"Deslizándose hacia el desastre con los ojos cerrados”
Danny Bryne, CIT
La Brecha, periódico de Socialismo Revolucionario, Comité por
una Internacional de Trabajadores en el Estado Español.
El capitalismo, un sistema caducado. La alternativa socialista
En
1938, durante una década de crisis estructural del capitalismo mundial acompañada
por procesos revolucionarios en numerosos países, el socialista revolucionario
ruso, León Trotski, describió así la situación: "Los capitalistas van
deslizándose por un tobogán hacia el desastre con los ojos cerrados".
Igual que en muchos otros casos, estas palabras escritas hace décadas nos
proporcionan hoy una descripción acertada de la situación a la que el
capitalismo se enfrenta actualmente.
Desde
el comienzo de la crisis financiera en 2007, el capitalismo global ha dado
muchos giros y “encontrado” muchas “soluciones” a una crisis que todavía golpea
a la economía, aplastando los derechos y condiciones de vida de la clase
trabajadora, la juventud, los desempleados, los pensionistas,… Pero a pesar de
todo – de los “rescates” multibillonarios a la banca y de los programas de
“ayuda” (es decir, de saqueo) de los países periféricos de Europa – la crisis
sigue profundizándose, con una nueva “gran recesión” que se contagia por toda
Europa. Este proceso incluye la extensión del epicentro de la crisis a nuevas
zonas, con los pocos países importantes que evitaron los peores golpes de la
crisis (Brasil, China, etc.) cayendo en un ritmo peligroso de desaceleración,
algo que tendrá graves consecuencias para la economía mundial.
En
Europa tenemos la muestra más clara de la respuesta caótica y fallida de las
clases dominantes para poner fin a la crisis. Las políticas de recortes
salvajes, privatización y ataques al estado de bienestar, en vez de contribuir
al crecimiento o de rebajar los niveles de endeudamiento, han tenido un impacto
depresivo en las economías, condenando a la mayor parte de la población al
desempleo masivo y a la pobreza. En el estado español, los portavoces más
autorizados del capital mundial y europeo (el FMI, la Comisión Europea, etc.)
vienen constantemente empeorando sus expectativas de crecimiento, anunciando un
2013 de mayor desempleo y un recrudecimiento de la ofensiva anti-obrera que
llevan a cabo.
Desesperación
y división en el capitalismo
Ante
esta situación, la clase capitalista esta cada vez más desesperada y dividida
entre si. En los EE.UU. vemos por ejemplo como las contradicciones y divisiones
en el seno de la propia burguesía (entre los sectores ‘demócrata’ y
‘republicano’) pueden empujar a la economía por el llamado “precipicio fiscal”.
En el Estado Español, mientras tanto, vemos como los distintos bloques en la
dirección del propio PP se pelean entre ellos a la hora de decidir cómo aplicar
su miseria presupuestaria. Aun conociendo las consecuencias desastrosas de sus
políticas, el capitalismo, por sus propias contradicciones y su lógica, no es
capaz de encontrar un remedio. Esto es evidente en el caso del Euro: aun
reconociendo e incluso haciendo cundir el pánico acerca de su inevitable
fragmentación, los capitalistas no tienen ninguna solución viable para
“salvarlo”.
Nos
enfrentamos a una crisis estructural y sistémica, no coyuntural. No hay ninguna
esperanza de que el final esté cercano. Incluso los propios capitalistas
reconocen ahora que todavía no hemos pasado ni siquiera el ecuador de la crisis
y su onda destructiva.
Huelga
de capital - un sistema caducado
En
esta crisis vemos de forma clarísima no sólo que el capitalismo supone un
obstáculo para el desarrollo y el progreso humano, sino que incluso juega un
papel regresivo, arrastrándonos décadas atrás. Y esto no únicamente en términos
de nivel de vida, derechos, etc., sino también en términos productivos. Esta
crisis no es una crisis de ‘sobreproducción’– hoy día hay mucho por hacer,
gente que emplear, servicios que proporcionar y mejorar, eso es indiscutible –
sino una crisis aún más profunda del mercado capitalista. El problema es que la
clase capitalista ya no cumple su “misión histórica” (reinvertir parte de sus
ganancias en la economía para aumentar la capacidad productiva). Una de las
muestras más claras de la crisis es la “huelga de inversión” del capital. Los
súper-ricos y las multinacionales están acumulando ahorros y reservas de
efectivo: ¡hasta más de 2 BILLONES solo en la zona Euro y muchos más a nivel
mundial! La crisis y la reducción de mercado que ésta supone hace que la clase
capitalista (dueña exclusiva de esta riqueza) no vea motivos para invertir su
dinero en la producción ya que está no le asegura los grandes beneficios que
los capitalistas consideran imprescindibles.
Aquí
llegamos a la contradicción principal: el capital no invierte nunca pensando en
las necesidades humanas, sino basándose únicamente en la búsqueda de
beneficios. Para superar esta contradicción debemos necesariamente expropiar
las riquezas de los súper-ricos y ponerlas al servicio de la economía, del
empleo y de la construcción de un futuro digno. Esto nunca va a ser posible
saqueando el sector público y dedicando miles de millones a rescates bancarios
y al pago de la deuda externa generada por ladrones y especuladores. Para
conseguirlo, el movimiento obrero tiene que abanderar la lucha de fondo contra
las políticas capitalistas y a favor de una alternativa socialista de
transformación revolucionaria de la sociedad y la política. Esta lucha se apoya
en una única certeza: la necesidad objetiva de invertir masivamente en
programas socialmente útiles para crear trabajo y fortalecer servicios
públicos, así como para recuperar y fortalecer la economía productiva con el
objetivo de empezar a producir cosas útiles, en vez de especulación y avaricia.
La
profundidad de esta crisis hace que sea imprescindible abandonar la perspectiva
de ‘mejorar’ el capitalismo. Medidas como imponer fuertes impuestos a los más
ricos y a las grandes empresas, expropiar a las 200 familias que controlan mas
de 50% de la economía española y nacionalizar la banca y las empresas
principales para poner la economía bajo el control democrático de la clase
trabajadora, podrían dar la vuelta a la situación y ser la base para la construcción
de una nueva etapa socialista tanto en el Estado Español como en Europa. La
popularización de estas ideas – de un gobierno de los trabajadores y del
socialismo como necesidad y objetivo – dentro de la izquierda social, política
y sindical es una gran tarea en este momento histórico. A ella nos dedicamos en
SR, poniendo todas nuestras fuerzas en la construcción de una alternativa
socialista a una crisis del capital que está llevando al abismo a millones de personas.
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