2015, año frontera entre Turquía y Armenia

Posted by Correo Semanal on domingo, diciembre 07, 2014

Escribe Alain De Valpo
2015 se avecina con su lote de conmemoraciones centradas en torno al centenario del genocidio armenio. La Fundación Hrant Dink organizó los días 22 y 23 de noviembre 2014 una serie de conferencias en la Universidad de Ankara. Los participantes disertaron sobre LA frontera herméticamente cerrada que separa la joven República de Armenia y la República de Turquía.
Entre Turcos y Armenios existen también OTRAS fronteras invisibles. Comprenderlas mejor es comenzar a cincelar el alambre de púa de un conflicto potencial en una región que ya está a sangre y fuego. Diálogos cruzados con tres participantes del evento; Lale Yalçin Heckmann, una socióloga turca, Vahram Ter Matevosyan, un universitario de Ereván, y Gérard Libaridian, ex consejero del presidente armenio Ter Petrossian (1991-1997), que vive ahora en los EEUU.
Rehén de apuestas que la sobrepasan, prisionera de intereses políticos divergentes, la Historia entre Armenia y Turquía tiene dificultades para encontrar la serenidad necesaria para acercarse a la verdad, limitarse a los hechos y no quedarse a la merced de las diplomacias partidistas.
La frontera que separa la República de Turquía de la joven República Armenia que nació en 1991, después de la caída de la Unión Soviética, no escapa a esta “fatalidad”. Su cierre oficial en 1994 es diversamente interpretado según que los políticos sean de un bando o del otro. Una dialéctica tanto más compleja que un tercer país está implicado: Azerbaiyán, con el que Armenia está en guerra por la región del Alto-Karabaj (http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2014/DIEEEO04-2014_Nagorno-Karabaj_Fco.RuizGlez.pdf)
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En Ankara, en apertura de los debates (http://www.hrantdink.org/Detail=933&Lang=&Home&Lang=en), Rakel Dink quiso recordarque “ciertas palabras tienen connotaciones inevitablemente negativas. Frontera es una de ellas”. Para ilustrar sus palabras,  la viuda de Hrant Dink, ese Armenio de nacionalidad turca asesinado en 2007 en Estambul (http://es.globalvoicesonline.org/2012/01/22/turquia-luego-del-juicio-por-el-asesinato-miles-recuerdan-a-hrant-dink/) por su compromiso pro diálogo entre las dos culturas agregó: « Las piedras que delimitaban las fronteras en la época de la Antigua Roma tenían una dimensión divina. Cuando se ponía una “piedra frontera”, se sacrificaba un animal. Sus huesos eran enterrados y se edificaba el mojón encima. Hoy en día ese ritual ya no existe, pero cada año, en el curso de las guerras que se supone protegen las fronteras, son miles las personas que son sacrificadas”. 
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“La definición de la humanidad impone el principio de sobrepasar las fronteras. De hecho, nuestra historia es sobre todo la historia de fronteras que fueron trascendidas. Aquellas que no han sido sobrepasadas se transforman en nuestra prisión. Nos hacen cautivos de nuestros temores”. Rakel Dink















2015 ; una frontera esperada
Luego del fin de la URSS, Armenia y Turquía no necesitaron el conflicto del Alto-Karabaj para congelar sus relaciones encadenadas por el peso del genocidio de 1915. Incluso antes de que estallase, los dos gobiernos no habían sentido la necesidad de intercambiar representaciones diplomáticas. La vecindad del centenario constituye una etapa que invita a cada cual a tomar posición. Lale Yalçin Heckmann (http://www.eth.mpg.de/cms/en/people/d/yalcin/), que expuso su trabajo sobre las fronteras del Cáucaso del Sur, explica el estado de ánimo con el que aceptó la invitación: “En tanto socióloga, soy portadora de una responsabilidad sobre todo en el seno del mundo universitario. Eso significa ser abierta, mostrar interés, y cuestionarme a propósito de problemas políticos e históricos complejos”. 
Aceptar hacer a un lado los prejuicios y jugar cartas abiertas es un punto de partida. “Estoy en fase con numerosos colegas en Turquía y en el extranjero que abrieron pistas de investigación sobre el pasado y el presente de las relaciones entre los Turcos, los armenios, los Kurdos y otras sociedades vecinas que, en ciertas épocas, atravesaron relaciones difíciles las unas con los otras”. Un trabajo que debe proseguir a pesar de la imbricación de dimensiones históricas, políticas, sociales, afectivas y morales. Para esta turca, el centenario es una etapa importante: “Espero que las conmemoraciones estimularán a franquear esas etapas sobre el pasado por el bien de un avenir común”.
Gérard Libaridian (http://www.armeniapedia.org/index.php?title=Gerard_Libaridian), historiador jubilado que vive en Massachussets (EEUU) es más circunspecto: “Nada garantiza que el centenario sea un paso adelante en nuestra manera de ver las cosas y de resolver los problemas. Es posible que nos encontremos frente a una enorme decepción el 25 de abril 2015”. Vahram Ter Matevosyan, igualmente, no se hace ilusiones. No obstante, este profesor de la  Universidad americana de Ereván afirma: « Mi sentimiento es que 2015 será tan importante como 1965, el 50º aniversario del genocidio armenio. Las consecuencias no serán visibles inmediatamente, pero este año marcará un momento crucial en los actos y los espíritus de muchos Armenios”.

