Se van develando las duraderas técnicas constructivas de la antigüedad

Posted by Adán Salgado Andrade on viernes, febrero 02, 2024

 

Se van develando las duraderas técnicas constructivas de la antigüedad

Por Adán Salgado Andrade

 

Gracias a antiguas técnicas aún no determinadas del todo, podemos apreciar en la actualidad construcciones milenarias, como las pirámides mexicas, mayas, egipcias, la muralla china o las construcciones romanas, como el Panteón de Agripa, construido éste, entre los años 113 y 125 de nuestra era, que fue de las primeras edificaciones en las que se usó una forma de primitivo concreto, mezcla de cenizas volcánicas, agua y basalto triturado, llamada pozzolana . Y a pesar de que ya tiene casi dos mil años, la cúpula está íntegra, sin tener varillas, es simple concreto con el que se hizo.

Actualmente, es una incógnita el cómo se construían tales edificaciones, por la cuestión de su durabilidad.

Pero se ha ido avanzando. Por ejemplo, el investigador Admir Masic del Massachusetts Institute of Technology, MIT, quien desde hace años ha tratado de descubrir cuál era el secreto romano para hacer concreto tan duradero, incluso, el que usaban en los puertos, que ni carcomido está, a pesar de los siglos, llegó a la conclusión, junto con su equipo de investigadores, que el concreto romano ha sido tan duradero porque se hacía con calor. Pero no que se le aplicara, sino que se usaba cal en su hechura (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/02/descubierta-la-tecnica-romana-para.html ).

En efecto, los albañiles de antes, pegaban tabiques con arena y cal, no con cemento, y quedaban mejor pegados que los actuales, que sólo usan cemento.

Y se ha seguido avanzando en descubrir esas antiguas técnicas. Justamente el artículo de Associated Press, titulado “¿Cómo es que las construcciones mayas y romanas todavía siguen en pie? Los científicos están descubriendo sus secretos”, firmado por Maddie Burakoff, expone cómo, además de lo que ya se ha descubierto de las técnicas romanas, también ya se sabe más sobre cómo mayas o chinos hacían sus hasta portentosas obras (ver: https://apnews.com/article/ancient-cement-plaster-concrete-roman-maya-copan-f5799b0009acc8145805610ee1972ac9).  

La necesidad de descubrir los materiales o procesos por los cuales eran tan duraderas esas estructuras, es porque el concreto que se hace en la actualidad, elaborado con cemento, grava  y arena (dependiendo de la cantidad de cemento que incluya, obtiene sus distintos niveles de resistencia), tiene una duración máxima de entre 50 a 100 años, además de que es muy contaminante, pues el sector constructivo “es responsable de un tercio de las emisiones globales de CO2, siendo solamente las de la producción del cemento, del orden del 7 por ciento”, dice Burakoff.

Y es que si se desea, realmente, reducir tanta contaminación ambiental, se deben de atacar todos los frentes. Y uno de ellos es, en efecto, la construcción. Por eso es que ahora se recomienda remodelar o restaurar una vieja construcción, que a demolerla y hacer una nueva, pues sólo imaginen cuánta energía y recursos se requieren para tirar un edificio que todavía se pueda seguir usando: albañiles, maquinaria y herramienta de demolición, transporte para acarrear el cascajo resultante, combustibles, electricidad… entonces, es mejor y menos contaminante restaurar o renovar tal construcción, (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/06/para-reducir-contaminacion-es-mejor.html).

Carlos Rodríguez-Navarro, investigador de la herencia cultural, de la Universidad de Granada, España, mencionado por Burakoff, dice que “al retomar las técnicas ancestrales de construcción, se pueden usar en la actualidad para construir de una forma más sustentable”.

Una foto del Panteón de Agripa muestra lo firme que está tal construcción, que ha resistido el paso del tiempo, además de cuestiones como lluvias, fríos, calores, temblores…

El concreto romano, considerado como el primero de la historia, se elaboraba mezclando cal, cenizas volcánicas y grava, lo que creaba reacciones químicas que daban dureza al material y hasta se reparaba a sí mismo.  

El ya mencionado profesor del MIT, Admir Masic, retomado por Burakoff, es quien ha descubierto que la cal, no sólo da duración extra, sino que permite que ese viejo concreto se autorepare, pues al contacto con agua, se reactivan las moléculas de la cal, la que sella la fractura o grieta que se haya producido por cualquier factor.

