El Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) es la negociación comercial más secreta y “menos transparente” de la historia.
El TPP debería preocupar mas a
peruanos y chilenos que la sentencia sobre un pequeño trozo de mar (son solo
doce millas náuticas y no doscientas).
Por si no lo sabes, infórmate de lo
que significa TPP y como afectara tu vida
En castellano: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=159878
Original en ingles: http://truth-out.org/news/item/12934-why-so-secretive?-the-trans-pacific-partnership-as-global-coup
Máximo Kinast
El Acuerdo
Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) como golpe global
¿Por
qué tanto secreto?
Occupy.com/Truth-out
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Traducido del inglés para Rebelión
por Germán Leyens
|
En
la cumbre de dirigentes de los Estados miembros del Acuerdo Estratégico
Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) en noviembre de 2010 participaron:
Japón, Vietnam, Australia, Chile, Singapur, EE.UU., Nueva Zelanda, Brunei, Perú
y Malasia.
El
Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP) es la
negociación comercial más secreta y “menos transparente” de la historia.
Afortunadamente
para las poblaciones y sociedades a las que afectará, hay organizaciones de
investigación pública y medios alternativos que hacen campaña contra el Acuerdo
e incluso han publicado diversas filtraciones de capítulos del borrador. De
esas filtraciones, que han sido cubiertas por medios noticiosos dominantes
controlados por las corporaciones, podemos llegar a un mejor entendimiento de
lo que realmente abarca el Acuerdo Trans-Pacífico.
Por
ejemplo, algunos grupos de interés público advierten de que el TPP podría
llevar a la pérdida de millones de puestos de trabajo. Como señaló una carta
del Congreso al Representante Comercial de EE.UU., Ron Kirk, el TPP “creará
políticas vinculantes de futuros congresos en numerosas áreas”, incluyendo “las
relacionadas con la mano de obra, patentes y derechos de autor, uso de la
tierra, alimentos, agricultura y estándares de productos, recursos naturales,
medioambiente, licencias de profesionales, empresas de propiedad estatal y
políticas de adquisición de los gobiernos, así como regulaciones financieras,
de los sistemas de salud, energía, telecomunicaciones y otras del sector
servicios”-
En
otras palabras, el TPP va mucho más allá del “comercio”.
Apodado
por muchos “NAFTA2 (TLCAN) a lo grande” y “golpe corporativo”, solo dos de los
26 capítulos del TPP tienen realmente algo que ver con comercio. En su mayor
parte otorga nuevos derechos y privilegios de largo alcance a las
corporaciones, especialmente en lo relacionado con los derechos de propiedad
intelectual (leyes de derechos de autor y de patentes), así como limitaciones
de las regulaciones gubernamentales.
Los
documentos filtrados revelaron que el gobierno de Obama “se propone conceder
nuevos poderes políticos radicales a las multinacionales”, ya que Obama y Kirk
han emergido como grands propugnadores “de políticas que han sido rechazadas
desde hace tiempo por activistas ecológicos, defensores de reformas
financieras y sindicatos, porque erosionan protecciones cruciales de las leyes
internas”.
En
otras palabras, las ya inefectivas y en su mayoría desdentadas regulaciones
ecológicas, financieras y laborales existentes son inaceptables para el
gobierno de Obama y las 600 corporaciones alineadas con el TPP al que imparten
sus órdenes.
El
acuerdo estipula que las corporaciones extranjeras que operen en EE.UU. ya no
estarán sometidas a leyes internas de EE.UU. respecto a las protecciones del
medio ambiente, las finanzas o los derechos laborales, y podrían apelar a un
“tribunal internacional” que tendría la potestad de invalidar la ley
estadounidense e imponer sanciones a EE.UU. por violar los nuevos “derechos” de
las corporaciones.
El
“tribunal internacional” que dictaría las leyes de los países estaría compuesto
de abogados corporativos que actuarían como “jueces”, asegurando así que los
casos presentados tengan un juicio “justo y equilibrado”, equilibrado y justo a
favor de los derechos corporativos por sobre todo lo demás.
Una
coalición de interés público conocida como Campaña Comercial Ciudadana publicó
un borrador del capítulo del TPP sobre “inversión” revelando información sobre
el “tribunal internacional” que permitiría que las corporaciones exigieran
directamente a los gobiernos que impongan barreras a los “beneficios
potenciales”.
Arthur
Stamoulis, director ejecutivo de la Campaña Comercial Ciudadana, explicó que
los borradores “contienen claramente propuestas diseñadas para dar a las
corporaciones transnacionales derechos especiales que van mucho más allá de los
que tienen los negocios nacionales y los ciudadanos estadounidenses. Una
propuesta que tendría efectos tan amplios en las regulaciones medioambientales,
la seguridad del consumidor y otros intereses públicos, merece un escrutinio y
un debate público. No se debería elaborar a puerta cerrada”.
