Grecia - Los retos de la Unidad Popular

Posted by Correo Semanal on martes, noviembre 17, 2015

Antonis Ntavanellos *

A l’encontre
Traducción de Viento Sur

En abril de 2015, la Comisión europea predijo para Grecia un crecimiento del PIB del orden del 0,5% para el año 2015 y del 2,9% para el año 2016. Se desconoce cómo llegaron a esta conclusión. ¿Es que los expertos estaban de vacaciones low cost en las costas griegas? En octubre la realidad ha sido dura. Al menos en lo que respecta a las predicciones. En 2015 el PIB decrecerá en torno al 1,4% y en 2016 en torno al 1,3%. Oficialmente, para 2017 se pronostica ¡un crecimiento del 2,7%! Dicho de otro modo, la recesión que ya está en pleno precipicio, continúa. Y las previsiones para 2017 serán desmentidas de nuevo, incluso si después de haber tocado fondo, no sea difícil remontar un poco. Los mazazos del tercer memorándum y de los dos precedentes (2010 y 2012), machacan al capitalismo griego. En las elecciones de septiembre, Tsipras prometió la recuperación de la economía griego -y del empleo- para finales de 2016. Ahora, la cortina de humo electoral se disipa. Y no estamos más que al inicio.
El comisario europeo Pierre Moscovici, antes de viajar a Atenas el 3 y 4 de noviembre, declaró que "De aquí a finales de año habrá que adoptar decisiones graves para hacer frente a los retos" (AFP, 20/10/2015). Dicho de otro modo, no se otorgará la partida comprometida de 2 mil millones de euros al gobierno Tsipras-Kamenos si no aplican más rápido y con más vigor y rigor las políticas de austeridad propuestas e impuestas por las "instituciones". El Eurogrupo ha establecido una nueva fecha para decidir si finalmente otorga o no los 2 mil millones: el 16 de noviembre.
En lo que respecta al déficit presupuestario, la previsiones le sitúan en un 3,6% para 2016 y en un 2,2% para 2017 (a pesar del previsto teórico crecimiento). El peso de la deuda es fuerte. Oficialmente se le sitúa en el 194,8% del PIB para 2015 y 199,7% para 2016. La ratio deuda/PIB no puede sino crecer bajo el impacto de las políticas infligidas a la economía griega, mientras que la reestructuración de la deuda (prolongación de los vencimientos, reducción de los tipos de interés, anulación muy parcial) prometida por Tsipras continúa en el limbo de los justos. Por lo que se refiere a la anulación de la deuda, esta reivindicación sólo la defienden la Unidad Popular y algunos sectores de Antarsya.
Según los medios griegos, la Power Public Company (compañía eléctrica) anuncia posibles cortes de electricidad a 2,1 millones de hogares. Se estipula que el total de facturas no pagadas alcanza la cifra de 2,5 millones de euros. Aparte de algunas empresas que no pagan sus facturas -lo que representa 1,8 mil millones-, decenas de miles de hogares no pueden hacer frente a este gasto básico. Por ejemplo, un hogar que debía pagar dos veces al mes 52 € por consumo eléctrico, según las normas establecidas por la compañía eléctrica, ahora debe pagar dos veces 100 € debido a múltiples impuestos (el IVA entre otros) y a los intereses por las cantidades no pagadas. La compañía eléctrica va a enviar notificaciones de pago al tiempo que anuncia "con una tonalidad social", antes del invierno, que cortará el suministro a quienes no paguen los retrasos de una tacada. Para mucha gente será la "noche" del memorándum.
En lo que respecta a la situación de cientos de miles de personas que no tienes acceso a los cuidados básicos dependientes del seguro de enfermedad, el colectivo de la Coordinadora Social de Médicos Solidarios de la región de Ática, declara que "Nuestro sistema de salud pública debería recibir financiación urgente; pero en lugar de esto, se le pondrá bajo la tutela de una estructura privada de auditoría y control. En lugar de esto, el memorándum III (el de Tsipras) impone la restricción de su presupuesto a 3 mil millones de euros para tres años… ; los escasos subsidios que goza aún la gente con incapacidad, se verán disminuido e incluso suprimidos."
El 12 de noviembre, los sindicatos, la Unidad Popular y el KKE (PC) han convocado una jornada de huelga y manifestaciones. Son tres ejes de esta primera movilización, 50 días después de la victoria electoral de Tsipras. El primero tiene que ver con los recortes brutales en las pensiones. El segundo, con la destrucción de empleo debido a las privatizaciones y a los recortes presupuestarios. El tercero, con la amenaza de expulsión de la vivienda principal a quienes no puedan hacer frente a los créditos hipotecarios de los bancos. La Troika redujo el tope de los ingresos anuales de las familias para evitar ser expulsado de la vivienda a quienes no cumplan con sus obligaciones hipotecarias. Por lo demás, el precio de referencia para los hogares es el de 2007 y no el "precio de mercado" de 2015, lo que reduce considerablemente la protección de las y los propietarios endeudados (en relación al límite de 250 000 euros fijado anteriormente). De ahí que la gente asalariada, en paro o jubilada que va a estar en riesgo de perder su vivienda va a ser mucha más que anteriormente, porque la recapitalización de la banca constituye una prioridad para las clases dominantes griegas y "sus socios de la zona euro"
