Estados Unidos - Por un sindicalismo combativo y democrático
David Moberg *
In These Time, 6-4-2016
Traducción de Viento Sur
Cada dos años, desde 1981, el boletín
mensual de noticias Labor Notes, con base en Detroit y Brooklyn, reúne a
sindicalistas y aspirantes, así como a algunos liberados sindicales y
dirigentes electos, para compartir, durante un largo fin de semana,
experiencias, estrategias y lecciones aprendidas en sus luchas locales. Son esa
especie de gente que los patronos de todas partes, y algunos gerifaltes
sindicales, llamarían “alborotadores”, y ellos han adoptado el apelativo como
una distinción de honor (incluida la organización de “escuelas de
alborotadores” y la publicación de manuales tácticos para sindicalistas
autodidactas).
El pasado fin de semana, unos 2 200
activistas sindicales de distintos grupos de edad, diversos sectores y
diferentes experiencias personales y nacionales se reunieron en Chicago
(asistieron unos 150 invitados de 22 países), para asistir a un intenso
programa de talleres y sesiones plenarias en la, hasta ahora, más concurrida de
estas conferencias bienales. Algunos talleres estuvieron dedicados al
aprendizaje de habilidades (como la manera de calcular el coste de un contrato
para la empresa) o tácticas (inclusive acciones como la antigua, pero eficaz,
práctica del “salting”, consistente en conseguir que se contrate a trabajadores
que simpatizan con el sindicato en determinadas empresas para organizar allí el
sindicato). En diversas mesas redondas también se comentaron estrategias para
determinadas empresas y sectores, como la industria del automóvil o el servicio
de correos, y se discutió sobre la mejor manera de recurrir a diferentes tipos
de huelga y resistencia dentro de los centros de trabajo, como las “huelgas de
celo”, que reducen efectivamente la producción.
En otras sesiones se examinaron las
promesas y peligros a que se enfrentan los sindicatos al constituir alianzas
más amplias o incorporar objetivos sociales en sus negociaciones y otras
campañas (como la de los maestros que se oponen a la privatización o a los
exámenes finales). Hubo mesas redondas sobre novedades del movimiento obrero
mundial y cambios socioeconómicos que configuran el mundo del trabajo, así como
nuevos desafíos para el movimiento obrero organizado, como el cambio climático.
Hubo momentos para cargar las pilas, buscar inspiración y obtener emotivas
señales de solidaridad con otras luchas en circunstancias todavía más difíciles
que las propias. Se registraron intervenciones encendidas en nombre de los mal
pagados (6 dólares por jornada de 12 horas), de trabajadores indígenas víctimas
de terribles abusos en el sur de México, que han emigrado para trabajar en Baja
California, California y el Estado de Washington, donde recogen fresas que
finalmente se venden bajo la marca Driscoll. Uno de los premios a alborotadores
se otorgó a los huelguistas de hambre del barrio y del sindicato de maestros
que están luchando por impedir el cierre del instituto de secundaria Dyett en
Chicago.
Aunque las conferencias de Labor
Notes no suelen abordar cuestiones de estrategia política sindical, este año
más de 100 asistentes acudieron a cada una de las dos reuniones que hubo sobre
la organización de la plataforma “Labor for Bernie”, que es independiente de la
campaña de Bernie Sanders para las elecciones presidenciales. La candidatura de
Sanders ha generado esperanza y energía en muchos sindicalistas, aunque son
muchos más los sindicatos que han declarado oficialmente su apoyo a su rival
Demócrata, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton. “Labor for Bernie” trata
de ampliar al máximo el apoyo de las bases sindicales, independientemente de la
posición oficial de sus respectivos sindicatos, y de bloquear iniciativas
encaminadas a incrementar el apoyo sindical a Clinton.
Por ejemplo, el sindicato de
electricistas (IBEW, sigla en inglés de Hermandad Internacional de Trabajadores
Electricistas) ha mantenido la neutralidad, en gran medida gracias a la postura
favorable a Sanders defendida por Carl Shaffer, ex delegado internacional del
sindicato que se ha reincorporado a su sección local en Indiana, donde espera
ser elegido para un cargo interno. A su vez, según algunos activistas políticos
del movimiento sindical, la neutralidad de la IBEW contribuyó de modo
importante a bloquear una declaración de apoyo a Clinton por parte el consejo
de la AFL-CIO [la principal confederación de sindicatos de EE UU] a comienzos
de este año. Sanders despertó entusiasmo no solo por su ferviente apoyo a los
sindicatos desde hace tiempo, sino también porque la mayoría de los asistentes probablemente
también se autocalificarían, como él, de “socialistas” o “socialistas
democráticos” (como alrededor del 40 % de los votantes de menos de 30 años de
edad). Al igual que él, en su mayoría no siguen a esos ideólogos doctrinarios
que rechazan que un candidato socialista se presente por uno de los dos
partidos “de la patronal” en vez de algún grupúsculo que se autodenomine
“partido obrero”. (Aunque la idea de fundar un partido obrero obtuvo un apoyo
significativo en el entorno de Labor Notes hasta que el último esfuerzo se
desvaneció hace unos años.)
