FASCISTIZAR A LAS MASAS – ANATOMÍA DE UNA GUERRA BIOPOLÍTICA CONTRA EL PUEBLO
Autor:
Emiliano Terán Mantovani,
sociólogo e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos
Rómulo Gallegos. Visto en Rebelión.
“Si el fascismo es
peligroso se debe a su potencia micropolítica o molecular, puesto
que es un movimiento de masa: un cuerpo canceroso, más bien que un
organismo totalitario”.
Gilles Deleuze y
Félix Guattari
El 9 de octubre de
2012, dos días después de una nueva victoria de Hugo Chávez en las
elecciones presidenciales, el psicólogo Axel Capriles, de tendencias
derechistas y furibundo opositor al Gobierno Bolivariano, se
planteaba en una entrevista televisada si, dados estos resultados, en
un país como Venezuela la democracia era un sistema político
viable. En esta entrevista y otros artículos que escribió para
aquellas fechas, se sintetiza la “perplejidad” al tratar de
comprender cómo era posible que más de 8 millones de personas se
decantaran por la opción contraria a los “valores de progreso”
que “el sector más productivo y con mejor formación profesional”
no había podido “traspasar hacia la mayoría de los venezolanos”.
De ahí que el muy difundido psicoanalista se refiera al triunfo de
Chávez del 7 de octubre como “masoquismo político”, y considere
al chavismo popular dentro de la patología de “psicosis de masa”
1.
Esta
idea de que «ya no es posible la democracia» tiene una doble
proyección temporal: una proyección histórica, pues se trata del
viejo debate colonial, racista y civilizatorio en la cual el pueblo
es un «pueblo bárbaro» que no está preparado para la libertad,
por lo que requiere una mano dura que corrija la desviación
evolutiva –Axel Capriles hace referencia al término “infección”
cuando reflexiona sobre el chavismo–. Pérez Jiménez se burlaba de
la democracia de partidos por imponer el “desorden social” y la
acusaba de poner en peligro el proyecto de “desarrollo” nacional.
Durante el golpe de Estado de 1952, Laureano Vallenilla Planchart,
hijo del ideólogo del dictador Juan Vicente Gómez, y convertido en
ese entonces en vocero del perezjimenismo, justificaba el
desconocimiento de los resultados electorales que perjudicaban al
régimen militar, de esta forma: “La hora es difícil, dramática.
Habrá que escoger entre el resultado del sufragio y el desarrollo
del país. En una Nación civilizada no se plantearía el dilema”
2.
Por otro lado, la
proyección contemporánea de este planteamiento, se refleja en el
ataque fascista que sufre la Revolución Bolivariana en la
actualidad: la idea de A. Capriles de la inviabilidad de la
democracia en Venezuela es probablemente un indicador de un nuevo
principio filosófico y ontológico de las fuerzas opuestas al
proyecto constituyente del proceso revolucionario, representa una
expresión de nuevos horizontes conceptuales de la sociedad opositora
en los cuales la conflictividad política se lleva a nuevas
dimensiones, y encuentra nuevos límites que apuntan hacia el
fascismo. Violencia, fascismo y capitalismo rentístico.
En Venezuela hemos
presenciado últimamente una exacerbación y expansión del odio a
niveles sumamente preocupantes, con un pico muy elevado desde que el
presidente Nicolás Maduro asumiera la presidencia en abril de 2013,
y con un ataque desde el 12 de febrero de 2014 de los sectores de la
extrema derecha, con acciones de perfil fascista y prototerrorista
que evidencian una reconfiguración cualitativa de los límites del
pacto social. Se trata en efecto, de una maniobra política
contrarrevolucionaria y contrainsurgente. Sin embargo vale la pena
también mencionar cómo estos factores bélicos coyunturales operan
y se canalizan a través de factores estructurales de la dinámica
del capitalismo rentístico nacional:
La violencia de
la globalización neoliberal: la sociedad de consumo centra su
energía en la inmediatez, en lo efímero, en el vacío. El
neoliberalismo hace que la violencia, por medio del nihilismo y el
individualismo, se conforme como un factor constitutivo de las
relaciones e imaginarios sociales. Un sistema de guerra global
permanente persigue por tanto perpetuar tipos de relaciones sociales
desestructuradas, nihilistas y amorales, proyectar la guerra en esas
relaciones sociales y en el cuerpo de los sujetos. A través de los
medios de comunicación y las redes sociales se produce
permanentemente un desplazamiento progresivo de los límites
simbólicos de la violencia, y una socialización del sadismo. Los
vacíos de la sociedad de consumo pueden ser llenados por el
fascismo.
La sociedad venezolana
post-Caracazo (1989): el estallido popular del 27, 28 y 29 de febrero
de 1989 parte en dos la historia de Venezuela. A partir de este
acontecimiento se inscribe en el imaginario social un claro
reconocimiento de la potencia biopolítica del sujeto/pueblo, una
nueva disposición para llevar a cabo el conflicto social, la
apertura de nuevas vías para la canalización del deseo popular, y
una nueva concepción de los límites de la violencia. En este
sentido, entre 1992-2013, Chávez simboliza la posibilidad del
desagravio y va replanteando todas las formas del conflicto social.
