Grecia - Los retos de la Unidad Popular
A l’encontre
Traducción de Viento Sur
En abril de 2015, la Comisión europea
predijo para Grecia un crecimiento del PIB del orden del 0,5% para el año 2015
y del 2,9% para el año 2016. Se desconoce cómo llegaron a esta conclusión. ¿Es
que los expertos estaban de vacaciones low cost en las costas griegas? En
octubre la realidad ha sido dura. Al menos en lo que respecta a las predicciones.
En 2015 el PIB decrecerá en torno al 1,4% y en 2016 en torno al 1,3%.
Oficialmente, para 2017 se pronostica ¡un crecimiento del 2,7%! Dicho de otro
modo, la recesión que ya está en pleno precipicio, continúa. Y las previsiones
para 2017 serán desmentidas de nuevo, incluso si después de haber tocado fondo,
no sea difícil remontar un poco. Los mazazos del tercer memorándum y de los dos
precedentes (2010 y 2012), machacan al capitalismo griego. En las elecciones de
septiembre, Tsipras prometió la recuperación de la economía griego -y del
empleo- para finales de 2016. Ahora, la cortina de humo electoral se disipa. Y
no estamos más que al inicio.
El comisario europeo Pierre
Moscovici, antes de viajar a Atenas el 3 y 4 de noviembre, declaró que "De
aquí a finales de año habrá que adoptar decisiones graves para hacer frente a
los retos" (AFP, 20/10/2015). Dicho de otro modo, no se otorgará la
partida comprometida de 2 mil millones de euros al gobierno Tsipras-Kamenos si
no aplican más rápido y con más vigor y rigor las políticas de austeridad
propuestas e impuestas por las "instituciones". El Eurogrupo ha
establecido una nueva fecha para decidir si finalmente otorga o no los 2 mil
millones: el 16 de noviembre.
En lo que respecta al déficit
presupuestario, la previsiones le sitúan en un 3,6% para 2016 y en un 2,2% para
2017 (a pesar del previsto teórico crecimiento). El peso de la deuda es fuerte.
Oficialmente se le sitúa en el 194,8% del PIB para 2015 y 199,7% para 2016. La
ratio deuda/PIB no puede sino crecer bajo el impacto de las políticas
infligidas a la economía griega, mientras que la reestructuración de la deuda
(prolongación de los vencimientos, reducción de los tipos de interés, anulación
muy parcial) prometida por Tsipras continúa en el limbo de los justos. Por lo
que se refiere a la anulación de la deuda, esta reivindicación sólo la
defienden la Unidad Popular y algunos sectores de Antarsya.
Según los medios griegos, la Power
Public Company (compañía eléctrica) anuncia posibles cortes de electricidad a
2,1 millones de hogares. Se estipula que el total de facturas no pagadas
alcanza la cifra de 2,5 millones de euros. Aparte de algunas empresas que no
pagan sus facturas -lo que representa 1,8 mil millones-, decenas de miles de
hogares no pueden hacer frente a este gasto básico. Por ejemplo, un hogar que
debía pagar dos veces al mes 52 € por consumo eléctrico, según las normas
establecidas por la compañía eléctrica, ahora debe pagar dos veces 100 € debido
a múltiples impuestos (el IVA entre otros) y a los intereses por las cantidades
no pagadas. La compañía eléctrica va a enviar notificaciones de pago al tiempo
que anuncia "con una tonalidad social", antes del invierno, que
cortará el suministro a quienes no paguen los retrasos de una tacada. Para
mucha gente será la "noche" del memorándum.
En lo que respecta a la situación de
cientos de miles de personas que no tienes acceso a los cuidados básicos dependientes
del seguro de enfermedad, el colectivo de la Coordinadora Social de Médicos
Solidarios de la región de Ática, declara que "Nuestro sistema de salud
pública debería recibir financiación urgente; pero en lugar de esto, se le
pondrá bajo la tutela de una estructura privada de auditoría y control. En
lugar de esto, el memorándum III (el de Tsipras) impone la restricción de su
presupuesto a 3 mil millones de euros para tres años… ; los escasos subsidios
que goza aún la gente con incapacidad, se verán disminuido e incluso
suprimidos."
