Chile - LA REFORMA A LA EDUCACIÓN SUPERIOR: LA MENTIRA DE LA GRATUIDAD
LA REFORMA A LA
EDUCACIÓN SUPERIOR:
LA MENTIRA DE LA
GRATUIDAD
Hace
muchos años que en Chile se está discutiendo sobre la educación superior. En
relación a este tema, todas y todos han llegado a manifestar su opinión y
exigencia, ya que se entiende que la educación es el bien superior de la nación
y que, a su vez, es la herramienta fundamental sobre la cual se construirá el
futuro de nuestro país.
Pero
cuando hablamos de educación, debemos asumir que ésta debe ser examinada desde
diferentes perspectivas. Una de ellas es la antes mencionada, una educación
para el futuro de la nación, lo que nos enfrenta a las siguientes preguntas ¿Para
qué estamos educando a nuestros jóvenes? ¿Para generar sus propias fuentes de
trabajo? ¿Para ser empleados en una empresa productiva? ¿Para ser sujetos
conservadores, que busquen mantener y reproducir el modelo político y económico
imperante? ¿O los educamos para ser sujetos revolucionarios, que tendrán la
misión de transformar la realidad? En síntesis, es necesario preguntarse si
estamos educando a nuestros jóvenes, para desarrollar e industrializar el país
o sólo para transformarse en vendedores de materias primas y servicios.
Por
desgracia, esta discusión no es la que se está dando en el país, pues aquella
gira en torno a dos tópicos fundamentales: calidad y gratuidad de la educación.
Despejaremos el primero de ellos de forma inmediata, ya que nosotros, Los Hijos
de Mafalda, hemos planteado majaderamente que cuando se habla de “educación de
calidad”, sólo hacemos referencia a un producto que se transa en el mercado, un
bien que se compra y vende, y se obtiene según la cantidad de dinero que
tengamos, por lo mismo, se podrá comprar educación de mejor o peor calidad
según nuestro salario, y si los recursos son limitados, nos veremos en la
obligación de endeudarnos, para conseguir educación de mejor calidad, situación
que ocurre en la actualidad con el CAE. Sobre el segundo tópico (educación
gratuita) nos referiremos en los siguientes párrafos.
¿QUÉ ES LA
EDUCACIÓN GRATUITA?
Lo primero que
debemos exponer es que la educación es un derecho humano, consagrado por la
Organización de Naciones Unidas (ONU), acuerdo firmado y ratificado por nuestro
país. Desde esta perspectiva, que sea un derecho implica necesariamente que
aquella debe estar asegurada por el Estado, ente responsable de hacer cumplir
las leyes y los acuerdos internacionales. Si seguimos la lógica del derecho,
podemos establecer que es el Estado y no el sector privado, el responsable de
la educación, ya que se entiende que, cuando los empresarios intervienen en un
sector del quehacer económico, lo hacen específicamente para obtener ganancias,
por lo tanto, los empresarios no pueden ni deben ser responsables de la educación
de un país, puesto que sus objetivos entran en directo conflicto con la entrega
de educación no pagada o gratuita.
La ONU establece que toda
persona tiene derecho a la educación, como se especifica en el [Capítulo X,
Inciso Y]:[C1]
1. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a
la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será
obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el
acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los
méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a
las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la
amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y
promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el
mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
educación que habrá de darse a sus hijos.
Lo expuesto por la
declaración de las Naciones Unidas, confirma la afirmación de que el
responsable de la educación es el Estado y no los empresarios privados. Ahora
bien, se nos produce la siguiente pregunta ¿Por qué los empresarios nacionales
de la educación le están exigiendo al Estado chileno ser considerados en el
proyecto de gratuidad de la educación? La respuesta es muy fácil, la educación
en Chile en ningún caso es gratuita, sino por el contrario, ésta es pagada por
la riqueza que genera nuestro trabajo y los impuestos que pagamos, afirmación
que porfiadamente seguiremos repitiendo.
Entonces, la educación
gratuita es exclusivamente aquella asegurada y entregada por el Estado, ya que
éste no persigue lucro o ganancia. Producto de aquello, una de las cualidades
de la educación gratuita es la inexistencia del pago de matrícula, mensualidad
o arancel anual.
Los anteriores son cobros
que se pueden examinar de distintos puntos de vista. El primero de ellos es que
tal exigencia de dinero tiene un objetivo claro y preciso, cual es la discriminación,
ya que, según el valor de estos, se determina quién ingresa a un
establecimiento y quién no. Por ejemplo, una matrícula de $180.000 y una
mensualidad de $200.000, dejará fuera a todas las familias que perciban el
ingreso mínimo, es decir, $250.000. El mensaje directo es que en dicho
establecimiento no entrarán los pobres y la clase media baja. Un segundo
mensaje que entregan estos establecimientos es que las personas que estudian en
ellos son mejores que los otros, ya que casualmente exponen, a través de
diversos medios de comunicación, que ellos obtienen mejores resultados que los
demás. Como tercer elemento, se instala la idea que los dueños de dichos establecimientos
tienen el derecho a ganar dinero, gracias a sus mejores resultados educativos. En
síntesis, el mensaje que entregan, es que a este lugar no entran pobres y
personas con poco dinero.
