Siria - Machacar a Homs: para castigar y asesinar *
Thomas Cluzel
La Breche/A l’encontre
http://alencontre.org/
Traducción de Correspondencia de Prensa
“Lo llaman el sótano de las viudas. Entre las
camas improvisadas y los asuntos dispersos, de las mujeres tumbadas, asustadas,
temblorosas, con sus niños hundidos en un horror absoluto. El horror de Homs.
Blottie en la bodega, Noor 20 años: “Desde hace dos días ya no teníamos más que
azúcar y el agua y mi marido fue a intentar encontrar comida. Fue rasgado en
pedazos por un bús de mortero.” Aquí, todas las mujeres tienen una historia que
decir. La misma historia. La de la muerte que viene sin avisar. Los colchones
de espuma se apilan contra las paredes y los niños no vieron la luz del día
desde que el asedio de la ciudad comenzó el 4 de febrero último. La semana
pasada, un bebé nació aquí en el sótano. Se traumatiza su madre Fatima, 19
años, así que no puede amamantarlo. Su marido, un pastor, estaba en la campaña
cercana cuando comienza el ataque a la ciudad. Y, desde entonces, no tiene
más noticias él. Este sótano, el campo
de las viudas, simboliza por sí solo la prueba soportada por estos
aproximadamente 28.000 hombres, mujeres y niños que se aferran a la existencia.
De los labios de cada uno y cada una surge la interpelación: “Porqué fueron
abandonados por el mundo?” Abdel se acerca a mí, temblando, antes de suplicarme
con los ojos atormentados: “Dile por favor al mundo que deben ayudarnos. Por
favor, deben detener los bombardeos.”
Estas líneas, son los últimos
escritos, domingo pasado, por Mary Colvin, 56 años, la gran reportera de la
revista británica Sunday Times, muerta ayer en el bombardeo de la ciudad
rebelde de Homs, así como su colega el fotógrafo francés Rémi Ochlik, 29 años.
El New York Times en una página
entera consagrada a la memoria de los dos periodistas, reproduce lo que Rémi
había escrito a su redacción en París: “Martes por la noche… Acabo de llegar a
Homs… La situación parece increíblemente tensa y desesperada… Mañana… saldría
para tomar fotografías.”
La corresponsal de guerra, que
llevaba una máscara-ojo, desde que fue afectada por un resplandor de mortero, y
el fotógrafo prodigio, el pirata y el ángel como los califica afectuosamente
esta mañana el diario libanés L’Orient Le Jour, no habían informado a las
autoridades de su presencia en territorio sirio. Una ocasión para que el
régimen de Demasco hiciera un llamado de atención: si hay aún otros reporteros,
otros testigos, hay que denunciarlos a las autoridades de inmigración. Mientras
o morir o morir es la norma.
“Si conocieran a mi hija, sabrían
que no había que impedirle trabajar”, dice por su parte la madre de Mary esta mañana en las columnas
del diario norteamericano New York Times. “Habría sido una pérdida de tiempo.
Era determinad y apasionada por lo que hacía. Era su vida. He aquí lo que era,
y esto en que creía.” Entonces, por el valor a la verdad, están primeros los
pueblos de Deraa, Hama, Homs, el de estas ciudades rebeldes que se ofrecen en
holocausto sobre el altar de la libertad. Pero es también el de los periodistas
que vienen a poner en riesgo su vida para servir a la verdad. Por ellos,
concluye el diario de Beirut, somos un poco más humanos, un poco más dignos,
cada día que pasa. Respeto.
Héroes ordinarios en el infierno de Homs
Es precisamente el título de un
reportaje firmado Jean Pierre Perrin, corresponsal para Liberación de Francia.
Reportaje que puede leerse en esta mañana del 23 de febrero de 2012.
“Al observar la ciudad, se diría
que no respira ya. Las calles están libradas a la basura y a las ruinas. No hay
una guía, a excepción de algunos combatientes o de un médico que corre para
desafiar las balas de los francotiradores, que no renuncian a entrar para
tranquilizar su familia. En la noche, algunos autos se atreven a aventurarse en
las arterias arrolladas, generalmente en búsqueda de algunas comidas. Algunas
muy raras luces son del pequeño centro de prensa, que las bombas destruyeron
ayer, matando a dos periodistas. El centro de prensa, en realidad el único
lugar donde se dirigen los sirios así como los raros periodistas occidentales
que trabajan, comen y duermen, está administrado con mano de hierro por Abou
Hanin, cuyo nombre significa “al padre de la Nostalgia”.
Su vida está especialmente
amenazada y se expone a informar cueste lo que cueste hasta el final. Acepta
llevar a los periodistas a los raros lugares donde la vida del barrio todavía
se manifiesta un poco. Sabe comprender, en función de las horas del día, la
ronda incesante de los obuses. Al volante de su coche, en las calles menos
expuestas, se concentra circulando suavemente. Y luego brutalmente, lanza su
vehículo en la tormenta de acero, recorriendo las calles agrietadas y fangosas
a una velocidad que desafía la razón, sin nunca mostrar la menor nerviosidad. Para
Abou Hanin, lo que desea el régimen no es tanto tomar la ciudad sino
castigarla: “La ciudad sólo se defiende por algunos centenares de combatientes.
Con los sus tanques y sus millares de soldados, Bachar AL-Assad puede
apoderarse cuando lo desea. No lo que quiere en primer lugar, es castigarlo.
Destruir a Bab Amro, el último barrio insumiso de Homs, es destruir, el corazón
de la revolución. Aquí el machaqueo es tan violento que el silencio es raro”,
concluye el periodista. Y con todo, entre dos salvas de obús, se escucha el
cantar de los gallos, singular y único recordatorio que la vida no renunció en
la ciudad agonizante y que persiste cueste lo que cueste.
* Este texto es la transcripción
de la “Revista de prensa internacional” del 23 de febrero de 2012, a las 7:25
en France Culture.
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