Egipto: Uno de los mayores movimientos de masas en la historia gatilla golpe militar
Aysha Zaki, CIT.
11/07/2013
Durante la última semana de
eventos tumultuosos en Egipto, Aysha Zaki ha discutido con activistas de la oposición socialista en El
Cairo sobre el movimiento de masas contra el dominio de la Hermandad Musulmana,
el golpe militar, el movimiento obrero y las principales tareas que enfrentan
los socialistas. El siguiente artículo está basado en estas discusiones.
La última semana ha visto una de
las más grandes manifestaciones revolucionarias de masas en la historia humana.
El 30 de junio el levantamiento de masas en Egipto fue una continuación de la revolución del 25 de enero del 2011
por "pan, libertad y justicia
social". Dentro de tres días, 20 a 25 millones de personas se movilizaron
en las calles, "Comités Populares
Revolucionarios” fueron relanzados, y tres ciudades industriales se
declararon en desobediencia civil y
cientos de sindicatos independientes convocaron a una huelga general.
Los altos mandos militares
intervinieron y retiraron a Morsi de la Hermandad Musulmana (HM) de la presidencia; fue una
acción dirigida para remover un grupo
rival y un acto consciente para evitar que los trabajadores organizados tomaran
la lucha política en sus lugares de trabajo y entraran en la escena
revolucionaria. La fuerza de la oposición masiva a Morsi ha significado que, por ahora, los mandos militares no quieran aparecer que ellos han
tomado el poder por su propia cuenta, pero están dispuestos a compartir el
poder con los líderes pro-capitalistas asociados con la oposición a Morsi.
Gobierno Provisional
Las primeras figuras presentadas
por el gobierno interino fueron liberales pro-capitalistas y líderes
religiosos. Al Baradei, un político neo-liberal y ex jefe del organismo de
control nuclear de la ONU, fue uno de los nombrados por el primer ministro
interino. Esto fue recibido inmediatamente con la oposición del partido
salafista de extrema derecha, Nour. Los
dirigentes de Nour habían participado en las conversaciones de la 'Hoja de
Ruta' post-Morsi con el ejército, pero ahora han amenazado con retirarse.
Diferentes grupos de activistas y
medios de comunicación en Egipto han informado que los miembros del Partido
Nour han participado en las protestas a favor de Morsi, mientras que sus
líderes estaban sentados con los altos mandos del ejército para discutir la hoja de ruta.
Esto lleva consigo dos indicaciones; la dirección se ha separado de la base y / o quiere utilizar las protestas callejeras
para presionar a los altos mandos militares para que les garanticen un lugar en
el gobierno interino, mientras quedan en buenos términos con los partidarios de
HM para ganar su apoyo en las
elecciones. El partido Nour está claramente tratando de presentarse como una
alternativa a la HM, ampliamente odiada y desprestigiada.
Reacción islamista de derecha
Cientos de miles de partidarios
de Morsi han estado protestando, con varios enfrentamientos con el ejército y
otros con los opositores a Morsi. Decenas han muerto y cientos han sido heridos en menos de una semana. Activistas en
Egipto informaron que durante los primeros enfrentamientos entre los
manifestantes, el ejército sólo intervino cuando la lucha había terminado. Y
otros informes a continuación señalaban que los altos mandos del ejército
tenían conversaciones con algunos
líderes HM para que participen en el
nuevo gobierno - señal de una posible escisión en el partido HM.
Desde el derrocamiento Morsi, los
líderes HM y sus seguidores han dicho en repetidas ocasiones que permanecerían
en las calles hasta que Morsi fuera restaurado en el cargo, y los clérigos
pro-Morsi han estado haciendo agitación sectaria que se ha traducido en ataques
sobre activistas jóvenes y gente común.
Matones islamistas de extrema derecha han sido filmados con banderas de Al-Qaeda en
las protestas, atacando y abusando de jóvenes manifestantes y mujeres
desarmados. El día que los clérigos salafistas empezaron a hablar de
"mártires de la legitimidad", un vídeo horrible fue publicado en
Youtube y Facebook que muestra a matones
salafistas y de Al-Qaeda golpeando y
lanzando a adolescentes de un techo.