Este es el telón de fondo de la huelga convocada para el 12 de noviembre. Será uno de los primeros test para el gobierno de Tsipras y, también, para el movimiento social y para las fuerzas de la izquierda radical salidas, entre otros, de la ruptura de Syriza; en particular, para la Unidad Popular. El artículo de Antonis Ntavanellos que publicamos a continuación señala los retos a los que tiene que hacer frente la UP en el terreno de la orientación y de la organización en los próximos meses. (Redacción A l’encontre)
El debate sobre la orientación de la izquierda radical en Grecia se encuentra en un punto de inflexión. Está determinado por la puesta en pie de las medidas del tercer memorándum (bajo la dirección política del gobierno de coalición Syriza-Anel -Griegos independientes), la posibilidad-probabilidad de una resistencia de masas, obrera y popular, y por la expresión política de esta resistencia en la era post-Syriza (en el sentido post-gobierno Tsipras, electo en enero de 2015 y de su evolución hasta el 13 de julio en la que aceptó el tercer memorándum).
La Unidad popular (UP) constituye un espacio central en este debate. Porque a pesar de su derrota electoral el 20 de septiembre, la UP cuenta con un número importante de militantes a nivel nacional, con un colectivo organizado, aunque sea de forma rudimentaria, en colectivos locales y sectoriales, de fuerzas militantes con referencias marxistas (aunque variadas) y una perspectiva socialista. En sus filas existe una convergencia de militantes con experiencia en la organización de luchas y en lo que se denomina intervención de masas.
Al mismo tiempo, la UP podría y debería jugar un rol clave tanto en relación a los hombres y mujeres que han abandonado Syriza (y que continuarán haciéndolo…) como en relación a las y los militantes de Antarsya (Frente anticapitalista) y, también, en relación a los sectores de base del KKE (PC).
Por eso, la discusión en el seno de la UP de cara a la Pre-conferencia nacional (finales de 2015) y a la Primera Conferencia nacional (principios de 2016) reviste una gran importancia. Vamos a referirnos a algunos puntos fundamentales de este debate.
1. El resultado electoral del 28 de septiembre constituyó una victoria importante de las fuerzas pro-memorándum y sobre todo de la dirección de Tsipras (Syriza) y Kamenos (Anel). Sin embargo, esta victoria estuvo "forzada": la lograron antes de que las masas pudieran hacer la experiencia de la aplicación de las medidas del tercer memorándum, con engañosas promesas sobre las "correcciones" que aplicarían al mismo y de un programa de humanización de la austeridad, bajo la supuesta amenaza del retorno al gobierno de las fuerzas tradicionales de la derecha que apoyan los memorándum (Nueva Democracia, To Potami, Pasok) y con el apoyo de todo el sistema político-gubernamental, de las fuerzas burguesas del país (con su influencia sobre los medios de comunicación), y también de los "acreedores" (es decir, Merkel, Hollande, Lagarde, etc.). En ese sentido, la victoria de Tsipras y Kamenos el 20 de septiembre es inestable y está minada.
2. Ese resultado electoral presenta elementos de inestabilidad como podemos ver en los votos perdidos por Syriza en cifras absolutas, en la abstención sin precedentes y en el voto anti-político expresado en la candidatura de Vassilis Leventis (3,43%). Pero la inestabilidad y la incertidumbre derivan, sobre todo, de las obligaciones adquiridas por el gobierno tras el vergonzoso acuerdo del 13 de julio de 2015.
El gobierno de Tsipras y Kamenos está obligado a comenzar a trabajar de forma inmediata para imponer el riguroso programa de clase del tercer memorándum. Las mentiras que fueron útiles en la campaña electoral sobre las medidas "correctoras" y el programa "paralelo" ya no sirven. Ahora ya estamos, y bien que estamos, en la mesa del carnicero…
La destrucción del sistema de seguridad social, la extorsión fiscal de las clases populares, las privatizaciones express y masivas, la terca insistencia sobre políticas de reducción de salarios y de gastos sociales… todo eso no es más que un programa al servicio de los capitalistas, de los acreedores y de degradación de la situación de las y los trabajadores y de las clases populares. Dicho de otro modo, un programa de continuidad absoluta con los memorándum I (2010) y II (2012). La recapitalización de la banca conlleva la gestión de los "prestamos dudosos" (impagados) realizados a las empresas, lo que implica un cambio en las relaciones entre las distintas fracciones de la clase dirigente. Estas "operaciones" jamás se han realizado de forma tranquila. El gobierno Tsipras va a estar confrontado a una intensificación de las rivalidades en el seno de la clase burguesa con probables y graves tensiones políticas.
3. La historia de la lucha de clases en Grecia nos recuerda que la resistencia social a este tipo de políticas ya ha logrado tumbar gobiernos: el de G. Papandreu (noviembre de 2011), el de Loukas Papdemos (mayo de 2012), el de Samaras y Venizelos (enero de 20159. No hay ninguna razón para suponer que, a medio plazo, esta resistencia sea más "tolerante" frente al gobierno de Tsipras-Kamenos.