En efecto, muchos miembros del grupo
de jóvenes trabajadores e intelectuales que lanzaron Labor Notes procedían de
la organización International Socialists (IS), uno de los numerosos grupos
escindidos que se identificaban con el legado de León Trotsky. Más que muchos
miembros de otros pequeños grupos de izquierda contemporáneos, los de IS tenían
una presencia significativa en la actividad sindical (incluida la creación de
uno de los grupos de reforma sindical que más éxito han tenido, el Teamsters
for a Democratic Union – Camioneros por un sindicato democrático), se mostraban
comparativamente abiertos a colaborar con otros y eran serios y realistas.
Su actitud relativamente abierta hizo
de Labor Notes y sus convocatorias un punto de encuentro común de activistas de
izquierda y trabajadores independientes que trataban de ser mejores
alborotadores para un patrón que ya estaba armando bastante alboroto por ellos.
Aunque a menudo rechazados o atacados por algunos líderes sindicales (como en
la reunión de 2008, cuando el sindicato de empleados de servicios de Michigan
trasladó autocares enteros de miembros para boicotear la gala de concesión de
premios), otros dirigentes sindicales han colaborado con ellos, incluido el
difunto Tony Mazzocchi; el presidente anterior de Communications Workers, Larry
Cohen; y el presidente del Amalgamated Transit Union, Larry Hanley.
Mark Brenner, el directos actual de
Labor Notes, es realista y al mismo tiempo un entusiasta con respecto al futuro
de los sindicatos. “Hemos estado en el lado perdedor de la lucha de clases
durante toda mi vida”, declaró Brenner, con su aspecto juvenil, ante la
muchedumbre, señalando con pesadumbre la sucesión de leyes de régimen laboral.
“Nuestro movimiento obrero no puede seguir así. Tenemos que hablar del poder.”
Sin embargo, añade, “soy más optimista de lo que jamás he sido, pues un
inveterado suscriptor de Labor Notes es candidato a presidente”. Más tarde,
charlando en un pasillo, Brenner se explayó: “Creo que se están juntando varias
cosas. El movimiento obrero institucional reconoce su confianza injustificada
tanto en ‘Change To Win’/1 como en la promulgación de la Ley de libre elección
del empleado/2. Esos grandes proyectos fracasaron porque habían sido concebidos
en los despachos”, afirma, y no involucraron a los afiliados en su concepción y
ejecución.
En cambio, sí le infunden esperanzas
no solo los sindicalistas que tienen un buen nivel de formación y están
movilizados, sino también el ascenso de nuevos líderes en varios sindicatos,
desde el del transporte y el de los trabajadores de comunicaciones hasta los de
los maestros y enfermeros. Acude mucha más gente a sus cursos de formación y lo
que le complace especialmente es que “personas que han acudido a Labor Notes se
presentan a las elecciones internas y se convierten en dirigentes”, como muchos
de los que encabezan el sindicato de maestros de Chicago. “Lo que queremos”,
prosigue Brenner, “es crear movimientos fuertes”, en los que los líderes sindicales
tengan que responder ante los afiliados. Labor Notes siempre ha defendido con
firmeza la democracia sindical, la acción directa de las bases y una
orientación más progresista de la dirección. Pero Brenner añade que el objetivo
de Labor Notes es transformar el movimiento obrero, no elegir a los líderes.
“Si pudiera, dedicaría todo mi tiempo a los delegados y dirigentes locales”,
dice. “Es difícil transformar el movimiento obrero desde un cargo electo.” Pero
también es difícil cambiarlo cuando los dirigentes electos son hostiles.
