La mitad de los estadounidenses que pagan renta, ya no pueden con ese gasto

Posted by Adán Salgado Andrade on jueves, febrero 15, 2024

 

La mitad de los estadounidenses que pagan renta, ya no pueden con ese gasto

Por Adán Salgado Andrade

 

Estados Unidos, EU, siempre se ha jactado de ser uno de los países más ricos del mundo, pero dentro de él, existen severas desigualdades. Tiene a los hombres más ricos del mundo, pero también a gente que vive en la calle y se forma en las filas de las organizaciones que reparten comida gratuita para que se alimenten ese día.

Justamente es por el encarecimiento de la renta, que muchas personas están siendo lanzadas de sus departamentos, pues cada vez es más oneroso pagar una renta que representa, muchas  veces, más de la mitad de un salario.

Y crece el número de personas que rentan, a las que con el paso del tiempo, les es más difícil pagar esas rentas, como expone el artículo de Associated Press, titulado “Un creciente número de estadounidenses, no puede pagar su renta. Los legisladores están buscando cómo ayudarlos”, firmado por Jesse Bedayin y Michael Casey, que refiere que bajos salarios, además de caseros abusivos, han ocasionado que la mitad o más de gente que renta, se vea en aprietos para pagar (ver: https://apnews.com/article/affordable-housing-rent-eviction-price-harvard-congress-f5411012e10fa78d0257c137e60c1be3).

Abren el artículo una serie de fotos de personas que fueron lanzadas de sus casas por falta de pago, en Denver, como la afroestadounidense Monique Gant, madre soltera de dos hijos, con demasiadas presiones económicas y que al subirle la renta en dos dígitos, “no puedo pagarla más”, como declaró en una conferencia.

Está también Ann Urbanovitch, quien vive en una zona de casas prefabricadas, y se queja, junto con sus vecinos, de los desproporcionados incrementos a sus rentas, que muchos no podrán pagar.

Igualmente, Amy Case, quien vive en la misma zona, se queja de estratosféricas rentas que tampoco podrá pagar.

Es un verdadero problema rentar, pues se está a merced de abusivos caseros, como señalé, que ven en sus propiedades, no un servicio a la comunidad, sino un negocio que les deja buen dinero y no se tocan el corazón a la hora de subir las rentas, muchas veces, excesivamente.

No es el único país en donde sucede. Igualmente en Inglaterra otro país que se jacta de ser “rico”, las rentas, sobre todo para la gente de clases populares, se han incrementado mucho más que las de ingresos altos  (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2023/09/en-inglaterra-las-rentas-para-pobres.html).

Y en México, ni se diga.

Comienza el artículo señalando que Caitlin Colbert, madre soltera con tres hijos, “ha visto, desesperada, cómo la renta de su departamento en Denver, de dos recámaras, se duplicó, triplicó y cuadruplicó en una década, de $750 dólares a $3,374 en el 2023. Por lo mismo, cada mes debía de decidir qué era más importante, si pagar la cuota de natación de uno de sus hijos o la renta, si comprar útiles o la renta, si comprar viandas o la renta. Colbert es una trabajadora social que, irónicamente, ayuda a la gente a mantenerse equilibrada financieramente. Llegaba a su casa con avisos de que tenía treinta días para pagar la renta que debía, más un sobrecargo o, de lo contrario, sería desalojada. ‘Cada vez que eso sucedía, me ponía a llorar, tratando de que no me vieran mis hijos, por la desesperación de lo que tendría que hacer para evitar que nos echaran. Es una situación muy estresante’, declara Colbert”.

Su sueldo no ha subido mucho. De hecho, desde 1960, de acuerdo con la Oficina del Incremento Salarial de EU, los sueldos se han incrementado 6.77 por ciento anualmente (ver: https://tradingeconomics.com/united-states/wage-growth).

 Es decir, desde el 2014, han subido 67.77 por ciento. El incremento en la renta que paga Colbert, en diez años ha sido de ¡403,2 por ciento!, es decir, cuatro veces más lo que le han aumentado su sueldo (si es que se lo han incrementado, claro).

Como ven, los propietarios suben sus rentas no en función del incremento salarial, sino de sus necesidades y su confort (no desean bajar de nivel).