Public
Citizen’s Global Trade Watch, una organización de interés público, hizo un
análisis del documento filtrado sobre inversión y explicó que el tribunal
corporativo internacional permitiría que las corporaciones revoquen las leyes y
regulaciones nacionales o demanden enormes sumas compensatorias ante el
tribunal “empoderado para ordenar el pago de fondos ilimitados del Tesoro del
gobierno a inversionistas extranjeros por demandas según el TPP”.
Incluso
bajo NAFTA, más de 350 millones de dólares han sido pagados por gobiernos
alineados con el NAFTA a corporaciones por “barreras” a los “derechos” de
inversión, incluyendo vertederos de desechos tóxicos, reglas de corte de
árboles, así como prohibiciones de diversos productos químicos tóxicos.
Porque,
seamos claros: para las corporaciones, semejantes regulaciones y preocupaciones
por los temas de salud, seguridad y medio ambiente se perciben solo como
“barreras” a la inversión y los beneficios. Por lo tanto su “gobierno”
demandaría al gobierno extranjero por cuenta de la corporación, basándose en la
premisa de que semejantes regulaciones condujeron a una potencial pérdida de
beneficios, por los cuales se debería compensar a la corporación.
El
TPP permite que las corporaciones demanden directamente al gobierno en
cuestión. Todos los países miembros del TPP, excepto Australia, han aceptado
adherirse a la jurisdicción de este tribunal internacional, un tribunal
irregular y arbitrario no elegido, antidemocrático y dotado de personal por las
corporaciones, con autoridad legal por lo menos sobre diez naciones y
sus poblaciones.
Además,
los países del TPP no han aceptado un conjunto de obligaciones que deberían
cumplir las corporaciones en relación con los estándares de salud, trabajo o
ecología, y por lo tanto se abre una puerta a que las corporaciones obtengan
todavía más derechos y privilegios para saquear y explotar. Mientras se amplían
los derechos corporativos se desmantelan los derechos humanos y democráticos.
Una
de las áreas más importantes en las que el TPP tiene un profundo efecto se
relaciona con los derechos de propiedad intelectual o derechos de autor y de
patentes. Las corporaciones han sido grandes defensoras de la expansión de los
derechos de propiedad intelectual, es decir, de sus derechos de propiedad
intelectual.
Las
corporaciones farmacéuticas son muy partidarias de esos derechos y
probablemente estarán entre los grandes beneficiarios del capítulo de propiedad
intelectual del TPP. La industria farmacéutica se aseguró de que el acuerdo de
1995 de la Organización Mundial del Comercio incluyera contundentes reglas de
patentes, pero finalmente consideró que esas reglas no lo bastante duras.
Dean
Baker explica en The Guardian que
reglas más duras de las patentes establecen “un monopolio garantizado por el
gobierno, a menudo de hasta 14 años, que prohíbe que los competidores genéricos
entren en un mercado basado en los resultados de las investigaciones de otras
compañías que demuestran la seguridad y efectividad de un medicamento”. Baker
señaló que semejantes leyes en realidad es “lo contrario del libre comercio” ya
que “implican un aumento de la intervención gubernamental en el mercado”,
“restringen la competencia y conducen a precios más elevados para los
consumidores”.
Esencialmente,
lo que esto significa es que en países pobres en los que más gente necesita
acceso a medicamentos que salvan vidas, y a menor coste, sería imposible que
las compañías o gobiernos fabriquen y vendan marcas genéricas más baratas de
medicamentos exitosos cubiertos por patentes corporativas multinacionales. Un
acuerdo semejante entregaría un monopolio de controles de precios a esas
corporaciones, permitiendo que fijen los precios que consideren adecuados,
haciendo así que los medicamentos sean increíblemente caros y frecuentemente
inaccesibles para la gente que más los necesita.
Como
señaló correctamente el congresista estadounidense Henry Waxman: “En muchas
partes del mundo, el acceso a los medicamentos genéricos significa la
diferencia entre la vida y la muerte”.
Se
espera que el TPP aumente tales derechos de patente corporativos más que ningún
otro acuerdo de la historia. Los fabricantes de medicamentos genéricos en
países como Vietnam y Malasia resultarían afectados. También afectaría a las
ventas de los grandes fabricantes de genéricos en EE.UU., Canadá, y Australia,
que suministran medicamentos a bajo coste a gran parte del mundo.
