La bomba incendiaria de los derivados financieros y el Titanic del Deutsche Bank

El Blog Salmon
23 de julio de 2013
Los balances de los bancos alemanes son el más claro ejemplo del alto riesgo que estos bancos asumieron y que hoy, cuando el tsunami comienza a llegar a sus costas,
pueden implicar un abierto recrudecimiento de la crisis financiera. Si
bien este es un fenómeno no deseado, comienza a cobrar fuerza producto
de la debilidad que adquiere la economía mundial con datos que dan clara
cuenta de una ralentización en China,
Estados Unidos, Europa y los países emergentes. Y esto no sirve a un
sistema financiero que debe estar siempre alentando burbujas y
manteniendo a la economía en movimiento. Si el sistema se detiene, que
es hacia donde vamos, provoca el colapso de la dinámica financiera por
el estrellón contra el muro de los impagos (ver la magia destructiva del interés compuesto).
Los bancos alemanes son los más apalancados del mundo
producto de esa enorme confianza que les dio el estar entre los más
grandes del mundo. Pero ahora toda esa confianza se vuelca como un
búmerang dado el florecimiento de los múltiples riesgos ocultos que la
banca alemana mantenía bajo la alfombra por considerarlos “fuera de
peligro”. Sin embargo, ahora que el área de peligro comienza a llegar al
núcleo europeo, el temor sobre el futuro de la banca alemana genera
nuevos miedos. Esto obligará al Banco Central Europeo a mantener por más
tiempo el tipo de interés en sus mínimos históricos para ayudar que el
Deutsche Bank se recapitalice. También, ha decidido dar nueva vida a los
derivados financieros sin importar esta vez la calidad que tengan. Algo
insólito.
Las malas prácticas del Deutsche Bank
Tal como hizo Goldman Sachs con Grecia, el Deutsche Bank mantuvo préstamos a Brasil e Italia fuera de los libros. Entre 2008 y 2011, Deutsche Bank hizo préstamos al banco italiano Monte dei Paschi di Siena y al brasileño Banco do Brasil por un total de 2.700 millones de euros. Sin embargo, no incluyó ninguna de estas operaciones en los informes financieros enviados a los inversionistas.
Y aunque parezca extraño viniendo de Alemania, esta práctica del
Deutsche Bank era bastante habitual. Préstamos similares realizó a Dexia
Bank (el quebrado banco franco-belga), al Hellenic Postbank de Grecia y
al banco de Qatar Al Khaliji, entre otros. Todos estos préstamos forman
hoy parte de los casi 350 mil millones de euros que el Deutsche Bank
mantiene en pasivos y con serio riesgo de pérdida.
Y esto no es todo. La práctica contable de enmascarar los niveles de
riesgo de la banca llevaron al Deutsche Bank a los excesos de mantener
más de 50 billones de euros en derivados financieros, suma equivalente al 75 por ciento del producto mundial y a casi 20 veces el PIB de Alemania. Como he señalado en otros post, en el mundo hay más de 700 billones de dólares en derivados financieros (casi 10 veces el PIB mundial)
y gran parte de estos derivados responden a la denominación de activos
tóxicos. Activos incendiarios que son recuperados con el dinero de los
contribuyentes y que generan jugosas ganancias a los que siguen jugando a
las sillas musicales. Estos son los excesos del sistema financiero que
hoy pasan factura a todo el mundo con una economía estancada y agónica
que presencia desde la primera fila el desplome de toda una falsa manera
de progreso económico.
Por eso que los bancos europeos deben ahora reducir drásticamente sus
balances para mitigar el impacto de un nuevo estallido de la crisis,
algo que Europa no puede permitirse dado que infligiria una herida
mortal. El sector bancario europeo es considerado el mayor del mundo
y en términos relativos representa casi cuatro veces el tamaño de la
economía europea. A modo comparativo la banca de Japón, Canadá y
Australia representa el doble del tamaño de sus economías, mientras en
Estados Unidos la proporción es de 1:1.
Una crisis bancaria en Europa tendría magnitudes desastrosas y los
bancos deben reducir sus balances a 2,4 billones de euros para situarse
en un nivel sostenible. Esta tarea puede tomar tres años y ayuda a
comprender por qué la troika dilata para más adelante las tareas de
abordar la crisis europea. Mientras la banca siga con este cancer
terminal no hay manera de reanimar al paciente y se debe extirpar los
tumores malignos. El problema es que este proceso ha resultado más largo
de lo pensado y el desempleo y el estancamiento económico están en
niveles de asfixia.
Como consecuencia de la desaceleración económica mundial los bancos
centrales han debido dar rienda suelta a los derivados financieros. La
semana pasada el BCE decidió aceptar valores
respaldados por activos como garantías de nuevos préstamos. Y esta vez, a
diferencia de los años previos a la caída de Lehman Brothers, no se
exige a estos activos una “Triple A”, sino que se están aceptando
valores con baja calidad. Todo esto nos muestra que la fragilidad del
sistema financiero es muy alta dado que la cadena de créditos se puede
romper en cualquier punto.
Esta relajación del sistema resulta insólita dado que acrecienta el riesgo sistémico. Los bancos europeos tienen un nivel de 220 billones de dólares en derivados financieros (CDO y CDS), y el estallido de esta burbuja nos acerca al momento Minsky
o el colapso total del sistema. Como hemos visto en otros post, los
derivados son un sistema de apuestas similar a un casino en el cual se
hipoteca el futuro. Sea con bonos del gobiernos, préstamos o hipotecas,
se apuesta por la caída o el aumento de los precios afectado la
rentabilidad de los bonos de deuda soberana y propiciando la volatilidad
en la prima de riesgo. Esto indica que la economía ha vuelto a la época
pre-Lehman, con la salvedad de que esta vez no habrá ningún tipo de
rescate y el sistema rendirá un nuevo homenaje al Titanic.
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