El 12 de noviembre, los sindicatos,
la Unidad Popular y el KKE (PC) han convocado una jornada de huelga y
manifestaciones. Son tres ejes de esta primera movilización, 50 días después de
la victoria electoral de Tsipras. El primero tiene que ver con los recortes
brutales en las pensiones. El segundo, con la destrucción de empleo debido a
las privatizaciones y a los recortes presupuestarios. El tercero, con la
amenaza de expulsión de la vivienda principal a quienes no puedan hacer frente
a los créditos hipotecarios de los bancos. La Troika redujo el tope de los
ingresos anuales de las familias para evitar ser expulsado de la vivienda a
quienes no cumplan con sus obligaciones hipotecarias. Por lo demás, el precio
de referencia para los hogares es el de 2007 y no el "precio de
mercado" de 2015, lo que reduce considerablemente la protección de las y
los propietarios endeudados (en relación al límite de 250 000 euros fijado
anteriormente). De ahí que la gente asalariada, en paro o jubilada que va a
estar en riesgo de perder su vivienda va a ser mucha más que anteriormente,
porque la recapitalización de la banca constituye una prioridad para las clases
dominantes griegas y "sus socios de la zona euro"
Este es el telón de fondo de la
huelga convocada para el 12 de noviembre. Será uno de los primeros test para el
gobierno de Tsipras y, también, para el movimiento social y para las fuerzas de
la izquierda radical salidas, entre otros, de la ruptura de Syriza; en
particular, para la Unidad Popular. El artículo de Antonis Ntavanellos que
publicamos a continuación señala los retos a los que tiene que hacer frente la
UP en el terreno de la orientación y de la organización en los próximos meses.
(Redacción A l’encontre)
El debate sobre la orientación de la
izquierda radical en Grecia se encuentra en un punto de inflexión. Está
determinado por la puesta en pie de las medidas del tercer memorándum (bajo la
dirección política del gobierno de coalición Syriza-Anel -Griegos
independientes), la posibilidad-probabilidad de una resistencia de masas,
obrera y popular, y por la expresión política de esta resistencia en la era
post-Syriza (en el sentido post-gobierno Tsipras, electo en enero de 2015 y de
su evolución hasta el 13 de julio en la que aceptó el tercer memorándum).
La Unidad popular (UP) constituye un
espacio central en este debate. Porque a pesar de su derrota electoral el 20 de
septiembre, la UP cuenta con un número importante de militantes a nivel
nacional, con un colectivo organizado, aunque sea de forma rudimentaria, en
colectivos locales y sectoriales, de fuerzas militantes con referencias
marxistas (aunque variadas) y una perspectiva socialista. En sus filas existe
una convergencia de militantes con experiencia en la organización de luchas y
en lo que se denomina intervención de masas.
Al mismo tiempo, la UP podría y
debería jugar un rol clave tanto en relación a los hombres y mujeres que han
abandonado Syriza (y que continuarán haciéndolo…) como en relación a las y los
militantes de Antarsya (Frente anticapitalista) y, también, en relación a los
sectores de base del KKE (PC).
Por eso, la discusión en el seno de
la UP de cara a la Pre-conferencia nacional (finales de 2015) y a la Primera
Conferencia nacional (principios de 2016) reviste una gran importancia. Vamos a
referirnos a algunos puntos fundamentales de este debate.
