Chile: Elecciones a la FECH. Apoyen a la Lista A y a Andrés Fielbaum este lunes y martes
Como todos deben saber, este lunes 12 y martes 13 de noviembre son las elecciones de la Fech. Quisiera compartir con ustedes algunas palabras y un llamado.
Primero que todo, todos sabemos que este 2012 no tuvo ni la fuerza ni la potencia de 2011. Sería iluso no ver el reflujo del movimiento por la educación pública y contra el lucro que hubo este año; pero, a la vez, sería igual de iluso creer que la enorme fuerza de las movilizaciones del año pasado sólo fueron eso, un espasmo social tan efímero como fútil. El año pasado, más que una epopeya, es el comienzo de un nuevo ciclo político, de largo trecho, cuyas formas aún están lejos de definirse totalmente y que sería irreal negarlo ante el cúmulo de certezas de la transición que hoy están en ruinas. Renunciar a las posibilidades que se abren con este nuevo ciclo es renunciar a la posibilidad de historia.
En ese mismo sentido, si aceptamos que no podemos seguir pensando que todo puede volver a recontruirse, las confianzas y las radicalidades, a tal y como estaban en 1986 o 1973. Si aceptamos que nada nuevo puede surgir de los movilizados, de los que dejaron los pies en la calle, de los que hoy no hacen ningún cálculo pequeño sino sólo sueñan en grande con, una vez más, intentar tomar el cielo por asalto. No es ya tiempo de volver a las mismas viejas alianzas de siglas y marcas que carecen del contenido que hace mucho enorgullecieron al pueblo. De eso ya no queda sino las desesperadas maniobras de supervivencia, mientras todo el edificio de la comodidad de los partidos se viene abajo. Permítanme citar a Marx para reforzar este argumento: "La revolución social (...) no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. Las anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución (...) debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido. Allí, la frase desbordaba el contenido; aquí, el contenido desborda la frase" (1852).
Así las cosas y en ese devenir, las elecciones de la Fech son algo pequeño pero trascendente. Lo que está en juego es definir si la Fech será el "detergente" que le de nuevos olores de juventud y rebeldía a la Concertación y Bachelet, si la Fech es el certificado de falsa renovación de los mismos que en dos décadas traicionaron al pueblo en lucha de los 80, a los ideales centenarios del socialismo, a los pobladores de los 90, a los mapuche, a los mineros del carbón, a los estudiantes del 94, 97, 2001, 2005, 2006 y 2007, 2008 y 2011. Son los que mataron a Daniel Menco por querer dejar de vender gas para pagarse sus estudios, los que mataron a Catrileo por la espalda. Son los que privatizaron lo imprivatizable, los que le vendieron la usura del soñado futuro de profesional a la banca, los que hicieron del sueño de la casa propia una pesadilla de vivir en guettos con callampas en bloques y de concreto. ¿Por qué deberíamos creerles ahora? ¿Porque ahora el PC nos dice que lo hagamos?.
Una de las alternativas a este desastre es la Lista A, Crear Izquierda Amplia, con Andrés Fielbaum a la cabeza. Déjenme contarles un par de cosas de ellos. Esta lista, más que denunciar la "operación retorno" de Bachelet y la Concertación, que necesita a la Fech y al mov. estudiantil delegando su potencia en ellos, ha decidido emprender acciones concretas: romper la alianza de izquierda que apoya esa tesis, por eso van en alianza con Nueva Izquierda, quién hasta hace poco era parte de dicha posición y ha remendado esto con honestidad. Poseen un programa que apunta a transformar la Universidad de Chile y también el país entero. No es como se ha dicho, una mera alianza "anticomunista". Nada más equivocada, nada más ególatra la acusación. Es una alianza que busca terminar con el mesianismo que se arroga para sí la "representación" de los movimientos sociales, proponiendo que esas mismas organizaciones y sus bases se den la forma, estrategia y caminos que deseen. Cuando hablamos de Autonomía Popular nos referimos a eso: No a la autonomía de la política, sino a la autonomía de los grupos sociales y organizaciones políticas en lucha para decidir su propio camino a pesar de "la política", a pesar de los formalismos y estrechos horizontes y tiempos de la clase política.
Estimados, disculpen lo extenso del correo, pero creo que era necesario actuar con sinceridad y claridad. Espero que apoyen a la Lista A y a Andrés Fielbaum este lunes y martes.
Luis Thielemann H., estudiante de Doctorado en Historia, U. de Chile.
