Virginia Giuffre fue víctima del depredador sexual Jeffrey Epstein

Posted by Adán Salgado Andrade on lunes, octubre 20, 2025

 

Virginia Giuffre fue víctima del depredador sexual Jeffrey Epstein

Por Adán Salgado Andrade

 

Virginia Giuffre (1983-2025) fue una de decenas de víctimas que pasaron por las pervertidas prácticas sexuales del depravado Jeffrey Epstein (1953-2019) y de su, igualmente enferma mental, cómplice, Ghislaine Maxwell (1961). El 31 de marzo, del presente año, Giuffre sufrió un accidente, cuando chocó contra un autobús escolar que viajaba a 110 km/h. Eso le provocó severas heridas y traumatismos, además de daño renal. Quizá por esa situación fue que decidió suicidarse el 25 de abril, a los 41 años de edad (ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Virginia_Giuffre).

Sin embargo logró escribir sus dramáticas memorias en un libro titulado Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice (Una chica desconocida: memorias de cómo sobreviví al abuso y mi lucha por justicia), recientemente publicado por tres editoriales, debido a su importancia, ya que narra a detalle el tiempo que pasó controlada por Epstein y su secuaz Maxwell y todo lo que debió hacer con tal de sobrevivir, pues hasta estaba amenazada de que algo le podía suceder a sus hermanos si hablaba sobre todo lo que sucedía con esa inmoral pareja.

El artículo “’El príncipe Andrew creyó que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento’: Virginia Giuffre hablando de su abuso por parte de Epstein, Maxwell y el hermano del rey (de Inglaterra)”, que como introducción señala que “En un extracto de sus memorias póstumas, Virginia Roberts Giuffre recuerda el día en que un súper depredador la reclutó de Mar-a-Lago, con tan sólo 16 años, cómo fue traficada a una sucesión de ricos y poderosos hombres y cómo todos sabían lo que estaba sucediendo” (ver: https://www.theguardian.com/us-news/2025/oct/15/prince-andrew-virginia-giuffre-abuse-epstein-maxwell).

El padre de Giuffre, trabajaba cuidando los jardines y los campos de golf de la lujosa mansión en Mar-a-Lago del nefasto Donald Trump (1946). Aquél, la presentó a Trump y éste, gran amigo de Epstein, que era su vecino (por lo que se infiere que Trump sabía perfectamente de sus depravadas prácticas), le ofreció que también trabajara en su propiedad.

Las fotos de Giuffre de ese entonces, la muestran como una bella chica, de cara angelical, justo como les gustaban a Epstein y a Maxwell. En una mañana ella andaba con su uniforme de trabajo, una corta falda blanca y una blusa con su nombre, JENNA, que así la llamaban sus padres en ese entonces, cuando se acercó un lujoso auto, en el que viajaba Maxwell y su chofer. “Bajó del auto y me entrevistó. Y era una mujer que mostraba su lujosa vida, pues tan sólo su bolsa de mano, era más cara que la camioneta de mi padre. Me ofreció trabajo de masajista con un amigo que vivía por ahí cerca y acepté, muy entusiasmada, pues además me dijo que era muy rico y que me pagaría bien”.

Claro, usó como anzuelo lo de la fortuna, que para una chica como Giuffre, de clase trabajadora, era muy tentador, porque además le ofrecieron incluso viajes al extranjero.

Esa misma tarde, su padre la llevó hasta la casa de Epstein, “una lujosa mansión blanca de seis recámaras”.

