Argentina - Editorial: Abajo los Tarifazos de Cristina, Macri, Scioli y Compañia

Posted by Correo Semanal on jueves, enero 10, 2008

alejandro benedetti alejandro.benedetti@yahoo.com.ar
El Trabajador Número 98 enero de 2008
www.noticiastroskas.blogspot.com

Editorial: Abajo los Tarifazos de Cristina, Macri, Scioli y Compañia
Plan de Lucha Nacional de la CGT y el CTA
Por el Salario y Contra los Despidos
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Apenas se hizo cargo del gobierno, Cristina dejó en claro que la “continuidad” prometida consistirá en mantener el saqueo de las riquezas nacionales y en profundizar el ajuste contra los trabajadores y el pueblo.
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La “piedra angular” del plan económico kirchnerista es el aumento sustantivo de la “productividad” obrera imponiendo -si pueden- que pocos produzcan mucho por menos plata.Esta receta, que va de la mano de la reducción salarial a través de la inflación, es tan vieja como la crisis del capitalismo, cuyos defensores -de “derecha” o de “izquierda”-, aplicaron desde siempre, de manera de hacerle pagar a los pobres los platos rotos de las crisis que ellos provocan sistemáticamente.
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Cristina salió a pegarle duro a las luchas, principalmente a las que están dirigidas por la izquierda, para “disciplinar” con el ejemplo al resto de los trabajadores y a la propia burocracia, para luego imponer un “Pacto Social”, que con una duración superior a los actuales acuerdos convencionales, le permitiera fijar salarios por debajo de la inflación real.
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Sin embargo este Pacto le fracasó antes de firmarlo. Es que el “nuevo” gobierno está herido de muerte. En primer lugar, porque Cristina asumió gracias a un fraude escandaloso, que le permitió triunfar en primera vuelta pero la debilitó desde el inicio.
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Sin embargo, no es este el único y principal causante de su debilitamiento. El motivo fundamental de la caída a pique de la popularidad del matrimonio K y demás representantes electos, es la profundización del ascenso de las luchas obreras, un proceso iniciado por los maestros del sur del país a principios del 2006 y que hoy se ha extendido hacia los principales centros urbanos.
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Luego de 15 años de durísimas derrotas, la clase trabajadora volvió a ubicarse en el centro de la escena de los principales acontecimientos del país, para el espanto de aquellos que aún niegan que las grandes transformaciones se producen por el resultado de los enfrentamientos entre la burguesía y el proletariado.
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En este nuevo escenario, las feroces disputas por los espacios de poder que se están sucediendo entre las camarillas de la podrida burocracia sindical, no hacen más que favorecer la irrupción de las demandas obreras, ya que los propios burócratas se ven empujados a ponerse al frente de los reclamos, como ocurre con las luchas municipales de la Ciudad de Buenos Aires y de varias provincias.
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Los burócratas se ven obligados a reclamar sumas compensatorias por la inflación, aumentos o la reincorporación de los despedidos, presionados por las jóvenes camadas de luchadoras y luchadores, que no fueron moldeadas por la disciplina de los “cuerpos orgánicos” peronistas.
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Todas estas razones hicieron abortar esta moderna versión del Pacto, algo que ya había ocurrido con su antecedente más cercano, el que impulsó el mismísimo Juan Perón, arrastrando al gobierno justicialista de los 70 a su crisis final.Esta realidad obligó a Cristina, Macri, Scioli y compañía a recurrir al “Plan B”, que es el que está en curso y empezó con la aplicación unilateral de los tarifazos, la rebaja de los sueldos mediante la inflación y el incremento de los despidos.
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Para frenar el ataque del gobierno y las patronales, los de abajo tenemos que pelear duramente, levantando la bandera de la recuperación del poder adquisitivo de los sueldos y la imposición de un mecanismo de indexación mensual de acuerdo al aumento -real- de los precios.
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Hay que impulsar asambleas en cada uno de los lugares de trabajo, en las cuales se le exija a los dirigentes la convocatoria de Plenarios de Delegados (abiertos a la base) para votar las medidas de lucha por gremio y la más que necesaria unificación, a través paros regionales y de un Paro Nacional Conjunto de la CGT y CTA.
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Si las patronales del trasporte y los servicios públicos se negaran a aumentar los salarios e indexarlos, ya no tendrán ninguna razón social para seguir siendo propietarias de las empresas. En ese caso habrá que reclamar su expropiación (sin indemnización) para luego estatizarlas y ponerlas a funcionar bajo el control de sus trabajadores.
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Debemos luchar por el salario, pero sin olvidarnos de que todavía existen millones de argentinos que ni siquiera cuentan con un trabajo o que si lo tienen están totalmente precarizados.Por esto, el pliego de reclamos deberá proponer la puesta en marcha de un Plan de Obras Públicas y de Servicios -financiado con impuestos importantes y progresivos a las grandes empresas- para darle trabajo digno a todos los desocupados.
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Los jóvenes y nuevos activistas que están al frente de la resistencia tienen que aprovechar las condiciones favorables para organizar desde abajo, a través de agrupaciones o desde la propia conducción de las comisiones internas, una nueva dirección combativa y democrática, que sirva, no sólo para impulsar la exigencia a los burócratas, sino para pasarlos por encima apenas se planteen las condiciones.