Turquía reanuda la guerra contra los kurdos
Turquía reanuda la guerra contra los
kurdos
Después de dos años de alto el fuego
de hecho, Turquía ha reanudado los ataques aéreos contra los combatientes del
PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) en el área fronteriza y ha
desencadenado una oleada represiva contra la población kurda en el sudeste del
país. Phil Hearse ha entrevistado a Sarah Parker, histórica activista del
movimiento de solidaridad con Kurdistán.
Phil Hearse
Euorope Solidaire Sans Frontiéres
Traducción de Viento Sur
-Phil Hearse: En julio, el presidente
turco, Recep Erdogan, ordenó a su fuerza aérea lanzar un vasto ataque contra
los combatientes kurdos en Irak, causando, según algunas informaciones, hasta
200 muertes. Asimismo se ha intensificado la represión contra la población
kurda del interior de Turquía. ¿Cómo se explica este cambio de política?
Sarah Parker: Desde 2013 había un
alto el fuego de hecho (de todos modos la guerra no era más que intermitente
desde finales de la década de 1990), pero Erdogan y su partido islamista AKP
(Justicia y Desarrollo) rompieron la tregua a raíz del resultado de las
elecciones generales de junio. Erdogan esperaba obtener una mayoría suficiente
para reformar la constitución y establecer una forma de gobernar más
“presidencialista”, lo que le daría más poder. Sin embargo, este plan chocó con
el ascenso del HDP (Partido Democrático Popular), que consiguió el 14 % de los
votos y 80 escaños. El HDP es una alianza basada en defensores de los derechos
de los kurdos, grupos de izquierda, organizaciones de mujeres y otros grupos
oprimidos de Turquía como los alevíes y los armenios, más otros que luchan por
los derechos de los y las altersexuales.
Ese 14 % del HDP fue un resultado
increíble, ya que por primera vez un partido prokurdo superaba la barrera del
10 % para tener representación parlamentaria. Esa barrera, que es muy alta, se
estableció expresamente para mantener fuera del parlamento a los partidos
prokurdos e izquierdistas. Erdogan no solo esperaba que el AKP conservara el
poder, sino también que obtuviera una amplia mayoría para asegurarse un mayor
poder presidencial, de manera que pudiera prescindir todavía más de la
oposición política y de la sociedad civil en general.
En un intento de revertir a derrota
sufrida por el AKP en junio se han convocado nuevas elecciones para noviembre,
y el AKP pretende relanzar un nacionalismo turco estridente e insinuar que el
HDP está vinculado con el “terrorismo”, aislándolo políticamente. No se trata
de una mera ofensiva propagandística, ya que incluye ataques de tipo pogromo en
muchos lugares y más de 100 atentados contra locales del HDP, supuestamente para
hacer que cunda el miedo e impedir movilizaciones de cara a las elecciones.
También es posible que se utilice directamente la legislación antiterrorista
contra el HDP con el fin de acosar a sus dirigentes y tal vez ilegalizar el
partido. Es una estrategia muy arriesgada para Erdogan, pues la gran mayoría de
la población turca desea la paz. El HDP también continúa haciendo campaña por
la paz, pidiendo al AKP que vuelva a la mesa de negociación y tratando de
reforzar el movimiento por la paz.
La excusa inmediata para la
reanudación de la guerra aérea contra los “terroristas” fue el atentado con
bomba realizado en julio contra una delegación de jóvenes de izquierda durante
una conferencia de prensa en la ciudad de Suruç, junto a la frontera con Siria,
en el que murieron 33 personas y más de 100 resultaron heridas. La gente culpó
mayoritariamente al Estado Islámico (EI), puesto que el grupo de jóvenes
socialistas tenía previsto cruzar la frontera y acudir a Kobane para pasar allí
unos días y colaborar en las tareas de reconstrucción. No obstante, muchos
observadores creen que estuvieron implicados en el atentado los servicios
secretos turcos con la idea de que la indignación popular permitiera al AKP
lanzar ataques aéreos contra el “terrorismo”.
