Francia - Doce muertes clavadas en el corazón de París
Terroristas irrumpieron en la
redacción del semanario Charlie Hebdo y asesinaron a periodistas y dibujantes
Doce muertes clavadas en el corazón
de París
La revista, que publicaba sátiras del
islamismo y otras religiones, había sido blanco de ataques y amenazas. Los
atacantes huyeron gritando “Vengamos al profeta Mahoma. Matamos a Charlie
Hebdo”.
Eduardo Febbro, desde París
Página/12, Buenos Aires, 8-1-2015
Dos encapuchados asesinaron en París
a los últimos representantes de una generación de caricaturistas y periodistas
libres, ajenos a toda influencia de los partidos o los bancos, anticlericales y
rebeldes, antimilitaristas, mitad anarquistas, mitad progresistas, emancipados
de la idiotez universal de los medios y de la cremosa socialdemocracia. La gran
mayoría de las doce personas ultimadas salvajemente en la capital francesa
tenían en sus venas y en sus plumas la sangre de las revueltas de mayo de 1968.
Habían conservado por encima de todo el trazo de esa rebeldía insolente y
pagaron por ello cuando, a las 11.30 de la mañana, dos heraldos armados con
fusiles Kalashnikov irrumpieron en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo
y sembraron de muerte y horror lo que había nacido para la burla, la risa y el
irrespeto. Mataron una generación, un estilo, una herencia, una postura
irrevocable. Vestidos completamente de negro, con capuchas y gestos de una
precisión militar, los autores del atentado entraron a la redacción de Charlie
Hebdo gritando “Alahu al akbar” (Dios es grande) y huyeron en un auto negro,
gritando: “Vengamos al profeta Mahoma. Matamos a Charlie Hebdo”. Nada prueba
mejor la determinación asesina que los anima como la manera en que, durante el
tiroteo con la policía, ultimaron de un balazo a un agente que había sido
herido en una pierna y estaba en el suelo. Las banderas francesas están hoy a
media asta. La muerte colectiva, en un mismo momento y en un mismo lugar, de
tantos periodistas no tiene precedentes. París fue la tumba de la libertad y la
desfachatez. Se trata además del atentado más grave ocurrido en la capital
francesa en los últimos 40 años. El presidente francés, François Hollande,
acudió de inmediato al lugar del drama y reconoció que se trataba de “un acto
excepcional de barbarie” y que Francia “vive un momento extremadamente
difícil”. El comando estaba informado porque pasó a la acción el día de la reunión
de redacción. Según contó a la prensa la dibujante Coco, los atacantes
“hablaban perfectamente francés y se reivindicaban de Al Qaida”. Otros
sobrevivientes revelaron que, mientras disparaban, los asesinos gritaban el
nombre de los periodistas. Anoche, la policía logró identificar a los presuntos
miembros del comando. Se trata de dos hermanos francoargelinos, Saïd y Chérif
K, de 34 y 32 años. El tercer sospechoso, Hamyd M., tiene 18 años y ayer se
entregó a la policía tras permanecer prófugo durante 12 horas.
Al cierre de esta edición la policía
estaba llevando a cabo un operativo en la localidad de Reims, a 129 kilómetros
de París, para arrestar a los dos hermanos. Uno de ellos fue condenado en 2008
por su implicación en una red parisiense que reclutaba combatientes para
enviarlos a Irak.
Miles y miles de personas salieron a
manifestar en todo el país de forma espontánea o convocados por los partidos
políticos en solidaridad con las víctimas. El cartel “Soy Charlie” se ha vuelto
el emblema de un país azorado por la brutalidad del crimen y el blanco elegido.
Daniel Cohn-Bendit, el ex diputado ecologista europeo y líder del movimiento
que estalló en París en mayo de 1968, dijo al diario Libération que “lo que se
atacó acá fue el derecho a la critica radical de todas las religiones. Charlie
Hebdo es la radicalidad anticlerical y es por esa razón que fueron asesinados.
En nuestra civilización, lo que queremos defender es el derecho a esa
radicalidad. De la misma manera que hay un fascismo oriundo de la civilización
occidental, también hay otro fascismo que viene del Islam”. El tributo que
pagaron todos es enorme: doce muertos, de los cuales dos son policías –Franck
D, abatido en la redacción, y Ahmed Merabet, en la calle–, once heridos, entre
ellos cuatro en estado de extrema gravedad. Entre los asesinados están los
dibujantes Charb (Stéphane Charbonnier, director del semanario), Cabu,
Wolinski, Tignous y el economista Bernard Maris. Cabu y Wolinski eran famosas
figuras de la irreverencia absoluta que acompañaron hacia la madurez a toda una
generación de ciudadanos que descubrieron con ellos una forma radical de la
insumisión y la provocación. Un crimen repugnante y doble, a la vez contra la
palabra y esa forma inimitable de la crítica condensada que es la caricatura,
el dibujo. Algunos de estos periodistas y caricaturistas tenían protección
policial debido a las constantes amenazas que recibían desde hace años,
especialmente a partir de 2006, cuando el semanario publicó las polémicas
caricaturas del profeta Mahoma. Charlie Hebdo se vio obligado en 2011 a cerrar
sus oficinas luego de un ataque con bombas molotov consecutivo a la publicación
de un número sobre los islamistas de Túnez y Libia.