1. El resultado electoral del 28 de
septiembre constituyó una victoria importante de las fuerzas pro-memorándum y
sobre todo de la dirección de Tsipras (Syriza) y Kamenos (Anel). Sin embargo,
esta victoria estuvo "forzada": la lograron antes de que las masas
pudieran hacer la experiencia de la aplicación de las medidas del tercer
memorándum, con engañosas promesas sobre las "correcciones" que
aplicarían al mismo y de un programa de humanización de la austeridad, bajo la
supuesta amenaza del retorno al gobierno de las fuerzas tradicionales de la
derecha que apoyan los memorándum (Nueva Democracia, To Potami, Pasok) y con el
apoyo de todo el sistema político-gubernamental, de las fuerzas burguesas del
país (con su influencia sobre los medios de comunicación), y también de los
"acreedores" (es decir, Merkel, Hollande, Lagarde, etc.). En ese
sentido, la victoria de Tsipras y Kamenos el 20 de septiembre es inestable y
está minada.
2. Ese resultado electoral presenta
elementos de inestabilidad como podemos ver en los votos perdidos por Syriza en
cifras absolutas, en la abstención sin precedentes y en el voto anti-político
expresado en la candidatura de Vassilis Leventis (3,43%). Pero la inestabilidad
y la incertidumbre derivan, sobre todo, de las obligaciones adquiridas por el
gobierno tras el vergonzoso acuerdo del 13 de julio de 2015.
El gobierno de Tsipras y Kamenos está
obligado a comenzar a trabajar de forma inmediata para imponer el riguroso
programa de clase del tercer memorándum. Las mentiras que fueron útiles en la
campaña electoral sobre las medidas "correctoras" y el programa
"paralelo" ya no sirven. Ahora ya estamos, y bien que estamos, en la
mesa del carnicero…
La destrucción del sistema de
seguridad social, la extorsión fiscal de las clases populares, las
privatizaciones express y masivas, la terca insistencia sobre políticas de
reducción de salarios y de gastos sociales… todo eso no es más que un programa
al servicio de los capitalistas, de los acreedores y de degradación de la
situación de las y los trabajadores y de las clases populares. Dicho de otro
modo, un programa de continuidad absoluta con los memorándum I (2010) y II
(2012). La recapitalización de la banca conlleva la gestión de los
"prestamos dudosos" (impagados) realizados a las empresas, lo que
implica un cambio en las relaciones entre las distintas fracciones de la clase
dirigente. Estas "operaciones" jamás se han realizado de forma tranquila.
El gobierno Tsipras va a estar confrontado a una intensificación de las
rivalidades en el seno de la clase burguesa con probables y graves tensiones
políticas.
3. La historia de la lucha de clases
en Grecia nos recuerda que la resistencia social a este tipo de políticas ya ha
logrado tumbar gobiernos: el de G. Papandreu (noviembre de 2011), el de Loukas
Papdemos (mayo de 2012), el de Samaras y Venizelos (enero de 20159. No hay
ninguna razón para suponer que, a medio plazo, esta resistencia sea más
"tolerante" frente al gobierno de Tsipras-Kamenos.
Ahora bien, el hecho de que en esta
ocasión la ofensiva del memorándum sea aplicada por un gobierno que habla en
nombre de la izquierda y que utiliza el "lenguaje" y los símbolos de
la anti-austeridad, plantea tareas específicas. No podemos y no deberíamos
esperar pasivamente que el movimiento espontáneo vaya madurando por sí mismo.
La izquierda radical tiene que impulsar iniciativas para ayudar a superar el
shock electoral y recuperar la confianza de los trabajadores, las trabajadoras
y de la juventud.
La decisión de la UP de organizar
campañas específicas (sobre la Seguridad Social, las privatizaciones, los
derechos de la juventud) se sitúa en el buen camino para una refundación
política.