A comienzos de septiembre hubo diez
días de enfrentamientos en la ciudad de Cizre, donde murieron más de 30
personas. El gobierno utilizó tanques y francotiradores para atacar a la
población. También hubo choques en Diyarbakir y otras ciudades del Kurdistán turco.
¿Qué revela esto? Cizre es una ciudad con una historia muy combativa. Se halla
en el rincón sudoriental de la parte turca de Kurdistán, junto a la frontera
siria, donde el movimiento kurdo ha sido muy potente en el pasado, y justo al
otro lado de Derik, uno de los centros de la resistencia de Rojava
(“Occidente”, es decir, la parte occidental o siria de Kurdistán). Lo que
parece que ocurrió fue una revuelta urbana –encabezada especialmente por
jóvenes, aunque no solo ellos, pues también desempeñaron un papel importante
las mujeres– contra el retorno de la guerra y la continuación de la represión.
A pesar del prolongado proceso de paz
y del alto el fuego, la represión contra la población kurda no cesó, en
particular con la detención de miles de activistas políticos, estudiantes,
defensores de los derechos lingüísticos de los kurdos, representantes de
gobiernos municipales, etc. Hay miles de presos políticos que permanecen
encerrados en condiciones muy duras. Lógicamente, la población local decidió
hacer frente al asalto en ciernes y por las fotografías y películas que hay de
los acontecimientos, se ve que fue una movilización masiva. La respuesta del
ejército turco fue terrible: la destrucción recuerda los casos de Gaza y Siria.
Un aspecto especialmente horrible fue el hecho de que francotiradores del
ejército asesinaran a hombres, mujeres y niños que salieron durante el toque de
queda en busca de alimentos o agua.
Algo parecido acaeció en en la
principal ciudad kurda, Diyarbakir, que se encuentra en el sudeste de Turquía.
Es un poco pronto para decir qué significa en el ámbito de la táctica de la
resistencia kurda, pero la revista Business Insider (propiedad de Google)
afirma que ahora opta por desafiar al Estado turco mediante una lucha basada en
la población urbana y dirigida en particular por el Movimiento Patriótico
Revolucionario de la Juventud (YDG-H), una especie de milicia juvenil vinculada
al PKK. Business Insider también señala que el gobierno turco está muy asustado
por este giro de los acontecimientos y no sabe cómo responder. Una campaña de
destrucciones masivas en las ciudades dañaría mucho su imagen internacional.
Esta información es probablemente correcta en general, pues como indica la
revista, los combates anteriores se desarrollaron principalmente en el medio
rural, de modo que es de suponer que el ejército está preparado para luchar en
ese terreno, no en las ciudades. Al parecer, el ejército turco y la policía
están sufriendo graves pérdidas a raíz de las acciones de represalia del PKK (en
respuesta a la masacre de Suruç y al asesinato de civiles o guerrilleros
kurdos), y sin duda cabe preguntarse hasta qué punto los generales están
dispuestos a embarcarse en una nueva guerra o los soldados están motivados y
dispuestos a luchar.
La dirección del PKK ha dicho que de
momento sus fuerzas se limitan a acciones de autodefensa y represalia ante
determinadas atrocidades, y que de ningún modo han desenterrado todavía el
hacha de guerra, pues desean la paz, no la guerra; la guerra la ha reiniciado el
AKP. A finales del año pasado, los kurdos recibieron grandes aplausos a escala
internacional porque habían parado los pies al EI y resistido con éxito sus
embates en el norte de Irak. Hasta el secretario de Estado de EE UU, John
Kerry, alabó su actuación. Es probable que hubiera cierta coordinación entre
las YPG (Unidades de Protección Popular) kurdas en Siria, vinculadas al PKK, y
la fuerza aérea de EE UU que bombardeaba posiciones del EI en la batalla por la
defensa de Kobane. Sin embargo, a finales de julio, Turquía albergó una
conferencia especial de la OTAN que dio luz verde a Erdogan para lanzar su
ofensiva de bombardeos contra los kurdos. ¿Qué había cambiado?
