Brasil - ¿QUÉ PASÓ CON EL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES?
Entrevista a Ricardo Antunes: Treinta
y cuatro años después de su fundación el PT se convirtió en un partido del
orden
Entrevista emitida en “¿Sin Salida?”.
Radio FM La Boca (90.1). Martes de 20:00 a 21:00, Buenos Aires, Argentina.
Mario Hernández (especial para
ARGENPRESS.info)
LUNES, 7 DE ABRIL DE 2014.
Mario Hernandez (MH): Estábamos escuchando
el informativo de “Voz de los Movimientos” pero acabamos de contactar a Ricardo
Antunes en Campinas, Brasil. Buenas noches, Ricardo.
Ricardo Antunes: Buenas noches Mario
y compañeras y compañeros en Buenos Aires, es un placer para mí hablar con Uds.
en portuñol.
MH: De todos modos nuestros oyentes
ya te conocen, no es la primera vez que nos comunicamos, para nosotros es un
gusto muy grande y te agradezco. Para quienes no lo conocen considero que
estamos conversando con uno de los más importantes sociólogos del trabajo a
nivel mundial, pero Ricardo también es militante social y un fino analista
político y hoy queríamos charlar sobre la situación en su país, Brasil, en un
contexto donde se produjo el VI Congreso Nacional del Movimiento de Trabajadores
Sin Tierra (MST). ¿Cuál es tu opinión acerca de ese acontecimiento?
RA: El Congreso del MST en Brasil que
conmemoró sus 30 años ocurrió en un momento muy emblemático. Por un lado, el
MST se tornó hace años en uno de los más importantes movimientos sociales de
trabajadores y trabajadoras del campo en América Latina, Brasil y, ciertamente,
a escala mundial porque se trata de un movimiento que se desarrolló, creció, se
amplió y su historia ayudó a consolidar muchos movimientos sociales en otras
partes del mundo.
Por otra parte, es también un momento
difícil ya que vivió sus primeros años en 1983/84 y los ’90 que fueron de
crecimiento, siempre con gobiernos de oposición. Enfrentando la dictadura
militar en los primeros años, después a la Nueva República y al gobierno de
Cardoso.
La victoria de Lula en 2002 y el
inicio de su gobierno al año siguiente creó para el MST una situación muy
difícil porque era entendido por muchos sectores del pueblo brasileño como un
gobierno de “nosotros”. Ese era el sentimiento porque Lula se había constituido
como un mito del movimiento obrero brasileño desde los años ’70.
Pero lo que sabemos es algo más
difícil, más complicado y en cierto modo más doloroso. El gobierno de Lula se
tornó en el gobierno de los grandes capitales, de las finanzas, de la gran
industria, de las mineras, del agronegocio, de los grandes intereses económicos
nacionales y transnacionales a punto tal que su gobierno fue frecuentemente
mencionado favorablemente por el Banco Mundial y otros diciendo “Lula es el
hombre”, como alguna vez dijo Obama, es la cara, la persona porque encantó a
muchos sectores del gran capital.
Eso significó en Brasil una situación
muy compleja porque sectores del movimiento social de trabajadores del campo y
la ciudad empezaron a tener no más su gobierno, sino un gobierno en disputa,
para otros un gobierno que cambió de lado y el MST vive esta situación con una parte de su dirección que es crítica del gobierno Lula y sabe que se
perdió la oportunidad de por lo menos hacer reformas estructurales profundas.
Ninguno de nosotros nos imaginábamos
que el gobierno de Lula iba a ser revolucionario.
Si comparamos a Lula con el gobierno
bolivariano de Chávez hay una diferencia profunda con las reformas radicales
que fueron hechas por el chavismo y las contrarreformas que fueron hechas por
el lulismo. Yo recuerdo que hace 10 años atrás hablé con Ud. y dije que Lula estaba haciendo lo que Néstor Kirchner estaría haciendo en
Argentina en sus primeros años.
El MST tiene una parte crítica, una
parte mayoritaria de su dirección, pero en última instancia defendió al
gobierno Lula. No es bueno, es malo, pero es mejor que Fernando Henrique
Cardoso, que los “tucanos” (PSDB) o la derecha tradicional porque Lula y ahora Dilma Rousseff no son gobiernos de la derecha
clásica aunque ésta sea parte decisiva de sus gobiernos.
Basta decir que el Banco Central y la
política económica siguen escrupulosamente las medidas del capital financiero
internacional: superávit primario, desregulación a favor de los intereses del
capital financiero, controles de las tasas de inflación en contraposición al
crecimiento del empleo, o sea, los núcleos duros de la política económica del
gobierno Lula y ahora de Dilma, están dentro del marco de los gobiernos
neoliberales. Yo acostumbro decir que son gobiernos social-liberales. No son
idénticos al de FHC, pero no son profundamente distintos y mucho menos antagónicos.
Entonces, ¿qué pasa con el MST?
Vive un momento difícil. En primer
lugar, ¿será parte del gobierno o de la oposición? Los núcleos mayoritarios de
su dirección dicen: ‘no somos gobierno, pero este gobierno es
menos malo que el de la derecha tradicional, entonces debemos seguir apoyándolo
críticamente’.
Brasil cambió mucho después de las
rebeliones de junio del año pasado. Hay un descontento popular en todas las
áreas del país.
El PT perdió su proyecto original de
ser un partido de los trabajadores
MH: Quiero que hagamos un alto.
Después vamos a volver sobre este tema porque tengo entendido que también se ha
cumplido un nuevo aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores
(PT) que has contribuido a formar en su momento. La pregunta sería, de acuerdo
a lo que acabamos de escuchar, ¿se acabó el ciclo del PT?
