La estrategia corporativa de control ideológico dicha ‘en confianza’.
Rómulo Pardo Silva
Las grandes empresas actúan unidas en un plan
mundial para imponer sus ideas. Calificados profesionales les entregan el cómo
hacerlo. Uno de los primeros fue el exitoso abogado de tabacaleras Lewis F.
Powell, hombre señalado como maestro del ‘compromiso y el consenso’.
En agosto de 1971 envió al director de la Cámara de Comercio de los
Estados Unidos un documento que es considerado “acta de nacimiento del neoliberalismo
organizado”. Lo expuesto por Powell en “Memorando confidencial: ataque al
sistema americano de libre empresa”[1] explica el
funcionamiento programado de la libertad de pensamiento en la democracia de los
capitalistas. Algunas de sus opiniones y propuestas:
La mayoría de las libertades esenciales
norteamericanas se mantienen: la propiedad privada, el beneficio privado, los
sindicatos, la negociación colectiva, la elección del consumidor y una economía
de mercado en la que la competencia determina en gran medida el precio, la
calidad y la variedad de los bienes y servicios prestados a los consumidores. Pero
Estados Unidos ya se ha acercado mucho hacia algunos aspectos del socialismo de
Estado, en ciertos ámbitos dicha regulación y control ya ha perjudicado
gravemente la libertad de las empresas, un ejemplo es la tributación injusta.
El sistema económico de empresa de los Estados
Unidos se encuentra sometido a fuertes ataques de personas que optan por el
socialismo estatista y, lo más inquietante, de liberales y reformadores
sociales respetables que de verdad pueden debilitar o destruir el sistema desde
los campus universitarios, los púlpitos, los medios, las revistas intelectuales
y literarias, las artes, las ciencias y la política.
Un ataque amplio y consistente está adquiriendo
fuerza y conversos. La Nueva Izquierda ha radicalizado a miles de jóvenes. Una
encuesta entre estudiantes de doce universidades representativas señaló que
“casi la mitad de los estudiantes estaban a favor de la socialización de las
industrias básicas”.
La amenaza para el sistema empresarial no es
simplemente una cuestión de economía, también es una amenaza a la libertad
individual.
El sistema “tolera o incluso participa en su
propia destrucción”. Medios de comunicación permiten que los utilicen para esos
propósitos.
El
mundo empresarial ha sido el chivo expiatorio favorito de muchos políticos
durante muchos años. Hay pocos elementos de la sociedad estadounidense de hoy
en día que tengan tan poca influencia en el gobierno norteamericano como el
hombre de negocios estadounidense. No es exagerado afirmar que, en términos de
influencia política con respecto al curso de la legislación y la acción del gobierno,
el ejecutivo de negocios norteamericano es el auténtico “hombre olvidado”.
“El papel tradicional de los directores generales
ha sido gestionar, producir, vender, crear puestos de trabajo, realizar
beneficios, aumentar el nivel de vida, ser líderes en sus comunidades, servir
en consejos caritativos y educativos y, en general, ser buenos ciudadanos. Por
cierto, han realizado esta tarea muy bien”. Sin embargo frente al peligro la
empresa ha sido apática y no ha comparecido, optando por la contemporización, la
ineptitud e ignorarlo.
El tiempo apremia y se debe actuar.
Los ejecutivos empresariales deben entender que
el problema es su propia supervivencia y cada empresa podría designar un
vicepresidente ejecutivo con un presupuesto y personal adecuado para
contrarrestar los ataques al sistema.
La
Cámara de Comercio debe estar a cargo de la organización, planificación e
implementación de la defensa durante un número indefinido de años. Es vital.
Una
tarea prioritaria de las empresas y la Cámara en las universidades es, sin
atacar la libertad académica como principio, restablecer las cualidades de
“apertura, honestidad y equilibrio” en la comunidad académica. Debe
establecerse un equipo de académicos de ciencias sociales que crean en el
sistema, de oradores de la más alta competencia y de los defensores más capaces
procedentes de los niveles más altos del mundo empresarial estadounidense.
