Uruguay - Algo no cierra

Posted by Correo Semanal on sábado, julio 11, 2015

Informe global de la INDDHH alerta por condiciones deficientes en los hogares del INAU

Azul Cordo
La Diaria, Montevideo, 9-7-2015

El Mecanismo Nacional de Prevención contra la Tortura (MNP) de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) presentó el lunes al directorio del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) su primer informe global sobre los monitoreos realizados desde mediados de 2014 a 44 de los 182 centros que conforman el Sistema de Protección de Tiempo Completo para Niños, Niñas y Adolescentes desde el nacimiento hasta los 18 años.
Situaciones de violencia y maltrato infantil, patologías psiquiátricas y explotación sexual son los principales motivos de ingreso de niños y adolescentes al INAU. Les siguen razones socioeconómicas de sus familias, estar en situación de calle, o que la internación sea solicitada por adultos referentes.
Tal como ocurrió con los monitoreos realizados entre 2013 y 2014 a los centros del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa), aunque con formularios y registros de visita distintos por las características y dinámicas propias de los hogares que dependen del INAU, el MNP entrevistó a directivos, funcionarios, equipos técnicos y niños, niñas y adolescentes que integran estos lugares, además de registrar por escrito y fotográficamente las recorridas y emitir recomendaciones al respecto para que las autoridades estatales modifiquen las situaciones que vulneran derechos.
“Las visitas permiten hacer visible lo invisible”, señaló el abogado Álvaro Colistro, integrante del MNP, en diálogo con La Diaria. Desde ahora, el MNP establecerá una reunión mensual con el directorio del INAU para dar seguimiento a las recomendaciones. A la interna del equipo se abrió un proceso de discusión sobre en qué centros mantener un seguimiento permanente, y cuáles de los 138 que restan recorren visitarán en los próximos meses.
La “inmensa cantidad de centros a nivel nacional da cuenta del alto grado de institucionalización” que padecen la infancia y la adolescencia uruguaya, indicó Colistro. De los 182 centros del sistema de protección de INAU, 97 están en Montevideo y 85 en el interior, y abarcan un universo total de 4.217 niños, niñas y adolescentes de entre cero y 18 años. Al finalizar 2014 había 511 niños, niñas y adolescentes pertenecientes a tiempo completo atendidos en contexto familiar, y 4.201 en residencias; además, se registra un progresivo aumento del modelo de "familia extensa" (cuando están con parientes que no son los padres), 497 al finalizar el año pasado, y familias de acogida.
Si bien el MNP entiende que esta devolución del primer monitoreo sobre las condiciones cotidianas de vida de los niños, niñas y adolescentes en los centros, sobre el abordaje del vínculo y trabajo con familias de origen y el tránsito y la construcción de estrategias para proyectos de vida en familia de los niños atendidos, se da en un período de transición de autoridades del INAU, Colistro destacó la buena predisposición del actual directorio, encabezado por Marisa Lindner, para trabajar en pos de la desinstitucionalización de niños y adolescentes.
"La reciente instalación del Sirpa en el último periodo, significó entre otras cosas el traspaso y/o reconversión de los locales de algunos centros que pertenecían al sistema de protección a dicho sistema. Esto se tradujo en que en algunos departamentos se cerraran hogares y re-ubicara a los jóvenes del sistema de protección en familias, en otros hogares e incluso en otros departamentos en algunos casos. Si bien se asiste a un proceso en transición que camina hacia el ordenamiento y re-estructura de las respuestas, a nivel de las comunidades de referencia, no resulta muy clara la diferenciación", señala el informe global.
En líneas generales
El sistema de protección de tiempo completo presenta “heterogeneidad” en el tipo de centros, como en sus perfiles y capacidades de atención. El MNP visitó centros de atención a niños pequeños y escolares, centros de atención a adolescentes (femeninos y masculinos), centros para madres con hijos, centros de ejecución oficial y en convenio con organizaciones de la sociedad civil.
