REVOLUCIÓN ENERGÉTICA: AHORA O NUNCA
por Jorge Gómez Barata
Por su naturaleza y escala los problemas sociales que implican a millones de personas, involucran intereses multimillonarios y se relacionan con el poder, son difíciles de administrar o solucionar.
*
Si bien el progreso, asociado al desarrollo tecnológico y al crecimiento económico, a la elevación del nivel de vida y la obtención de riquezas, es respaldado y disfrutado, no ocurre lo mismo con las rectificaciones. Elaborar un consenso rectificador global puede confrontar a los peores rasgos de la condición humana. Así ocurre con la crisis energética.
*
Tal vez porque sobrevivir a la Guerra Fría y presenciar la caída de las Torres Gemelas nos curó de espanto y la abundancia de conocimientos nos hizo arrogantes, ni siquiera nos percatamos de lo apocalíptico de nuestras propias palabras, verbigracia: los expertos advierten que los niños nacidos hoy, al llegar a cincuenta años no tendrán petróleo ni gasolina.
*
La mala noticia es que para entonces no estarán a punto las fuentes de energía sustitutivas y en tan breve período es imposible cambiar los estilos de vida de los países más poderosos de la tierra, especialmente de los Estados Unidos.
*
Lo que se le viene encima a la humanidad, en esta misma generación, no es una molestia pasajera, sino una especie de Armagedón con la diferencia de que esta vez no es una profecía ni un pronostico, sino un dato de la realidad que los expertos manejan con pasmosa naturalidad.
*
uienes se preocupan por el calentamiento global y alertan sobre la urgencia de frenar la emisión de los gases que lo provocan, deben advertir que no se trata de un cambio climático que puede solucionarse con abrigos o aparatos de climatización, sino de un deterioro ambiental que afectará las condiciones de existencia de la humanidad y que ya ha comenzado.
*
Según se teme, el exceso de calor es sólo el principio. Detrás de las altas temperaturas vendrá el frío. Cuando no haya petróleo para producir calor y energía, ocurrirá algo parecido a la especulación que en el siglo XIX surgió de la sospecha de que el sol podría apagarse, fenómeno al que entonces llamaron “muerte térmica del universo.” Cuando eso ocurra, las nieves no sólo retornaran a la cima del Kilimanjaro, los Alpes, los Tatras y los Andes, sino que puede haberlas también en los trópicos, excepto en muchos de los pequeños estados insulares, hoy paraísos turísticos que para entonces estarán bajo las aguas de los océanos.
*
A partir de tales realidades, muchos de los que antes creían en la capacidad de la tecnología para solucionar los problemas que ella misma crea, perciben que el tiempo se acaba y se rinden a la evidencia de que las energías renovables conocidas y las desarrollables antes de que colapsen los suministros de petróleo, son insuficientes ni siquiera para sostener los consumos actuales. Para hacer sostenible la existencia en el planeta sin petróleo y naturalmente sin ninguno de sus derivados y con mucha menos electricidad, se precisa un cambio en los estilos de vida, tan revolucionario, que resulta impensable.
*
Se trata de que los norteamericanos, europeos, australianos y japoneses renuncien a buena parte de los automóviles que hoy utilizan, los construyan más pequeños, menos potentes y no tan veloces, se habitúen al uso de transportes colectivos, prescindan de buena parte de la publicidad y del alumbrado público en gran parte ocioso o decorativo, utilicen más mantas y menos calefacción, gasten menos papel y cartón para envases y abandonen la irracionalidad en el consumo.
*
Además de otra mentalidad haría falta una reconversión de la tecnología relacionada no sólo con mayor eficiencia en la generación y distribución de la electricidad, sino en la producción de vehículos, luminarias, equipos electrodomésticos, maquinas herramientas y aparatos para todos los usos al lado de la cual, la revolución Industrial del siglo XIX parecería un ensayo.
*
No obstante existen oportunidades, las mentes más lúcidas y los expertos no sólo advierten sino que están listos para colaborar y de desplegarse un adecuado trabajo de concientización, muchas personas comprenderían la realidad y colaborarían. Para que ocurra una verdadera revolución energética falta voluntad política y falta liderazgo.
*
Lo peor que puede estar ocurriendo es que Estados Unidos y sus aliados ricos, hayan comprendido el escenario y se apresuran a buscar soluciones egoístas, entre ellas apoderarse de los yacimientos y otras fuentes de energía y reservarlas para ellos, sin importarles lo que les ocurra a los demás. No sería la primera vez. Exactamente eso fue lo que ocurrió en 1492.
*
Es cierto que ni siquiera apropiándose de todo el petróleo existente en el planeta pudieran salvar el sistema y su estilo de vida, pero ganan tiempo. Para el imperio, parte de la humanidad, especialmente los pobres sobran.
*
*
Fuente: Cubarte
0 Responses to "REVOLUCIÓN ENERGÉTICA: AHORA O NUNCA"
Publicar un comentario