformación política del movimiento estudiantil. Antes de esa gesta épica, los estudiantes peleaban por el arancel diferenciado. ¿Nacionalizar el cobre? No se les pasaba ni por la mente. ¿Reforma tributaria? Tampoco estaba en sus demandas. El movimiento estudiantil ha sido el hecho político más revolucionario de los últimos 40 años, dado que cambió la mentalidad, el corazón, el sentir y la subjetividad de los chilenos.
“Mercachifles”
Usted hablaba de reyes y monarcas. ¿Hoy día la opción de Bachelet alcanza a ser una figura de ese nivel?
No, ella está a la altura de los íconos religiosos. Sus sacristanes –como Vidal, Andrade o Escalona– la han convertido en una suerte de Madonna celestial. Es raro. Yo creo que eso obedece básicamente a la degradación de la función política. No hay debate pues no es necesario. Basta hablar una y mil veces bien de una persona y luego las encuestas –que se han equivocado ya– ratifican esa percepción. Es la fuerza del marketing repetitivo y acrítico. Es entendible también, ya que el futuro político de estos señores está relacionado directa y exclusivamente con el retorno a La Moneda de Michelle Bachelet.
¿Cómo se puede encantar a ese electorado que la apoya en los sondeos, pero sin ser tan crítico, dado que todas las operaciones en su contra que ha efectuado la derecha han fallado?
Pienso que la centralidad de nuestro trabajo debe ser en la capacidad de construir una relación leal con quienes están levantando esta candidatura. De allí que la incorporación a una mesa política con participación real de las organizaciones sociales sea una necesidad fundamental. No nos interesa atacar la iconografía religiosa o mercantil de los candidatos. Dada la inexistencia del debate político que hay en Chile, vamos a politizar la política. Acá hay mucho de mercadeo. Yo ofrezco esto y lo otro, pero reflexiones sobre la trayectoria de los partidos que hoy están haciendo ofertas no se hacen. La Concertación no tiene ninguna legitimidad para plantear que efectivamente ellos van a cambiar las cosas. Es más, durante 20 años estuvieron profundizando el modelo económico, político y social de la dictadura. La acumulación capitalista en Chile fue mucho más grande con la Concertación que en la época de Pinochet ¿De qué manera pueden soslayar ese conflicto y abstenerse del debate que hay que hacer? La respuesta es obvia: publicidad, mucha sonrisa y argumentos livianos. Por ahí llegamos al uso y abuso de las emociones básicas. De verdad sentí vergüenza ajena al ver cómo, Andrés Velasco con su mujer Consuelo Saavedra, en “Mentiras Verdaderas” (de La Red) hacían un extenso relato del momento en que se enamoraron. Esto ya parece un reality show, y en eso nosotros no queremos caer.

No obstante, se plantea que el mecanismo de debate está en las primarias. Está Marco Enríquez-Ominami, que no va a participar del proceso de la Concertación, también usted. ¿Participaría en una primaria de izquierda extra-conglomerados?

A ver, acá yo no entro por la izquierda. Esta discusión entre izquierda y derecha está agotada. ¿Quién es de izquierda? ¿Ominami? Depende. Si se mira desde Carlos Larraín, sería de extrema izquierda. Pero alguien que fue del FPMR lo hallaría de extrema derecha. Los rótulos estos están muy desgastados, viciados y mal interpretados, porque incluso podríamos pensar que el PC es de derecha al hacer pactos electorales con una coalición que apoya el sistema capitalista. Son calificativos que no son productivos y que no ayudan a resolver el problema, que es apoyar un proyecto que se inscribe en el sentir profundo y la motivación de los trabajadores y de quienes nos ganamos la vida trabajando. Partimos desde ahí. Es decir, desde nuestros compromisos y definiciones políticas pero no ideológicas.  A mí me preocupa la suerte, el futuro y la felicidad de los trabajadores, porque yo soy uno de ellos. Mi compromiso político está con ellos, no con el dueño del capital, no con los bancos, no con las AFP ni las isapres.

¿Pero participaría o no?

¿Qué es una primaria? De partida, es una cosa bastante esquizofrénica, porque en una primaria de izquierda puede votar gente de derecha y vice versa. Siempre con esa idea mercantilista de que cualquiera puede votar, así como se compra un detergente. Da lo mismo si eres de izquierda o de derecha o si estás de acuerdo con el capitalismo o con el socialismo. Lo que se va a comprar es un detergente. Esas son las primarias, algo completamente ajeno a lo que debería ser la gestación política de una candidatura, es decir, construir un proyecto y una idea de país, ponerse de acuerdo y masificarla dentro del universo de los que votan. No nos gusta esta idea de que gana el que tiene más globos y tira más petardos. (Claudio) Orrego ganó la primaria DC porque tenía más carteles y gigantografías donde se leía: “Chile se atreve”. Es decir, marketing político, o sea, los norteamericanos digitando la forma en cómo se hace política en Chile.

En radio y televisión hubo varios foros…

Pero lamentables, porque de contenido nada.

Usted critica que Orrego se mueve dentro del sistema y que no se sale de ahí. ¿No será que sabe que hay un sector muy grande, que es el centro político, que quizás no quiere tanto quiebre y que está contento con el mercado, los malls y el crédito y que todas las visiones “extremas” se miran de lejos?

Pienso que las supuestas visiones “extremas” en Chile, que en cualquier país, incluso Estados Unidos, se podrían catalogar apenas de centro izquierda, no es que se vean, sientan o perciban como lejanas.  Yo creo que más bien se perciben como imposibles de alcanzar. Estamos bombardeados por lo que es el supermercado, los I-phones, las tarjetas, el plasma, qué se yo. No lo vamos a desconocer. Pero también es cierto que las personas son bastante más complejas de lo que la clase política cree. Por ende, hay una dimensión de los individuos que está atiborrado de mensajes sobre la TV, el auto, la casa, etcétera. Pero, ojo, esa misma persona tiene tres hijos en una universidad o dos en el colegio y se le enferma su mamá o su abuela y paga un arriendo. Debe apoyar a su madre, que tiene una pensión baja, y trabajar como burro o burra para pagar deudas. Esa otra dimensión es mucho más potente. Yo creo que si tú le preguntas a cualquier padre o madre de familia si prefiere tener mayor acceso a un plasma o un I-phone, en vez de acceder gratuitamente a la educación de sus hijos, no creo equivocarme mucho, van a preferir la educación.