Es difícil adivinar desde fuera qué
piensa el gobierno de EE UU, pero supongo que está practicando el cinismo y ha
actuado por presiones de Turquía. Por un lado, es probable que EE UU no desee
que el EI se le vaya demasiado de las manos y espere conservar al máximo las
simpatías de los kurdos con el fin de contar con Kurdistán como una base sólida
dentro de un Oriente Medio que por lo demás le es hostil; pero por otro lado,
Turquía es miembro de la OTAN y EE UU se muestra reacio a oponerse a sus
designios. En un nivel existe un acuerdo práctico: la conferencia de la OTAN
dio luz verde a Turquía para atacar a los “terroristas” en Siria e Irak,
entendiendo bien que esto supone principalmente al EI. En realidad, claro está,
supone principalmente al PKK y sus aliados de las YPG, y EE UU sin duda lo
sabía. A cambio, el ejército estadounidense ha obtenido el derecho a utilizar
la base turca de Incirlik para lanzar sus propios ataques al EI, cosa que hasta
entonces Turquía no le había autorizado.
De hecho, John Kerry no habló de las
YPG, sino que felicitó a los “peshmergas”. El PKK y las YPG no se llaman a sí
mismos “peshmergas”, nombre que se da más a menudo a los combatientes del
Partido Democrático Kurdo (KDP) de Masud Barzani. Esto refleja la preferencia
por Barzani como interlocutor frente a cualquier clase de autogobierno real de
la entidad kurda emergente. Barzani comparte el control del enclave kurdo en
Irak con los dirigentes de la Unión Patriótica del Kurdistán (PUK), Gorran (una
escisión de la PUK que propugna una serie de reformas) y un par de partidos
islamistas. Es el líder kurdo favorito del Reino Unido y de EE UU, y sus
combatientes han resultado completamente inútiles, por cierto, en la lucha
contra el EI. “Peshmerga” es un término que también se aplica a los
compatientes de la PUK. Las YPG fueron las principales defensoras de Kobane, y
muchas de las combatientes eran mujeres, que se hallan cada vez más en la
vanguardia del proceso revolucionario kurdo.
Hacia el final, un pequeño número de
combatientes de la PUK y del KDP –equipados con armas pesadas, necesarias para
combatir contra tanques– obtuvo permiso a regañadientes para cruzar Turquía y
acudir como refuerzo a Kobane tras una intensa campaña pública. Kobane
protagonizó una batalla que duró meses y causó numerosas bajas en las filas
kurdas, mientras que las tropas turcas permanecieron de brazos cruzados a pocas
millas de allí y no hicieron nada para detener la afluencia de tropas del EI y
suministros a la zona, y de hecho hay bastantes pruebas de que facilitaron los
movimientos del EI. En estos momentos todavía existe un bloqueo por parte de
Turquía que impide la llegada de maquinaria de construcción y suministros
médicos a Kobane, de manera que las cosas todavía han se transportarse
clandestinamente desde Irak, recorriendo 120 millas de carreteras en mal
estado. Una de las principales reivindicaciones de Rojava es la apertura de un
pasillo humanitario a través de Turquía hasta Kobane.
Una reciente nota de prensa de las
autoridades que trabajan en la reconstrucción de Rojava dice que de momento no
se han cumplido las promesas hechas en la conferencia de reconstrucción
celebrada bajo los auspicios de la UE hace unas semanas, de modo que hace falta
redoblar la presión. La gente en Europa ha de ser consciente de que Kobane
todavía depende en gran medida de los esfuerzos de la población local y del
movimiento de solidaridad y de que seguirá sometida a las amenazas de uno u
otro lado durante un futuro previsible. Las YPG y el PKK también rescataron a
varios miles de yazidíes de las garras del EI cuando atacaron Shengal en el
verano de 2014, de modo que la aceptación por la OTAN de los golpes contra la
resistencia kurda en Turquía y en sus campamentos en las montañas del Kurdistán
iraquí, al sudoeste de Turquía, en nombre de la lucha contra el “terrorismo”,
es de un cinismo que no tiene parangón.
