El ala reformista se impone en China
Fuente: Diario 12
Sábado, 17 de marzo de 2012
CAYO BO XILAI, UN LIDER INFLUYENTE EN LA LUCHA POR LA
SUCESION DE HU JINTAO
El ala reformista se impone en ChinaLa dramática caída de Bo Xilai, defenestrado como secretario general de la megametrópolis china Chonqing esta semana, es una victoria para quienes buscan profundizar la liberalización económica. Xi Jinping será el sucesor de Hu Jintao.
Con la elección de un nuevo
presidente y secretariado general a la vista, la lucha por la sucesión en China
está al rojo vivo. La dramática caída de Bo Xilai, defenestrado como secretario
general de la megametrópolis china Chonqing esta semana, es una victoria para
el ala reformista que busca profundizar la liberalización económica.
Bo Xilai era el adalid de la Nueva
Izquierda y de un neomaoísmo, que buscaba combinar apertura económica,
crecimiento y justicia social. Su éxito en el municipio de Chonqing –una
virtual nación de más de 30 millones de habitantes, que tuvo un crecimiento del
16 por ciento el año pasado y está llevando adelante un gigantesco programa
social– era el trampolín político para acceder al secretariado general, que
renueva siete de sus nueve puestos en el congreso partidario de
octubre-noviembre. El anuncio este miércoles de su defenestración se hizo
después de que el primer ministro Wen Jiabao advirtiera en una conferencia de
prensa de tres horas que China podría repetir los traumáticos sucesos de la
Revolución Cultural si no avanzaba en una reforma política y apuntara
directamente a errores cometidos por Bo Xilai.
En el hermético mundo político
chino, esta advertencia pública equivalía a un pedido de renuncia. Los
“errores” de Bo Xilai se referían a un rocambolesco episodio con todo el
aspecto de maniobra política para sacarlo del medio. El 6 de febrero, su mano
derecha en la campaña anticorrupción (Da hei, “golpear negro”), el ex jefe de
policía Wang Lijun, acusado de “excesos”, pasó varias horas en el consulado de
Estados Unidos de la vecina provincia de Chengdu, aparentemente para pedir
asilo.
Nadie espera una aclaración oficial
de un episodio que revela fuertes fisuras internas en la dirigencia. Según los
analistas, Bo Xilai intentó librarse de Wang Lijun al enterarse de una
investigación que se le estaba haciendo al policía por corrupción,
investigación que el ahora ex secretario general de Chonqing interpretó como un
tiro por elevación de los liberales hacia su figura. Su suerte, sin embargo,
pareció echada cuando un multimillonario de Chonqing, Li Jun, denunció que
había sido arrestado y torturado durante tres meses por la policía de la
municipalidad en el marco de la lucha contra la corrupción que llevó al arresto
de más de 3 mil personas, entre ellos empresarios, jueces y miembros del
Partido Comunista.
Bo Xilai sigue formando parte del
selecto Politburó, compuesto por 24 miembros, pero sus chances de acceder al
secretariado general han quedado seriamente comprometidas. Hijo del general Bo
Yibo, lugarteniente de Mao Tse Tung y considerado uno de los ocho padres del
Partido Comunista, Bo Xilai apostó sus fichas a combatir y promover su modelo
“Chonqing” que roció con canciones rojas (Chang hong) que reivindicaban la
mística igualitaria maoísta y desenterraban el traumático fantasma de la
Revolución Cultural.
Este modelo ha sufrido un duro
golpe, pero los problemas que plantea siguen en pie. Desde 2000, China no
publica índices del coeficiente Gini de desigualdad. Ese año, el coeficiente
era 0,412, superando al de Estados Unidos. Muchos académicos chinos estiman que
hoy supera el 0,5 (la escala va de la igualdad absoluta del 0 a la máxima
desigualdad del 1). Según un reciente informe conjunto del Banco Mundial y un
think tank chino, China es el país más desigual de Asia. En un gesto que
mostraba sus credenciales políticas, Bo Xilai se había comprometido a publicar
el coeficiente de desigualdad del municipio de Chonqing.
Su caída no parece afectar la
elección del hasta ahora aparente heredero de Hu Jintao: Xi Jinping. El actual
vicepresidente de China acaba de visitar Estados Unidos, donde fue recibido
como el próximo presidente y secretario general del Partido Comunista. Xi
Jinping reveló poco en su viaje, pero aparece alineado con el “ala izquierda”
del partido. Un alarmado artículo del matutino conservador británico Daily
Telegraph lo pintaba recientemente como un “irredento comunista”.
En este contexto, la caída de Bo
Xilai puede interpretarse como un mensaje indirecto a Xi Jinping. Según el
académico chino de la Universidad de Nottingham, Shujie Jiao, el resultado a
nivel político será la inmovilidad. “Desde ya que no significa el fin de la
reforma o de la política de puertas abiertas, pero congelará la reforma
política y alentará la connivencia entre el gobierno y las empresas. Empeorarán
la corrupción y la desigualdad social, pero no se puede considerar un triunfo
de la derecha sino más bien una llamada al inmovilismo”, señaló Shujie Jiao.
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