La adicción humana a consumir
No
se menciona y es la más fuerte de todas, está en la naturaleza de la especie.
Hoy
es urgente abordarla desde la contabilidad terrestre.
El
sistema capitalista es la forma actual de satisfacerla mediante la explotación
de recursos.
Muy
pocos se liberan de este goce individual. Pobres que han podido alcanzar
fortuna se suman a las prácticas de los adictos magnates.
El
orden institucional, los gobiernos, leyes, ejércitos, profesiones, son medios
para participar de un consumo al que no se le pone límite personal.
Casi
nadie habla de una vida general modesta. Del derecho solo a bienes sostenibles.
Esta
adicción está detrás de la destrucción de pueblos enteros por el hambre, la
falta de sanidad y de educación. Altera el clima, empobrece la vida animal y
vegetal. Agota los minerales que no se renovarán jamás.
Una
corriente social, intelectual, científica, política impulsa una conducta
ecológica. Suaviza el mensaje no aclarando que el precio es abstención
material.
La
seguridad de la especie y la naturaleza es la vida modesta de todos.
El
planeta no puede seguir sosteniendo la droga del crecimiento económico.
Los
frutos, el agua, los metales, tienen un límite.
El papa Francisco ha dado una encíclica para
pedir "cambios profundos" en los estilos de vida, los modelos de
producción y consumo y las estructuras de poder… Critica la falta de interés por
el medio ambiente… Llama a "limitar al máximo el uso de recursos no
renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento,
reutilizar y reciclar"… Asegura que "los más graves efectos de todas
las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre". [La Tercera]
Además
de una situación objetiva es una exigencia moral.
No
basta observar al otro o a sí mismo. Debe ser obligadamente un cambio de la
población mundial.
De
civilización.
Hay
que explicar y defender un nuevo derecho: el decrecimiento global con justicia
para todos.
Contacto
romulo.pardo@gmail.com
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