Como se podrá entender,
mientras en los establecimientos educacionales exista el pago de matrícula,
mensualidad o arancel anual, es imposible que pueda existir educación gratuita,
ya que el precio de esa educación la debe pagar alguien. En la siguiente
sección profundizaremos sobre este punto.
LA EDUCACIÓN
SUBVENCIONADA NO ES GRATUITA
La educación subvencionada no es gratuita, porque la
subvención es una “cantidad de dinero que se concede a una persona, una entidad
o una institución, como ayuda económica, para realizar una obra o para su
mantenimiento, especialmente la que se recibe del Estado o de un organismo
oficial”. También es considerada como “una ayuda de tipo económico percibida
por una persona o un grupo de personas desde un organismo público, con el
objetivo de ayudar a ejecutar una actividad que necesita una inversión alta o a
la que la persona en cuestión no podría hacer frente en solitario[1]”.
Podemos continuar exponiendo definiciones, pero todas ellas aseguran que es una
cantidad de dinero que aporta el “Estado” a privados y particulares, por lo
tanto, si la educación es subvencionada, se está pagando por ella y, en
consecuencia, no es gratuita.
Ejemplo de ello es la ley
20.845, publicada el 8 julio de 2015, que establece, en su artículo N°3, letra
B, que: “El Estado implantará progresivamente la enseñanza gratuita en los
establecimientos subvencionados o que reciben aportes permanentes del Estado”. Esta
ley se traduce en “un aumento mensual promedio de la subvención de 33,47
dólares por niño, equivalente a $20.500, considerando la matrícula 2013 y una
asistencia promedio de 93 por ciento”[2].
Lo anterior significa que la educación básica y media municipal y subvencionada
hoy cuentan con dos subsidios diferentes, el tradicional, que se paga desde sus
inicios, y el nuevo monto de $20.000, que paga el Estado, por cada estudiante,
dinero que sale sistemáticamente de nuestros impuestos.
Si nos remitimos
particularmente a la educación universitaria, nos encontraremos con que todas
las universidades cobran matricula y un arancel mensual, lo que quiere decir
que, los alumnos y alumnas que estudian sin pagar en ellas son subsidiados por
el Estado, o sea, por nuestros impuestos. Tomemos como ejemplo la carrera de
Administración Pública en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, que
es una de las más baratas del país. Para el año 2015, esta carrera consideraba
un arancel anual de $1.899.000[3].
Si multiplicamos esta cantidad por el total de alumnos que han accedido a la
gratuidad en el año 2016, que son un total de 125.392, nos arroja un total de
$238.119.408.000 (doscientos treinta y ocho mil, ciento diecinueve millones,
cuatrocientos ocho mil pesos), y si lo medimos en dólares, esto nos arroja un
total de $365.213.816[4]
(trecientos sesenta y cinco millones, doscientos trece mil, ochocientos quince
dólares al año), y esto sin contar el valor de la matrícula, que si la
consideramos solamente en $150.000 al año, nos da un total de $18.808.800.000
(más de 28 millones de dólares) y aún no hemos incluido los cobros asociados a
documentación y titulación.
Según el Ministerio de Educación,
del total de las y los alumnos que han obtenido el beneficio de la “gratuidad”,
o el subsidio del Estado, “El 50,2% (62.932) cursa una carrera en universidades
estatales; 35,1% (44.013) está matriculado en una universidad del CRUCH no
estatal (G9) y un 14,7% (18.447) es alumno de alguna de las cinco universidades
privadas que adscribieron a gratuidad en 2016[5]”.
Como se puede observar, el 50% de los recursos destinados a la educación
universitaria pasan directamente a las empresas privadas de educación.
Lo primero que debemos
establecer es que, no nos engañemos cuando hablamos de universidades estatales,
ya que ellas también cobran matrícula y arancel mensual, pago que hace
directamente el Estado por cada alumno o alumna beneficiada con esta “gratuidad
o subsidio”, y estos en ningún caso son más baratos que el de las universidades
privadas, hecho que las ha transformado en universidades privadas con título de
estatales. Lo anterior se debe específicamente a que los gobiernos han dejado
de financiar directamente a la educación estatal, y la han obligado a salir a
competir en el mercado, para obtener los recursos necesarios que les permita
subsistir, pues de otra forma, las universidades estatales ya habrían
desaparecido.