Así que si alguien percibía $1,000 dólares en el 2014, ahorita ganaría $1,677.70 dólares mensuales. Imposible que pudiera pagar los $3,374 dólares que paga Colbert. Y si hubiera ganado esa persona $3,000 dólares, pagando $750 dólares de renta, habrían representado 25 por ciento, algo razonable. Pero, con los incrementos salariales, ahorita ganaría $5,033.1 dólares al mes, pero pagando $3,374 dólares de renta, el gasto representaría 67 por ciento, es decir, casi el 70 por ciento para tal rubro. Por eso es que muchos tienen  que decidir, como Colbert, entre si comer o tener un techo y los que no pueden, se van a vivir a la calle, en sus autos, tiendas de campaña, bajo los puentes o en donde puedan. Hay millones de pobres en EU  (ver: http://adansalgadoandrade.blogspot.com/2015/11/pobreza-en-estados-unidos-centro-del.html).

Irónica, Colbert dice que “todos los meses, nos falta dinero, pero en este mes (enero del 2024), nos quedan 13 dólares libres, luego de gastos”.

Y así como ella, miles de estadounidenses, indican los reporteros, deben de tomar dolorosas decisiones, con tal de tener dinero para que puedan pagar la renta, cuyos incrementos se deben al “alza inflacionaria, a un déficit de casas asequibles y que ya no reciben la ayuda que se dio durante la pandemia”.

Indican que, de acuerdo con el Centro de Harvard sobre Estudios Habitacionales, “un récord de 22.4 millones de inquilinos, la mitad de los que los que rentan, estaban gastando más del 30 por ciento de sus ingresos en el 2022. El número de viviendas accesibles, también bajó ese año a 7.2 millones, 2.1 millones menos que la década anterior”.

En efecto, sucede como aquí, en la ciudad de México, por ejemplo, que en muchas zonas que se gentrifican, los propietarios de inmuebles, suben arbitrariamente la renta, aunque los inquilinos tengan años viviendo allí. Si no pueden pagar, son lanzados, hasta con violencia. Por ello es que gente de bajos recursos se va a vivir a las zonas periféricas de la ciudad, aunque estén muy alejadas de sus centros de trabajo o de estudio, con tal de tener una renta baja (por ejemplo, se van a Ecatepec, Chalco, Ixtapaluca o Ciudad Netzahualcóyotl).

Por esa dinámica, es que la ciudad se va encareciendo. Aunque con el creciente problema de la escasez del agua, principalmente, de seguro va a influir para que mucha gente se comience a mudar, quizá hasta a otros estados y probablemente entonces, la ciudad comience a abaratarse (y seguramente ese fenómeno se dará en otras ciudades del mundo que sufran el mismo problema, sea la falta de agua, hundimientos, malos servicios, inseguridad y otras anomalías).

Una gráfica muestra cómo, para distintos ingresos, que van de los menores a $15,000 dólares anuales hasta a los $75,000, el porcentaje en que es afectado el ingreso, para los años 2001, 2019 y 2022, es muy desproporcionado. Por ejemplo, para el ingreso más bajo, el de menos de $15,000 dólares, la renta siempre ha sido onerosa, un 81.7 por ciento para el 2001 y 84.7 por ciento para el 2022. Son los pobres los que más sufren y batallan para pagar la renta. En cambio, para los de altos ingresos, en el 2001, era menos del 4.5 por ciento y para el 2022, un 10.8 por ciento. Serían éstos los que menos sufren y se quejan.

Rentas tan excesivas han llevado a un récord en el número de lanzamientos de millones de inquilinos.

Whitney Airgood-Obrycki, investigadora asociada en el mencionado centro de Harvard, citada por los reporteros, dice que “el 2023, es uno de los peores años que hemos presenciado desde el 2008, cuando 10 millones de estadounidenses, perdieron sus casas porque los bancos se las hipotecaron, por falta de pagos”. La crisis actual es por falta de pagos de rentas.

Por ello es que muchos legisladores de Colorado, a nivel estatal y federal, están buscando ayudar a los inquilinos con leyes que los protejan de los lanzamientos, que establezcan topes de incrementos de las rentas y, además, promoviendo la construcción de casas accesibles para que sean propietarios.

Como les he dicho a mis estudiantes, cuando se tiene una casa propia (que esté totalmente pagada), es una forma de estabilidad pues no deben de preocuparse por pagar la renta. En cambio, cuando se arrienda, se está a merced de los aumentos anuales, de los caprichos del propietario de que, por cualquier pretexto, ya no quiera rentarles y muchas otras molestias.