La invisible frontera entre sociedad civil y poderes políticos
A lo largo de las exposiciones escuchadas en el recinto de la Universidad de Ankara, capital de Turquía, aparece que existe un abismo entre las poblaciones y los gobernantes, en particular en las regiones fronterizas paralizadas como un tren bloqueado en pleno campo. 
Mientras los políticos levantan la voz en sus declaraciones públicas, iniciativas como este ciclo de conferencias (iniciativa que está lejos de ser la única) prueba que sociedades civiles no aceptan el statu-quo. Gérard Libaridian anota “que ha habido progresos importantes – y cambios notables – en la manera en que interactúan las dos sociedades civiles, turca y armenia”. Lale Yalçin Heckmann agrega : “Encuentro muy importante, los esfuerzos pequeños y modestos, de proyectos comunes entre grupos de jóvenes o de organizaciones profesionales en nuestros países que inspiran y modifican las actitudes, las ideas y la imaginación de unos sobre otros. Lentamente pero seguramente”.
 Ambos deploran sin embargo, como Vahram Ter Matevosyan (https://www.linkedin.com/pub/vahram-ter-matevosyan/5/5a0/636), especialista, entre otros, de las relaciones entre Turquía y Georgia, que “las sociedades civiles de los dos países no sean tan influyentes como para poder empujar a sus gobiernos a cambiar de política”
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El universitario armenio agrega: “Comparada a Armenia, Turquía es un gran país con una diversidad étnica, social y política. Sin embargo las ONG activas no representan los intereses de toda Turquía. Si no, el gobierno turco actuaría de manera más responsable para responder a las demandas de la Turquía oriental”. Del lado armenio la situación es similar: “La sociedad civil en Armenia desarrolló palancas más y más influyentes en la política interior, pero no constituye un elemento decisivo cuando se trata de política exterior”, continúa.
Gérard Libaridian fue un tiempo encargado en Armenia de Relaciones Exteriores (1993-1994). Participó igualmente en las negociaciones tendientes a lograr la normalización entre los dos países. “Sobre esta cuestión pienso que la sociedad civil turca es más visible y más matizada que la de Armenia. Dicho esto, el gobierno turco es el que tiene más camino por hacer. El gobierno armenio a sido más conciliador con su homólogo turco”, afirma. El autor de Modern Armenia (http://books.google.fr/books/about/Modern_Armenia.html?id=NDZ8sJVL_uUC&redir_esc=y) explica : «Junto con estimular posiciones extremistas en sus políticas educativas y en los medios, estos gobiernos –particularmente en Turquía– justifican sus políticas no-constructivas culpando al “pueblo” de no estar listo para aceptar políticas más moderadas”.
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« Cada frontera que nos separa los unos de los otros restringe nuestro espacio de vida. Son alambres de púa que “dividen para reinar”. Rakel Dink

El conflicto que incuba en el Alto-Karabaj parece ser el más simple a resolver de todos los que abrasan esta región entre el Cáucaso y el Medio Oriente (Ucrania, Iraq, Siria). La implicación voluntarista de los tres actores y voluntad política bastarían para encontrar una salida. Es tanto más lamentable para Lale Yalçin Heckmann que la sociedad civil, promotora de paz y de concordia, no sea más influyente sobre poderes políticos belicosos aferrados a sus propios intereses, no obstante: “Pienso a veces que las organizaciones de la sociedad civil esperan demasiado de la intervención, de la mediación y del apoyo de los actores internacionales, en vez de ser creativas e inventivas en pos de sus causas en el seno de sus propias sociedades”.2424