Entre los miembros de la OTAN,
únicamente el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier,
protestó contra el ataque a los kurdos. El gobierno británico, por supuesto,
sigue calificando al PKK de organización terrorista; en este terreno no ha
cambiado nada, y de hecho una joven kurda, de nombre Shilan, ha estado
encarcelada en el Reino Unido durante varios meses y está a la espera de
juicio, acusada de colaborar con el PKK, porque supuestamente viajó a Alemania
con el propósito de ir a Siria a unirse al PKK y ¡combatir contra el EI!
La fuerza aérea estadounidense
también ha lanzado algunos ataques en apoyo a la defensa de Kobane y a la
ofensiva de las YPG y del PKK para unir los “cantones” kurdos de Kobane y
Jazireh (contiguos a la frontera entre Siria e Irak en Kurdistán). Ambas zonas
están dentro de Siria, pero también lindan con la frontera turca, al sur de la
región kurda de Turquía, donde el movimiento kurdo es fuerte, como en Cizre.
Esta zona es estratégimente importante para el Estado turco. Es difícil saber
por qué lo hizo EE UU; puede que comenzara en parte como respuesta al
movimiento mundial de solidaridad con Kobane, ya que habrían quedado como
estúpidos si hubieran dejado caer Kobane cuando todo el mundo sabe que tenían
aviones en la zona y se hallaban en estado de guerra total contra el EI.
Su apoyo ulterior a la ofensiva kurda
para unir los cantones y defenderlos frente al EI es necesario, o bien para
debilitar al EI en la zona, o bien para incrementar el potencial de
construcción de la entidad kurda, o bien en relación con sus planes para la
gestión de Siria como tal: es difícil saber qué factores son los más
importantes. También es posible que esté en marcha un proceso más profundo en
la región. El EI aporta una excusa para la intervención constante de EE UU en
Irak y la zona circundante. Me parece que a veces ven en el EI a un enemigo
“útil” y tal vez deseen que se instale un caos controlado. Probablemente, EE UU
no quiere que el EI se descontrole demasiado y está dispuesto a establecer
ocasionalmente alianzas tácticas incluso con las YPG.
Es importante señalar que la unión de
los cantones de Rojava y la declaración del autogobierno autónomo de algo así
como 15 zonas kurdas en Turquía son aspectos relacionados, ya que ambas medidas
constituyen un intento por parte del movimiento kurdo de dar nuevos pasos
adelante en el camino de su emancipación. Es en este contexto en el que debemos
interpretar la demanda turca de crear una “zona tampón” en el norte de Siria:
se trataría de crear una zona bajo control turco y occidental e impedir la
consolidación de una franja kurda autogobernada junto a su frontera.
-Phil Hearse: ¿Así que ahora, a
cambio del apoyo occidental a sus ataques aéreos contra la dirección del PKK en
Kandil, la dirección del AKP se ve obligada a aceptar los ataques de EE UU
contra el EI desde territorio turco?
Sarah Parker: Sí. Recordarás que
Turquía se negó a ceder a EE UU el uso de su base de Incirlik durante la guerra
del Golfo y no permitió que abriera una ruta terrestre para atacar Irak por el
norte. EE UU ha estado negociando con el gobierno turco el uso de bases turcas
para atacar al EI durante cerca de un año. Es del todo improbable que los
servicios secretos de EE UU desconozcan los lazos existentes entre el gobierno
de Erdogan y el EI. El caso es que durante un par de años el gobierno turco ha
permitido el paso de combatientes y equipos del EI a través de su frontera
terrestre. También existen pruebas (documentos hallados en cadáveres de
combatientes del EI) que demuestran los lazos existentes entre los servicios
secretos turcos y el EI. Por tanto, es un cambio importante que ahora se
permita el uso por EE UU de las bases turcas para atacar al EI. Claro que
esperan que esto se compense con los daños infligidos a la dirección del PKK.
