Costa Rica - Comida o combustibles

Posted by Correo Semanal on jueves, enero 10, 2008

Por: Giovanni Beluche (especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación: 08/01/2008
El cambio climático, una preocupación real
Cada día crece el número de personas preocupadas por el calentamiento global y los efectos del cambio climático que afectan a todo el planeta. Ya no es un secreto que las guerras en un futuro cercano serán para conquistar fuentes de agua, como ahora son para apoderarse de pozos petroleros. Sin ánimo de quitarle el sueño a nadie, estas amenazas se ciernen sobre quienes vivimos en un país privilegiado por sus abundantes, aunque no eternos, manantiales. De ahí que nos toca hacer conciencia y actuar en consecuencia para preservar lo que la naturaleza nos ha prestado.
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A inicios de febrero de 2007 se realizó en Francia la reunión de expertos de la ONU sobre Cambio Climático. Los especialistas hicieron un anuncio que debería pararle los pelos hasta al más calvo: sólo quedan 10 años para detener la catástrofe ambiental que ineludiblemente sobrevendrá si el maltrato al medio ambiente prosigue.
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Entre los temas de fondo está el de los bio combustibles, como la supuesta gran salida a la crisis del petróleo, sobre lo que se reflexiona en este artículo.
Convertir comida en combustibles
Hay muchas formas de contribuir y una de ellas es informar. Es preocupante que la gran mayoría de medios de comunicación no ha prestado atención a lo que dijo un cable de la agencia AP, fechado el 26 de marzo de 2007 en Washington: “El presidente George Bush elogió el lunes los beneficios de los automóviles que funcionan con etanol y biodiesel, durante una reunión con fabricantes de vehículos…” La meta de Bush es que para el 2017 se introduzcan 132,000 millones de litros (35,000 millones de galones) de combustibles alternativos.
Hasta aquí parecería plausible, hasta noble, la propuesta del señor Bush, sin embargo hay que analizar esto. Es bueno reducir el consumo de energía, sobre todo de petróleo, pero ¿cómo se produce etanol y biodiesel? La propuesta consiste en transformar en combustibles aserrín, césped y alimentos: maíz, caña de azúcar, sorgo, cebada, centeno, mijo y avena. En Europa plantean usar trigo, semillas de girasol, colza entre otros alimentos. Es decir, mientras millones de personas en el mundo mueren de hambre, se propone convertir comida en combustible, para mantener el estilo de vida de las clases medias y altas de los países desarrollados.Si fuera que un automóvil funciona con un litro de atole de maíz, del que nos dieron cuando éramos niños, el asunto sería interesante. Pero para producir 413 litros de etanol se requiere una tonelada de maíz. O lo que es lo mismo, para cumplir la meta de Bush de contar con 132,000 millones de litros de combustibles “alternativos”, se necesitan 320 millones de toneladas de maíz. ¿Cuánta gente podría comer con tan inmensa cantidad de maíz? Toda la producción de maíz de los Estados Unidos en el 2005 fue de 280.2 millones de toneladas, lo que significa que aunque destinaran toda su producción de este grano a la fabricación de combustible no les alcanzaría, de ahí una nueva pregunta: ¿de dónde sacarán el maíz? o ¿a quiénes dejarán sin maíz?
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También nos dejarán sin árbolesPero entre las brillantes ocurrencias del ilustre presidente, habla de convertir césped y aserrín (de madera) en biocombustibles. Aterroriza sólo pensar como quedarán los escasos bosques de nuestros países cuando el negocio de moda sea venderle los árboles a las transnacionales y “refinerías” de la madera. Sobre todo con las virtudes conservacionistas que han mostrado los gobiernos de los países del sur, incluido Lula que ha sido incapaz de detener la rapiña que hacen los madereros con la Amazonía.
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El etanol y sus parientes cercanos no constituyen verdaderas fuentes de energías alternativas, tampoco renovables y sus consecuencias ambientales no superan los peligros del cambio climático. Además, esta industria encarece los precios de los productos agrícolas, lo que aumenta la dificultad de adquirir comida para los pobres.
Promover la investigación científica
En Costa Rica, más allá de las suspicacias que genera la cercanía del Presidente Arias con industrias productoras de la materia prima (caña de azúcar), no se ha dado una discusión amplia y profunda sobre las ventajas o los posibles efectos perniciosos de estas iniciativas. El país no puede sentarse de brazos cruzados esperando que las decisiones se tomen en otra parte. El Ministerio de Ciencia y Tecnología y las universidades estatales deberían contar con los recursos de investigación, que nos permitan aportar a las soluciones, desde nuestras perspectivas y logros.
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Costa Rica cuenta con jóvenes talentosos, en las artes y las ciencias, todo radica en las oportunidades que les generemos. Hacerlo requiere recursos y para ello como mínimo habría que destinar el 8% del PIB a la educación, promesa de campaña ya olvidada por el “ex subversivo” ministro de educación (en alusión a su columna Sub versiones). La investigación puede aportar salidas inimaginables. En un laboratorio en España se está desarrollando un combustible a base de cierto tipo de algas, criadas en recintos verticales que además de ocupar poco espacio, parecen tener propiedades similares a las del petróleo y sus derivados, pero sin la emanación de gases de efecto invernadero. Ojalá estos desarrollos tecnológicos no queden en manos de unas pocas transnacionales, sino al servicio de la humanidad y de nuestro único hogar: el planeta Tierra.
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Cuántas iniciativas más podrían impulsarse si existiera voluntad política. La que sobra para promover proyectos de ley que interesan a los grupos económicos poderosos, pero falta para dotar de recursos humanos, técnicos y financieros a las comunidades, a los pequeños productores y a los centros educativos del sector público.
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El debate no es nuevo: hasta dónde seguirá sacrificándose a los seres humanos y a la naturaleza para mantener los estilos de vida de una parte de los ciudadanos del norte, estilos que copian bien las clases adineradas del sur. Hasta cuándo continuará el saqueo de las riquezas de los países del sur, para seguir engrosando las arcas de un cada vez más pequeño grupo de multimillonarias empresas transnacionales. Hasta cuándo seguiremos creyendo que la libertad es sinónimo de libre comercio.

• Meta de Bush para 2017: 132,000 millones de litros de combustibles alternativos.

• 1 Tonelada de maíz produce: 413 litros de etanol en promedio.

• Para cumplir la meta se requiere: 320 millones de toneladas de maíz.

• Producción de maíz en EEUU durante 2005: 280 millones de toneladas.