Chile: La Florida: Análisis de la participación de Igualdad en la elección municipal del 2012.
Mario Insunza
En la comuna de La Florida
votaron 113.107 vecinas, vecinos, jóvenes muchos de ellos, de un total
habilitado para hacerlo de 285.274, es decir votó un 39,6 %. El alcalde electo,
el UDI Rodolfo Carter ha salido elegido con menos de la mitad de los votos de
los floridanos, apenas representado el 73 % de los votos del último alcalde
elegido el 2008 y porcentualmente representa solo al 17,7 % de los vecinos.
Ciertamente esto es el reflejo de la importancia que le otorgan los vecinos a
la municipalidad y al rol que esta ha jugado en el desarrollo de la comuna en
los últimos años. También es el reflejo de la crisis por la que atraviesa la
representación popular en nuestro país y en La Florida. Esta es la debacle de
la política, tal como se la conoce en estos últimos años. Es el punto más bajo
de la representación popular.
Esta desafección con la
participación viene creciendo de elección en elección. En la elección del 2008,
ya había caído la participación en un 16%, en relación a la primera elección
democrática de 1992, donde la participación llegó a un 69%, y los votos ya representaban al 52 % de los
floridanos en edad de votar.
En particular, de las históricas
cifras de participación de la primera elección de alcaldes en 1992, en las que
la inscripción era voluntaria y donde los que podían sufragar representaban al
88% de las chilenas y chilenos mayores de 18 años y donde la abstención alcanzó
a un 18%, ya no queda más que un buen recuerdo.
Para analizar los resultados de
la elección, creemos que es necesario tomar en cuenta algunos procesos que se
han desarrollado tanto en la comuna como Chile.
El escenario político pre
electoral.
A partir del triunfo de la derecha en las elecciones presidenciales
del 2009 (probablemente es más conveniente partir el análisis de la “revolución
pingüina” del 2006 pero para este análisis tomaremos el 2010 como punto de
partida) se han agudizado algunos procesos que vienen gestándose desde
principios del 2000. En particular, el desarrollo de más y más fuertes
movimientos “ciudadanos” y en algunos casos populares, y el desprestigio de la
política como forma de representar los intereses de grupos sociales.
Sobre el primer proceso es poco
lo que se puede agregar a lo que probablemente ya se haya dicho, pero es
relevante tener en cuenta que se trata de un proceso, que ha tenido puntas de
mayor desarrollo por ejemplo en Aysén y Punta Arenas o en las marchas por la
educación gratuita. Lo que se ha puesto cada vez más en evidencia es que hay
grupos que no están dispuestos a esperar la dádiva de las instituciones
políticas y están más dispuestos a actuar para resolver un problema o lograr
hacer valer o conquistar sus derechos. Este proceso es más intenso entre los más
jóvenes pues están menos atados a consideraciones históricas o procesos de
vida, algunos con enseñanzas y experiencias que muchas veces han sido
traumáticas, como es el caso del golpe militar, y dada la intensidad del año
2011, han logrado cambiar la actitud de la población de mas de 45 años. En
particular, y en relación al segundo proceso, se ha logrado que parte de la
desafección con la política y la certeza de que “nada va a cambiar” se cambie
por un sentimiento de esperanza en un futuro mejor.
Por otra parte, la desafección
con la política se ha traducido en una sensación de que no importando lo que se
haga, las cosas no van a cambiar, los mismos seguirán en el mismo lugar y se
seguirán beneficiando del poder. Este sentimiento se ha expresado en las
últimas 3 ó 4 elecciones en el porcentaje de participación pero también tiene
muestras en el castigo que han sufrido los partidos políticos en la adhesión
ciudadana. Si hasta el año 1990 se trataba de temor a participar porque era
penado por la ley, después del 2000 se ha transformado en que no se quiere ser
parte de algo que está “sucio” o del que no se puede ser parte sin ser
cuestionado. En esta elección ya se han liberado todas las trabas que impedían
que este proceso de separación de lo institucional se expresara en su real
medida.
Aquí hay dos sectores que se han
expresado en forma de abstención. Los primeros por no sentirse parte de un
proceso que huele a podrido y a estafa y los segundos (los más viejos) por
estar cabreados de ser engañados permanentemente y de las promesas de cambio
que no llegan.
El llamado a No votar realizado por la ACES
se enmarca en el proceso de desarrollo del movimiento social, con un fuerte
sentido de des legitimar el sistema político sin des legitimar el voto. En este
sentido debe ser analizado de manera particular pues aparece diferenciándose
del desinterés que no le otorga valor ni el sistema político ni el voto.
