Siria - Machacar a Homs: para castigar y asesinar *

Posted by Correo Semanal on martes, febrero 28, 2012


Thomas Cluzel
La Breche/A l’encontre
http://alencontre.org/
Traducción de Correspondencia de Prensa


 “Lo llaman el sótano de las viudas. Entre las camas improvisadas y los asuntos dispersos, de las mujeres tumbadas, asustadas, temblorosas, con sus niños hundidos en un horror absoluto. El horror de Homs. Blottie en la bodega, Noor 20 años: “Desde hace dos días ya no teníamos más que azúcar y el agua y mi marido fue a intentar encontrar comida. Fue rasgado en pedazos por un bús de mortero.” Aquí, todas las mujeres tienen una historia que decir. La misma historia. La de la muerte que viene sin avisar. Los colchones de espuma se apilan contra las paredes y los niños no vieron la luz del día desde que el asedio de la ciudad comenzó el 4 de febrero último. La semana pasada, un bebé nació aquí en el sótano. Se traumatiza su madre Fatima, 19 años, así que no puede amamantarlo. Su marido, un pastor, estaba en la campaña cercana cuando comienza el ataque a la ciudad. Y, desde entonces, no tiene más  noticias él. Este sótano, el campo de las viudas, simboliza por sí solo la prueba soportada por estos aproximadamente 28.000 hombres, mujeres y niños que se aferran a la existencia. De los labios de cada uno y cada una surge la interpelación: “Porqué fueron abandonados por el mundo?” Abdel se acerca a mí, temblando, antes de suplicarme con los ojos atormentados: “Dile por favor al mundo que deben ayudarnos. Por favor, deben detener los bombardeos.”
Estas líneas, son los últimos escritos, domingo pasado, por Mary Colvin, 56 años, la gran reportera de la revista británica Sunday Times, muerta ayer en el bombardeo de la ciudad rebelde de Homs, así como su colega el fotógrafo francés Rémi Ochlik, 29 años.
El New York Times en una página entera consagrada a la memoria de los dos periodistas, reproduce lo que Rémi había escrito a su redacción en París: “Martes por la noche… Acabo de llegar a Homs… La situación parece increíblemente tensa y desesperada… Mañana… saldría para tomar fotografías.”
La corresponsal de guerra, que llevaba una máscara-ojo, desde que fue afectada por un resplandor de mortero, y el fotógrafo prodigio, el pirata y el ángel como los califica afectuosamente esta mañana el diario libanés L’Orient Le Jour, no habían informado a las autoridades de su presencia en territorio sirio. Una ocasión para que el régimen de Demasco hiciera un llamado de atención: si hay aún otros reporteros, otros testigos, hay que denunciarlos a las autoridades de inmigración. Mientras o morir o morir es la norma.
“Si conocieran a mi hija, sabrían que no había que impedirle trabajar”, dice por su parte  la madre de Mary esta mañana en las columnas del diario norteamericano New York Times. “Habría sido una pérdida de tiempo. Era determinad y apasionada por lo que hacía. Era su vida. He aquí lo que era, y esto en que creía.” Entonces, por el valor a la verdad, están primeros los pueblos de Deraa, Hama, Homs, el de estas ciudades rebeldes que se ofrecen en holocausto sobre el altar de la libertad. Pero es también el de los periodistas que vienen a poner en riesgo su vida para servir a la verdad. Por ellos, concluye el diario de Beirut, somos un poco más humanos, un poco más dignos, cada día que pasa. Respeto.

Héroes ordinarios en el infierno de Homs
Es precisamente el título de un reportaje firmado Jean Pierre Perrin, corresponsal para Liberación de Francia. Reportaje que puede leerse en esta mañana del 23 de febrero de 2012.
“Al observar la ciudad, se diría que no respira ya. Las calles están libradas a la basura y a las ruinas. No hay una guía, a excepción de algunos combatientes o de un médico que corre para desafiar las balas de los francotiradores, que no renuncian a entrar para tranquilizar su familia. En la noche, algunos autos se atreven a aventurarse en las arterias arrolladas, generalmente en búsqueda de algunas comidas. Algunas muy raras luces son del pequeño centro de prensa, que las bombas destruyeron ayer, matando a dos periodistas. El centro de prensa, en realidad el único lugar donde se dirigen los sirios así como los raros periodistas occidentales que trabajan, comen y duermen, está administrado con mano de hierro por Abou Hanin, cuyo nombre significa “al padre de la Nostalgia”.
Su vida está especialmente amenazada y se expone a informar cueste lo que cueste hasta el final. Acepta llevar a los periodistas a los raros lugares donde la vida del barrio todavía se manifiesta un poco. Sabe comprender, en función de las horas del día, la ronda incesante de los obuses. Al volante de su coche, en las calles menos expuestas, se concentra circulando suavemente. Y luego brutalmente, lanza su vehículo en la tormenta de acero, recorriendo las calles agrietadas y fangosas a una velocidad que desafía la razón, sin nunca mostrar la menor nerviosidad. Para Abou Hanin, lo que desea el régimen no es tanto tomar la ciudad sino castigarla: “La ciudad sólo se defiende por algunos centenares de combatientes. Con los sus tanques y sus millares de soldados, Bachar AL-Assad puede apoderarse cuando lo desea. No lo que quiere en primer lugar, es castigarlo. Destruir a Bab Amro, el último barrio insumiso de Homs, es destruir, el corazón de la revolución. Aquí el machaqueo es tan violento que el silencio es raro”, concluye el periodista. Y con todo, entre dos salvas de obús, se escucha el cantar de los gallos, singular y único recordatorio que la vida no renunció en la ciudad agonizante y que persiste cueste lo que cueste.

* Este texto es la transcripción de la “Revista de prensa internacional” del 23 de febrero de 2012, a las 7:25 en  France Culture.