Chile - La sombra de Miguel Krassnoff, torturador y asesino

Posted by Correo Semanal on domingo, noviembre 20, 2011

Tito Tricot

En las sombras del miedo siempre hay sombras más oscuras, como        boquerones de        noches antiguas, que se te clavan en la garganta con tal furia  que no puedes  gritar. Y te desgarran el alma mientras intentas huir por las        huellas del        silencio.
Pero el silencio es cómplice de las sombras y por        entre sus pliegues        se mueven los torturadores, escondidos como se esconden los        cobardes, agazapados        como se agazapan los cobardes, vestidos de oficial del ejército        de Chile, como        Miguel Krassnoff, torturador y asesino.
De la DINA, policía        secreta de la        dictadura fue el coronel Krassnoff, al igual que Cristián Labbé,        alcalde de la        comuna de Providencia en Santiago, quien rinde homenaje en el lanzamiento del libro  denominado "Miguel Krassnoff, prisionero por servir a Chile”.
Así,  a        casi cuatro décadas del golpe militar, Labbé,  quien        sin vergüenza alguna  se ha        autoproclamado como el adalid y símbolo        del Estado de Derecho        en nuestro país, honra a un asesino por servicios a la Patria.
En la perversa lógica de Labbé y de todos aquellos que participan del homenaje,  a Chile se le        sirve torturando, asesinando, violando y haciendo desaparecer a  miles de chilenos y chilenos.
Es el Mundo al revés: los supuestos        defensores del Estado        de Derecho derrocaron al gobierno legítimo         de Salvador Allende, instauraron una dictadura terrorista        y violaron        sistemáticamente los derechos humanos.
Ahora, vuelven a invocar  las sombras del miedo para procurar reescribir una  historia que ya está narrada con angustia y dolor, pero con    inconmensurable coraje, por las víctimas de la represión.
Y        fueron muchas las victimas de Krassnoff en los Centros de Detención y Exterminio de Londres 38, Villa Grimaldi, José Domingo Cañas y    Simón Bolívar y,  por lo mismo, ha sido condenado a más de 140 años de cárcel por reiterados secuestros y desapariciones.
Los horrores experimentados por los  prisioneros fueron producto de la acción  de Krassnoff y de otros como él que se solazaron con el sufrimiento  personas inermes hasta lo indecible. No importaba si eran jóvenes o ancianos, niños o  mujeres embarazadas.
Un sobreviviente de Villa Grimaldi relata que lo golpearon “brutalmente haciendo uso de puños, pies y un objeto contundente durante varios minutos delante de mi madre y        de mi esposa. Mi madre fue llevada aparte y la golpiza continuó sobre mi esposa. Ofuscado por nuestro        silencio...  ordenó "¡A la parrilla!"... me sacaron a un patio donde me dejaron tendido        mientras me hacían escuchar los gritos de mi compañera que torturaban en una pieza aledaña. Tras una media hora de mantenerme escuchando los tormentos de mi esposa,        durante los cuales me intimaban para evitarle sufrimientos… me   desnudaron a la fuerza, me introdujeron en una pieza con catres metálicos de dos pisos, me amarraron a uno de ellos,        me conectaron cables y electrodos hechos con ganchos y llaves  metálicas a los pies, las manos, narices, ojos,        encías, ano, pene y testículos, y comenzaron a aplicar descargas eléctricas  producidas por un dínamo a manivela…”
A        mí no me torturó Krassnoff, pero sí otros como él, por lo que        conozco de los        mismos silencios y de las mismas sombras, de los mismos gritos y        de la inmensa        soledad de estar desnudo, vendado y amarrado frente a frente con        nadie.
Porque        se esconden en las fisuras  de las        sombras para golpearte o aplicar electricidad, pues no tienen la        valentía de        mirarte a los ojos. No es por vergüenza, sino por cobardía, no        es por        remordimiento, sino por pusilanimidad que escabullen la mirada y        se ocultan        tras el metal de sus fusiles.
Y así, golpe tras golpe, grito        tras grito,        desmayo tras desmayo, lágrima tras lágrima, se construye la        eternidad de la        tortura.
Pero no creas que tengo pesadillas contigo, no te creas        tan importante.        No, al contrario, sabemos que al recordar lo sucedido,        gradualmente vamos        reconstituyendo la memoria nuestra y de todos aquellos que no  sobrevivieron.
Esté sí que es un homenaje a los que realmente sirvieron a Chile  con su sacrifico, tal vez parte de una  guerrilla de la memoria contra la guerra del silencio y la mentira impuesta por        la dictadura. y que hoy tratan de reeditar los nostálgicos del horror.
En las sombras del miedo siempre hay sombras más oscuras, pero no  creas que tengo        pesadillas contigo, porque estoy seguro que el día que mueras se   te aparecerán    todos los torturados de Chile para simplemente mirarte porimera vez sin vendas,    sin capuchas, simplemente mirarte.
Y se te aparecerán todos los  desaparecidos de Chile para decirte en oceánica voz que jamás habrá perdón ni olvido, y en ese feroz instante sabrás lo que nosotros vivimos, pero sin  necesidad desiquiera rozarte un momento.









Tito Tricot

Sociólogo

Director, Centro de            Estudios de América Latina y el Caribe-CEALC

Chile



Noviembre 2011