El desarrollo económico.
También es relevante identificar un proceso de desarrollo económico importante,
que está constituido por varios fenómenos que se han desarrollado en los
últimos 20 años. En particular, el aumento de la oferta de trabajo, lo que ha
permitido a más personas ganarse el sustento de variadas formas, logrando
satisfacer demandas básicas como alimentación y vestuario. Al lado de este
aumento del trabajo se han desarrollado políticas de subsidio desde el Estado
que han permitido que lleguen a los sectores más pobres un conjunto de regalías
que permiten suplir lo que el trabajo no da. En este ámbito, se encuentra la
red de salud pública que mantiene Chile y el aumento de la oferta educacional
subvencionada. También la permanente entrega de bonos con nombre (invierno,
tercera edad, mujeres, jóvenes, etc.) que van focalizando la acción del Estado
en los sectores a los que no puede llegar el capital. Todo lo demás se puede
conseguir con Visa, como dice la propaganda. Una buena parte de las necesidades
de la población se cargan a un endeudamiento amplio que permite acceder a lo
que el mercado ofrece. Aun cuando el poder adquisitivo no ha aumentado de
manera relevante (por ejemplo, el aumento del sueldo mínimo) el modelo ofrece
otras formas de aumentar la capacidad adquisitiva, generando en el mismo evento
los indicadores que muestran su éxito. Por ello existe la sensación de que todo
marcha bien, hay crecimiento, etc. En este mismo proceso se han desarrollado
los elementos que agregan malestar a los que no gozan de los grandes beneficios
del sistema neoliberal que nos gobierna. Aun cuando la mayoría piensa que está
bien y que en un futuro cercano se mantendrá la bonanza, esa misma mayoría ve
con envidia a los que les va muy bien o excesivamente bien y observan con
molestia como cada vez es mas difícil lograr la satisfacción deseada. En
particular esto es lo que pasa con el costo que va adquiriendo la educación. Se
trata de un proceso aspiracional que ha llegado al máximo posible de
endeudamiento y que ya mira otras formas de solución para satisfacer sus
necesidades.
La debacle de la derecha.
Este es un proceso que aún está en desarrollo. Se trata de una derecha que ha
profitado de un lugar de privilegio en términos políticos y sociales, a partir
de la constitución de Pinochet, de las leyes de amarre, del sistema binominal,
etc. Acostumbrada a comprar los votos por su amplia capacidad económica, se
encuentra sin respuesta frente al surgimiento de nuevas necesidades, como la de
representación real, de involucramiento en el desarrollo y ya no sólo de
solución de los problemas básicos. Una derecha sin ideas nuevas en relación a
lo que el pueblo va constatando como sus nuevas aspiraciones. En este juego,
también se encuentra la nueva derecha, la que se ha formado al alero de la
concertación, donde aun sobrevive un sector que mantiene una posición idealista
sobre la participación en política pero que está mandada por el sector más
oportunista que ha hecho suyas todas las premisas del modelo de libre mercado.
Este proceso no acabado tiene como componente principal la existencia de un
amplio espacio para el desarrollo de soluciones que mediaticen las necesidades
de participación popular. Por ejemplo, el fenómeno de la cooptación de los
dirigentes sociales como pasó con los principales referentes de la revolución pingüina.
La estrategia de la derecha siempre fue despolitizar el voto,
no polarizarlo, disfrazando su opción frente a los sectores populares para los
que votar por la UDI no debía implicaba votar por los empresarios. En ese sentido, se podría decir que el 40% que votó es quien lo hace directamente por la concertación o la derecha y, en ese sentido, es un consentimiento político. El otro 60% es un espacio en disputa que debe ser politizado, configurando la posibilidad de una alternativa de izquierda nacida desde abajo. Estos, nuestra gente, en un sentido bien amplio, aun no cree ni vota por
una alternativa radical. Se trata de un proceso de politización de este 60% que
no acude a elegir a sus representantes inclusivo, hecho con los que se
encuentran en esta opción, es decir no puede ser generado desde uno o más
iluminados.
El movimiento social.
El
desarrollo del movimiento social en los últimos años ha sido vertiginoso. El
componente más destacado es el de los estudiantes pero también se han
desarrollado procesos de tremenda importancia en sectores de trabajadores y
pobladores que han logrado llamar la atención de los analistas, muchas veces
con gran preocupación pues se trata de procesos que no pueden ser controlados
de manera tradicional, por ejemplo el movimiento de Freirina y el de Totoral,
que paró la central Castilla. Hace un par de años esto se resolvía con unos
buenos bonos, del tipo de bono de fin de conflicto de los mineros del cobre y
asunto arreglado.