Armenios de Turquía, de Armenia y de la diáspora

El abismo entre la diáspora y los armenios de Turquía y de Armenia representa una tercera frontera, fuente invisible de tensiones y de malentendidos. «Hasta una fecha reciente, la diáspora simplemente ignoraba a los armenios de Turquía. Incluso los consideraba sospechosos”, cuenta Gérard Libaridian. Una situación explicable según Lale Yalçin Heckmann: “La complicada historia del pueblo armenio, las historias de vida de la diáspora y en las sociedades ancladas, generan una tensión estructural entre las diásporas y las comunidades sedentarias, Estas tensiones me parecen normales y se explican, en parte, porque están encajadas en diferentes entornos políticos, históricos y culturales acumulados por esas comunidades”.
 Acercar las riberas no es un problema insalvable a los ojos de esta partidaria del diálogo: “Diferentes puntos de vista son útiles cuando se buscan estrategias de reconciliación entre los Estados y las sociedades. Los problemas comienzan si estos diferentes puntos de vista excluyen a los otros o intentan imponerse sin comprender al otro. Ahora bien, la comprensión de otras opiniones es la primera etapa para aceptar las diferentes experiencias históricas de las diásporas y de las comunidades sedentarias”.
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Vahram Ter Matevosyan rehusa generalizar y no percibe estas diferencias como una frontera: “De parte y otra, existen grandes diversidades. El gobierno representa de alguna manera la voluntad de los armenios que viven en la República, mientras que no hay una entidad para representar la diáspora.” En un punto, sin embargo, hay consenso, agrega: “Turquía debería ser portadora de la plena responsabilidad política del genocidio de 1915. Armenia, no pide sólo eso sino que exige de Turquía que le ponga fin al bloqueo político, económico y comunicacional de Armenia, en vigor desde 1993”.

Para Gérard Libaridian, si el diálogo ahora es más fácil, es en gran parte gracias al compromiso del autor de Two Close People Two Far Neighbors. “Hrant Dink rompió ese molde e incitó la diáspora a sostener otra mirada. La comunidad armenia de Turquía –y no solo los armenios organizados de Estambul sino también los armenios islamizados, aquellos que desarrollaron una dimensión armenia de su identidad– puede jugar un papel importante para humanizar la cuestión Armenios/Turcos y llevarla al nivel del realismo.” 

Hrant Dink, la voluntad de liberarse de las fronteras

Si hay un punto común compartido por el conjunto de los participantes en las conferencias de Ankara, es el reconocimiento hacia el trabajo del periodista asesinado el 19 de enero de 2007, destacado por Lale Yalçin Heckmann: “Aunque algunos participantes vinieron con convicciones políticas bien definidas, espero que, como yo, observaron y sintieron la sinceridad y el autentico interés en la exploración y el aprendizaje mutuo.  Fue reconfortante y estimulante para mí ver tanta buena y destacable investigación y tan preciosos investigadores.”

Gérard Libaridian cayó bajo el encanto desde el primer encuentro con Hrant Dink: “Él ha construido puentes al tiempo que rompía tabúes. Cuestionó la definición reductora de la Iglesia sobre la cuestión armenia en Turquía y otros sitios. Ha hecho del ciudadano armenio de Turquía un ciudadano a 100%. Conectó los armenios al pasado turco y a las otras comunidades étnicas y religiosas oprimidas. Contribuyó a los contactos entre armenios de Turquía, el pueblo armenio y el nuevo Estado armenio”.
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« Cuando alguien aparece en la escena de la historia y rechaza a las fronteras impuestas a la humanidad, nos inspira a todos. Aquí, empujados por este inspiración, juntos guardamos puertas abiertas para hablar de problemas difíciles para resolver. Espero que sus contribuciones mostraran la luces de la salida. » Rakel Dink.

Vahram reconoce igualmente el valor de ese trabajo: “Él fue y sigue siendo una fuente de inspiración para numerosos armenios. Ser periodista en Turquía ya es una tarea difícil, más aún cuando alguien desea evocar los problemas de esta minoría ante el gran público y el gobierno.”
 Lale Yalçin Heckmann confiesa igualmente haber seguido los escritos y los debates publicados en
AGOS, el diario fundado por Hrant Dink en Estambul. Si su muerte representa a sus ojos una tragedia, también fue un electroshock: “Las manifestaciones de gran amplitud que siguieron su asesinato fueron como el precursor de la frustración del público a propósito de la injusticia y de la ignorancia de la política turca. Se podría decir, como un precursor de las protestas que vimos más tarde con los acontecimientos del parque de Gezi.”

Para todos Hrant Dink sigue siendo una fuente de inspiración. “Buceando en su alma él le dio una dimensión universal a la cuestión armenia, hasta transformarse en un apóstol de la humanidad que existe en cada uno de nosotros, sin cesar de respetar la particularidad de cada grupo. Si alguien no se inspira con todo eso, no sé lo que significa la inspiración”, concluye Gérard Libaridian.