RA: Seguro que sí. El PT nació en 1980 como un partido socialista, plural, de las clases
trabajadoras, su nombre era Partido de los
Trabajadores. Tenía una clara propuesta de socialismo crítico, con autonomía de
la clase obrera y los asalariados. No quería la alternativa de los Partidos
Comunistas tradicionales y rechazaba a la socialdemocracia.
Treinta y cuatro años después no es
más el mismo, se convirtió en lo que Marx llamó un partido del orden, un
partido que tiene una burocracia completamente separada del pueblo, un partido
que llegó al poder y subió sus escaleras haciendo propuestas y alianzas con
todos los sectores de la derecha que aceptaran, con todos, no importa si extrema
derecha, liberal, conservadora o golpista, basta decir que Paulo Maluf, la
expresión más brutal de la derecha brasileña, de la corrupción, del apoyo a los
militares, que tiene una marca en la política brasileña como ex gobernador y
político de la derecha, hoy es aliado de Lula.
Collor de Melo, que fue el inicio del
neoliberalismo con una profunda corrupción en 1990, que derrotó a Lula un año
antes, es hoy aliado de Dilma y el PT.
Por consecuencia, el PT es un partido
del orden, del poder. Es cierto que tiene grupos de militantes auténticos, de
base, apoyo en las clases trabajadoras, pero es un partido que
crece por todas las clases, que perdió su proyecto original de ser un partido
de los trabajadores.
Hoy es un partido del poder que hace
alianzas con quien necesita para mantenerse, pero como dice un maestro del
pensamiento crítico occidental, hoy vivimos una farsa. Puede continuar
dominando 5/10 años, va a permanecer como un gran partido por mucho años, pero
será un partido policlasista de la alta burocracia y comprometido hasta el alma
con el capital.
MH: He leído con preocupación que se
está por aprobar o ya lo hizo el Congreso brasileño, una legislación
antiterrorista y que en relación al Campeonato Mundial de Fútbol se ha
conformado un batallón especial y producido un manual por el Estado Mayor de
las Fuerzas Armadas para orientar la actuación de militares en operaciones de
garantía de la ley y el orden. ¿Qué nos podés comentar?
RA: Hace un mes ocurrió algo que
cambió mucho la coyuntura. Hubo una manifestación en Río de Janeiro donde dos
jóvenes marginales, no politizados, no organizados tiraron una bengala que mató
a un periodista que filmaba la marcha. El hecho fue reproducido por la TV
mundial. Las derechas empezaron a atribuir esta trágica muerte como si fuera
una acción de la izquierda y empezó un movimiento muy fuerte de la derecha
diciendo no queremos más manifestaciones porque hay violencia. Muchas veces la violencia fue provocada por policías infiltrados en las
manifestaciones para después reprimir. Sin duda en una
manifestación de decenas de miles de personas hay participantes con variados
intereses pero el Congreso
conservador brasileño con apoyo del gobierno de Dilma y el Ministerio de
Justicia presidido por el PT están redactando una ley para reprimir las
manifestaciones.
Hoy la situación en Brasil es de un
descontento generalizado. Hay manifestaciones contra la Copa del Mundo todas
las semanas en muchos lugares. Por ahora son pequeñas, de 1000/1500, pero el
gobierno teme que crezcan.
Otro problema es que las
manifestaciones recorren todos los días los barrios periféricos en todo el país
contra el transporte privado caro, contra la salud pública precarizada, contra
la educación pública de pésima calidad, los profesores no reciben un salario digno,
o sea, hay manifestaciones de descontento en todas partes y el gobierno teme
que al comenzar la Copa del Mundo ocurran cerca de los estadios y prepara
formas de ataque como si estuviéramos al borde de una guerra civil en Brasil.
Es trágico y al mismo tiempo un farsa
que se trate del gobierno de un partido que luchó contra la dictadura y ahora
esté participando, más o menos, intensamente de acciones para restringir las
manifestaciones como en aquélla época.
Es muy malo que esto ocurra y vivimos
un período de mucha incertidumbre, no sabemos si las manifestaciones serán
retomadas con más fuerza, pero hay un descontento generalizado de amplios
sectores de la población y especialmente de la periferia.
En Brasil hay un problema crucial y
es la violencia de la policía militar. No sé si viste ayer
que un coche de la policía estaba llevando una mujer de un barrio periférico
víctima de un tiro perdido, fue colocada en un coche policial y su cuerpo
todavía vivo cayó quedando apresado y arrastrado por 250 metros. Esto muestra
la brutalidad de la policía militar en Brasil. La mujer murió, su cuerpo fue
completamente desfigurado y esto causó una conmoción. Le pegaron un tiro a una
inocente, la llevaron al hospital como si fuera un animal y luego la
asesinaron.
Esta es la situación brasileña hoy.
Es un cuadro difícil, en el cual
sectores de la derecha se movilizan como nunca lo hicieron, por lo menos en las
últimas dos décadas. El 28 de marzo se cumplirán 50 años del golpe de 1964. Hay
sectores de la derecha que quieren conmemorarlo como si fuera algo positivo, o
sea, la realidad brasileña es hoy muy tensa, muy compleja, muy difícil y en
gran medida también imprevisible.
MH: Seguramente estaremos en contacto
durante el Mundial de Fútbol para seguir de cerca la situación social que se
vivirá en Brasil en esos momentos.
RA: Estoy a tu disposición. Siempre
es un placer compartir con vos y los oyentes en Buenos Aires que nos escuchan
en este momento. Quedamos en contacto.
Entrevista emitida en “¿Sin Salida?”.
Radio FM La Boca (90.1). Martes de 20:00 a 21:00, Buenos Aires, Argentina.
0 Responses to "Brasil - ¿QUÉ PASÓ CON EL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES?"
Publicar un comentario