Uno de los principales problemas identificados es que varios centros -en especial los del interior- reúnen distintos perfiles de niños, niñas y adolescentes “debido a la falta de oferta diferenciada en el departamento que pueda atender la demanda”, lo que supone la atención, en un mismo sitio, de personas entre cero y 18 años que tienen, a su vez, patologías de distinto tipo, ya que “la oferta especializada es escasa en el país”. Otra preocupación son los traslados interdepartamentales, que implican separación entre hermanos, desarraigo y dificultades para sostener los vínculos familiares, esto último calificado por el MNP como una “deuda histórica” de los sistemas de protección.
Hay variaciones en la forma, características y espacios donde se desarrollan las visitas de las familias, instancia en la que también se identifican “deficiencias” respecto de las condiciones para su desarrollo. “Las visitas se suceden en espacios reducidos, con escaso acondicionamiento para el estar de niños y referentes adultos, y baja luminosidad en algunos casos”, detalla el informe.
En cuestiones de acceso a la salud se registran “dificultades de acceso oportuno a especialistas”, seguimiento posterior y tratamientos específicos, sobre todo en salud mental y "especialmente en la oferta de tratamiento a situaciones de violencia, abuso y explotación sexual". Asimismo, se registran contradicciones entre las competencias que refieren al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) y al INAU.
Aunque hay matices, tanto en el sistema educativo como en el de salud “se identifican situaciones de inequidad y discriminación”, “barreras de acceso a los servicios o de continuidad en la atención”, “falta de cupos en escuelas y liceos, dificultades para realizar un acompañamiento en la inserción en los centros educativos [...], dificultades para lograr la construcción de proyectos educativos en los adolescentes” y “escasa confianza” de los docentes en las potencialidades de los jóvenes, quienes de por sí no cuentan con referentes afectivos o familiares, acompañado por el debilitamiento en las diversas redes comunitarias, su insuficiente preparación educativa o la falta de habilidades necesarias para su inserción en el mercado laboral.
Según lo recogido en los informes, la mayoría de los niños y adolescentes que se encuentran integrados al sistema educativo y gran parte de los centros de tiempo completo cuentan con apoyo escolar. "Las actividades educativas que desarrollan los niños están básicamente condicionadas por la edad que tengan, comprendiendo la asistencia a centros CAIF, escuelas, liceos y UTU, según corresponda”; 48% de esos niños tienen dificultades educativas derivadas de trastornos psiquiátricos. También se percibieron situaciones en las cuales los adolescentes no lograban sostener los estudios, en el marco de una ausencia de proyecto de vida delineado. Algunos participan en el programa Áreas Pedagógicas de INAU.
Divino tesoro
Mientras que en la mayoría de los centros existen rutinas claras y similares respecto de los cuidados cotidianos hacia los niños y adolescentes, fundamentalmente en lo referido a prácticas de alimentación, higiene y descanso, “la forma en que éstos se disponen presenta variaciones importantes en los centros visitados que impactan en el bienestar general de los niños y adolescentes que los acercan o alejan a una modalidad de hogar familiar”. “Se debe evitar la 'rigidización'", destaca el documento.
A la vez, los cuartos suelen estar acondicionados para el descanso, pero se identificaron centros “con importantes problemas de ventilación, luminosidad y espacio”; centros “donde la ropa es de todos y de nadie en particular”, como en el hogar infantil de Minas; con camas ubicadas en corredores, cuchetas triples, falta de espacios personalizados, lo que vulnera la intimidad y construcción de identidad de los internados, así como la apropiación del lugar; situaciones registradas en el hogar de adolescentes de Tacuarembó, y en los centros infantiles recorridos en Maldonado y Canelones, que “requieren de acciones inmediatas de cara a la garantía de condiciones para el bienestar de los niños, niñas y adolescentes”.
Los baños presentan condiciones deficientes en gran parte del país. Si bien las cuatro comidas del día suelen cumplirse, en varios centros los almuerzos tienen “poca variedad de alimentos y/o con escasa preparación”. Los espacios de uso común suelen estar en condiciones precarias y deterioradas, y la permanencia en éstos se limita fundamentalmente a mirar televisión. Son espacios “poco amigables, con poca iluminación y acondicionamiento del lugar y con normas de funcionamiento algo rígidas”.