Mientras
EE.UU. ha renunciado al derecho de negociar los precios de los medicamentos con
las corporaciones farmacéuticas (de ahí el precio exorbitante de los medicamentos
adquiridos en EE.UU.), países como Nueva Zelanda e incluso Canadá, en menor
grado, negocian precios de medicamentes a fin de mantener bajos los costes para
los consumidores. El TPP otorgará nuevos privilegios de negociación a las
corporaciones, permitiendo que apelen las decisiones de los gobiernos para
cuestionar el alto coste de los medicamentos, o preferir alternativas más
baratas. Refiriéndose a esos cambios, el jefe estadounidense de la Campaña
Acceso a Medicinas de Médicos Sin Fronteras declaró: “Bush fue mejor que Obama
al respecto”.
Pero
el TPP no solo amenaza en estos aspectos: la libertad en Internet también es un
objetivo importante.
El
Consejo de Canadienses y OpenMedia, importantes paladines de la libertad en
Internet, han señalado que el TPP “criminalizaría algunos usos comunes de
Internet”, incluyendo la descarga de música así como la combinación de
diferentes trabajos mediáticos. OpenMedia advirtió de que el TPP “obligará a
los proveedores de servicios a recoger y suministrar datos privados sin
protección de la privacidad y dará a los conglomerados mediáticos más poder
para enviar multas por correo, eliminar contenidos en línea –incluyendo páginas
web completas– e incluso cortar el acceso a Internet”.
El
capítulo del TPP sobre los derechos de propiedad intelectual también propone
nuevas leyes que tendrían que imponer los gobiernos para regular el uso de
Internet. OpenMedia también advierte de que, según los documentos filtrados
sobre derechos de propiedad intelectual, “puede haber fuertes multas a los
ciudadanos comunes y corrientes en línea”, agregando: “podrían multarte por
pulsar un enlace, se podrá excluir de Internet a la gente y se podrían
clausurar páginas web”.
El
TPP, advirtió el fundador de Open Media Steve Anderson: “limitará la innovación
y la libertad de expresión”. Bajo el TPP no existe distinción entre violación
del derecho de autor comercial y no comercial. Por lo tanto los usuarios que
descargan música para su uso personal se enfrentarían a las mismas sanciones
que los que venden música pirateada con fines de lucro.
La
información creada o compartida en sitios de redes sociales podría llevar a que
los usuarios de Internet sean multados, que les confisquen sus ordenadores, les
corten el acceso a Internet e incluso a sentencias de prisión. El TPP impone un
sistema de “tres golpes” por quebrantamiento del derecho de autor, según el
cual tres infracciones llevarían a cortar el acceso a Internet de un grupo
familiar.
¿Por
qué, entonces, tanto secreto? Los responsables corporativos y políticos
estudian muy de cerca la opinión pública; saben cómo manipular al público sobre
la base de lo que piensa y cree la mayoría. Cuando se trata de acuerdos de
“libre comercio” la opinión pública ha obligado a los negociadores a acuerdos a
puertas cerradas y a un secreto inaudito precisamente porque las poblaciones se
oponen a semejantes acuerdos de una manera abrumadora.
Un
sondeo de opinión de 2011 reveló que el público estadounidense ha pasado –en
los últimos años– de una “amplia oposición” a una “oposición abrumadora” contra
los acuerdos comerciales del estilo NAFTA.
Un
importante sondeo de NBC News-Wall Street Journal de
septiembre de 2010 reveló que “el impacto del comercio y de la deslocalización
es uno de los pocos temas en los cuales estadounidenses de diferentes clases,
ocupaciones y opiniones políticos están de acuerdo”: un 86% dice que la
deslocalización de puestos de trabajo por parte de las compañías
estadounidenses a países pobres es “una de las principales causas de nuestros
problemas económicos”, y un 69% piensa que los “acuerdos de libre comercio
entre EE.UU. y otros países cuestan puestos de trabajo en EE.UU.” Solo un 17%
de los estadounidenses opinó en 2010 que los “acuerdos de libre comercio”
benefician a EE.UU., en comparación con un 28% en 2007.
Porque
la opinión pública se opone fuerte –y crecientemente– a los “acuerdos de libre
comercio” es necesario hacerlos en secreto con el fin de impedir que el público
llegue a conocer acuerdos como el TPP, por no hablar de oponerse a ellos
activamente. Y esta, como explicó el representante comercial de EE.UU., es una
razón muy “práctica” para todo el secreto.
Andrew Gavin Marshall es un investigador y escritor
independiente basado en Montreal, Canadá, que escribe sobre una serie de temas
sociales, políticos, económicos e históricos. También es Project Manager de The
People's Book Project.
Fuente: http://truth-out.org/news/item/12934-why-so-secretive?-the-trans-pacific-partnership-as-global-coup
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