Siria - Masacre en Kobane
Emre Öngün
Ensemble!
Traducción de Faustino Eguberri –
Viento Sur
Entre los días 25 y 27 de junio,
Kobane, ciudad símbolo de la resistencia kurda a las tropas del Estado Islámico
(EI), ha sido teatro de una terrible masacre. Las bandas del EI han asesinado a
más de 200 personas antes de ser obligadas a retirarse bajo la resistencia de
la población y de los combatientes kurdos y de la resistencia siria del Volcán
del Eufrates.
A pesar del horror, hay que situar
este acto en el contexto de la evolución de la situación en Siria. En efecto,
los actos del EI, por infames que sean, no son jamás gratuitos y siguen una
lógica político-militar. Lo mismo ocurre con esta masacre cuyo contexto era el
de una secuencia de victorias de las fuerzas kurdas del entorno del PKK sobre
el EI.
Las tropas kurdas y árabes sirias del
Volcán del Eufrates, opuestas a Al-Assad y apoyadas por los ataques aéreos de
las potencias occidentales, habían realizado un avance importante hacia Raqqa,
la capital del Estado Islámico, apoderándose de la localidad de Ain Issa tras
haber conquistado la localidad de Tal Abyad en la frontera turca la semana
precedente. Esta evolución podía dar la posibilidad a las fuerzas kurdas de
echar al EI del cantón de Jerablus que se encuentra también en la frontera
turca y separa dos de los tres cantones kurdos cuya autonomía ha sido
proclamada por el PYD (partido hermano del PKK en el Kurdistán sirio).
La evolución de la situación era por
tanto desfavorable para el EI que corría el riesgo, además, de perder el
contacto con la porosa frontera turca que le da acceso a un conjunto de
recursos. La masacre de Kobane tiene por tanto una “función” para el EI: se
trataba de aterrorizar a la población para vaciar la ciudad a fin de
reconquistarla. Esto habría permitido al EI controlar un territorio continuo
Jerablus-Kobane en la frontera turca, tomar el puesto fronterizo con Turquía y,
sobre todo, frenar la ofensiva contra Raqqa cortando las bases de retaguardia
de la misma.
La operación del EI estaba bien
organizada y es evidente que disfrutaba de buena información (el ataque ha sido
realizado en un momento en que pocas tropas kurdas estaban en la ciudad y la
forma en que el conjunto de las bandas del EI han podido entrar en Kobane no
está completamente aclarada). Sin embargo, las bandas del EI han fracasado
frente a la determinación de la población y de los combatientes locales.
Así, este acto del EI, en respuesta a
sus anteriores derrotas, ha acabado en un nuevo revés. Los combates se
concentran actualmente en la ciudad de Hassaké de donde han huido cerca de
120.000 personas desde la entrada del EI.
Justo tras la masacre en Kobane, el
presidente de Turquía, Recep Erdogan, tras haber rechazado que se diga que su
gobierno signifique un apoyo al EI, ha seguido diciendo: “No dejaremos jamás
que se constituya un Estado (subentendido, kurdo ndle) en el norte de Siria, en
nuestra frontera sur. Queremos que esto quede claro. Continuaremos nuestro combate
en este sentido cualquiera que sea su precio”.
La amenaza ni siquiera es velada:
Erdogan expresa, alto y claro, la posibilidad de un ataque militar de
envergadura contra las tropas kurdas más allá de la frontera siria, es decir
contra la principal resistencia frente al EI. Sin embargo, esto no es tan
sencillo y es evidente que el gobierno de Erdogan, que ha perdido una buena
parte de su crédito ante las potencias imperialistas, no puede hacer lo que le
dé la gana. Erdogan ha tenido, por tanto, que contentarse con su
grandilocuencia de cacique de barrio…. Precisamente cuando su régimen está más
débil, no ha podido tomar ninguna iniciativa significativa y debe contentarse
con dejar que siga siendo porosa su frontera.
La dinámica parece en cualquier caso
favorable a las fuerzas kurdas aliadas con una fracción de los grupos anti
Al-Assad. La existencia misma de esta alianza, que ha sido efectiva, en
particular en la toma de Tal Abyad, presenta un cierto potencial. Es
completamente posible que la dinámica actual prosiga e, indudablemente, esto
producirá reacciones aún más sangrientas del EI que no tendrá otra opción que
jugar con el miedo que produce como instrumento de combate.
Si los reveses encajados por el EI
son buenas noticias, hay que evitar la “ilusión militar”. El EI goza también de
un apoyo popular en poblaciones enfrentadas a un ejército del régimen sirio
vivido como un ejército de ocupación y no podrá ser definitivamente vencido más
que políticamente, es decir, asegurando a los árabes sunitas de la región
Siria-Irak un lugar político con todas las consecuencias. Esto no significa
menos que una refundación democrática, incompatible con las acciones
imperialistas occidentales en la región. Además del apoyo a los combatientes
kurdos y a sus aliados árabes, es, también, en esta perspectiva en la que debe
situarse la solidaridad internacionalista con los pueblos de la región.
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