Ecuador - Construir una tercera fuerza
El Paro del 13 de Agosto
Construir una tercera fuerza
Alejandro Moreano
Quito, 18 de Agosto 2015
La movilización nacional
La gran movilización y agitación
sociales que vive el Ecuador, amén de los acontecimientos centrales -levamiento
indígena, marchas populares en diversos sitios, multitudinarias en Quito- ha
registrado numerosos acaeceres que van desde el cierre de carreteras con las
comunidades indias de cuerpo presente, hasta una historia de amor con el Estado
separando a los amantes: el cartel que portaba el dirigente del ECUARUNARI,
Carlos Pérez Guartambel, Manuela te amo, recuerda esas magníficas películas
soviéticas de los años 50 en que los amantes eran separados por la
guerra.
Una historia de amor y una historia
política. Manuela Picq y Carlos Pérez fueron cercados por la policía, durante
la marcha del 13 de Agosto, y apresados con violencia. El caso de Manuela Picq es,
por supuesto, condenable. Una excelente académica y periodista, cuya presencia
es conveniente para el país y a quien, empero, se la golpeó y encarceló e
intentó deportarla, lo que gracia a la presión social y a una jueza valiente no
sucedió
Si la década de los 70 fue la de los
grandes paros Nacionales de los trabajadores y la de los 80 y 90 de los
levantamiento de los pueblos indios, la actual movilización combina las dos
formas y las dos fuerzas sociales. El Paro Nacional del Pueblo de los 70 y 80
que convocaba a partir de los obreros a los sectores populares de la ciudad,
descubrió en la Marcha la forma política de la movilización de trabajadores,
pobladores urbanos, capas medias. El FUT en los diversas Marchas convocadas en
Septiembre y Noviembre del año pasado y el Mayo de presente, desarrolló la
Marcha como forma social y política por excelencia. La actual movilización
nacional es Levantamiento indígena y Marcha popular
La respuesta oficial a la
movilización mostró a un Rafael Correa de cuerpo entero, convertido en la
encarnación del Estado –L état ce moi- y con talante represivo, sobre todo
cuando regañaba a los policías y militares que no habían despejado las vías de
Cuenca-Loja y de Latacunga-Ambato, paralizadas por las Comunidades de los
Saraguros y de los Salasacas. En estos días, la represión a los saraguros,
incluidos ancianos y niños, ha sido muy fuerte pese a lo cual los saraguros
respondieron con mayor participación y firmeza.
Rafael Correa, ha enfrentado la
actual movilización social y política como un asunto legal y administrativo
para montar al igual que lo hacía Febres Cordero, un escenario de
amenazas y represión y en el que brilla la cantaleta del poder. La ley
convertida en amenaza.
Una movilización como la que vive el
Ecuador hoy es un hecho político. Incluso Oswaldo Hurtado, ya en la derecha
pero hombre moderno al fin, aceptaba que el “paro del pueblo” del 82 era un
hecho político y que no cabía analizarlo en términos legales-
L état ce moi (el Estado es mío) el
Presidente Correa se erige frente a todas fuerzas sociales como encarnación de
la universalidad del Estado y la sociedad ecuatorianas. Su críticas al
"gobierno paralelo” que pretendería imponer la actual movilización van en
ese sentido…
Velasco Ibarra, a la manera del
predicador colonial ubicado en el púlpito, limite entre lo sagrado y lo
profano, se situaba en el “balcón” en el límite entre el Estado y la plaza.
Pero Velasco era el gran ausente, no solo cuando estaba en Buenos Aires sino en
funciones de Presidente: magro, ascético, un largo Cristo de hueso, siempre
estaba lejos, en las alturas del poder.
Pero, Rafael Correa quiere estar en
las “alturas” y en las “bajuras”, en el cielo y en el tablado
político, Ala y Mahoma, Jehová y el Arcángel de la espada flamígera. El
poder absoluto y el mensajero que lo lleva a rastras. La cantaleta tiene eso de
malo: pone a Dios al frente por la eternidad y le hace perder respetabilidad.
Sin embargo, Correa sigue siendo
Dios, el Estado frente al que y todos los demás -la CONAIE y el FUT, por
supuesto-, son meras existencias particulares que solo pueden generar
aquiescencias, aplausos o alguna petición de rodillas. Cuando postulan y
demanda actos de Estado, se están creyendo un dios paralelo –¿Satán acaso?-
El asunto es que, según la Constitución,
somos un estado plurinacional y los pueblos originarios son parte estructurante
del poder: la pacha mamma es también Dios. De modo que tienen todo el derecho
de postular políticas de Estado.