El atentado se produjo en un momento
de fuerte islamofobia en Francia y en un día que no parece ser casual. Este 7
de enero apareció en Francia la novela de ese oportunista de la literatura
moderna que es Michel Houellebecq, Sumisión (ver más información en la página
28). La ficción de Houellebecq es de una islamofobia galopante y vino
acompañada por un meditado plan de promoción destinado a provocar un escándalo
mayúsculo. Sumisión muestra a Francia bajo un régimen islámico luego de la
victoria presidencial de Mohammed Ben Abbes, candidato del partido Fraternidad
Musulmana. En esa Francia de Michel Houellebecq, gobernada por el Islam, los
musulmanes son tontos y vulgares, las mujeres tienen prohibido usar polleras y
la Universidad de la Sorbona se convirtió en una universidad islámica cuyas
paredes están cubiertas por versos del Corán. El escritor francés se adentra
con su ficción en las teorías desarrolladas por otro autor racista y
fascistoide, el filósofo Renaud Camus, autor de La Gran Sustitución. En este
libro, Camus desarrolla la idea de una civilización occidental, en este caso
Francia, sustituida o pervertida por los valores del Islam.
“Nada será como antes en nuestro
país” comentó Philippe Val, ex director de Charlie Hebdo. Consciente de la
gravitación compleja que se va anudando en torno de estas temáticas y con el
drama del atentado enfrente, el presidente francés, en el curso de una
alocución televisada impregnada de gran emoción, dijo que “la libertad será más
fuerte que la barbarie”. Para el mandatario francés, la mejor respuesta, “bajo
todas las formas, es la unión de todos”. François Hollande decretó para este
jueves una jornada de duelo nacional. Ciertos analistas evocaron muy temprano
la pista de células islamistas, entrenadas en el extranjero, muy difíciles de
detectar porque están compuestas por pocos individuos sin conexión alguna con
una red más global. El ministro francés de Interior, Bernard Cazenave, movilizó
una gran número de policías para identificar y arrestar a los autores de la
matanza. Menos de 12 horas después del atentado, los autores fueron identificados
por los investigadores gracias a un documento de identidad olvidado en el
Citroën C3 negro en el cual huyeron. Saïd y Chérif K tienen respectivamente 34
y 32 años. Según fuentes de la prensa francesa, uno de los hermanos combatió en
Siria y volvió este verano a Francia. Ya antes, Bernard Cazenave había señalado
que la eventualidad de que los responsables estén ligados al islamismo radical
era “una opción posible”. Varios expertos que hablaron con los medios señalaron
una evidencia que se aprecia en las imágenes del operativo: la exactitud de los
gestos, la manera en que manipulan las armas y cómo se desplazan. Un policía
dijo al diario Le Figaro que se “ve con claridad cómo sostienen las armas, cómo
avanzan con calma y fríamente. Se ve en eso que recibieron una formación
militar”. Otro policía, citado por la misma fuente, argumenta que en el estilo
con el que actuaron se nota que no “son iluminados que actúan por impulso.
Fueron entrenados en Siria, en Irak, o en otro lugar, hasta incluso en Francia.
Es evidente que fueron entrenados”.
En medio de una intensa pesquisa
policial, el debate se desplaza ahora hacia el terreno del Islam, la
convivencia, la libertad y, desde luego, el impacto que tienen en Francia los
conflictos que azotan a Irak, Libia y Siria con la presencia de miles de
jihadistas de origen europeo –principalmente franceses y belgas– que dejan la
cultura occidental donde nacieron para unirse a fuerzas como las del Estado
Islámico en Irak.
Lápices, lapiceras o bolígrafos,
hagamos todos en estos días como lo hicieron anoche decenas de miles de
manifestantes en París y en toda Francia: salgamos a la calle con esos modestos
símbolos de la libertad de decir y pensar. Alguna vez, en 2001, luego de los
atentados del 11 de septiembre en Nueva York, una parte del mundo dijo: “Todos
somos norteamericanos”. El golpe, aunque menor en víctimas, tiene un impacto y
una lectura política de gran magnitud. El mensaje y la amenaza global que hacen
pesar este atentado lleva a otro grito conjunto: “Todos somos Charlie”.
0 Responses to "Francia - Doce muertes clavadas en el corazón de París"
Publicar un comentario