Chile - Proyecto de Reforma Laboral: Muy Lejos de lo Esperado

Posted by Correo Semanal on lunes, febrero 23, 2015

LA BATALLA DE LOS TRABAJADORES.  Publicado por 

trabajadoras-INFORMALIDAD
Termina el primer año de gobierno de la Nueva Mayoría y comienzan a llegar sus primeros balances. En el mundo de los trabajadores, el año termina con su principal noticia: la presentación del proyecto de ley de la reforma laboral, uno de los puntos del programa de gobierno que, si bien de carácter secundario en dicho programa (frente a otros aspectos como el educacional o el cambio del binominal), es de una importancia central para las condiciones de vida de millones de chilenos y para el rumbo del país.
Central no sólo porque los chilenos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo (si descontamos las horas de sueño) en el trabajo, sino también porque lo que en él vivimos, a nivel de relaciones personales, ingresos económicos, condiciones de salud e higiene… repercute muy directamente en nuestras vidas. Además de que la atención médica o el pago de pensiones para nuestra vejez dependen también de este factor.
Si sólo fuera por todo esto, ya se justificaría una atención preferente de las políticas públicas. Pero es que además el trabajo es la base de todo sistema económico, su motor principal, su recurso más necesario. Cuáles son las formas de relacionarse de los trabajadores entre sí, con los propietarios de los medios de trabajo y con el Estado; cuál es su remuneración (que impactará directamente en el consumo); cuáles son las condiciones en que desempeña su labor…son preguntas cruciales para entender una sociedad.
Desde ese punto de vista, el proyecto de ley que presentó el gobierno se enmarca no en la ruptura, sino en la continuidad. Y desgraciadamente, es de esperar (viendo lo que sucedió con la reforma tributaria y la reforma educativa) que de nuevo la Democracia Cristiana se alíe con la derecha durante el trámite parlamentario para bajarle más el perfil al proyecto.
Incluso sin las indicaciones pro-empresariado que tratará de introducir la derecha de dentro y de fuera de la Nueva Mayoría, son reformas manifiestamente insuficientes para avanzar hacia una sociedad donde el trabajo ocupe el lugar central que le corresponde, aunque hay que reconocer que, si se solventaran algunos vacíos que tiene la propuesta, podría ayudar en algunos aspectos a mejorar eso. Nos referimos específicamente a la cuestión de la titularidad sindical: caminar hacia sindicatos unitarios, masivos y representativos es importante, porque lo que dejó la dictadura y su Plan Laboral fue un sindicalismo fragmentado, debilitado y desprestigiado, con poca fuerza de negociación ante los propietarios de los medios de trabajo.
Sin embargo, tenemos que insistir en algo que ya hemos dicho otras veces: mientras no se avance hacia una negociación colectiva real, más allá de los límites de las pocas empresas donde se puede negociar, el poder de los trabajadores seguirá siendo bajo. La negociación colectiva por rama de la economía es el único modo de que la mayoría de trabajadores cuente con derechos sindicales y, por tanto, con capacidad para poder mejorar sus condiciones de trabajo. Y eso no se aborda en esta reforma. Por el contrario, se introduce la “flexibilidad pactada” que abre a la posibilidad de negociación aspectos de la jornada de trabajo antes inmodificables, con lo cual se avanza en uno de los puntos históricos del empresariado.
Por otra parte, examinando el proyecto vemos que los anuncios de la ministra de Trabajo en el sentido de poner fin al remplazo de los trabajadores en huelga venían con letra chica y se introduce un nuevo elemento restrictivo: los servicios mínimos, cuya indefinición abre una puerta peligrosa.
Además, se sigue judicializando el conflicto laboral, dejando en manos de tribunales (que lamentablemente, por origen social y orientación ideológica de la mayoría de sus integrantes, son cercanos a la clase dominante) la resolución de múltiples cuestiones relativas al mundo del trabajo. La “nivelación de cancha” entre trabajadores y empresariado de la que se ha hablado en el último tiempo, y que coincidimos obviamente en que es una necesidad, no puede darse de este modo, sino fortaleciendo el sindicalismo, que es la herramienta de defensa natural de los trabajadores.
Resumiendo los tres principales aspectos de este proyecto de reforma laboral y cómo se relacionan entre sí: un aumento en las tasas de sindicalización será difícil si siguen restringidos los derechos a negociación colectiva y a huelga. Y sin estos derechos fundamentales garantizados la desigualdad (y sus efectos sociales) seguirá siendo lo que defina al “milagro chileno” más allá de los titulares triunfalistas y los discursos grandilocuentes.
Desde La Batalla de los Trabajadores este 2015 seguiremos apoyando al movimiento sindical en sus luchas reivindicativas inmediatas y también en sus esfuerzos por defender y ampliar los aspectos positivos de la reforma, derogar los negativos (y aquí los compañeros Portuarios, Forestales, de la Construcción y subcontratados de la Minería tendrán mucho que decir, pues sobre ellos impactan algunos de los puntos) e introducir los cambios estructurales que no están contemplados, que son la mayoría.
La articulación del sindicalismo de clase en torno a estos objetivos, siendo capaces de situar la necesaria unidad por encima de nuestras legítimas diferencias, será clave para el éxito.