La agitación de las ideas
reaccionarias también se ha reflejado en el aumento del número y la brutalidad
de las violaciones en grupo y la violencia sexual dirigida a mujeres manifestantes en todo
Egipto, pero sobre todo en El Cairo. En la noche del 30 de junio se registraron
más de 100 casos de asalto sexual sólo en la Plaza Tahrir! Estos métodos
machistas y reaccionarios se han usado en Egipto contra mujeres activistas por
los matones bajo Mubarak, durante el gobierno militar y bajo Morsi. Se informó
la semana pasada que la policía, incluso ha llevado a cabo "pruebas de
virginidad" a las víctimas de violación, en la noche del derrocamiento de Morsi!
¿Un "golpe de Estado" o una "revolución"?
Cuando Obama expresó su
"preocupación por la violencia en Egipto" después de la intervención
del ejército la semana pasada, la respuesta de una capa de trabajadores y
jóvenes fue exigir el fin de las injerencias imperialistas (en referencia al
apoyo de EEUU a Morsi en el último año) y para afirmar que los
hechos del 30 de junio fueron una "revolución del pueblo" o un
"golpe del pueblo".
Mientras que el estado de ánimo
entre la juventud egipcia y los
trabajadores sea de cada vez mayor confianza,
la izquierda tiene la responsabilidad de advertir que no hay nada progresista
en el rol de los altos mandos militares. El ejército se sintió obligado a tomar
acciones - incluso le fue impuesto - para colocarse a la cabeza y tratar de desviar y contener el movimiento
de masas de decenas de millones. Al mismo tiempo, parece claro que al menos los
altos mandos militares se reunieron con algunos de los líderes anti-Morsi antes
de su derrocamiento. Los militares querían tanto explotar, como tratar de controlar el movimiento. En esto,
ellos sólo estaban actuando en su propio interés y como parte de las clases
dirigentes que defienden el sistema existente. Vale la pena recordar que el
ejército egipcio es el segundo ejército más respaldado por Estados Unidos en la
región, en segundo lugar tras el ejército israelí!
Sin embargo, cuando los
socialistas advierten sobre las consecuencias de la intervención militar, es
diferente a la descripción de los partidarios HM como un "golpe contra la
legitimidad de las elecciones". La Hermandad Musulmana sólo se refiere a
su "derecho" a seguir gobernando de manera autoritaria, imponiendo políticas
neoliberales. Ellos ignoran completamente el hecho de que el golpe de Estado fue
forzado en los altos mandos del ejército después de que más de 20 millones de
personas salieron a las calles pidiendo la renuncia de Morsi y que amenazaron con ir más allá y derribar
todo el podrido sistema.
Los jefes del ejército, que
controlan industrias enteras y hasta un 40% de la economía egipcia, ya han
tomado el control directo del aparato estatal. Las direcciones militares han
declarado que darán "protección a los
logros y aspiraciones del gran pueblo de Egipto, a cualquier costo". Pero
los militares serán utilizados para
atacar a los trabajadores, si la clase dominante se enfrenta a los lugares de
trabajo en huelga - como se ha visto y
según informaron miembros del CIT,
durante el apogeo del movimiento de huelga en febrero de 2011.
Durante los últimos dos años y
medio, las huelgas y protestas de trabajadores de los sectores público y
privado han estallado en todo el país, siendo las demandas más comunes la remoción de empresarios, gerentes, jefes de
seguridad y los corruptos dirigentes sindicales. Los trabajadores han entrado
en conflicto con los dueños de grandes negocios, los restos del régimen de
Mubarak, y partidarios HM, en su lucha por mejores salarios y condiciones.
Cientos de sindicatos
independientes se han establecido en lugares de trabajo y en todos los sectores
clave. La diferencia en el proceso revolucionario hoy en día es la inmensa
magnitud de las protestas y el estado de ánimo confiado y radicalizado a través
de la clase obrera y las masas pobres de la sociedad.
Lo que las clases dominantes a
nivel regional como a nivel internacional más temen, sobre todo, es el estado de ánimo dominante en las calles
para que la revolución continúe y la confianza expresada por los trabajadores y
los jóvenes en las protestas. Hay una fuerte determinación de las masas de que
el presidente que nombre el ejército tendrá que cumplir la voluntad de las
masas. Si bien puede haber algunas ilusiones en el ejército entre una capa, la
mayoría de los jóvenes y los trabajadores creen que si el próximo presidente no
representa los intereses de las masas la revolución va a deshacerse de él
también, al igual que lo hizo con los dos anteriores.
