Perú - Washington necesita cooperar con Humala
Jim Lobe
IPS, Washington, 6.6-2011
Estados Unidos debe procurar relaciones de cooperación con el presidente electo de Perú, Ollanta Humala, reclaman especialistas estadounidenses en la región andina sudamericana.
"Humala ha dicho siempre que quiere tener buenos vínculos con el gobierno de Estados Unidos, y ha enviado señales positivas hacia Washington en la campaña electoral", dijo Coletta Youngers, especialista en Perú en la no gubernamental Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés).
"Creo que intentará políticas más independientes de Washington, pero no hay razón para creer que será un antagonista de Estados Unidos al estilo del (presidente venezolano) Hugo Chávez", dijo Youngers a IPS.
"De modo que compete al gobierno estadounidense asegurar que esas relaciones despeguen bien, para evitar que terminen en otro escenario de tensos vínculos bilaterales", agregó en referencia al deterioro de los lazos entre Washington y los gobiernos progresistas de Ecuador y Bolivia.
Las primeras señales indican que el gobierno de Barack Obama está abierto a tener una relación constructiva con Humala, quien ganó
"Deseamos seguir trabajando con él del mismo modo que lo hicimos con las (salientes) autoridades peruanas", dijo el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela, durante la asamblea general de
Humala será investido presidente en 28 de julio, y sucederá a Alan García, considerado uno de los aliados más fieles de Washington en América del Sur.
García se ganó en su segunda Presidencia una reputación de fidelidad a las políticas macroeconómicas del neoliberal "consenso de Washington" y a la estadounidense "guerra contra las drogas", así como de rechazo a iniciativas de Chávez, como
La actitud que asuma Washington dependerá en gran medida de la voluntad de Humala de continuar o no con semejantes políticas, afirman expertos en Washington. El coronel retirado moderó notablemente su discurso y posturas en esta campaña electoral respecto de lo hecho en la de 2006, observan.
El abierto populismo de Humala y el apoyo explícito de Chávez a su primera postulación presidencial, así como el alzamiento que protagonizó en 2000 contra el régimen en retirada de Alberto Fujimori, despertaron preocupación de analistas y políticos estadounidenses.
De hecho, la actual embajadora de Estados Unidos en Perú, Rose Likins, apoyó sin ambages la candidatura de la contrincante de Humala en segunda vuelta ‒la hija de Fujimori, Keiko‒ en reuniones privadas con grupos de la sociedad civil y otros sectores de opinión, si bien el gobierno de Obama se mantuvo públicamente neutral en la campaña.
La derecha estadounidense se manifestó abiertamente en contra de Humala.
La columnista del diario The Wall Street Journal, Maria Anastasia O'Grady, advirtió que las implicaciones regionales de su triunfo serían "alarmantes" y culpó al gobernante Partido de los Trabajadores de Brasil por ayudar a "reconstruir la imagen" del candidato para persuadir a sus críticos de que no se trata del radical que ella cree que es.
Roger Noriega, que fungió entre 2003 y 2005 como asesor sobre América Latina en el gobierno de George W. Bush (2001-2009) y ahora trabaja para el conservador American Enterprise Institute, sostuvo el mes pasado en Miami que Humala puede terminar siendo "el más radical de todos" los gobernantes progresistas sudamericanos, Chávez incluido.
"No caigan en la estafa Castro-Chávez llamada Humala", advirtió Noriega a su audiencia en referencia a las coincidencias entre el mandatario venezolano y el expresidente cubano Fidel Castro.
En los días previos a los comicios, Noriega acusó públicamente a altos oficiales militares venezolanos de entregar dinero a la campaña de Humala, citando presuntas fuentes reservadas.
"En ciertos lugares se teme que Humala se sume al campo de Chávez y fortalezca el desafío hacia Estados Unidos", dijo Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un grupo de estudios con sede en Washington.
"Pero son miedos exagerados. Humala es un hombre lo suficientemente inteligente para saber que no puede tomar el mismo camino de Chávez. Sabe que debe ir despacio y crear confianza", dijo Shifter a IPS.
Los comicios del domingo demuestran que Washington debe ajustar su conocimiento de América Latina, en especial en materia económica.
El hecho de que tuvieran un papel tan débil los postulantes apoyados abierta o implícitamente por García ‒cuya política amigable con las inversiones contribuyó a un crecimiento del producto interno bruto de nueve por ciento en 2010‒ y de que los competidores que llegaron a segunda vuelta representaran a la izquierda y a la derecha constituye un mensaje importante.
"Washington a veces da por sentado de que las decisiones económicas sensatas dan como resultado una política estable y moderada. Perú desafía abiertamente esa presunción", dijo Shifter.
"No es por accidente que Humala obtuvo la mayor parte de su caudal electoral en las regiones más empobrecidas del país. Y ese es el mensaje: los países no pueden abandonar a porciones importantes de su población. No todo se resuelve por la magia del mercado", agregó.
Pese al impresionante crecimiento económico ‒empujado en gran medida por la creciente demanda internacional de minerales e hidrocarburos‒ hay pocas pruebas de que la riqueza haya llegado a los sectores más pobres, apuntó Youngers.
"Al contrario de lo que pasa en el resto de América del Sur, la desigualdad permaneció intocada en Perú en los últimos cinco años", dijo a IPS.
"Perú necesita con desesperación atender los problemas señalados por Humala, y mejorar realmente la calidad de vida de los más pobres", añadió.
Posiblemente, opinó, el mandatario quede "atrapado entre las demandas populares de cambios profundos y aquellas que, si bien reconocen la necesidad de luchar contra la pobreza, no quieren modificar las reglas del juego".
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