En contraposición, el MNP exhorta a “favorecer el vínculo de los niños, niñas y adolescentes con la comunidad, para evitar el aislamiento”. "Un adolescente cuyas relaciones interpersonales se centran, mayoritariamente, en compañeros y personal de un centro, ve limitadas sus posibilidades de circulación social, afectando sus posibilidades de contar con herramientas necesarias para preparar un egreso exitoso del sistema”. En este sentido, Colistro remarcó que en futuras reuniones con las autoridades del INAU se problematizará el tema de las salidas no autorizadas, muchas veces representadas en los medios de comunicación como “fugas”. Preocupa especialmente la situación de Maldonado, donde los adolescentes están expuestos a ser víctimas de explotación sexual.
En los equipos técnicos se identificaron dificultades vinculadas al abordaje de adolescentes que se identifican como transexuales: si bien se registra compromiso en tratar el tema, “no existen en el sistema en general orientaciones, herramientas y apoyo específico para trabajar la temática y generar respuestas pertinentes y oportunas que favorezcan proyectos de integración”.
La presencia policial en el interior de los centros y en espacios y tareas de contacto directo con los niños se registran con más frecuencia en centros de adolescentes y durante turnos nocturnos. Es una práctica que se debe “revisar y evitar a nivel país”, destaca el informe. “Hay que aplicar un criterio de razonabilidad”, analizó Colistro. “La presencia policial puede resultar con efectos contrarios” a los que las direcciones de los centros les asignan, como “brindar seguridad”. “Parece un contrasentido: se trata de adolescentes cuyos derechos fueron vulnerados muchas veces por prácticas que viven a diario por parte de la Policía” y hay agentes policiales presentes en salones y en ingresos a los centros.
En algunos casos, el personal de los centros recurre la Policía local “para apoyar la contención de crisis emocionales complejas en niños y adolescentes, que si bien tienen por objeto evitar auto o hetero agresiones por parte de éstos, deberían ser abordadas por personal del centro y/o personal de la salud especializado para la atención e intervención en estos temas con niños y adolescentes”, agrega el documento.
Sin contención
El MNP detalla y alerta sobre las condiciones de los hogares infantiles de Canelones, Maldonado y Minas, y los de adolescentes en Maldonado y Tacuarembó, así como el hogar transitorio en Rivera y el centro Tribal en Montevideo. Este último es una de las puertas de entrada al Sistema de Protección del INAU para niños, niñas y adolescentes de ocho a 17 años. El Informe anual 2014 de la INDDHH recomendaba expresamente cerrar el hogar minuano y realojar a los internados, debido a las condiciones edilicias. Esto no se logró. Sólo hubo remodelaciones insuficientes. Dicho informe también solicitaba cambios en la puerta de ingreso a Tribal, como rever la presencia de guardia policial.
El informe detallado al que accedió La Diaria también da cuenta de una situación que el MNP registró en noviembre de 2014 y el 20 de mayo pasado. Testimonios de internados y denuncias tomadas por organizaciones sociales y presentadas a la Defensoría del Pueblo relatan las “malas condiciones en su paso por Tribal”, especialmente en un espacio denominado “cuarto de contención”, donde suele practicarse el “amarrocamiento”: “dejar al individuo en el suelo con esposas en manos y pies” -según la descripción del MNP-, por varios días, “como medida de castigo”. Este cuarto carece de luz, tanto natural como artificial. El MNP pidió crear un protocolo para la utilización del “cuarto de contención” y que se limite el uso a aquellos casos indicados para niños, niñas y adolescentes con internación compulsiva acorde a lo previsto en el artículo 121 del CNA, y no como dormitorio, ya que no cuenta con las condiciones de habitabilidad.
En el hogar hay insuficiencia de atención médica; insuficiencia de baños (hay cuatro pero funcionan tres para 28 niños y diez funcionarios), e insuficiencia de camas.
Además, en mayo, el MNP tomó conocimiento de la situación de un adolescente que “en el horario nocturno fue sacado del dormitorio hacia el hall de entrada, sin vigilancia, acto seguido el adolescente se retiró del centro y caminó solo durante toda la noche. Lo que motivó la conducta del funcionario de turno fue que el adolescente no estaba recibiendo la medicación adecuada, no podía dormir y molestaba en el dormitorio”.
De allí que se exhorte a mejorar el perfil y la formación profesional, para que el funcionariado tenga herramientas que permitan reaccionar de manera adecuada en situaciones especiales y brinden contención.