Volviendo a los $238.119.408.000
(ó 365.213.815 millones de dólares), éstos son un monto nada despreciable, más
aún cuando nuestros cálculos son recatados, ya que el gobierno reconoce que
para financiar la “gratuidad o subvención” para el presente año han destinado
$593 millones de dólares, cifra muy superior a nuestras estimaciones, lo que se
traduce en un mayor interés de los empresarios de la educación en participar de
este proceso, ya que este dinero se transforma en ganancia o lucro
directamente. Pero como en la repartición de esta torta, se está discutiendo a
quien le toca y a quién no, las universidades privadas, que representan el 85%
de todas las instituciones de educación superior, sacaron “una declaración
pública emitida por la Corporación
de Universidades Privadas, el Consejo de Instituciones Privadas de Formación
Superior (Conifos) y el Consejo de Institutos Profesionales y Centros de
Formación Técnica acreditados (Vertebral)[6]”,
donde alegan que se les está discriminando, ya que ellas, gracias a la
acreditación, no pueden acceder a estos recursos del Estado.
Esto es muy cómico, ya que estamos viendo a los empresarios luchando por la
educación pública, y estableciendo que sus negocios, o sea, la educación
privada, ahora es pública. En definitiva, lo que se está peleando es quién se
queda con más lucas del Estado o,
dicho de otra forma, esta es una pelea que persigue quedarse con un porcentaje
importante de nuestros impuestos.
Por si no ha quedado
claro, la gratuidad es una mentira, ya que el Estado le pagará a cada
universidad el arancel mensual, por cada estudiante que reciba este beneficio, y
nuestro Estado sacará ese dinero de las arcas fiscales, que son llenadas
principalmente por el pago de impuestos, los que han aumentado gracias a la
reforma tributaria, realizada hace un par de años. Esto quiere decir que el Estado
aumentó nuestros impuestos, con la finalidad de entregar más dinero a los
empresarios de la educación.
Que los empresarios de la
educación hoy estén defendiendo la educación pública, no es más que un reflejo
de la esquizofrenia en la que estamos viviendo, el problema es que
desgraciadamente todos están bailando la misma música. Lucas más o lucas menos,
aquellas en definitiva se transformarán en ganancias para los empresarios de la
educación, recursos que pagamos todos nosotros, es decir, el pueblo.
Otro elemento
esquizofrénico, es la situación de los estudiantes universitarios ya titulados,
quienes, para poder estudiar, tuvieron que endeudarse. Ellos y ellas, a la
fecha, se encuentran pagando su deuda educacional, la que producto de
diferentes modificaciones legales, se ha acortado a un periodo de pago de sólo
15 años. Pero como son ciudadanos que consumen, ellos están pagando impuestos,
lo que significa que por medio de esta tributación ellos y ellas están
financiando hoy la nueva “gratuidad subsidiada” por nuestro Estado. Con esto
sólo queremos establecer que los estudiantes endeudados que están pagando su
deuda, al mismo tiempo están subsidiando la nueva educación gratuita, que
enriquece a los empresarios privados.
Para que exista educación
gratuita, lo primero que debe ocurrir, es que la educación en todos sus niveles
sea considerada como un derecho social asegurado por el Estado, lo que
significa directamente el fin del pago de matrícula, mensualidad, aranceles y
subsidios de todo tipo. De esta forma, la educación dejará de ser un negocio
seguro y rentable, para los empresarios nacionales y extranjeros.
Finalmente, Los Hijos de
Mafalda postulamos que la discusión sobre educación en Chile, debe estar
destinada a establecer qué tipo de sociedad queremos construir para el futuro,
si educaremos a nuestros jóvenes para que desarrollen e industrialicen el país
o sólo prepararemos profesionales tecnócratas que no sepan nada fuera de su
profesión, los que se vean obligados a auto-emplearse o transformarse en
vendedores de materias primas y servicios.
Mario Paz Montecinos
Militante de Los Hijos de Mafalda
“El Mayor Compromiso
Con Nuestro Pueblo Es La organización.
Súmate Al Trabajo de
Los Hijos de Mafalda”
[2] Eyzaguirre, S. &
Ochoa, F (2015). Fortalecimiento
de la carrera docente. Centro de Estudios Público CEP, pp. 42.
[3]
http://portales.mineduc.cl/usuarios/becasycreditos/doc/201501231555220.arancelesref_UES2015(3).pdf
[4]
Dólar considerado al 20 de julio de 2016. Valor $652 pesos.
[5] http://www.gob.cl/543-los-estudiantes-primer-ano-accedera-gratuidad-2016-las-universidades-adscritas/
[6] http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/educacion/universidades/gratuidad-en-educacion-superior-instituciones-privadas-alegan/2015-07-21/151800.html
[C1]Agregar
el lugar del texto de la ONU donde aparecen los puntos enumerados
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