El imperialismo EE.UU. interfiriendo cautelosamente
Al igual que en Siria, el
gobierno de EE.UU. está interfiriendo con cautela desde detrás de la escena.
Por un lado, se trata de seguir la velocidad de los acontecimientos y los
cambios en el equilibrio de fuerzas que se ve a menudo en un proceso
revolucionario, y, por otro lado, los EE.UU. está tratando de evitar ser visto
al lado de las secciones más impopulares de la clase dominante.
El imperialismo de EE.UU. está
principalmente preocupado de interferir abiertamente en una región de
revoluciones y guerras, y provocar un efecto contrario a sus intereses. Un estado de ánimo
anti-imperialista en Egipto ha ido creciendo y cuando las enormes protestas
contra Morsi tuvieron lugar la semana pasada, el gobierno de EE.UU. pensó que no tenía más remedio que respaldar al
ejército - aunque con cautela. Pero con toda probabilidad, los EE.UU. prefiere
ver un régimen del tipo "unidad
nacional" tomando forma, para
defender los intereses capitalistas e imperialistas, y acabar con una mayor
agitación.
Los trabajadores y los pobres pagan el precio!
En medio de las protestas
masivas, las personas se han apresurado a las tiendas para ver la escasez de
algunos alimentos y los elevados precios. Se espera que los precios de la carne
aumentaran en un 30% durante el Ramadán, en comparación con el año pasado. Los
precios de las almendras, las avellanas y los pistachos se han incrementado
hasta en un 50% respecto al año pasado. En un intento por calmar el enorme
malestar social que se está acumulando, los Ministerios de Agricultura,
Inversiones y Desarrollo Local, y Abastecimiento y Comercio Interior han ofrecido al menos 20 alimentos básicos en
las tiendas de propiedad estatal con un descuento del 15% durante el Ramadán.
Estos incluyen arroz, azúcar, aceite, mantequilla, verduras y productos
lácteos. Sin embargo, aunque se trata de una concesión y sería bien recibida
por las masas trabajadoras y pobres, esto es demasiado poco y demasiado tarde.
La mitad de los egipcios viven en la pobreza absoluta y los informes recientes
muestran que hasta 36 millones de personas están cesantes - un aumento de 63.000 o un 1,8% respecto al
trimestre anterior.
El capitalismo egipcio se está
hundiendo en una crisis profunda. Los cortes de electricidad, escasez de agua y
las largas colas en las estaciones de servicio se han convertido en una
característica común. El valor de la libra egipcia ha caído frente al dólar de
EE.UU. en un 12% entre diciembre de 2012 y mayo de 2013. Los precios de los
alimentos son insoportables para el 25% de la población que gasta la mitad de
sus ingresos en alimentos.
Las luchas obreras y el creciente descontento
En los dos últimos años y medio,
los trabajadores han estado construyendo activamente sus propios sindicatos
independientes, cada vez más vinculados entre las ciudades y los sectores. El
Centro Egipcio para los Derechos Económicos y Sociales (ECESR) registró 3817
huelgas y protestas de trabajadores en 2012, y más de 2400 sólo en el primer
trimestre de 2013. Estas protestas han incluido retiros colectivos de
ocupaciones laborales y de trabajo, manifestaciones, bloqueos, huelgas de
hambre y protestas por el aumento de precios, la falta de combustible y agua
potable, y en contra de los cortes de energía.
Las luchas industriales se intensificaron
desde la elección de Morsi. Sobre el 70%
de todas las acciones industriales durante 2012 se produjeron después de Morsi
asumió el cargo, alcanzando un promedio de más de 450 huelgas y protestas cada
mes, entre julio y diciembre, y 800 eventos diferentes cada mes, entre enero y
marzo de 2013.
La mayoría de las huelgas de este
año han estallado en demandas por aumento de salarios y la seguridad laboral, y
en contra de la mala gestión, la intimidación, la corrupción y los cierres de
fábrica. Los trabajadores de las empresas eléctricas de todo el país han estado
en huelga nacional contra las condiciones inhumanas y el aumento de la
corrupción en el Ministerio de Electricidad y Energía. Esta fue la primera vez
que los trabajadores de todo Egipto han tomado medidas de huelga conjunta por salud,
becas escolares para sus hijos y derechos sindicales.