Dice Airgood-Obrycki que los más afectados son los que ganan menos de $30,000 dólares anuales, quienes “luego de pagar rentas y servicios, sólo disponen de $310 dólares mensuales, en promedio”.

Por eso, muchas de esas personas, tienen dos trabajos o hacen algunas cosas que les dejen ingresos extras, como también sucede en México.

Así que la “solución” para muchos es gastar menos en comida, salud y en ahorro para el retiro, “lo que repercutirá en su vida futura”.

¡Imaginen, si les quedan $310 dólares mensuales en promedio, no pueden más que sobrevivir y, como señalé, hacer cola en los sitios que proporcionen alimentos, servicios de salud o, simplemente, comenzar a vivir en la calle!

Lo peor es que, como dice Colbert, a pesar de que le han subido la renta constantemente, el dueño no repara desperfectos, como el de una filtración de agua, que dañó el techo y que a pesar de que le había subido la renta $200 dólares, tardó en corregirlo. “No pude soportar más. Y me decidí a adquirir una casa a través de Hábitat para la Humanidad, que me dio un préstamo con bajos intereses”, dice la mujer.

Sí, es mejor poseer una vivienda, como señalé. Aunque, igualmente, muchas de las que se adquieren no son dignas, pues se trata de apiñados departamentos o pequeñas casas “independientes”, construidos con materiales de tercera, con muchos defectos, que están destinadas a durar poco, a menos que casi se tengan que reconstruir.

En otro caso, la mencionada Amy Case, de 49 años, asistente administrativa en un colegio local, quien vive en la mencionada zona de casas prefabricadas, se queja de que el reciente aumento de $345 dólares al mes en su renta, “me impedirá gastar los $200 que tenía destinados para comprar medicamentos, para contener el tumor cerebral que padezco y para hacerme dos veces al año una resonancia magnética. Apenas me quedan $300 dólares libres. Tendré que comer menos”.

Un caso grave, pues o paga renta o se atiende.

Otra inquilina del mismo sitio, vecina de Case, la mencionada Ann Urbanovitch, de 72 años, que sigue trabajando “por necesidad”, como cajera en una tienda departamental, también fue afectada por el arbitrario incremento de $345 dólares mensuales. “Yo pensé que iban a subir $100 dólares, pero ¿¡$345!? No, inconcebible. Los tiempos son muy duros como para que nos hagan eso”, se queja.

La inmobiliaria dueña del sitio, Parakeet Communities, fue contactada por los reporteros, pero, como sucede con esos temas, no les respondió a sus preguntas.

Y si no pueden pagar, los dueños, simplemente, los echan, les sacan sus cosas, las dejan en la calle y que se las arreglen.

La mencionada Monique Gant, ha estado viviendo con sus dos hijos en cuartos de hotel y en su casa rodante, por lo pronto. “No podemos estar así, no es digno”, dijo, llorando, en una conferencia organizada por demócratas de Colorado, para ayudar a inquilinos como ella. “¡Hasta se me está cayendo el cabello, por tanto estrés!”, agregó Gant.

Y los hijos de esos inquilinos lanzados, son los que más sufren. “Por eso, una iniciativa de los demócratas, busca que inmobiliarias construyan casas accesibles, a cambio de que les deduzcan impuestos, lo que permitiría disponer de unas 200,000”, señalan los reporteros.

Otras iniciativas buscan que los dueños no suban más del 5 por ciento anual la renta durante el contrato y que las inmobiliarias construyan un 10 por ciento de nuevas casas, que se vendan a precios accesibles, pues “si no se actúa ya, esto puede conducir a una espiral de no retorno”.

Es algo que también debería de hacerse en México, ante la vulnerabilidad de millones de inquilinos y los abusos, hasta violentos, de propietarios.

Y los mismos propietarios de EU, corren el riesgo, con sus mezquinas prácticas, de que no se renten sus caras y malas viviendas.

Ese es, pues, el problema que enfrentan millones, como la mencionada Urbanovitch, quien declara que “lo peor es que no tengo a dónde mudarme. No hay a dónde irme”.

Y a sus 72 años, debe de ser terrible que no cuente con un sitio permanente para pasar sus últimos años.

Y de ser lanzada, quizá tenga que vivir en la calle… ¡y morir también allí!

 

Contacto: studillac@hotmail.com