Cómo animar un movimiento ecosocialista cuando cuesta tanto
Rómulo
Pardo Silva
Es
un hecho que el modo de vida que realiza u ofrece el neoliberalismo ejerce una
atracción masiva.
El
capitalismo gana elecciones democráticas en Venezuela, Argentina, Perú, Chile,
Colombia, México, Brasil...
Izquierdas
dicen que los neoliberales se lanzan sobre América Latina. Aunque también
deberían dejar constancia de que el neoliberalismo como modelo avanza por sí
mismo en el pensamiento popular.
Es
importante el matiz porque muestra que no se enfrenta desde la sombra a un
ideal socialista.
Nadie
podría sostener que los pueblos piden solidaridad, planificación, fin del
consumismo, relaciones sustentables con la naturaleza y sus recursos.
Las
exigencias de esta época para un proyecto de gobierno socialista.
Se
lee a Fernando Dorado en Rebelión:
Es
indudable que el mundo atraviesa por una etapa de crisis sistémica, estructural
y profunda, que impacta todas las áreas de la vida humana y de la naturaleza en
que está sustentada. El sistema capitalista existente muestra enormes fisuras y
contradicciones que obligan a los trabajadores y los pueblos a volver a
plantearse alternativas de solución radicales y no sólo reformas parciales. La
existencia misma de la civilización humana está en riesgo frente a un deterioro
progresivo de la estructura de la vida, el desequilibro bio-social y
psicológico, la aparición de nuevas enfermedades, el caos ambiental y a la guerra
nuclear.
Pero
es tan fuerte la derecha y débil la izquierda que el progresismo ha levantado
la independencia nacional frente al imperialismo sin atreverse a romper con el
capitalismo local y transnacional. Sometiéndose en lo cultural e ideológico al
marco dominante.
Sus
electores apenas le permiten denunciar el poder corporativo estatal.
El
poder económico de los empresarios en Brasil, Argentina, Perú, Bolivia,
Ecuador, es determinante para poner límites a los gobiernos reformistas.
En
Chile exparticipantes en la Unidad Popular simplemente se optaron por
transformarse en neoliberales.
Es
estéril no hacer caso a la realidad de que el socialismo no tiene posibilidad
de ser gobierno próximo, que hoy no representa las aspiraciones de los
habitantes de la Tierra desafectos a un socialismo siglo 20 y más aún a lo que
deberá ser el del 21.
El
socialismo nuevo debe asumir las consecuencias de que el capitalismo es
insostenible en la naturaleza. Que el crecimiento productivo va a parar.
No
puede hacerse popular dando o prometiendo más bienes superfluos.
Aceptar
actuar a contracorriente porque sus ideas serán rechazadas durante quizás no
poco tiempo.
Muchas
personas de izquierda acusan la falta de ideas nuevas. Pero en general se queda
en lo mismo. Lo que no tiene futuro ni presente.
La
dificultad reside en el deseo de ser gobierno.
Sin
entender que con todas sus imperfecciones el sistema democrático es actualmente
para los empresarios a través de votos.
El
socialismo es para la civilización siguiente, la sencilla del humano nuevo en
colaboración con los otros para preservar todas las vidas y el medio.
Hay
que seguir diciéndolo.
Por
un Movimiento para una nueva civilización, sustentable-solidaria
romulo.pardo@gmail.com
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