Con su muerte, probablemente esta potencia biopolítica podría
ramificarse nuevamente y desplegarse en múltiples líneas de fuga.
En todo caso, es fundamental mencionar que las formas de violencia
emancipatoria y/o de violencia represiva, ambas, están atravesadas
por la cultura del petróleo, por la sociedad de consumo y por la
cultura patriarcal. La “verdadera guerra social”, como ha llamado
el propio presidente Nicolás Maduro.
3.
Es un proceso
extremadamente complejo que puede tomar muy diversos cauces.
Los
pilares de la máquina fascista en Venezuela: similar al surgimiento
del nazismo alemán, la base antropológica de la máquina fascista
venezolana son las clases medias, medias/altas. Representan su sostén
en términos de masa y fuerza. Los valores que enarbolan son los del
“American
Way of Life”,
pero el principal potencial de su violencia es de orden biopolítico:
su razón de ser como clase está en su distinción de lo “marginal”,
por ello es una clase alimentada por el miedo. El terror al
comunismo, a la pérdida de los privilegios, al igualitarismo con las
clases excluidas del sistema, tiene múltiples expresiones
neuróticas, exacerbadas en períodos de crisis. Vale la pena tratar
de comprender las diferencias generacionales entre los estudiantes
que protestaban en 2007 y los de la actualidad. Parece ahora
recrudecerse los rasgos de un sector de la juventud profundamente
nihilista e individualizado, ese patrón de subjetividad juvenil
importado del modelo estadounidense desde los años 90, y que aparece
muy bien representado en las películas de Harmony Korine «Gummo» y
«Kids». La relación entre miedo, narcisismo, nihilismo e
individuación son una combinación perfecta para la propagación de
este fascismo en su versión posmoderna y periférica
4.
La micropolítica del
fascismo y la disputa por el territorio La guerra permanente contra
la Revolución Bolivariana, y en especial contra el chavismo
contrahegemónico, intenta constantemente permear la reproducción de
la cultura y los imaginarios sociales por medio de la violencia
imperialista y civilizatoria, no sólo orientándose a un estado
momentáneo de éxtasis, sino buscando apoderarse de la reproducción
de la subjetividad, y determinar la relación medio-fines de los
sujetos bajo la razón bélica y contrainsurgente. La lógica de la
máquina fascista, tal y como lo plantean Gilles Deleuze y Félix
Guattari, antes que ser un organismo totalitario, opera como una
especie de cuerpo canceroso. Su potencia originariamente es
micropolítica, molecular, y persigue penetrar todas las células de
la sociedad.
5.
De ahí que la
estrategia general de las guarimbas en el país sean reticulares,
nucleares, y con sus formas de acción busquen impactar
biopolíticamente en las subjetividades y en el territorio, y
reproducirse exponencial y virtualmente como imagen a través de las
redes sociales y los medios de comunicación, con el objetivo de
convertirse en un movimiento de masas.
En «Anatomía de la
destructividad humana», Erich Fromm mostraba cómo en la Alemania de
la década de los 30, gente común y corriente como todos nosotros,
el amable señor de la panadería de la esquina que a diario nos
saludaba, o la joven enfermera que atendía en el ambulatorio,
posteriormente fueron capaces de las mayores atrocidades bajo la
hegemonía de la máquina nazi
6.
El peligro fascista es
que, como una máquina que es, va a buscar seducir a las masas,
expandirse, aprovechando las crisis políticas (o las guerras
económicas), sus brechas, intentando articularse con el deseo
social, cultivándolo, alimentándolo, hasta ir administrándolo.
Como lo reconociera Wilhem Reich en su tiempo, las masas pueden
desear el fascismo.
7.
Respecto a esto, ¿qué
puede suponer que, dada una más equitativa distribución de la renta
por parte del Gobierno Bolivariano, una importante proporción de los
sectores históricamente excluidos se hayan venido incorporando a las
clases medias, a sus lógicas culturales de individuación,
narcisismo y a sus formas de distinción social?, preocupación
además manifiesta recientemente por el Vicepresidente para el Área
Social, Héctor Rodríguez.
8.
Uno de los objetivos de
los ataques fascistas en la actualidad es generar estados colectivos
de miedo, zozobra y angustia que abran los caminos a una
desestructuración del chavismo. Vale la pena recordar que en la
Italia de la década de los 20, Mussolini junto a sus “escuadras
fascistas” inició el camino a la hegemonía del fascismo con una
acción sistematizada de contraterror, que de la noche a la mañana
generó ataques a los centros vitales de sus enemigos, asaltando los
locales del partido socialista, las casas del pueblo, las oficinas de
los sindicatos y las redacciones de los periódicos; destruyendo los
mobiliarios, prendiendo fuego a los edificios y en ocasiones,
saliendo en camión a las zonas rurales para obligar a renunciar a
las administraciones comunales de carácter socialista y «purgar» a
sus adversarios con aceite de ricino
9.
