Brasil - La transnacional española Zara no reconoce su infamia *
Juan Luis Berterretche
Revista Desacato
http://desacato.info/
En agosto pasado cuatro grandes redes minoristas de ropa
fueron descubiertas utilizando talleres de confección con trabajo esclavo: Marisa,
Pernambucanas, Collins y se completa el grupo con la transnacional española
Zara.
Con una facturación mundial de 12.500 millones de euros
anuales, el gigante de la moda española Inditex (Arteixo, La Coruña)
propietario de la cadena de tiendas Zara, tiene 30 locales en Brasil y emplea
en ellos, 7.000 personas. Todos los locales limpios, bien diseñados,
impecables, seductores.
Como contracara de esa imagen impoluta existen esos tugurios
infames donde se producen las prendas de Zara. Talleres en los que se explota a
inmigrantes indocumentadas bolivianas o peruanas. Mujeres con niños pequeños
cosen durante 16 horas inclinadas sobre sus máquinas. Sobreviven encerradas en
cuchitriles pestilentes y con capataces que no las autorizan a salir a la
calle. Las inspecciones encontraron fuertes indicios de tráfico de personas e
incluso comprobaron explotación infantil.
El lucro de Zara proviene en gran parte de la miseria del
costo en la confección de sus prendas. En dichos talleres la remuneración no
pasa de R$ 2 (poco más de 1 dólar) por pieza producida. Después de los
tramposos descuentos las trabajadoras no llegaban a recibir ni siquiera al
salario mínimo (R$ 545) y menos aún el mínimo de los convenios de las empresas
con los sindicatos del sector (R$ 676).
Según Zara en Brasil tienen 46 abastecedores directos y 313
talleres subcontratados. Lo que totaliza más de 11.000 empleados en esa cadena
de explotación esclavista.
El miércoles 30 de noviembre Zara tenía una reunión con el
Ministerio Público del Trabajo para definir los términos de un ajuste de
conducta que impidiera que la empresa continuse subcontratando y
"tercerizando" sus confecciones de la forma delictiva que acostumbra.
Zara se niega a ajustarse a las leyes de Brasil
Para sorpresa de los delegados del Ministerio Público del
Trabajo (MPT), la transnacional española se negó a firmar el texto que la
obligaba al compromiso de una gestión de acuerdo con las leyes del país.
La empresa no aceptó los Términos de Ajuste de Conducta
(TAC) que proponía el MPT, el cual exigía que Zara se hiciera responsable de
toda la cadena productiva de proveedores, el fin de la subcontratación de
funcionarios y la multa de R$ 20 millones por daños morales colectivos. Los
representantes de la empresa hicieron una contrapropuesta.
Zara propone negociar con los proveedores que no cumplan las
disposiciones legales para que corrijan su funcionamiento, pero no acepta que
se resposabilice directamente a la empresa de las irregularidades cometidas por
"aquellos". Que en realidad son ellos mismos.
Para el procurador del MPT Luiz Fabre, los puntos de la
contrapropuesta son irreconciliables con el objetivo del Ministerio de acabar
con el trabajo esclavo. "Zara sugiere cláusulas que la eximen de
responsabilidad de lo que ocurre con los proveedores y establece un plazo
limitado para el acuerdo que, como es obvio, debe tener un plazo
indeterminado".
El régimen esclavista de trabajo de los abastecedores
directos y los talleres contratados no es una sorpresa para Zara, siempre lo
supo y el sistema se estructuró para que la empresa pudiera obtener mayores lucros.
Lo que pretende la transnacional es que esas formas
empresariales de explotación del trabajo que se ejecutan desde hace años en
todo el mundo se acepten legalmente en Brasil. Ellos sólo admiten ajustarse a
la impunidad del desregulado mercado actual de trabajo mundial.
* Este artículo fue revisado por Tali Feld Gleiser
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