Los objetivos que se propone Labor
Notes son admirables y necesarios para el movimiento obrero, pero están
interrelacionados de una manera que a menudo genera tensiones difíciles de
resolver (y que Labor Notes no siempre reconoce). Por ejemplo, a veces los
afiliados son menos progresistas que los dirigentes, que en algunos casos se
esfuerzan por educar a las bases para ser más enérgicas y combativas (aunque lo
más común es lo contrario). Y aunque las condiciones en que tienen lugar las
elecciones en los sindicatos a menudo no son perfectamente democráticas, a
veces los afiliados eligen a líderes conservadores o son reacios a emprender
acciones directas contra las empresas. Asimismo, los sindicatos son al mismo
tiempo instituciones y movimientos, o al menos idealmente forman parte tanto
del movimiento obrero como de movimientos sociales y políticos progresistas.
Las tensiones surgen fácilmente entre distintas necesidades que reflejan estas
diversas funciones de los sindicatos.
Del mismo modo, los cuadros
sindicales tienen que optar a menudo entre sus obligaciones para con el
presidente o la lealtad hacia los afiliados, y dentro de todas las
organizaciones existen diferentes grados de acceso a la información. Por
ejemplo, Bill Parker, un fiel seguidor de Labor Notes y antiguo presidente del
sindicato local de Chrysler, explicó cómo los cuadros del sindicato disponen de
mucha más información crucial en las discusiones entre la empresa y los
portavoces sindicales que los representantes locales elegidos de la comisión
negociadora que él presidió en las negociaciones del convenio nacional. Este
desequilibrio, dijo, permitió que en el convenio se incluyera la doble escala
salarial a pesar de que la comisión negociadora y él se opusieran a este
sistema de doble escala (que finalmente se eliminará progresivamente al amparo
del convenio vigente).
La historia del sindicalismo indica
que los activistas con ambiciones democráticas como las de Labor Notes se pasan
a menudo mucho tiempo sin conseguir apenas algún progreso para luego
experimentar rápidos avances momentáneos. Claro que esto no ayuda mucho a saber
cómo actuar mientras tanto. Así se entiende la respuesta que dio Kim Moody, uno
de los fundadores de Labor Notes que se fue a Inglaterra a enseñar historia del
movimiento obrero, a la pregunta que le formularon en su taller sobre la manera
de iniciar una huelga general: “Cuando comienza, comienza”, dijo. Desde la
última vez que vino a EE UU, hace dos años, piensa que “la diferencia es
perceptible, hay más sensación de desespero, polarización”. Le infunde
esperanza el apoyo que obtiene Bernie Sanders, incluido el hecho de que los
votantes no parecen incomodarse porque este se califique de socialista, y le
apabulla el ascenso de Donald Trump.
“Trump es casi tan fascista como los
que se han visto por aquí, aunque sin esos cómicos uniformes”, dice. “El tipo
es un matón.” Según el, EE UU empieza a parecerse más a algunos países europeos
con enfrentamientos políticos entre una derecha antiinmigración y movimientos
populistas de izquierda, como Podemos en España o Syriza en Grecia. Y Sanders
es el equivalente estadounidense del nuevo líder del Partido Laborista
británico, Jeremy Corbyn. Pero ocurren muchas más cosas de forma “subterránea”
en el movimiento obrero y otros movimientos. “Es el momento de hacer cosas”,
dice. “No estamos en vísperas de un giro importante a la izquierda, pero las
cosas están cambiando, y los sindicatos tienen un papel que desempeñar en esto…
Hemos de abordar con franqueza la cuestión racial. Es un problema para el
movimiento obrero estadounidense, porque el racismo está profundamente
arraigado en el conjunto de la sociedad.”
Al igual que la Highlander Folk
School (el actual Research and Education Center), fundada en el sur por Myles
Horton en 1932, o la Brookwood Labor College, fundada en 1921 en el Estado de
Nueva York bajo la dirección de A. J. Muste, Labor Notes y sus conferencias
forman parte de un pequeño y casi subterráneo esfuerzo por educar a
trabajadores para crear un sindicalismo combativo y democrático. El movimiento
obrero solo puede beneficiarse de ello, y cabe esperar que otros también hagan
suya esta causa.
* David Moberg es editor de la
revista In These Times.
Notas
1/ La “Change to Win Federation” es
una federación de varios sindicatos creada en 2005 como alternativa a la
AFL-CIO. Actualmente está formada por tres sindicatos: la International
Brotherhood of Teamsters (Hermandad Internacional del Transporte), el Service
Employees International Union (Sindicato Internacional de Empleados de
Servicios) y el United Farm Workers (Obreros del Campo Unidos).
2/ La Employee Free Election Act fue
propuesta y debatida en el Congreso y el Senado de EE UU en 2009 para facilitar
la creación de sindicatos y su reconocimiento en las empresas. No llegó a
promulgarse debido a la oposición de la derecha.
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