Un panel de académicos independientes debe evaluar permanentemente
los
libros de texto de ciencias sociales, especialmente en economía, ciencia
política y sociología. Si los autores, editores y usuarios de libros de texto
saben que van a ser sometidos —con honestidad, imparcialidad y rigor— a
revisión y crítica por parte de eminentes académicos que creen en el sistema estadounidense,
se puede confiar en un retorno a un equilibrio más racional.
Cada
campus tiene sus propios grupos formales e informales que invitan oradores. Si
se extienden pocas invitaciones para los de la Cámara debe exigir agresivamente
el derecho a ser escuchada.
Hay
que insistir a los gestores y los consejos de administración de las
universidades en la necesidad del equilibrio del profesorado. Los conceptos
básicos de ‘equilibrio, justicia y verdad’ son difíciles de resistir si se
presentan adecuadamente a los consejos de administración por escrito y
oralmente, así como a través de llamamientos a las asociaciones y grupos de ex
alumnos. Este es un camino largo no para pusilánimes.
En
las escuelas secundarias debe hacerse lo mismo con programas de acción bajo el
control y dirección de la Cámara Nacional.
Para
el corto plazo es más importante ponerse en contacto con la ciudadanía. Los
programas deben diseñarse para educar el pensamiento público no tanto sobre el
empresario y su papel individual como sobre el sistema que administra y que provee
los bienes, servicios y puestos de trabajo de los que nuestro país depende.
Se
deben establecer las plantillas de eminentes académicos, escritores y oradores,
que pensarán, analizarán, escribirán y hablarán en público. También será
esencial contar con personal que se haya familiarizado con los medios y con el
modo más eficaz de comunicarse con los ciudadanos.
Las
cadenas de televisión nacionales deberían ser observadas minuciosamente. Esto vale para los programas educativos y también
para los “análisis de actualidad” diarios.
La
radio y la prensa escrita también son importantes, y todos los medios
disponibles deberían ser utilizados para desafiar y refutar los ataques así
como para presentar la argumentación afirmativa.
Es
especialmente importante que el “profesorado erudito” de la Cámara publique. Se
pueden diseñar incentivos para inducir más “publicación” entre los académicos
independientes que sí creen en el sistema.
Hay
que educar a la ciudadanía con libros de bolsillo y panfletos.
El
mundo empresarial debe cultivar con perseverancia el poder político y cuando
sea necesario usar agresividad.
La
Cámara debe asumir el papel de portavoz de las empresas estadounidenses ante
los tribunales y las empresas proporcionar los fondos que se necesiten.
Acaso
es factible a través de una filial de la Cámara o de otra manera establecer una
organización nacional de los accionistas norteamericanos y darle suficiente
fuerza como para ser influyente, son 20 millones de votantes para apoyar un
programa de acción política.
En
enero de 1972 Lewis F. Powell fue incorporado a la Corte Suprema de Estados
Unidos por Richard Nixon.
Hechos
en el modelo neoliberal:
Siete empresas privadas controlan el 70% de
los medios de comunicación mundiales. Es decir 7 empresas controlan la TV, los
satélites, las agencias de información, las redes de cable, las revistas, las
radios, los diarios, las editoriales, la producción cinematográfica, la
conexión a internet, la distribución de películas. Todos los medios. Esta es la
mayor concentración de propiedad de todas las industrias. Se conocen todas
entre ellas.[2]
Un estudio de la Universidad
de Zurich reveló que un pequeño grupo de 147 grandes corporaciones
trasnacionales, principalmente financieras y minero-extractivas, en la práctica
controlan la economía global. El estudio fue el primero en analizar 43.060
corporaciones transnacionales y desentrañar la tela de araña de la propiedad
entre ellas, logrando identificar a 147 compañías que forman una “súper
entidad” que controla el 40 por ciento de la riqueza de la economía global. El
pequeño grupo está estrechamente interconectado a través de las juntas
directivas corporativas y constituye una red de poder.[3]
Si el documento
‘confidencial’ de Powell forma parte de la historia importante del
neoliberalismo, ¿lo habrán leído los megamillonarios mundiales o sus
administradores?
Referencias
2
Jerry Mander, presidente del International Forum
on Globalization. You Tube
3 Cubadebate
Contacto romulo.pardo@gmail.com
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