China/Hong Kong - El adolescente que se olvida de su ego y desafía al imperio chino

Posted by Correo Semanal on viernes, octubre 03, 2014


Tiene 17 años y es uno de los líderes de las protestas por más democracia
Agencia EFE, desde Hong Kong

La edad no le alcanza para comprar bebidas alcohólicas, todavía no puede manejar y no iría preso si fuera el caso, porque tiene apenas 17 años. Joshua Wong, pese a su corta edad, es ya un veterano activista que ahora lidera las protestas por más democracia en el centro de Hong Kong. En nada se distingue de los demás adolescentes. Flaco, con pelo lacio y lentes, usa remeras y bermudas con bolsillos como todos los demás. Pero cuando habla las multitudes se acallan, y el término multitud no es exagerado: unas 200 mil personas participan en las protestas que él y otros líderes han convocado para pedir más democracia en su región.
Como no puede ser de otra forma, empezó su camino de activista siendo muy joven. Tenía 15 y cofundó Scholarism, una agrupación que la prensa oficialista califica de extremista porque se opuso a una mayor influencia de la ideología comunista en el contexto educativo hongkonés.
Según la versión de Wong, el gobierno chino comenzó a monitorearlo y bloqueó las cuentas de su movimiento en redes sociales. En un momento incluso mantuvo un debate con el entonces jefe de gobierno, Leung Chun-ying. Estuvo a la altura y al terminar se negó a darle la mano, en señal de que no se había rendido.
En esa campaña logró que 120 mil personas ocuparan edificios públicos, que algunos se sumaran con huelgas de hambre y los planes del gobierno se modificaron. Fue el primer e inesperado triunfo del flaco desgarbado.
Su camino había comenzado antes todavía. Nacido en Hong Kong apenas un año antes de que la colonia pasara a manos chinas, creció en una familia cristiana de clase media. Según recordó en un artículo en un blog de 2012, su padre lo llevaba a ver gente desfavorecida. “Me decía que tenía que preocuparme por los marginados de la sociedad. Ellos no habían escuchado hablar del evangelio y vivían vidas solitarias y duras”.
Cuando comenzó a tomar cuerpo la crisis electoral de Hong Kong, Scholarism no quedó al margen. Hizo una propuesta que consiguió dos tercios de los votos emitidos en una consulta pública e impulsó sentadas masivas en julio. Y Wong quedó en el centro del movimiento, aunque eso no le seduce. “No me gusta eso. Si un movimiento de masas se convierte en un tributo a una persona concreta es un gran problema”, comentó a la prensa china.

Objetivos claros
Respuestas de este tipo muestran que, aunque joven, tiene claro qué es lo importante. Por ejemplo, el fin de semana lo liberaron tras unos días preso y, ante las preguntas de los periodistas sobre su futuro político o sus planes de carrera, desvió con elegancia: “Esas preguntas personales las podemos abordar más adelante”. En ese momento solo quería volver a su casa, bañarse y regresar a la calle. Anoche, después de que el jefe de gobierno, Leung Chun-ying, se negara a dimitir pero se declarara dispuesto a negociar, Wong dio un discurso subido a una escalera como la que usan los pintores (ver nota aparte).
Junto a su colega Lester Shum, también entonces demostró que el grupo sabe lo que quiere, como si su memoria estuviera repleta de décadas de lucha. “La calle Lung Wo es la única que une Kowloon y Hong Kong. Si la ocupamos, todo el apoyo que hemos ganado en la última semana se echará a perder”, dijo Shum. “Esta es una batalla por el apoyo de la gente”, agregó Wong. “Tenemos que demostrarle a Leung que tenemos el apoyo de las masas de nuestro lado”, terminó.

El logro de todos
Desprendido de su ego, el chico cree que lo mejor es que la revolución tome el cuerpo que sus protagonistas anónimos quieran que gane. “La decisión tiene que ser por el bien de los ciudadanos, no de Scholarism, Occupy Central o algún otro grupo”, declaró el miércoles.
Los que lo conocen aseguran que su mayor éxito hasta el momento es justamente el crecimiento que tuvo el grupo al margen de su persona. “Muchos me dijeron que Hong Kong depende de mí y algunos me dijeron que soy un héroe”, escribió el miércoles en su Facebook, según una traducción del Guardian. “Me siento incómodo e incluso molesto cuando escucho este halago. Mientras que ustedes estuvieron padeciendo el gas pimienta y gas lacrimógeno pero decidieron quedarse en las protestas pese a la represión del gobierno, yo no era capaz de hacer nada más que mirar una caja con comida y las paredes blancas del cuarto de detención donde estaba y sentirme impotente”.
“El héroe de este movimiento es cada ciudadano de Hong Kong”.