Ahora bien, el hecho de que en esta ocasión la ofensiva del memorándum sea aplicada por un gobierno que habla en nombre de la izquierda y que utiliza el "lenguaje" y los símbolos de la anti-austeridad, plantea tareas específicas. No podemos y no deberíamos esperar pasivamente que el movimiento espontáneo vaya madurando por sí mismo. La izquierda radical tiene que impulsar iniciativas para ayudar a superar el shock electoral y recuperar la confianza de los trabajadores, las trabajadoras y de la juventud.
La decisión de la UP de organizar campañas específicas (sobre la Seguridad Social, las privatizaciones, los derechos de la juventud) se sitúa en el buen camino para una refundación política.
4. Una parte de esa refundación política se sitúa en la elaboración del programa. Desde nuestro punto de vista, la experiencia de la "era Syriza" puso en evidencia cuatro pilares que hay que tener en cuenta en tanto que plataforma política:
a. Mantenerse en el compromiso de acabar con el memorándum para contrarrestar y acabar con la austeridad.
b. Para poner en práctica esta perspectiva, es necesario comprometerse con el no reembolso a los acreedores, con la anulación de la deuda (o al menos, la mayor parte de ella), con la nacionalización de la banca y con la abolición de las "libertades" fundamentales del capital.
c. A partir de la experiencia de Chipre, pero sobre todo a partir de la experiencia de la "negociación" del gobierno Tsipras con las "instituciones" -que duró siete meses- debemos tener claro que es preciso insistir sobre la opción de salir de la zona euro así como sobre la desobediencia-conflicto con la zona euro y la Unión Europea.
d. Todos los puntos citados hasta ahora tienen que ser integrados en una perspectiva clara y orientada a la emancipación social. Ese es el elemento que da sentido político a todas nuestras reivindicaciones, intermedias o transitorias, que aleje a la izquierda radical de las confusas o semi-burguesas políticas anti-memorándum.
Es cierto que durante la campaña electoral la UP adoleció de una elaboración suficiente en relación a su propuesta de salida de la zona euro. Este debate tiene que madurar y concluir, no sólo en lo que se refiere a los aspectos técnicos sino, sobre todo, en lo que respecta a la integración de nuestra política "anti-euro" en un programa de conjunto de la izquierda radical, dando, en nombre de las masas trabajadoras, una respuesta a la agresividad capitalista del neoliberalismo.
5. Una importancia similar tiene la respuesta de la UP a la cuestión de las alianzas. La propuesta de unidad en la acción de la izquierda política (unidad entre la UP, Antarsya y una parte de la base del KKE, sin abandonar la crítica a la orientación y la práctica de sus dirigentes) constituye, también, la condición necesaria para vincular y dar una expresión política al "mundo de la resistencia".
Esta política no debería de plantearse de forma pasiva, a la espera de que las direcciones de la izquierda "maduren". La UP tiene que adoptar, con urgencia, iniciativas orientadas a coordinar las fuerzas de la clase obrera en los centros de trabajo -fuera del control de la burocracia sindical-, iniciativas orientadas a coordinar las fuerzas radicales de la juventud e iniciativas orientadas a coordinar la acción anti-fascista y anti-racista.
6. Puede que el punto crucial sea la imagen que la UP dé en torno a la forma como se vea y configure ella misma. Ahora mismo, tenemos necesidad de un Frente: un Frente de organizaciones y de personas, con un funcionamiento interno claro; un Frente que ponga el acento en "las estructuras de base", que tendrán responsabilidades y derechos en su ámbito y en cuya dinámica la participación de las y los militantes será directa, de estructuras en las que se aplique el principio de "una persona, un voto" y donde las decisiones sean adoptadas mediante la búsqueda de consenso o, si fuera necesario, en base a mayorías.
Tenemos necesidad de un Frente, pero somos conscientes de que la UP está aún en proceso de construcción. Esto significa que debemos insistir en la necesidad de su extensión: hacia los grupos políticos que abandonan Syriza pero, también, hacia los grupos políticos de la "otra" izquierda. Lo que significa que tenemos que poner el acento en admitir que, de hecho, las decisiones políticas y programáticas, así como los órganos de dirección, son provisionales y no podrán estar cerrados mas que tras haber realizado la Primera Conferencia nacional.
Una Conferencia en la que aspiramos a que participen más militantes que quienes siguieron a la UP en sus primeros pasos, a lo largo del ardiente mes de agosto. Una ambición que no puede lograrse mas que desde una perspectiva abierta y totalmente democrática sobre la base de un nuevo "espacio" común anti-memorándum de la izquierda radical en Grecia. Una base que es absolutamente necesaria y realizable.


* Antonis Ntavanellos forma parte de la dirección de "Frente" Unidad Popular y es uno de los principales animadores de DEA y de Red Network.