Las divisiones de clase dentro de las fuerzas del Estado
Los altos mandos de las fuerzas estatales temen ampliar las
divisiones de clase, sobre todo después de que la policía marginada de las
atrocidades llevadas a cabo bajo Mubarak, ahora están recurriendo a la lucha
por mejores condiciones. El mes de marzo vio huelgas entre la policía y las
Fuerzas de Seguridad Central (a menudo ocupadas como policía antidisturbios)
con al menos 60 estaciones de policía y 10 campamentos implicados en todo el país.
Las bases de la policía son reclutadas entre los
más pobres y de las principales zonas
rurales en Egipto. Ellos están mal pagados y, sin embargo, se espera que actúen
como primera línea del Estado contra los manifestantes y los trabajadores en
huelga. En enero y febrero de 2011, la policía fue usada para contener las manifestaciones masivas. Sin
embargo, el proceso revolucionario ha tenido su impacto en estas fuerzas, y les
ha dado la confianza para luchar ellos mismos por mejores condiciones y
oponerse a ser utilizados como primera línea contra los trabajadores y los
manifestantes.
Los trabajadores necesitan construir su propio frente unido
Baradei, ampliamente visto como
separado de las masas, lidera con
Sabbahi, el Frente de Salvación Nacional (FSN). El FSN fue formado en 2012 por los partidos que se
oponen al régimen de los Hermanos Musulmanes y declaró que su objetivo era
tomar una posición unificada en contra de Morsi. Sabbahi, un nasserista que
ahora forma parte de quienes desarrollan
la “hoja de ruta”, ha sido
ampliamente desacreditado por conspirar con las fuerzas estatales contra Morsi.
Muchos líderes activistas, sobre todo los jóvenes, han abandonado las filas del
FSN después de las acciones de Sabbahi,
que van en contra de sus promesas anteriores para continuar la revolución y
para proteger los intereses históricos de los trabajadores y campesinos.
Estos miles de jóvenes se sienten
atraídos por unirse a un partido
revolucionario de masas de los trabajadores, si esto fuera construido por los
trabajadores con un programa socialista y estructuras democráticas. El apoyo
que Sabbahi tuvo indica el estado de ánimo de una capa de la juventud y un
sector de la clase obrera por políticas radicales, como la nacionalización de
las industrias y de la tierra. Los millones que votaron por Sabbahi en las
elecciones presidenciales de 2012 vinieron de las principales ciudades
industriales de Egipto (sobre todo los centros industriales del delta del
Nilo). Este apoyo ha disminuido, dejando a la clase obrera en una necesidad más
urgente de crear su propio partido y de desarrollar un programa para resistir al
régimen militar, los jefes, el MB y los liberales pro-capitalistas.
Al igual que Morsi, todas las
figuras del futuro régimen pro-capitalista y los partidos continuarán con
la agenda económica de Mubarak y adoptarán las condiciones del Fondo Monetario
Internacional (FMI) para préstamos y más préstamos. El FMI está imponiendo nuevos
recortes en los subsidios, pero Morsi no pudo cumplir las exigencias del FMI,
debido a las huelgas y el descontento social, lo que llevó a la última oleada
revolucionaria que finalmente condujo al ejército a forzar su destitución. Los
ataques inspirados por el FMI sobre los trabajadores y los pobres se
enfrentarán a conflictos sociales de
masas y sería un desafío para cualquier presidente heredero del asiento de Mubarak y Morsi.
Este es un factor detrás de los
jefes del ejército, de su falta de voluntad para gobernar solos y la motivación
detrás del primer ministro instalado por el ejército, Al-Sisi, llamando a"
un gobierno civil "e insistiendo en que el trabajo del ejército es
únicamente para asegurar las elecciones (y asegurar en Egipto los intereses
capitalistas, por supuesto). Debido a la profunda crisis, los altos mandos militares
y la clase capitalista detrás de ellos, están dispuestos a seguir cambiando
presidentes y las caras del régimen, al tiempo que conserva la fuerza del
Estado para hacer frente a los trabajadores y los jóvenes que entran en
oposición a su gobierno.