Los recibió Maxwell, muy ansiosa de que el padre de Giuffre se retirara, pues no podían esperar las perversiones que a los pocos minutos siguieron. Subieron por unas escaleras “llenas de pinturas y fotos de mujeres desnudas. Me incomodé, pero pensé que los ricos son extravagantes, así que asimilé esa parte”. La llevó hasta una amplia habitación, en donde había un cuarto contiguo y allí, tendido desnudo, boca abajo, sobre una cama de masaje, estaba Epstein. “Maxwell me acercó y me dijo que comenzara con el masaje, mostrándome cómo, sin permitirme que me saltara sus nalgas. ‘No, tienes que masajearlas también, pues de lo contrario, interrumpes el flujo sanguíneo’, me dijo y cumplí, pero francamente ya estaba yo muy consternada. Sin embargo, seguí. En cierto momento, Epstein, dio la vuelta y su pene estaba erecto. Lo cual no me sorprendió, hasta lo intuí. El tipo comenzó a acariciarse su pene y Ghislaine, pronta, se desnudó y me desnudó y lo que siguió fue su ritual perverso, del cual, no sólo yo fui la única víctima, sino decenas de chicas jóvenes que, como yo, fueron víctimas de esos pervertidos debido a que eran chicas pobres, con traumas, que fueron abusadas, como yo, durante su niñez. Por eso, cuando me preguntan que porqué seguí en ese ritual de explotación y abusos sexuales, respondía que por mi inseguridad y mi difícil pasado”.

No sólo eso, sino que Epstein le mostró un retrato de su hermano menor, diciéndole que sabía dónde vivía “y que si salía algo de lo que aquí sucede, le podía suceder algo. Incluso, me dijo que controlaba a la policía del sitio, así que ni le moviera”.

Claro, el rico con poder tanto económico, así como policial. Vean, y todo eso lo sabía seguramente Trump, pero como el tipo también es un depravado sexual, acusado por varias mujeres de que las abusó sexualmente, ese par de bestias, se toleraban y se guardaban sus secretos.

Luego narra Giuffre cómo Epstein y Maxwell, la ofrecían a sus “cuates”, que iban desde políticos, investigadores, empresarios… a los que debía dar su masaje y, luego, resignadamente, acostarse con ellos.

“Un día se presentó Maxwell con quien después habría de saber que era el príncipe Andrew (1960), hermano del rey Juan Carlos II (1948) de Gran Bretaña. Primero quiso que bailáramos. En ese entonces estaba aceptable, no era el tipo arrugado, bofo, que actualmente es. Y luego del baile, pareció dar a entender que acostarme con él era su derecho real y lo tuve que hacer. Luego, Epstein y Maxwell, celebraron que Andrew me había dejado quince mil dólares como ‘agradecimiento’ por mis eficientes servicios”.

Y hasta muestra una foto de Andrew abrazándola, que les tomó Epstein y que, para desgracia de Andrew, salió en el libro publicado. De hecho, el hombre trató en el 2011, de buscar si Giuffre tenía algunos antecedentes penales, seguramente para amenazarla de que no confesara nada. Lo encargó a su chofer, que nada halló, pues Giuffre nunca había tenido, ni tuvo, problemas legales. Y ya también lo están acusando de eso al nefasto tipo (ver: https://apnews.com/article/prince-andrew-charles-epstein-giuffre-police-90af5868e0bcd2ecf4a07b1fb8b3bb68).

Vean cómo los rancios miembros de la nefasta, corrupta “Casa Real” inglesa son, además de parásitos, pervertidos (ver: https://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/04/la-parasita-corrupta-casa-real-inglesa.html).

Y también Andrew, en vista de todos esos escándalos, ya renunció a su título nobiliario de Duque de York. Es lo menos que puede hacer, además de ponerse a trabajar como obrero (ver: https://www.bbc.com/news/articles/cgqlyw9g7weo).

Concluye Giuffre diciendo “que no les mientan aquéllos dentro del círculo de Epstein, que afirman que ellos no sabían lo que sucedía. Epstein no sólo no escondió lo que hacía, al contrario, sentía un cierto orgullo de que la gente se diera cuenta. Y la gente lo sabía, científicos, recaudadores de fondos de la Liga Ivy (un club deportivo) y otras muy afamadas instituciones y titanes de industrias. Ellos lo sabían, pero los tuvo sin cuidado”.

Por eso Trump ha hecho hasta lo imposible por evitar que los archivos sobre el caso Epstein salgan a la luz, pues sabe muy bien que está implicado en todas las asquerosidades que hizo ese depredador sexual.

Así que los pervertidos ricos y famosos, se tapan todas sus porquerías.

 

Contacto: studillac@hotmail.com