Aun así se trata de un movimiento
joven y que aún tiene grandes indefiniciones. La primera de ellas es de tipo
ideológico pues no se cuenta con un único norte al que aspirar, una idea de
sociedad y país. En el caso de los estudiantes es notorio que cuando se pone
una meta clara a la que se aspira lograr, la movilización alcanza niveles que
superar las expectativas de cualquier observador. En algunas organizaciones se
ha alcanzado un nivel de madurez muy importante. Es el caso del MPL por
ejemplo. En otras organizaciones sólo se ha llegado al nivel de constatar que
las soluciones anteriores ya no son útiles. Se trata de movimientos sociales
que aún mantienen una aspiración básica como es que el Estado resuelva sus
problemas y no se ha dado el paso a la construcción de una nueva solución. Esta
es la razón por la que, aun cuando se cuenta con una imagen de fuerza en los
principios y en la acción, esta no es asumida por los que rodean al movimiento
pues se mantiene la esperanza de que la solución venga por el lado del Estado
benefactor que construyó la concertación en sus 20 años de gobierno.
Estos cuatro componentes
(destacados entre otros que valdría la pena analizar como el valor y la fuerza
del movimiento mapuche o los nuevos movimientos de la cultura o el rol de la
mujer, etc.) y esta larga explicación pueden servir para valorar el gesto que
ha realizado Igualdad al presentarse a las elecciones municipales y los
resultados que se han logrado.
En los resultados se refleja de
alguna manera un movimiento social que está en proceso de cambio, pero que aún
no ha completado un ciclo de desarrollo y de aprendizaje que le permita
alcanzar la adultez. Por Igualdad han votado los que de alguna manera han hecho
el enganche entre la necesidad de un cambio radical y que este cambio debe ser
representado desde abajo y no desde los mismo de siempre. Aun cuando no podemos
saber si se trata de un voto duro, es decir, que confía en este nuevo partido y
que están disponible para involucrarse en la aventura de conquistar mayores
cuotas de poder (para eso es necesario participar en la siguiente elección y en
la que sigue después de esa), sí sabemos que han escuchado el mensaje. Desde
esa perspectiva, los 2000 votos logrados[1]
en La Florida son un éxito.
También es cierto que aún no
sabemos qué es lo que importa cuando se hace una campaña electoral. Se trata de
un esfuerzo por lograr el voto del vecino y la vecina para representarlos ante
la autoridad central. Para que esto ocurra no basta con que nos conozcan. Se
requiere que de alguna manera nos tengan confianza y en particular que crea que
los vamos a efectivamente representar. Es como pedir que cuiden a la guagua. Si
no hay confianza no pasa nada. Esto es lo que aún no se ha desarrollado en el
entorno del movimiento social o en relación a los dirigentes de Igualdad.
La campaña nos ha ayudado a ser
más conocidos y el proceso que viene es de construcción de las confianzas
necesarias para la próxima elección. Esta confianza está acompañada también por
ideales, convicciones, que en nuestro caso abundan, pero que deben ser
socializados para que formen parte del tejido social al que pertenecemos. En
breves palabras, Igualdad y los movimientos sociales a los que se asocia y
aspira a representar aún no se gana la confianza de los vecinos y vecinas, al
menos no de la mayoría y aún no es capaz
de socializar sus propuestas de cambio, sus ideales de una comuna mejor, de un
Chile mejor y libre de las lacras del neoliberalismo y de la derecha política
representada por los que hoy nos gobiernan.
Hay otros procesos en desarrollo
que han conspirado para que los que proponemos un cambio radical, no hayamos
tenido el resultado esperado. Uno principal es la reñevancia de las
organizaciopnes de representación comunal.
Cuando el consejo comunal de La
Florida (o cualquiera de los que acaban de ser elegidos) se reúna por primera
vez, deberá preguntarse cómo lo hará para escuchar la voluntad de la mayoría de
los vecinos, a quienes definitivamente no representa. El resultado de la
abstención mayoritaria se debe ver reflejado en un aumento de la relevancia de
las organizaciones de base, únicas representantes del sentir popular. Aun
cuando no hayamos logrado ser elegidos en el concejo o en la alcaldía,
mantenemos una posición de privilegio en cuanto a representatividad y
validación. Claramente la mayoría popular ha manifestado que no los representa
este tipo de política y esta manera de escoger a los representantes. Lo que se
viene es darle más relevancia a las organizaciones de base y buscar que estas
sean tomadas en cuenta en las decisiones de la comunidad ante un concejo y un
alcalde que no representan a la mayoría popular.
