Chile - LOS ESPEJOS DE LOS TIRANOS

Juan Varela Reyes (*) -

“Si es una broma triste, -
Decídanse señores” -

Pablo Neruda

Un siniestro personaje de la pasada dictadura no tuvo ninguna vacilación para anunciar, con todos los medios a su disposición, la idea de decretar toque de queda con el propósito de reprimir las legítimas manifestaciones a que da lugar una nueva conmemoración del golpe militar de hace ya 36 años y su anuncio quedó dando vueltas en el aire, más allá de alguna tibia respuesta de algún funcionario gubernamental.

Llama un poco la atención el desparpajo con que este oscuro “paladín de la democracia” llamó a tomar esa medida que retrotrae esta “convivencia democrática” a los momentos más trágicos y crueles de esa dictadura. De pasada, y sin que nos diéramos mucha cuenta mandó un par de mensajes que habrá que tener en cuenta:

1.- Que las mayorías de este país no se olviden quienes son los que tienen la sartén por el mango. Son los mismos que durante 17 años, primero, ahogaron a sangre y fuego las posibilidades que teníamos de construir una sociedad y un país verdaderamente libre e independiente, y segundo, hicieron uso de toda la represión para asesinar, hacer desaparecer, exiliar y torturar a miles de chilenos que resistían a la tiranía. Los que han vendido el país y su soberanía a los intereses de los poderosos, nacionales y transnacionales. Los que han impedido con todos sus medios que se alcancen grados de libertad y democracia verdaderos y reales; que han concebido la democracia “realmente existente” como un simple punto de llegada e hipotecada a abrirse a otros horizontes de sentido más allá de la mediocridad y frivolidad de una democracia arreglada a su manera.

2.- Que ellos, para seguir dominando, explotando y humillando a los trabajadores, hacen uso de todas las “formas de lucha”, con tal de perpetuar su dominación. Que no vacilarán en hacer uso de la fuerza para reprimir todos los esfuerzos por cambiar radicalmente la realidad de este país y dar paso a la construcción de lo nuevo.

3.- Que tras la fachada de esta “democracia representativa” no se esconde otra cosa que la idea de perpetuar el poder para sí e imponer, por cualquier medio y en cualquier momento, la fuerza, la brutalidad y la muerte.

Esta advertencia no puede pasar desapercibida, exige una atención, ya que no es sólo un dato que a veces se pierde de vista, es parte del ADN de estos sectores que quisieran que la paz sea la de los cementerios, que la libertad fuera la sumisión incondicional, que la democracia sólo fuera un bonito discurso y que la dignidad fuera seguir siempre de rodillas.

Sólo nos cabe plantear que en el largo camino por el desierto tenemos que hacer como decía Galeano… tener ojos en la nuca.

Santiago, Septiembre 16 de 2009
(*) Sociólogo, Equipo de Investigación EN CAMINO