La cantaleta de Correa
Es célebre la escena, en Cien años de
Soledad, de la reacción de Aureliano Segundo a la cantaleta –zumbido de
moscardón- de Fernanda. Destruye con una precisión metódica y exhaustiva toda
la cristalería de Bohemia, la vajilla pieza por pieza, “los tiestos de
begonias, las macetas de helechos, los potes de orégano, y los floreros
pintados a mano, los cuadros de las doncellas en barcas cargadas de rosas, los
espejos de marcos dorados, y todo cuanto era rompible desde la sala hasta
el granero”
Sin embargo, en el memorial de
agravios de Correa no consta que el pueblo de Quito haya roto ningún vidrio a
pesar de que Correa ha convertido el discurso del Gobierno en cantaleta del
Estado. Reiterativo hasta el hartazgo, el monólogo presidencial repite: golpe
blando, somos más, no volverán… El zumbido de moscardón de por si ya es
exasperante, peor si es multiparlante –todos los altos funcionarios, hablan
igualito con los mismo gestos y tono de voz tal que marionetas-; y más aun si
va unido a la cantaleta de los gestos represivos, la propaganda mediática, el
coro de amenazas……
Un caricaturista remitiéndose a la
cantaleta del Presidente mostró a un frenético Correa acusando al Cotopaxi de
ser “otro golpista”. Si bien el gobierno ha pretendido utilizar el impacto
mediático del Cotopaxi para legitimar el control y el silenciamiento ¿no será
sin embargo que el volcán no hizo temblar la tierra sino que, por el contrario,
el levantamiento y la movilización lo hicieron temblar y rugir?
Construir la tercera fuerza
En su cantaleta, Correa no ha dejado
de definir las manifestaciones de la CONAIE y del FUT y otras organizaciones
sociales de fuerzas de la Derecha. Patiño, que fue visto como el ala izquierda
del Gobierno, llegó a calificarles de delincuentes en una repetición…de
la cantaleta presidencial.
Lo más triste de todo fue la actitud
de TELESUR, un canal que intenta contrarrestar el poder mediático de las
trasnacionales y los imperios, que coincidió con dichos términos y todo el
tiempo calificó al Paro del pueblo ecuatoriano de acción de la derecha nacional
e internacional. De hecho, los llamados gobiernos “progresistas”, incluido el
de Evo Morales, asumieron la misma actitud. Creo que tal comportamiento
evidencia al famoso “socialismo del Siglo XXI, como un instrumento de la
modernización capitalista que teme a los movimientos sociales independientes.
Por otra parte, la derecha
ecuatoriana, carente de capacidad propia de movilización de fuerzas ha
pretendido desde el desfile del 1 de Mayo de este año inmiscuirse en las
manifestaciones de los movimientos sociales y de la izquierda. Esta vez
llegaron a tragicómicas declaraciones de Lasso o Álvaro Noboa a favor del
movimiento indígena. Un editorial de El Comercio y varias declaraciones de
“analistas”, cantaron albricias por la tesis del rechazo a las enmiendas
constitucionales que el Paro nacional asumió y que según su criterio unificaba
por fin a toda la oposición: izquierda radical y empresarios y banqueros. Sin
duda, una tesis sobre un mecanismo -¿Asamblea Constituyente, reformas legales?-
que derogue todo el andamiaje jurídico represivo que ha aprobado este gobierno,
y las leyes de Aguas y Tierras, sería un medida que daría más autonomía al
movimiento indígena, al igual que los arbolitos en todas las ciudades y
regiones del país.
La movilización es totalmente ajena a
la derecha a la que combate con tanto o más rigor que a Correa. El Presidente
de CONAIE, Jorge Herrera, uno de los más claros dirigentes indígenas, ha sido
enfático repetidas veces en deslindar campos y en las manifestaciones últimas
se ha contenido a los infiltrados que hacen de fuerza de choque y garantizado
una lucha pacífica de masas. _De hecho, la paralización de las carreteras se
hace con la participación de las comunidades y las masas no con métodos
violentos.
Quizá otro de los mejores dirigentes
indígenas, Severino Sharupi, dirigente de Territorios de la Conaie,
postuló la construcción de una tercera fuerza para evitar que la tenaza de la
contradicción de la derecha neoliberal con el gobierno, en la perspectiva de
las elecciones del 2017 aprisione al pueblo ecuatoriano. Explicó, en
declaraciones a Ecuavisa que en el país existen dos fuerzas, una la del
Gobierno y otra la derecha que quieren confrontarse, el movimiento indígena no
puede permitir que se lo utilice para dividir al país, por eso están
proponiendo una tercera fuerza, una alternativa, que dé respuestas a las
necesidades del pueblo ecuatoriano.
Construir una tercera fuerza es la
mejor garantía de que la dinámica social que ha acumulado el movimiento
indígena y los trabajadores ecuatorianos no sea utilizada por las dos
fracciones políticas del poder. Los dirigentes del levantamiento así lo piensan
y el movimiento es en si una tercera fuerza. Se trata de darle forma política,
una organización de todos las protagonistas, incluidos los partidos de
izquierda que formule una estrategia política, incluida la de las elecciones
del 2017
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