“Québec solidaire”, la esperanza de la izquierda en Canadá
MRF
El pasado 7 de abril se celebraron elecciones legislativas
en la provincia de Quebec en Canadá, y el Partido “Québécois” gobernante fue
destronado. Este partido nacionalista-separatista y social demócrata, como se
identifica ideológicamente, perdió ante el Partido Liberal, su tradicional
rival. Ambos partidos representan, sin embargo, a las empresas y a los ricos
pero lo hacen con diferentes engaños y retórica. Como una nueva luz, en Quebec,
se ha venido fortaleciendo un frente de izquierda que se llama Québec solidaire (Quebec Solidario).
Québec solidaire es una coalición principalmente anticapitalista,
soberanista, defensora de los derechos de aborígenes, trabajadores,
trabajadoras, defensora del medio ambiente y feminista, que fue fundada el 2006
–un año antes de las elecciones provinciales y lograron entonces un 3,64 por
ciento del voto total aunque no lograron elegir a ningún representante. Hoy día
su fuerza electoral alcanzó un 7,63 por ciento en esta última elección del 7 de
abril y lograron elegir 3 candidatos al Parlamento provincial.
Québec solidaire está compuesta por dos fuerzas
principales de izquierda y varios movimientos, partidos y colectivos entre los cuales
está “Alternative Socialiste” la sección en Quebec del Comité Internacional de
los Trabajadores. También son parte de Quebec solidaire tres tendencias
trotskistas y dos partidos comunistas entre otros, todos formando parte de uno
de los proyectos de acumulación de fuerzas de izquierda más interesante de la
historia de las luchas populares y de trabajadores y trabajadoras en Canadá.
Québec solidaire tiene además apoyo de
la Confederación Nacional de Sindicatos, la segunda confederación de
trabajadores más importante de Quebec, y ha ganado el apoyo de miles de jóvenes
trabajadores y estudiantes.
Levantar un proyecto exitoso de izquierda en Canadá es
un esfuerzo, diría que una tarea titánica, que se ha venido haciendo realidad
en Quebec principalmente porque la población
de esta provincia tiene la más alta conciencia política y de clase del país.
Desde los años 40 del siglo pasado en todo el país no se ha elegido a nadie
verdaderamente de izquierda en ningún nivel de gobierno. Posterior a la Segunda
Guerra Mundial los obstáculos para construir una izquierda en Canadá han sido
inmensos, ya sea por la imposición del Estado de Bienestar Social que concretó beneficios
importantes pero trajo también mucha apatía política, ya por la persecución
constante de activistas con la excusa de la Guerra Fría, ya por un sistema electoral
de representación no proporcional que ha sido fatal para las minorías, ya por la
existencia de un partido social demócrata como segunda o tercera fuerza que ha capitalizado
y manipulado toda crítica al sistema, y que se ha convertido en un partido de
derecha más, como todos sus similares en el mundo.
El desarrollo de la crítica en Canadá es necesario
como en cualquier otro lugar del mundo, en este país desde hace 25 años la
clase trabajadora -que es la mayoría, ha ido perdiendo participación económica,
social y política. Esto se ha acelerado en los últimos cinco años del gobierno
federal Conservador de extrema derecha y sólo en la provincia de Quebec la
crítica, en teoría y práctica, ha llegado a ser relevante.
Las dificultades para cuestionar y construir oposición
al sistema dominante han aumentado desde los años 90; existe desconfianza hacia
los y las izquierdistas que contribuyeron a desacreditar el proyecto histórico
de la izquierda, sea por sus conductas personales o por su deslealtad y
oportunismo. Otros obstáculos están
relacionados a la realidad política que se vive, ya que se tiene que lidiar con
gobiernos provinciales antidemocráticos en todo Canadá, sean estos de derecha o
de extrema derecha, gobiernos que tienen en su agenda el mandato de servir sólo
a empresas y ricos. Una poderosa máquina propagandística desde los medios de
comunicación favorece una ideología pro-corporativa y elitista que ha echado
profundas raíces en la educación y no da espacio al pensamiento crítico. La
prensa y la televisión son distractoras, favorecen la acumulación de riqueza en
manos de pocos y a como dé lugar. Esto se refleja en un consumismo exagerado dominante
en la población, que está profundamente endeudada – por persona casi 16.000
dólares, por hogar de casi 27.400 dólares sin contar la hipoteca. En Alberta el
endeudamiento por persona es de 24.300, en Quebec es de 10.450. Por cada dólar
ganado en un hogar canadiense se debe 1,6 –un índice preocupante para el Fondo
Monetario Internacional.
En los últimos 30 años la provincia de Quebec, como
todo Canadá, se desindustrializó drásticamente, con la excepción de la industria
automotriz y de alta tecnología. El servicio y la especulación financiera e
inmobiliaria han remplazado en gran parte la actividad industrial. Esto ha
favorecido una dependencia económica creciente, que tiene su base en la
explotación y exportación de recursos naturales, actividad que hoy representa el 52 por ciento
del Producto Interno Bruto del país. Canadá depende de los mercados de Estados
Unidos y Asia; y, si estos se deterioraran sería fatal para la economía
canadiense. Muchos movimientos sociales
y políticos de izquierda, como Québec solidaire,
demandan un proyecto que favorezca una economía local y participativa, que
proteja el trabajo y el medio ambiente.
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