Chile - PROXIMO FRAUDE ELECTORAL
Felipe Portales
Las próximas elecciones
parlamentarias volverán a ser fraudulentas -como lo han sido desde 1989- en
virtud del aberrante sistema electoral binominal que aún nos rige, que
distorsiona gravemente la voluntad popular al subrrepresentar enormemente a la
lista más votada ; razón por la cual ¡no existe en ningún otro país del mundo!
Ya en 1930 fue constatado su
carácter antidemocrático por el destacado político liberal, Manuel Rivas
Vicuña, al referirse restrospectivamente al sistema que fácticamente se instaló
por un tiempo en Chile en 1911: “La ley que fijaba el número de senadores y
diputados fue despachada con una novedad que consistió en la creación de
pequeñas agrupaciones, de modo de reducir, en general, a dos el número de
diputados de cada circunscripción electoral. Esta base fue considerada justa y
conveniente para el interés general del país y caso curioso, fue sugerida por
el más antidemocrático de los diputados, don Alberto Edwards, miembro del
partido nacional. Esta reforma, sencilla y justa en apariencia, disminuía las
fuerzas de la mayoría y aseguraba un aumento en la representación de las
minorías. En efecto, a las minorías les bastaría contar con poco más del tercio
de los sufragios para asegurar su representación; en cambio, las mayorías
necesitaban un esfuerzo enorme, de más de dos tercios, para obtener los dos
puestos. De este modo, la mayoría y la minoría de cada región alcanzarían igual
representación en el Congreso, y éste podría reflejar una situación de empate
de dos corrientes de opinión, que no correspondería a la realidad de las cosas
y que sería un obstáculo para la marcha del país” (Historia Política y Parlamentaria de Chile, Tomo I; Edic. de la
Biblioteca Nacional, 1964; pp. 245-6).
Lo que generalmente se olvida es
que dicho sistema fue sutilmente confirmado por la Constitución suscrita por
Lagos y todos sus ministros en 2005. En el acuerdo que significó que el
liderazgo de la Concertación hiciera suya la Constitución del 80 –eliminando
algunas de las disposiciones autoritarias de aquella- se ideó la fórmula de
“sacar” dicho sistema del texto mismo de la Constitución, para dejarlo
“solamente” en la Ley Orgánica Constitucional sobre Votaciones Populares o
Escrutinios. De esta forma, la Concertación consolidó el sistema binominal, con
el artilugio de dejarlo fuera del texto constitucional mismo. La diferencia
–muy poco relevante- es que para eliminar o modificar dicho sistema se requiere
ahora de un quórum de 4/7 de los diputados y senadores en ejercicio, en lugar
de los 3/5 que se requerían cuando aparecía mencionado explícitamente en el
texto de la Carta Fundamental.
Es cierto que este sistema
siempre ha sido formalmente criticado por el liderazgo concertacionista e
incluso en diversas ocasiones se han presentado proyectos gubernativos o de
parlamentarios de dicho conglomerado destinados a reemplazarlo. Sin embargo,
aquellos no han tenido ninguna prioridad. Es más, la subsistencia del
binominalismo no ha significado una piedra de toque para considerar si es
democrático o no el sistema político chileno. Incluso, el propio ex presidente
Aylwin hace ya tiempo consideró que dicho sistema no generaba una
representación antidemocrática, al declarar que “yo creo que la democracia
volvió a Chile para quedarse y eso es lo que importa. Hay cosas que aún no se
han logrado. ¿Es bueno o no el sistema electoral binominal? A mí no me gusta,
pero reconozco que le da estabilidad a los gobiernos y conduce a gobiernos de
mayoría” (El Mercurio; 26-9-2003).
Más todavía, el actual diputado
del PPD y uno de los máximos expertos electorales de la Concertación, Pepe
Auth, ha señalado también inequívocamente que “el sistema binominal no es ni
más ni menos democrático que otros aplicados en países de igual condición y
muchos problemas usualmente atribuidos al binominalismo tienen otro origen, son
comunes a varios sistemas electorales o francamente no tienen el carácter
problemático que se les atribuye” (El
Mercurio; 25-9-2005).
Pero, ¿cómo un sistema que
perjudica clara e ilegítimamente a la coalición mayoritaria es tácitamente
aceptado por ésta, cuando no justificado? Por la misma razón que el liderazgo
de la Concertación regaló la mayoría parlamentaria simple, mediante las
reformas constitucionales concordadas en 1989: Que el sistema binominal le ha
ayudado a dicha cúpula a no quedar desnuda frente a sus bases respecto a su
“convergencia” con el pensamiento económico de la derecha, “convergencia que políticamente
el conglomerado opositor no estaba en condiciones de reconocer” (Edgardo
Boeninger.- Democracia en Chile.
Lecciones para la Gobernabilidad; Edit. Andrés Bello, 1997; p. 369).

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