4. Una parte de esa refundación
política se sitúa en la elaboración del programa. Desde nuestro punto de vista,
la experiencia de la "era Syriza" puso en evidencia cuatro pilares
que hay que tener en cuenta en tanto que plataforma política:
a. Mantenerse en el compromiso de
acabar con el memorándum para contrarrestar y acabar con la austeridad.
b. Para poner en práctica esta
perspectiva, es necesario comprometerse con el no reembolso a los acreedores,
con la anulación de la deuda (o al menos, la mayor parte de ella), con la
nacionalización de la banca y con la abolición de las "libertades"
fundamentales del capital.
c. A partir de la experiencia de
Chipre, pero sobre todo a partir de la experiencia de la
"negociación" del gobierno Tsipras con las "instituciones"
-que duró siete meses- debemos tener claro que es preciso insistir sobre la
opción de salir de la zona euro así como sobre la desobediencia-conflicto con
la zona euro y la Unión Europea.
d. Todos los puntos citados hasta
ahora tienen que ser integrados en una perspectiva clara y orientada a la
emancipación social. Ese es el elemento que da sentido político a todas
nuestras reivindicaciones, intermedias o transitorias, que aleje a la izquierda
radical de las confusas o semi-burguesas políticas anti-memorándum.
Es cierto que durante la campaña
electoral la UP adoleció de una elaboración suficiente en relación a su
propuesta de salida de la zona euro. Este debate tiene que madurar y concluir,
no sólo en lo que se refiere a los aspectos técnicos sino, sobre todo, en lo
que respecta a la integración de nuestra política "anti-euro" en un
programa de conjunto de la izquierda radical, dando, en nombre de las masas
trabajadoras, una respuesta a la agresividad capitalista del neoliberalismo.
5. Una importancia similar tiene la
respuesta de la UP a la cuestión de las alianzas. La propuesta de unidad en la
acción de la izquierda política (unidad entre la UP, Antarsya y una parte de la
base del KKE, sin abandonar la crítica a la orientación y la práctica de sus
dirigentes) constituye, también, la condición necesaria para vincular y dar una
expresión política al "mundo de la resistencia".
Esta política no debería de
plantearse de forma pasiva, a la espera de que las direcciones de la izquierda
"maduren". La UP tiene que adoptar, con urgencia, iniciativas
orientadas a coordinar las fuerzas de la clase obrera en los centros de trabajo
-fuera del control de la burocracia sindical-, iniciativas orientadas a
coordinar las fuerzas radicales de la juventud e iniciativas orientadas a
coordinar la acción anti-fascista y anti-racista.
6. Puede que el punto crucial sea la
imagen que la UP dé en torno a la forma como se vea y configure ella misma.
Ahora mismo, tenemos necesidad de un Frente: un Frente de organizaciones y de
personas, con un funcionamiento interno claro; un Frente que ponga el acento en
"las estructuras de base", que tendrán responsabilidades y derechos
en su ámbito y en cuya dinámica la participación de las y los militantes será
directa, de estructuras en las que se aplique el principio de "una
persona, un voto" y donde las decisiones sean adoptadas mediante la
búsqueda de consenso o, si fuera necesario, en base a mayorías.
Tenemos necesidad de un Frente, pero
somos conscientes de que la UP está aún en proceso de construcción. Esto
significa que debemos insistir en la necesidad de su extensión: hacia los
grupos políticos que abandonan Syriza pero, también, hacia los grupos políticos
de la "otra" izquierda. Lo que significa que tenemos que poner el
acento en admitir que, de hecho, las decisiones políticas y programáticas, así
como los órganos de dirección, son provisionales y no podrán estar cerrados mas
que tras haber realizado la Primera Conferencia nacional.
Una Conferencia en la que aspiramos a
que participen más militantes que quienes siguieron a la UP en sus primeros
pasos, a lo largo del ardiente mes de agosto. Una ambición que no puede
lograrse mas que desde una perspectiva abierta y totalmente democrática sobre
la base de un nuevo "espacio" común anti-memorándum de la izquierda
radical en Grecia. Una base que es absolutamente necesaria y realizable.
* Antonis Ntavanellos forma parte de
la dirección de "Frente" Unidad Popular y es uno de los principales
animadores de DEA y de Red Network.
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