Sin embargo, no cabe duda de que
existen tensiones entre Turquía y EE UU con respecto al control del norte de
Siria. Tampoco deberíamos pasar por alto intereses como el acceso al petróleo,
el gas y el mar. Sin hablar ya del chovinismo y del califato, está claro que
hay tensión entre las potencias regionales en torno al control de esa parte de
Siria; una zona autónoma en su mayor parte kurda desde el Kurdistán iraquí
hasta Afrin significaría casi tanto como cortar a Turquía del accesio al mar
Mediterráneo, e implicaría también que el petróleo y el gas podrían exportarse
desde Irak o incluso desde más allá sin tener que pasar por Turquía. Esto sería
un desastre estratégico para el Estado turco. Lo mismo podría suceder si las
potencias occidentales lograran neutralizar la autoorganización de Rojava y al
PKK en Turquía, organizando un Estado títere kurdo al mando de sus clientes
predilectos, el clan de Barzani.
Por consiguiente, salta a la vista
por qué hay tanta tensión en torno al control del norte de Siria y por saber si
Asad será capaz o no de retener la zona occidental alrededor de Latakia durante
algún tiempo. Diré de paso que algunos comentaristas piensan que el Reino Unido
es más próximo a Turquía y Barzani que EE UU, debido al papel que ha
desempeñado históricamente en la región y su implicación en oscursos negocios
petroleros. El reciente artículo de investigación de Nafeez Ahmed es una buena
introducción a este tema.
-Phil Hearse: De modo que Erdogan ha
estado dispuesto a acabar con el proceso de paz con el PKK con el fin de crear
un clima de crisis y potenciar el nacionalismo turco, presumiblemente con la
esperanza de que esta vez sí gane, en las elecciones de noviembre, la mayoría
que desea y logre marginar al HDP. ¿Qué fue lo que indujo el retroceso
electoral del AKP? ¿Qué importancia tuvo el movimiento del parque de Gezi en
2013-2014?
Sarah Parker: Hay que ver las dos
caras interrelacionadas del gobierno del AKP. Se trata de un gobierno corrupto,
burgués, neoliberal, pero también radicalmente islamista, relacionado con los
Hermanos Musulmanes de Egipto y grupos similares de toda la región. Las manifestaciones
contra Erdogan proliferaron debido a los dos aspectos del gobierno.
El movimiento del parque de Gezi fue
una batalla en contra del aburguesamiento de una parte de Estambul, si bien las
manifestaciones y huelgas de apoyo que tuvieron lugar en toda Turquía
planteaban toda una gama de cuestiones, básicamente temas relacionados con la
libertad de prensa y la libertad de expresión y de reunión y la defensa de la
laicidad del Estado. Junto con la izquierda y organizaciones populares, el
movimiento ecologista también participó en las manifestaciones de Gezi. Y por
supuesto, muchos y muchas jóvenes están hartas de las amenazas islamistas a sus
libertades y desean vestir como les venga en gana, escuchar la música que más
les guste, beber en los bares, etc.
El aburguesamiento urbano, destinado
a privatizar espacios públicos y destruir los barrios pobres para construir
residencias de lujo, refleja la distribución desigual de la riqueza generada
por el auge económico de Turquía durante los últimos diez años. Sí, existe una
clase media importante y acomodada, pero también hay una pobreza masiva y
asimismo mucho rencor. Un aspecto interesante del movimiento del parque de
Gezi, como de la mayoría de las manifestaciones en Turquía, fue la
participación masiva de la juventud; la izquierda turca tiene un perfil mucho
más joven que la izquierda de muchos países europeos.