La
aplicación de un terrorismo molecular o de baja intensidad en
Venezuela, tanto en el plano concreto como en el simbólico, busca
poder seguir escalando cualitativamente en las formas de la
disposición de la violencia social, generando estados mentales que
impulsen motivos para “luchar”, que canalice una violencia
desinhibida e impune. El fascismo es también un estado mental que
produce un cambio de actitud ante la violencia, y que dirige sus
pulsiones radicalmente hacia un enemigo —la guerra biopolítica
produce sus propios soldados fascios—. “Fascistizar a las masas”
es el objetivo general para la construcción un aparato represivo
estructurado contrarrevolucionario.
10.
El avance que esta
máquina de guerra reaccionaria transnacionalizada ha logrado en el
país, junto con las presiones desestructurantes del capitalismo
rentístico nacional, ha impulsado una progresiva desinhibición
social a los comportamientos agresivos, una mayor soltura de la
destructividad, lo que supone una situación muy peligrosa. El
fascismo busca crear la masa crítica para su objetivo
contrainsurgente. El chavismo contrahegemónico, funcionando también
como una máquina reticular constituyente, tiene ante sí la
necesidad vital de la disputa por el territorio. Estamos ante una
bifurcación de varios caminos, donde es esencial evitar que las
líneas de fuga de estas pulsiones de poder se conviertan en pasiones
de destrucción puras y simples. Se trata de un imperativo.
Artículo
de Emiliano Terá Mantovani es sociólogo e investigador del Centro
de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos. Visto en Rebelión.
Fuentes consultadas
- CAPRILES M. Axel.
Masoquismo político. El Universal. Jueves 18 de octubre de 2012.
Disponible en:
http://www.eluniversal.com/opinion/121018/masoquismo-politico.
Consultado: 7/03/2014.
- CAPRILES M. Axel. La
psicología después del 7 . El Universal. Jueves 6 de septiembre de
2012. Disponible en:
http://www.eluniversal.com/opinion/120906/la-psicologia-despues-del-7.
Consultado: 7/03/2014.
- CORONIL, Fernando. El
Estado mágico. Naturaleza, dinero y modernidad en Venezuela. Nueva
Sociedad. Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la
Universidad Central de Venezuela. Caracas, 2002.
- DELEUZE, Giles.
Guattari, Félix. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia.
Pre-textos. 9na edición 2010. Valencia, España.
- FROMM, Erich.
Anatomía de la destructividad humana. Siglo Veintiuno editores.
1975, México.
-
MENSAJE anual del ciudadano Nicolás Maduro Moros. Palacio Federal
Legislativo. Sesión especial. Miércoles, 15 de enero de 2014.
Disponible
en:http://www.asambleanacional.gob.ve/uploads/documentos/doc_5d7e238cb9429f6004947adbd2712c1550afc446.pdf.
Consultado:
8/03/2014.
- NOLTE, Ernst.
Fascismo. Plaza & Janes, S.A., Editores. Barcelona, 1975.
- REICH, Wilhelm. La
psicología de masas del fascismo. Fundación para la Cultura y las
Artes, 2011. Caracas, Venezuela.
-
VENEZOLANA de Televisión. Héctor Rodríguez: Violencia en el país
no está asociada a la pobreza . Publicado el 25/02/2014. Disponible
en: http://www.youtube.com/watch?v=MYhCDgWSY9M.
Consultado: 8/03/2014.
1
La entrevista mencionada fue transmitida por Televen en el programa
“Entre periodistas” del 9/10/2012. Dicha entrevista ya no se
encuentra completa en Youtube, sin embargo aquí hay un pequeño
fragmento de la intervención de Capriles en ese programa:
http://www.youtube.com/watch?v=W49obtXqWvM.
Véase también los artículos: Masoquismo político y La psicología
después del 7.
2 Citado por: CORONIL,
Fernando. El Estado mágico. Naturaleza, dinero y modernidad en
Venezuela. p.175
3 Cfr. MENSAJE anual
del ciudadano Nicolás Maduro Moros. Palacio Federal Legislativo.
Sesión especial. Miércoles, 15 de enero de 2014. p.69
4 Una interesante
caracterización del sujeto fascista venezolano se encuentra en:
Denis, Roland. “Desactivar el fascismo”, en:
5 Cfr. DELEUZE, Gilles.
Guattari, Félix. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. p.219
6 Cfr. FROMM, Erich.
Anatomía de la destructividad humana.
7 Cfr. REICH, Wilhelm.
La psicología de masas del fascismo.
8 Cfr. VENEZOLANA de
Televisión. Héctor Rodríguez: Violencia en el país no está
asociada a la pobreza.
9 NOLTE, Ernst.
Fascismo. p.41
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