La fallida subasta de los bonos alemanes,
La fallida subasta de los bonos alemanes,
y la Eurozona en vías de implosión
Mike Whitney
27/11/11
Diríase
que estamos prisioneros de uno de esos vínculos de retroalimentación positiva
que casi siempre presagian un colapso.– Michael Pettis, China Financial
Markets
La “fallida” subasta de bonos alemanes el
pasado miércoles (23-11-2011) fue un verdadero y real punto de inflexión.
Significa que la mayor y más poderosa economía de Europa no escapará al
contagio que está arrastrando al sur. Los costes del endeudamiento alemán
crecerán, y sus finanzas se pondrán bajo la lupa. Pero eso es sólo la mitad del
asunto. Lo que está moviendo a los mercados es que los inversores están ahora
mismo ponderando la probabilidad de una caída de la eurozona. De aquí la
conmoción; el escenario de pesadilla está comenzando a abrirse paso.
Estos son los hechos: de los 6 mil millones
de euros ofrecidos en la subasta del miércoles, sólo consiguieron colocarse 3,6
mil millones, dejando al Bundesbank con los restantes 2,4, que es el 39% del
total ofrecido, la mayor proporción jamás registrada.
La subasta fue, en palabras de uno de los
agentes de comercio financiero, “un completo desastre”, sobre todo por lo que
revelaba: Alemania ha dejado de ser el
puerto seguro que tantos pensaban. La deuda alemana se ha convertido de la
noche a la mañana en un “activo de riesgo”, como la de Grecia o la de Italia
(aunque en grado menor). Los inversores están huyendo todos de Europa y
moviendo su dinero hacia los valores de máxima seguridad y la deuda pública
estadounidenses. Echen un vistazo a este texto del Wall Street Journal:
“Los dirigentes de la
Eurozona dicen estar determinados a salvar la moneda común. Pero el dinero
inteligente está poniendo pies en polvorosa. Primero, se cerraron efectivamente
los mercados de financiación a corto plazo con dólares; luego, cayeron los
mercados de bonos viejos no asegurados; luego, el mercado interbancario. Ahora,
los clientes empresariales parecen estar retirando sus depósitos de los bancos
de algunos países. Con un volumen de financiación estimado de 1,7 billones de
euros para los próximos tres años, las tensiones en el sistema bancario de la
Eurozona parecen condenados a ir a peor…
“Si los dirigentes de la
Eurozona son serios cuando dicen querer salvar el euro, tienen que buscar
formas de convencer al dinero inteligente para que se quede.” (“Europe’s Smart Money Votes With
Its Feet”, Wall Street Journal)
Así pues, lo que la Eurozona está
experimentando es un pánico bancario: sólo que, hasta ahora, el grueso del
dinero se había limitado a ir de los países más débiles a los más fuertes. Y
eso es lo que está empezando a cambiar ahora. Pero no se engañen; el problema
no es la ratio entre la deuda pública y el PIB de Alemania, ni sus perspectivas
de futuro. El problema es que está atada a otras deudas soberanas tambaleantes
en un pacto suicida de moneda común. Y no hay forma de desligarse. Un extracto
del Guardian:
“Los inversores globales
se lanzaron a salir de la Eurozona el pasado martes luego de que los dirigentes
de las tres mayores economías del área destruyeran cualquier esperanza marginal
que pudieran poner los mercados en la masiva intervención del BCE para resolver
la crisis de deuda soberana…
“Angela Merkel descartó
una vez más cualquier posibilidad de que el BCE juegue un papel mayor y echó
por tierra las propuestas de unos ‘eurobonos’ que mutualizaran los riesgos de
la deuda soberana de la Eurozona. El BCE, dijo, sólo debe ocuparse de la
política monetaria…
“La única concesión de
Merkel … fue decir que el lanzamiento del fondo de rescate de la Eurozona, el
Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, podría ayudar a resolver la crisis
inmediata… Reiteró su idea, expresada en el Bundestag un día antes, de que los
eurobonos o la colectivización del riesgo soberano no eran ‘ni necesarios ni
adecuados”, y sólo podrían funcionar en una ulterior etapa de la unión fiscal.”
(“Fear sweeps markets
as Germany rules out ECB intervention”, The Guardian.)
La negativa de Merkel a los eurobonos y a las
trasferencias fiscales es una sentencia de muerte para la Eurozona. También se
niega a permitir que el BCE actúe como prestamista de último recurso, lo que
frenaría la huída de los bonos públicos. He aquí lo que declaró al Financial
Times un veterano trader de un banco estadounidense:
“Lo que ahora estamos
viendo son fondos y clientes deseosos de huir de cualquier cosa denominada en
euros y que incluya bonos, porque no saben qué pasará con la unión monetaria.”
¿Lo ven? Ya puede ser Alemania una potencia
económica y tener su casa en orden (económicamente), que eso no cuenta para
nada, si sigue la fuga de capitales. Tendrá que enfrentarse a los mismos costes
devastadores que los demás.
¿Cuál es, pues, la solución?
En verdad, hay sólo dos opciones: o ir
rápidamente hacia la integración política y fiscal total (unos EEUU de Europa),
o desechar completamente el europroyecto y disolver la unión. Si quienes toman
decisiones políticas siguen mareando la perdiz, entonces el mercado impondrá su
propia solución, lo que traerá consigo una catarata de quiebras bancarias y
empresariales, un desempleo disparado, una agónica deflación y una década de
gravísima depresión.
¿Hay alguna posibilidad de que la crisis de
la deuda europea termine de una manera positiva? Así respondió a esta pregunta
el otro día el gran economista James Galbraith:
“No, no lo creo. Para que
esto terminara mínimamente bien, tendría que producirse un cambio radical en
las ideas que actualmente imperan en Europa. Habría que tener un sentido mucho
más grande de solidaridad, una mayor disposición a derivar fondos europeos
hacia la periferia de un modo serio y sostenido, y tendría que haber un plan
para el crecimiento y el desarrollo de esos países europeos meridionales. No se
ve ahora nada parecido a eso.”(Daily Ticker)
Los líderes de la UE no han cambiado sus
mentalidades absolutamente sobre nada. De hecho, han rechazado cualquier idea
que podría haber ayudado, por lo que la eurozona no se apartará un ápice de su
espiral mortífera.
Para el vídeo de Galbraith, éste es el vínculo:
Mike Whitney es un analista político independiente que vive en el estado de
Washington y colabora regularmente con la revista norteamericana CounterPunch.
Counterpunch.org, 27 de noviembre de 2011
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