La corrupción y el autoritarismo
salieron a la luz con motivo de la catástrofe minera de Soma en 2014, donde
murieron 311 mineros en una mina sumamente insegura, cuyos propietarios estaban
bien relacionados con el gobierno. La indignación se drigió contra este, ya que
el AKP había impuesto la privatización, la desregulación y las rebajas
salariales para asegurar que las minas turcas siguieran siendo rentables y
atractivas para el capital occidental. Al amparo de esta estrategia se
recortaron los gastos mediante la relajación de las medidas de seguridad, la
“flexibilización” de las condiciones laborales, la rebaja de los criterios de
formación y la subcontratación de mano de obra no cualificada o de trabajadores
menores de edad no registrados. Cuando Erdogan visitó la mina, tuvo que
esconderse de los familiares que se manifestaban a los gritos de “asesino” y
“ladrón”. En medio del barullo, uno de los miembros del séquito de Erdogan
pateó a un manifestante que se había caído: todo un símbolo gráfico de la
actitud del gobierno ante la población.
Claro que la otra cara, islamista,
del gobierno del AKP también es importante. Durante el último periodo del Califato,
representado a la sazón por el Imperio otomano, su capital era Estambul. Creo
que Erdogan desea convertirse en líder de los musulmanes suníes de la región,
creando en efecto un nuevo Califato. Para ello ha de acabar, por supuesto, con
las tradiciones laicas del Estado turco, arraigadas en la ideología kemalista,
una ideología burguesa nacionalista autoritaria, fundada por Kemal Ataturk y el
movimiento de los Jóvenes Turcos, que crearon el Estado turco moderno en
1923-1924. Erdogan ha intentado eliminar a las figuras “kemalistas”
tradicionales que dirigen el ejército, la policía y el poder judicial. Está por
ver hasta qué punto el AKP ha logrado purgar las altas esferas del aparato de
Estado. El ejército turco es muy poderoso y parece que los jefes militares no
arden en deseos de lanzar una nueva guerra contra los kurdos. No se puede
descartar la posibilidad de un golpe militar.
En general la cuestión kurda sigue
siendo fundamental para la clase dominante turca y para el futuro del gobierno
del AKP. La dirección kurda ha impulsado el proceso con ahínco, pese a los
fracasos y las decepciones, pero el gobierno turco apenas ha hecho casi nada
–quitando algunas concesiones menores en el ámbito de la lengua y la
radiodifusión– para satisfacer las reivindicaciones nacionales de los kurdos.
Este es otro motivo importante del éxito electoral del HDP, pues el AKP perdió
un montón de votos conservadores kurdos debido a su incapacidad para contribuir
a resolver la cuestión kurda. La actitud real de Erdogan quedó resumida en su
conocida predicción de que “Kobane caerá”. Nunca ha habido algún signo real de
que el AKP tratara de hacer concesiones significativas, ni siquiera la garantía
de que con el proceso de paz se produciría la puesta en libertad de los presos
o la reintegración de la dirección kurda oculta en las montañas a la sociedad
civil.
Mientras que algunos, incluso
grandes, medios de comunicación expresan cierta preocupación por la política de
Erdogan, no hay ninguna señal de alguna reacción diplomática por parte del
Estado británico, lo que indica probablemente que, en lo esencial, el Reino
Unido seguirá apoyando políticamentea Turquía. Muchos medios alternativos
turcos están siendo cerrados, especialmente en el Este, en Kurdistán, e incluso
en Europa están siendo atacadas y acosadas las páginas web prokurdas, de modo
que tenemos que buscar activamente la información y unirnos a las diversas
campañas y manifestaciones de solidaridad allí donde podamos. La manifestación
conjunta de jóvenes kurdos y miembros de la campaña contra el comercio de armas
en la feria de armamento de Londres, en septiembre, donde Turquía fue la
invitada de honor, es un buen ejemplo del trabajo que se puede llevar a cabo.
0 Responses to "Turquía reanuda la guerra contra los kurdos"
Publicar un comentario