Las organizaciones de trabajadores
Pero los trabajadores se están
organizando y preparando para futuras luchas. Hay dos redes sindicales
independientes oficiales en Egipto, la
Federación Egipcia de Sindicatos Independientes (EFITU) - formado en 2011 y
liderado por Abu Eita, un miembro del Partido Karama Nasserista - y el Congreso
Obrero Democrático Egipcio (EDLC) - iniciado en 2013 y dirigido por Abbas, un
ex miembro de Tagammu, el ex –partido de
Izquierda en Egipto.
Si bien ambas federaciones han
jugado un papel en la sindicalización y la vinculación sindicalistas, ninguno
de ellos, a estas alturas, muestra una disposición a llamar por la construcción
de un partido obrero revolucionario de masas. Ambas federaciones hablan de su
papel de "facilitadores" en el desarrollo de redes, administración y
liderazgos.
Sin embargo, una formación
llamada Sadat Workers Alliance, que representa a 35 industrias, se ha
constituido recientemente y los trabajadores de la Alianza, antes del 30 de
junio, habían expresado su interés en levantar sus propios candidatos en las
elecciones. Este es un avance potencialmente importante para el movimiento
obrero en Egipto y plantea la cuestión de la organización política de los
trabajadores y la construcción de su propia organización para desafiar a la
clase capitalista. Como se defendió por los partidarios del CIT en Egipto en
febrero del 2011, en tiempos de revolución, la cuestión concreta de la
organización y quien tiene el poder del Estado tiene que ser presentado a los
trabajadores en lucha. Los socialistas tienen un papel clave que desempeñar en
los trabajadores de base, para que discutan la estrategia de su lucha política
como clase.
Un partido obrero de masas con un programa socialista
Después de décadas de una brutal
era de represión bajo Mubarak, que hizo
la acción colectiva organizada muy difícil; la revolución ha abierto mayores posibilidades
para que los trabajadores usen sus métodos tradicionales y eficaces de lucha.
Los socialistas tienen la responsabilidad de actuar como la memoria de la clase
obrera en lucha, e impulsar una estrategia para derrocar al capitalismo y para
que los trabajadores tomen el poder.
Hoy en día, los generales están consolidando su poder sobre las
espaldas del movimiento de masas. Bajo la presión del FMI, los llamados
'reformistas' impondrán nuevos ataques a los trabajadores y harán profundos
recortes a los subsidios. Esto será replicado con la reanudación y
ampliación de la lucha de clases. Al
mismo tiempo, no puede haber ninguna duda de que ya algunos activistas estarán
tratando de sacar conclusiones a partir de los tumultuosos acontecimientos de
las últimas semanas, cuestionando el papel del ejército y la búsqueda de una
forma para evitar conflictos sectarios religiosos en desarrollo y una ruta a
seguir para la construcción del movimiento de la clase obrera. Crecientemente, mientras
la clase obrera aprende de las experiencias de los últimos dos años y medio de
luchas revolucionarias, la cuestión de la construcción de un partido obrero de
masas independiente, será puesto en la orden del día.
Se necesita un partido socialista
revolucionario de masas si la clase obrera pretende hacerse cargo de la gestión
de la sociedad. Una economía planificada democráticamente bajo una sociedad
socialista, garantizaría la demanda clave de las masas hoy por “pan, libertad y
justicia social para todos".
Ninguna confianza en los jefes militares
Abajo el régimen militar y la
represión estatal. Por plenos derechos democráticos de inmediato, para todos.
Ninguna confianza en los líderes pro-capitalistas
La revolución debe continuar, con
los trabajadores a la cabeza y apelando, sobre una base de clase, a los
pequeños agricultores, los desempleados, los pobres urbanos y rurales, y las
bases de las fuerzas del ejército, la policía y el Estado.
Por la construcción y la vinculación de los sindicatos independientes y
democráticos y por comités revolucionarios genuinos de los
trabajadores, los pobres y los jóvenes.
Por elecciones libres a una
asamblea constituyente revolucionaria, por un gobierno mayoritario de
representantes de los trabajadores, los pequeños agricultores y pobres para introducir políticas socialistas.
Por un salario digno, empleo para todos, acceso gratuito y completo a
una vivienda digna, a educación y salud.
Por la nacionalización, bajo control y gestión democrática de los
trabajadores, de las principales industrias y los recursos de la sociedad.
Por un Egipto socialista y una federación socialista del Medio Oriente
y África del Norte, sobre bases democráticas y libres.
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