España - Juicio a la Corrupción, sesión 11 de febrero 2010

Posted by Correo Semanal on viernes, febrero 12, 2010


FRANCESC JUFRESA, ABOGADO DE JAVIER DE LA ROSA, FRENTE AL PERITO VICTOR MORENA ROY, JEFE ÁREA INVESTIGACIÓN DEL FRAUDE FISCAL.
XXXIX. JUICIO A LA CORRUPCION EN LA DELEGACIÓN DE HACIENDA DE BARCELONA.

Rafael del Barco Carreras

Sesión 11-02-10. Las 130 preguntas y el tiempo que anunció “sería largo” en la sesión anterior, hacía presumir que Jufresa, mi ex abogado y primun entre la Abogacía socialista barcelonesa, se emplearía a fondo. El perito lo merecía, y a tenor de las dos sesiones anteriores estaba a la altura del abogado, aunque, quizá debido a la profesión, de labia más moderada. De nuevo mi ingenuidad pretendiendo una escena de altura. Otra desilusión al igual que con el testigo Josep Borrell. Por suerte la Presidente recondujo un interrogatorio tan deshilvanado que se pudiera descubrir el sexo de los ángeles en lugar de la más mínima referencia al posible soborno a los inspectores de Hacienda.


Como en otros interrogatorios intentaba desmenuzar operaciones de las que la documentación, tras los robos en Hacienda, no existía. Y el perito dando vueltas a lo que en teoría debía haber sucedido de aplicarse las normas y pautas de una inspección. Un diálogo de y para sordos. Que aquella Hacienda era un desastre no merecía tanta disquisición sobre los 47.000 millones, facturas que eran falsas pero que ningún estudio serio y técnico lo probaba, cuentas bancarias no investigadas, compras y ventas de acciones del Banco de Vizcaya, Banco de Santander, Banesto, Banco Central o el Banco Popular Español (que en 1994 le prestaría un aval de 1.000 millones para salir de prisión por el caso Gran Tibidabo) por decenas de miles de millones de pesetas, los valores de compra y de venta, transferencias, y un largo etcétera de menudencias.


¿Siempre me he preguntado donde acabaron unas acciones bancarias, grandes paquetes de dominio, que al igual otros activos y efectivo en cuentas corrientes, 300 millones de dólares de una tacada, del Grupo Torras-KIO, desaparecieron tras la invasión de Kuwait y la primera Guerra del Golfo? Es de suponer que en cientos de sociedades instrumentales por paraísos fiscales. ¿Propiedad o a nombre de quién? Que Javier y varios de su familia son multimillonarios en negro, no cabe duda, quizá hasta la hija Gabriela de la Rosa, que tras ennoviar con el sobrino del Rey, ejerce de abogada defensora junto a Francesc (sin abrir la boca), pero también lo son funcionarios y políticos indispensables para el camuflaje y transferencias. Para orientarse, leer en http://www.lagrancorrupcion.blogspot.com/ la sentencia del 2006, de la denuncia puesta por los kuwaitíes en 1993, caso Prima Inmobiliaria, Oakthorn, Pincinco, Quail y ACIE, nombres citados por Jufresa (y muy revelador para este juicio, se condena a Enrique Sarasola, íntimo de Felipe González y a Manuel de Prado y Colón de Carbajal, ex embajador del Rey), y unas páginas del libro de Manel Pérez y Javier Horcajo, “J.R. EL TIBURÓN” de 1996, que si mal no recuerdo “prohibido y embargado” a instancias de Javier por auto judicial hasta que tras CINCO AÑOS se ganó un recurso. Entre jueces amables y amenazas transcurren 35 años de estafas y todos los delitos al uso del “empresario modelo” de Jordi Pujol.


Quejas y más respetuosas quejas del abogado defensor a los cortes de la Presidente por la improcedencia del interrogatorio a un perito. Dos horas, y mis teorías sobre el soborno, la extorsión, o las órdenes desde Madrid para que se interrumpiera cualquier investigación donde se involucrara a Javier de la Rosa, no se clarificarían. A las patochadas contables de Javier se añadía el total desmadre de la Hacienda, ambos tan de chapuza, que contemplado VEINTE AÑOS DESPUÉS quizá sea la gran obra de arte que haya permitido a un selecto grupo en torno a De la Rosa apropiarse de una inmensa fortuna sin apenas repercusión penal. Y no me refiero a los condenados en los diferentes procesos contra Javier, sino los que sabedores, o autorizando las operaciones por CENTENARES de miles de millones de pesetas, daban las órdenes desde Madrid.


Por los testigos de unos y otros, me inclino por una combinación de las tres posibilidades, soborno, extorsión y reparto con político-funcionarios y banqueros. Las complejidades de De la Rosa bien merecían, y necesitaban, desde la intervención ministerial, o más arriba, hasta la simple propina a un conserje o el pago a un espadista forzando ventanas para simular un robo de documentos en Hacienda, que salían por la puerta principal en furgonetas según lo declarado por un testigo, cuñado de uno de los acusados.