Pero otra investigadora, Marie Jackson, geóloga de la Universidad de Utah, tiene otra postura y sostiene que la durabilidad se debe a las cenizas volcánicas que usaban los romanos. “Era un concreto tan bien hecho, que se da mantenimiento a sí mismo”, dice Jackson, citada por Burakoff.

Sean las cenizas o la cal (con este ingrediente, Masic ya creó y patentó un concreto que, afirma, dura mucho más que el convencional), es sorprendente cómo con las rudimentarias técnicas del pasado, podía crearse un concreto tan duradero.

En el caso de las estructuras mayas, como la de la ciudad de Copán, en Honduras, o la de Tulúm, en Quintana Roo, los investigadores han hallado que se usaban materiales orgánicos, como fibras de algunos árboles o jugos (los zapotecos usaban baba de nopal, por ejemplo). “El secreto de la durabilidad de estas estructuras puede estar en los árboles que se aglutinaban entre ellos”.

Consultaron los investigadores a albañiles mayas actuales que han heredado algunas de tales técnicas, quienes les sugirieron que el “jugo” de árboles como el chukum o el jiote (especies locales), podrían haberse empleado. “Pusieron a remojar los investigadores la corteza de esos árboles y los mezclaron con el concreto, con lo que se obtuvieron estructuras muy duras, parecidas a las conchas de moluscos marinos o a las espinas de erizos de mar, que duran mucho tiempo, conservando tal dureza”.

Por eso hasta en el mar esas estructuras antiguas, han resistido los embates del tiempo, la salinidad y los minerales del mar.

En el caso de un análisis a la también milenaria Muralla China, se halló que contiene almidón de arroz, “pero también extractos de frutas, leche, suero de queso, cerveza, estiércol y hasta orina”.

De hecho, en los llamados jacales, hechos de adobe y cal, se mezcla con el lodo, estiércol, para darle mayor dureza a dicho adobe, posiblemente una herencia cultural milenaria.

Aunque hay escepticismo. Por ejemplo, Cecilia Pesce, una científica de materiales, de la Universidad de Sheffield, Inglaterra, afirma que “no era una técnica única, sino que se obtenía la mejor experimentando con distintos materiales, así que sólo perduraban ciertas construcciones, en las que, por sus materiales específicos, se lograba la mezcla más duradera. Las que vemos en la actualidad, son las afortunadas, que se daban por una mezcla aleatoria de materiales que resultó la más afortunada”.

Sin embargo, en algunos casos, no parecería que era algo aleatorio, sino que las mezclas eran específicas, como en el caso de los constructores hindúes, como afirma Thirumalini Selvaraj, ingeniero civil y profesor en el Instituto Vellore de Tecnología de la India, citado por Burakoff.

“Dependiendo del lugar, los antiguos constructores hindúes, usaban hierbas locales, para preservarlas de la humedad. En las costas, agregaban piloncillo, que protege contra la sal. Y en zonas sísmicas, usaban ‘ladrillos‘ ligeros hechos de la cascarilla de arroz. Sabían qué usar en cada caso”.

Pero no se trata de volver a construir tal cual, “pues el concreto romano, no serviría para edificar un alto rascacielos, porque se colapsaría de inmediato, pero, sí, aplicar tales técnicas para alargar la vida útil de las modernas construcciones, dice Burakoff..

Como señalé, Masic está buscando que el concreto que sus investigaciones atribuyen al que realizaban los romanos, sea empleado más y más, en tanto que Jackson, que trabaja con el Cuerpo Militar de Ingenieros de Estados Unidos, investiga cómo hacer concretos que duren más en contacto con el mar, con tal de construirr estructuras que sirvan a las ciudades portuarias para protegerse de la elevación de las aguas oceánicas.

“No vamos a lograr estructuras que duren 1000 años o más, pero sí podemos agregar 50 o 100 años a las que se construyan actualmente, podemos lograr más eficiencia y sustentabilidad”, afirma Masic.

En efecto, lo que debe de hacerse es que las cosas duren más, pues por su corta vida útil (característica que les confiere este depredador sistema capitalista salvaje, que por la obsolescencia programada, impone una corta duración para que todos nos obliguemos a consumir ), al hacer nuevas, contaminamos y destruimos más y más a las condiciones que nos permiten seguir viviendo en este planeta.

Así que, por favor, veamos al pasado, no sólo en la construcción, sino en muchas otras cosas (la medicina tradicional, la agricultura sustentable, una menor dependencia de la tecnología…), con tal de que comencemos, realmente, a vivir mejor.

Contacto: studillac@hotmail.com