Primero que todo, todos sabemos que este 2012 no tuvo ni la fuerza ni la potencia de 2011. Sería iluso no ver el reflujo del movimiento por la educación pública y contra el lucro que hubo este año; pero, a la vez, sería igual de iluso creer que la enorme fuerza de las movilizaciones del año pasado sólo fueron eso, un espasmo social tan efímero como fútil. El año pasado, más que una epopeya, es el comienzo de un nuevo ciclo político, de largo trecho, cuyas formas aún están lejos de definirse totalmente y que sería irreal negarlo ante el cúmulo de certezas de la transición que hoy están en ruinas. Renunciar a las posibilidades que se abren con este nuevo ciclo es renunciar a la posibilidad de historia.
En ese mismo sentido, si aceptamos que no podemos seguir pensando que todo puede volver a recontruirse, las confianzas y las radicalidades, a tal y como estaban en 1986 o 1973. Si aceptamos que nada nuevo puede surgir de los movilizados, de los que dejaron los pies en la calle, de los que hoy no hacen ningún cálculo pequeño sino sólo sueñan en grande con, una vez más, intentar tomar el cielo por asalto. No es ya tiempo de volver a las mismas viejas alianzas de siglas y marcas que carecen del contenido que hace mucho enorgullecieron al pueblo. De eso ya no queda sino las desesperadas maniobras de supervivencia, mientras todo el edificio de la comodidad de los partidos se viene abajo. Permítanme citar a Marx para reforzar este argumento: "La revolución social (...) no puede sacar su poesía del pasado, sino solamente del porvenir. No puede comenzar su propia tarea antes de despojarse de toda veneración supersticiosa por el pasado. Las anteriores revoluciones necesitaban remontarse a los recuerdos de la historia universal para aturdirse acerca de su propio contenido. La revolución (...) debe dejar que los muertos entierren a sus muertos, para cobrar conciencia de su propio contenido. Allí, la frase desbordaba el contenido; aquí, el contenido desborda la frase" (1852).
Así las cosas y en ese devenir, las elecciones de la Fech son algo pequeño pero trascendente. Lo que está en juego es definir si la Fech será el "detergente" que le de nuevos olores de juventud y rebeldía a la Concertación y Bachelet, si la Fech es el certificado de falsa renovación de los mismos que en dos décadas traicionaron al pueblo en lucha de los 80, a los ideales centenarios del socialismo, a los pobladores de los 90, a los mapuche, a los mineros del carbón, a los estudiantes del 94, 97, 2001, 2005, 2006 y 2007, 2008 y 2011. Son los que mataron a Daniel Menco por querer dejar de vender gas para pagarse sus estudios, los que mataron a Catrileo por la espalda. Son los que privatizaron lo imprivatizable, los que le vendieron la usura del soñado futuro de profesional a la banca, los que hicieron del sueño de la casa propia una pesadilla de vivir en guettos con callampas en bloques y de concreto. ¿Por qué deberíamos creerles ahora? ¿Porque ahora el PC nos dice que lo hagamos?.
Una de las alternativas a este desastre es la Lista A, Crear Izquierda Amplia, con Andrés Fielbaum a la cabeza. Déjenme contarles un par de cosas de ellos. Esta lista, más que denunciar la "operación retorno" de Bachelet y la Concertación, que necesita a la Fech y al mov. estudiantil delegando su potencia en ellos, ha decidido emprender acciones concretas: romper la alianza de izquierda que apoya esa tesis, por eso van en alianza con Nueva Izquierda, quién hasta hace poco era parte de dicha posición y ha remendado esto con honestidad. Poseen un programa que apunta a transformar la Universidad de Chile y también el país entero. No es como se ha dicho, una mera alianza "anticomunista". Nada más equivocada, nada más ególatra la acusación. Es una alianza que busca terminar con el mesianismo que se arroga para sí la "representación" de los movimientos sociales, proponiendo que esas mismas organizaciones y sus bases se den la forma, estrategia y caminos que deseen. Cuando hablamos de Autonomía Popular nos referimos a eso: No a la autonomía de la política, sino a la autonomía de los grupos sociales y organizaciones políticas en lucha para decidir su propio camino a pesar de "la política", a pesar de los formalismos y estrechos horizontes y tiempos de la clase política.
Estimados, disculpen lo extenso del correo, pero creo que era necesario actuar con sinceridad y claridad. Espero que apoyen a la Lista A y a Andrés Fielbaum este lunes y martes.
Luis Thielemann H., estudiante de Doctorado en Historia, U. de Chile.

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