Chile - La CUT en el muro de los lamentos

Posted by Correo Semanal on martes, diciembre 15, 2015



Leopoldo Lavín Mujica
Rebelión

La cúpula de la CUT acaba de darse cuenta que “no tiene sentido seguir dialogando con el Ejecutivo en estas condiciones”. Esas fueron entre comillas las palabras de Bárbara Figueroa, la presidenta de la multisindical y militante del Partido Comunista en conferencia de prensa de este miércoles. Las “condiciones” son el paquete de modificaciones presentado por la Ministra Ximena Rincón de la DC con el PPD Rodrigo Valdés de Hacienda. El objetivo del Gobierno es agradar a un ramillete de congresistas de la Nueva Mayoría, a la gran mayoría de la oposición ultraderechista y a los empresarios agrupados en la Sofofa y en la CPC que se oponen a los derechos de los trabajadores .
Los empresarios están felices. ¡Y cómo no! Si todo indica que podrán seguir reemplazando trabajadores durante la huelga. Anulándola en los hechos. Para imponer de manera brutal la fuerza del capital por sobre la del trabajo, y así poder extraer, con la ayuda de leyes, plusvalía y realizar ganancias.
Es tarde para lamentarse ahora y echarle la culpa al empedrado. No hubo estrategia de acumulación de fuerza social de la CUT en la negociación con el Gobierno de Bachelet. Y como nada se hizo por construir esa correlación de fuerza favorable a las demandas de los trabajadores — que contaban con el apoyo de la ciudadanía— mediante la movilización con otras orgánicas sindicales y movimientos sociales, el fracaso es un guión anunciado. Era necesario ser un disciplinado militante de uno de los partidos de la coalición gobernante para creer en las promesas de campaña de Bachelet.
¿Es creíble que una avezada militante del partido comunista, junto con los otros dirigentes de la cúpula de la CUT, militantes de la DC y el PS, no conociera las llamadas “condiciones” en las que iban a negociar las demandas postergadas durante décadas? El sentido común y la experiencia de la clase trabajadora indican que la ingenuidad es la peor consejera. Cualquier dirigente/a sindical honesto/a del mundo, dispuesto a jugársela por obtener derechos conculcados a los trabajadores por gobiernos y empresarios neoliberales , lo tiene bien integrado.
¿Pero se trata de ingenuidad o de otra actitud o mentalidad?
Si los dirigentes máximos de la CUT representan a los partidos de la Nueva Mayoría en la orgánica sindical —y la controlan—, es difícil entender la siguiente frase de Nolberto Díaz, connotado militante Demócrata Cristiano (el mismo partido de los Walker, Zaldívar y Pizarro opositores acérrimos a las demandas sindicales) y vicepresidente de la CUT en la misma conferencia de prensa: “Sentimos que el Gobierno nos ha hecho perder el tiempo y abusado de la confianza de la CUT. Estas indicaciones lo único que prueban es que los empresarios tienen más representantes que nosotros en el gobierno y que ellos se ponen al lado de los empresarios”.
¿De qué planeta vienen llegando estos dirigentes que ni siquiera conocen la ideología y las dinámicas internas de las orgánicas en las cuales militan y los intereses de la coalición de gobierno de la que ellos y sus partidos forman parte?
¿No vieron, a diferencia de la gran mayoría de los trabajadores chilenos, a los jerarcas de la propia Nueva Mayoría pasearse por el CEP, la SOFOFA, ICARE, la CPC, en Casa Piedra prometiendo crecimiento, productividad y austeridad?
El propio Patricio Walker (DC) , presidente del Senado, se las jugó entero por la oposición venezolana, pero no se las juega por los derechos de los trabajadores chilenos.
¿No sabía Nolberto Díaz que René Cortázar, ex ministro DC neoliberal del Trabajo de Patricio Aylwin asesoraba su partido?
¿No es SU Presidenta, con SU ministro de Hacienda y SU ministra del Trabajo?
Lo que debe hacer reflexionar es esta confesión en la boca del mismo Díaz: “Ya era un proyecto modesto, morigerarlo es convertirlo en mal proyecto, se contrabandeó un reemplazo en huelga y eso es inaceptable”.
Relevo de pruebas entonces. Como vemos, la dirigencia de la CUT ya había hecho enormes concesiones (en palabras de Díaz “era un proyecto modesto” y en otras palabras se dejaba caer la negociación por ramas). Pero al verlos tan conciliadores y desmovilizados, los mismos jerarcas de sus propios partidos (con sus ministros incluidos), no les advirtieron del riesgo y dejaron que las autoridades de su Gobierno les fueran a dar un paquete de regalo envenenado.
Ya es demasiado tarde. ¿No sabían acaso que el ministro de Hacienda es un neoliberal contumaz que corre a Wall Street a rendir cuentas y a reiterar su apego al dogma fiscal? ¿No han visto que los gobiernos neoliberales se aplican siempre a “morigerar” (eufemismo para decir traicionar) el espíritu de toda reforma para que sea digerible por el sistema capitalista local y mundial y es así como pierden el apoyo del pueblo ciudadano?
La tradición del movimiento obrero obliga a ese tipo de dirigentes a renunciar a sus cargos y llamar a elecciones democráticas en la CUT. Con su actitud le han dado la espalda a las luchas históricas de los trabajadores por obtener (con el agravante que en las democracias liberales de la OCDE esos derechos son moneda corriente) mejores condiciones de trabajo y vida en sus relaciones conflictivas con los dueños del capital y la riqueza.


Bien sabemos que ninguno de estos dirigentes de la CUT renunciará a sus partidos miembros de la coalición de cuyo Gobierno, no obstante se sienten “abusados”. Ese gesto de lealtad a la clase trabajadora y a sus luchas no está en su bagaje ideológico ni práctico. Después de estas iracundas salidas volverán a la vieja política en sus partidos (entre palmaditas y cuchilladas) y a su Gobierno, donde se encuentran los enemigos de la clase trabajadora que ellos dicen “representar”. Lo que explica por qué los dirigentes del PC, PS, DC, IC y el MAS, al igual que los otros de la ultraderecha, fueron desalojados de la dirección del movimiento estudiantil.