Es relevante destacar que el
llamado de la ACES a funar las elecciones tiene el problema de que no plantea
solución a la representación popular. Al boicot se debe sumar una o mas medidas
de creación de poder. Es decir hay que hacerlo creativo. Este llamado no
necesariamente debe ser una convocatoria, puede ser nada mas que orientar las
fuerzas a la creación de mas organización de base.
Hay que tomar en cuenta que
nuestra comuna ha pasado por una serie de crisis de representación que han
tenido su punto mas álgido en la renuncia de Jorge Gajardo a la alcaldía y la
designación de Rodolfo Carter como su remplazante, en una sesión del consejo
donde ha imperado la traición a la voluntad floridana, representada en los
votos de 2 concejales (Inés Gallardo y José Luis Alegría) en un sentido
contrario al que había manifestado la voluntad de sus electores. Luego ha
venido un largo proceso en que la se ha impuesto en el municipio la política de
acabar con cualquier signo de discordancia con la opinión del nuevo alcalde y
de la derecha vencedora en esa sesión del concejo con un único objetivo, lograr
la relección de Carter este año. Se impone la mentira, la extorsión sobre los
funcionarios, la persecución de los que han opinado en su contra, cuestiones de
las que los vecinos se enteran por comentarios y rumores pues, salvo honrosas
excepciones, los concejales restantes no han hecho valer su rol de
representantes populares cuya primera obligación debe ser mantener a los
vecinos informados de la catástrofe que se ha estado construyendo en estos
meses.
Se trata entonces de una elección
que está “cocinada” desde la alcaldía. El uso de recursos públicos para
favorecer la candidatura de Carter ha sido monumental. La conveniente re
inauguración de casi 200 plazas con máquinas de ejercicios en los meses
anteriores a la elección, producto de un arrendamiento a 8 años, que compromete
el presupuesto de la comuna por dos períodos consecutivos, el gasto en
maceteros colgados de los postes, el uso de vehículos fiscales para repartir la
propaganda, tal como lo ha descubierto la Contraloría en el mes de octubre, en
plena campaña, la proliferación de carteles con el nombre del alcalde que
también ha sido cuestionado por la misma institución en una denuncia por 18 millones
de pesos de todos los floridanos que está en curso, y más , mucho más. Aquí se
ha impuesto la mentira y el engaño, la ambición de poder que ha terminado en
una elección que no representa el interés de la comuna.
Estos son argumentos suficientes
para desarrollar un programa de lucha que ponga en el centro la necesidad de
otorgar poder a la ciudadanía organizada, por sobre el concejo comunal.
La respuesta debemos encontrarla
en las organizaciones de vecinos y vecinas que forman parte de nuestra comuna.
Son ellos los llamados a decidir qué se hace y en qué se debe invertir los
fondos comunales. Una inclusión de los vecinos en la construcción de la comuna
en la que habitamos es lo que permitirá recuperar la alcaldía para los
floridanos. Hoy la municipalidad está secuestrada por un grupo de
aprovechadores que elección a elección compran los votos.
En resumen y buscando con esto
poner elementos para construir una opinión colectiva sobre el resultado de las
elecciones, hemos dado un primer paso en el proceso de construcción de un nuevo
poder popular, uno que está basado en las confianzas generadas desde la
participación en las organizaciones de base, desde la construcción colectiva
del futuro de la comuna y de las personas que la componen. Hemos sembrado una semilla
de nuevo Chile. No recibimos los votos que esperábamos. Fueron tantos como
pudimos entusiasmar en un entorno que esta poco disponible para escuchar más
promesas, por lo que tenemos que trabajar por transformar las promesas en
realidades. Nos queda la tarea de construir un poder popular alternativo al que
henos denominado “Concejalía Popular”, proyecto del que ya hemos hablado en
algunas reuniones, al que hay que invitar a los que hemos conocido en esta
campaña y que invita a todos a apoderarse de los espacios para construir la Via
Popular a la Constituyente Social y que debe basarse en crear las confianzas
que permitan que en la próxima oportunidad si seamos electos o mejor dicho que
podamos cuidar a la guagua.
Noviembre 2012
Comunal La Florida
Partido Igualdad
¡¡ Que el Pueblo Mande !!
[1] En La Florida los dos candidatos a
Concejal en la lista de Igualdad obtuvieron 2.000 votos. El candidato alcalde en
la lista obtuvo 2.500, en números redondos. (NdR)

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